Distantes. Fríos. Amargos. Conoces parejas casadas como estas (o quizás estas palabras describen actualmente tu propia relación matrimonial). Estas parejas no están divorciadas, pero ya no tienen un matrimonio emocionante enriquecedor.

Como esposos y esposas, podemos estar unidos como “uno solo” pero no estar cercanos emocionalmente. Podemos estar “juntos” pero no conectados físicamente. Podemos decir “te amo” pero no desde el fondo del corazón.

Es doloroso y complicado, especialmente porque ninguna pareja planea terminar así.

Desafortunadamente, es sencillo para nuestros matrimonios introducirse lentamente en un estado aburrido y sin vida. Muy a menudo, la muerte de un matrimonio no viene de aquellos grandes asesinos de matrimonios (como la infidelidad y el abuso), sino de algo mucho más sutil e insidioso –nuestras elecciones diarias.

Nuestros pensamientos, palabras y acciones tienen el poder de fortalecer o herir nuestros matrimonios. Ambos son liberadores y sobrio ¿o no?

¿Matrimonio frío? No estás sola.

Primero lo primero: Si sientes frialdad y amargura en tu matrimonio, no estás sola. Todos hemos sentido esta distancia marital y estamos continuamente tentados a tomar este camino hacia la amargura.

He sentido ese empuje hacia la muerte marital de vez en cuando en mi matrimonio (feliz y fuerte) propio. He sentido la tentación de permanecer enojada y enfrascarme en las fallas de mi esposo, hablar mal de mi esposo con mis amigos e incluso tratar de emparejar las veces que él me ha herido.

Sé que esos son los momentos en los que debo escoger amar a mi esposo a pesar de mis sentimientos, mantener mi boca cerrada en vez de hablar con rabia, y escoger perdonar en vez de tratar de emparejar la situación.

Así como Moisés retó a los israelitas a seguir a Dios o sus propios deseos en Deuteronomio 30:19, debemos considerar regularmente como nuestras elecciones diarias tienen un efecto a largo plazo en nuestros matrimonios.

Escucha, entiendo que hay muchos factores complicados –y a menudo extremadamente dolorosos—que pueden llevarnos a tener problemas maritales. A veces nuestros esposos nos hieren en formas no bíblicas o injustas. Y es extremadamente difícil mirar más allá de las emociones del momento para tomar una buena decisión en un matrimonio fuerte.

Proverbios 14:1 dice, “La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba.” debemos aprovechar el poder de nuestros pensamientos, palabras y acciones para construir y no destruir nuestros matrimonios, de forma que podamos experimentar la verdadera vitalidad y alegría que Dios diseñó para el matrimonio.

Una elección para un matrimonio más fuerte o un matrimonio distante

¿Cuántos de nosotros hemos visto (lo que creíamos que era) parejas fuertes que repentinamente se desvanecen, incluso luego de décadas de haber estado juntos?

Las relaciones se construyen capa por capa, un poco a la vez. Cada interacción que tenemos con nuestros esposos es una oportunidad de acercarnos o distanciarnos a nosotros mismos de él o ella.

Creo que, a menudo esas situaciones ocurren porque una pareja ha permitido sin conocimiento que pequeñas elecciones consuman las bases de su matrimonio y cuando las tormentas de la vida llegan, la base simplemente se desvanece bajo la presión.

Todos atravesamos temporadas en las que nos sentimos un poco más distantes de nuestros esposos. Podemos haber permitido que las demandas de la vida (una carrera, luchas financieras, enfermedad o problemas parentales) coloquen nuestra relación matrimonial en el fondo de la lista, y ahora, de pronto, nos encontramos a nosotros mismos en el agua caliente. O quizás, hemos caído en el hábito de hablar duramente el uno al otro y ahora la falta de perdón ha construido muros en la relación.

Sin embargo, estos “muros” o áreas de la relación dolorosa pueden ser el punto de partida hacia el cambio. Déjame explicar.

¿Has escuchado la historia acerca de cómo los sapos reaccionan al agua hirviendo, cierto? Si colocas a un sapo en agua hirviendo, saltará cada vez. Pero si lo colocas en agua a temperatura ambiente, y aumentas la temperatura lentamente hacia el punto de ebullición, se acostumbrará a la temperatura y lentamente se hervirá hasta morir.

Nadie planea crear un matrimonio en el que hay distancia y frialdad. Nos saldríamos de la taza proverbial cada vez. Pero podemos –sin siquiera entenderlo- dejar que nuestros pensamientos, palabras y acciones lentamente envenenen nuestros matrimonios. Así como el sapo hierve hasta morir porque no se ha dado cuenta del aumento de la temperatura, podemos continuar ciegamente a través de la vida y no prestar atención cuando tenemos conflictos y luchas en nuestro matrimonio.

Pero ¿y si cuando notamos la distancia o la amargura creciendo en una relación viéramos esas como oportunidades para notar el agua hirviendo a nuestro alrededor y arreglar los problemas?

Mientras más tiempo paso casada, más convencida estoy de que los matrimonios permanecen saludables porque reconocen de forma activa responden a esas amenazas de “agua caliente”

Ya que el matrimonio consiste en dos personas imperfectas, es importante reconocer que ningún matrimonio es inmune a la amargura y rabia; sin embargo, podemos incluir formas habituales para lograr el estado de la relación de nuestro matrimonio.

Cómo crear un “sistema de advertencia” para tu matrimonio

Ya que el crecimiento marital y la cercanía es una decisión de momento a momento, tiene sentido que la condición de nuestro matrimonio comience con la perspectiva del corazón de cada individuo.

Proverbios 4:23 instruye, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” Si mantenemos la vista cercana a nuestros corazones, entonces podemos desarrollar los pensamientos, palabras y acciones requeridas para nuestro camino en un matrimonio saludable.

Acá hay dos formas en las que podemos crear el “sistema de advertencia” que mantiene una mirada cercana a la amargura y rabia en nuestros matrimonios.

1.- Pregunta seguida que hacerse a ustedes mismos: ¿Cuál es la condición de mi corazón?

Primero, podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Cuál es la condición de mi corazón con respecto a mi cónyuge? ¿Quiero ayudar y motivar o estoy frustrada y molesta?

Algunos signos de advertencia de que estamos permitiendo que nuestros corazones sean amargos son:

  • Enfrascarse en las fallas del esposo

  • No querer amarlo, servirlo o ponerlo primero

  • No querer hablarle

  • Creer mentiras acerca de la relación (“no le importo”, etc.)

  • Creer que los problemas del matrimonio que tratamos son culpa del esposo

  • Pensar demasiado en nuestros matrimonios (sentir que la relación está condenada y que nunca pasaremos esto)

2.- Preguntas que hacerte cuando la amargura está aumentando: ¿Cuál es la forma más saludable de lidiar con esto?

Segundo, cuando nos enfrentamos con frustración en el matrimonio (y somos tentados a llenar nuestras mentes o nuestras bocas con palabras de enojo), considera: ¿Cuál es la formas más sana de lidiar con esto? ¿Este pensamiento o acción va a fortalecer mi matrimonio o va a ocasionar que mi matrimonio sea más débil y me lleve al camino de la amargura?

Otras preguntas que a menudo me hago son:

  • ¿Qué ocurre bajo la superficie? ¿Cuál es la verdadera fuente de mi frustración?

  • ¿Qué puedo hacer acerca de mis sentimientos? ¿Necesito hablar con mi esposo acerca de ellos o es algo que debo trabajar con Dios de mi cuenta?

  • ¿Qué he hecho (o estoy haciendo) para contribuir a la amargura que siento hacia mi esposo?

Hazte a ti misma con fe estas preguntas e invita a Dios a darte su perspectiva acerca de lo que realmente ocurre en ambos corazones. Y si decides que necesitas hablar con tu esposo acerca de lo que ocurre, acá hay unos buenos iniciadores de la conversación para aquellos que están pasando por problemas matrimoniales.

Escoger un matrimonio próspero en vez de uno amargo

Honestamente, preferiría ignorar los signos de advertencia en mi matrimonio (desafortunadamente, a veces lo hago). Mi vida está repleta y ocupada y parece mucho más fácil solo dejar ir esos pensamientos que se cuelan en mi mente.

Pero Dios me ha enseñado que si ignoro lo que estoy haciendo y dejo que la amargura aumente, terminaré con un enredo mayor del cual ocuparme luego. Ese es el porque te motivo a mantener ese tipo de preguntas en el fondo de tu mente como un simple chequeo para el estado de tu matrimonio.

Dios quiere que tu matrimonio sea rico y vibrante a través de cada temporada en la vida. Oro porque él te recuerde permanecer consciente acerca de cómo tus palabras pueden edificar o destruir tu matrimonio, para que puedas experimentar una relación alegre y próspera con tu esposo.

Alicia Michelle, autora, vocera y bloguera en YurVibrantFamily.com, es apasionada por ayudar a mujeres a descubrir su viaje hermosamente imperfecto a través de la maternidad, matrimonio, enseñanza en casa, fe y mantenimiento del hogar. Ella también está felizmente casada y es la madre de cuatro niños curiosos y asombrosos que la hacen permanecer en sus talones. Alicia es la autora de los libros Planeo ser Flexible y Manual de Supervivencia de Regreso a Clases. Ella también enseña los cursos en video en línea “70 días para ser una mamá menos enfadada” y “Ofrece: un viaje hacia la alegría (y sanidad) para mamás que enseñan en casa”. Puedes encontrar a Alicia en YourVibrantFamily.com así como en Facebook, Twitter, Pinterest e Instagram.