El mejor modelo para la unidad y diversidad es la Cristiandad

Al ver más de cerca a las personas detrás de esos nombres, comenzamos a tener una imagen de cómo lucía la iglesia misma, y la hermosa diversidad que existió ahí.

Bernabé: Bernabé había estado en Jerusalén antes de venir a Antioquia. Era originario de Ciprés y también de la tribu de Levi. Viniendo de una familia Levítica, podemos asumir que Bernabé tenía un trasfondo judío fuerte.

Simón: Se nos dice que Simón “fue llamado negro”. La palabra en latín para el color negro, así que podemos saber con seguridad que Simón era una persona de color.

Lucio: Sabemos poco acerca de Lucio aparte del hecho de que era de Cirene, una ciudad de África del Norte, actualmente Libia. El nombre Lucio significa “brillante” o “luz”. Era un nombre muy popular entre los romanos en ese tiempo.

Manaén: Era un socio cercano de Herodes Antipas y, de hecho, creció con Herodes. Este es el mismo Herodes que envió a Jesús hacia Pilato antes de la crucifixión y que ordenó que decapitaran a Juan el Bautista. Podemos concluir en que Manaén era un hombre adinerado de alta alcurnia quien paso sus semanas saliendo junto a personas de la realeza y, considerando las acciones de su amigo Herodes, no era un tipo muy propenso a unirse a la iglesia.

Saulo: Este es Pablo el Apóstol que conocemos también, aquí referido simplemente como Saulo (no se refiere como Pablo hasta más adelante en este mismo capítulo). Sabemos que Saulo es de la ciudad de Tarso, un hombre educado tanto en la filosofía griega como judía, quien era inicialmente un “Fariseo e hijo de Fariseos”. Su carrera anterior fue ser perseguidor orgulloso de cristianos.  

El escritor de Evangelios, Lucas, era un médico y residente de Antioquía. También sabemos que hubo varias mujeres influyentes en el liderazgo cristiano temprano. Entre ellas está Juana, mujer de Chuza (otra persona cercana a la corte de Herodes), Priscila, quien arriesgó su vida por la fe con su esposo Aquila, Junias, quien sufrió de encarcelamiento por su fe, y Phoebe, quien entregó personalmente la epístola de Pablo a los Romanos.

La imagen que sale es un grupo de personas con trasfondos diferentes. Este no es un grupo homogéneo en el cual todos se parecen, sino al contrario, un grupo diverso que probablemente tenían poco en común aparte de Cristo.

No tenían las mismas preferencias políticas, ni el mismo color, ni eran del mismo país y muy probablemente ni siquiera tenían el mismo idioma materno. Aun así, se encontraron a sí mismos más unidos de lo que podían estar a cualquier otra causa.

Simplemente, eran cristianos.

Los cristianos judíos se encontraron a sí mismos expulsados de sus propias comunidades judías, en desacuerdo con sus líderes, su fe y su nación.

Los cristianos romanos se encontraron a sí mismos expulsados de sus propias comunidades, cediendo sus creencias y culturas por la creencia de que Dios se convirtió en un hombre judío, que fue crucificado, levantado de entre los muertos y que ahora reina como el Salvador de toda la humanidad. No es un concepto común.

Para cada uno de esos grupos, la fe en Cristo significó una desconexión y negación hacia todo lo que una vez conocieron. Significa que todo lo que de verdad tenían era los unos a los otros y su fe en Cristo.

Aquellos llamados cristianos por primera vez, sabían lo que significaba negar a diario todo lo que conocían como normal, tomar su cruz y seguir a Jesús. Conocían muy bien el dolor de la persecución, y sabían que, al escoger a Cristo, podrían terminar muertos o encarcelados. Fueron amables con todos los que encontraron, honorables y respetados, aun así, hablaron sobre la verdad y estaban listos para cualquier consecuencia que eso pudiera traer.

Cada uno de ellos escogió este camino voluntariosamente y de corazón, lo cual es un testamento del poder de su creencia. No hay duda de que creyeron que la historia de Jesús fue 100% verdadera. No hay otra explicación para cambiar de lo conocido y unirse con extranjeros y extraños con esta fe poco popular.

Este es el tipo de unión que atraviesa las barreras. Es una fe que cambia vidas, cambia imperios y cambia el mundo para siempre. Mientras buscamos nuestro lugar en la sociedad como cristianos, miremos el ejemplo dado a nosotros por los primeros cristianos, y busquemos construir unión en una base de fe en la que de muchos nos convirtamos en Uno.