¿Alguna vez te has puesto a pensar detalladamente que es la oración?

¿Sientes que tienes que orar bien o simplemente no funcionará? ¿Has sentido como tu oración no fue respondida porque no tuviste suficiente fe o no oraste por el tiempo suficiente? También me he sentido de esa manera. Quizás es porque hacemos de orar algo difícil. Muy a menudo, hacemos que trate de nosotros encontrando las palabras y enfoque perfectos. Pensamos que tenemos que orar justo para que Dios escuche y responda.

Sin embargo, Jesús le aseguró a sus discípulos estas palabras: "Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis." (Mateo 6:7-8)

La oración no es una fórmula que tienes que lograr

Que Dios escuche nuestras oraciones no depende de que oremos el tiempo suficiente o que toquemos algunas frases clave. La oración es una invitación a venir hacia nuestro Padre Celestial que conoce nuestras necesidades y anhelos para escuchar nuestras voces. Dios nos escucha y responde porque es leal y tiene compasión por sus hijos.

Mi vida de oración crece cada vez más cuando me tomo unos minutos de enfoque para orar como lo hizo Jesús (Marcos 1:35). Esto me lleva al punto exacto mental para seguir orando durante el día. Estoy aprendiendo que las oraciones pueden ser tan simples y naturales como respirar.

La oración no es un ritual que depende de cerrar nuestros ojos y hacer caras santas. No tenemos que arrodillarnos o sentarnos. Podemos orar mientras caminamos, manejamos o trabajamos. Dios responde a un grito de ayuda de dos palabras en medio de una tarde ocupada, así como lo hace a una oración enfocada luego de leer las escrituras en la mañana. Orar no tiene que ser complicado. Dios se deleita en cualquier palabra simple que le ofrezcamos.

Las oraciones nos dan la oportunidad de hablar con Dios en estas 10 formas:

1. Habla con Dios

Como creyentes en Cristo, tenemos un privilegio sorprendente; ¡Nuestro Padre Celestial nos invita a hablar con Él! En Jeremías 29:12 Él invita a sus hijos a hablar y promete escuchar: "Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé.” Podemos leer la palabra de Dios y hablarle en la mañana para alinear nuestros corazones con el suyo al iniciar el día, y también podemos hablarle durante nuestras rutinas diarias.

Podemos pensar que tenemos que orar con palabras educadas, pero la oración es simplemente hablarle a Dios. Durante el día Dios anhela escuchar nuestras oraciones sencillas:

“Gracias por este desayuno, Señor.”

“Ayúdame a permanecer calmada en este colapso en el tráfico.”

“Señor, ayúdame a amar a esta persona justo ahora.”

“Dios ¿Me enseñarás qué hacer?”

“Buenas noches, Señor.”

2. Alábalo.

A inicios de este año, leí una serie de devocionales basados en la Oración del Señor (el Padre Nuestro), y comprendí que pasaba por alto la alabanza en mi vida de oración. Incluso, cuando Jesús enseñó a sus discípulos a iniciar con una alabanza: "Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9).

Por varias semanas intenté un experimento; comencé mi oración de la mañana alabando a Dios por su poder, grandeza, majestuosidad y amor. Vi varios resultados positivos. El primero de ellos es que sabía que mi frase honraba a Dios y me puse en una relación adecuada con él. La segunda fue que la alabanza construía mi fe. Cuando recordé los atributos asombrosos de Dios y el poder sobre toda la creación, mi confianza en él creció.

3. Permanece tranquilo ante él

Pensamos que la oración es hablar, pero cualquier relación involucra escuchar así como también hablar, incluso podemos permanecer tranquilos en presencia de personas que amamos. Salmos 46:10 nos dice: "Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra." y a veces nuestra alma simplemente necesita calmarse en la presencia de Dios para recordar Su gloria, poder y amor. Cuando calmamos nuestros corazones ante Él, nos ponemos en la postura de recibir lo que necesitamos de Él.

Cuando nos sentamos tranquilamente en la presencia de Dios, somos más capaces de escuchar. ¿Y si hacemos eco de las palabras de 1 Samuel 3:9? "Habla, Señor, que tu siervo escucha" Por supuesto, escuchar a Dios es subjetivo, y nunca podemos estar cien por ciento seguros de que es Su voz la que estamos escuchando, pero cuando le pido a Dios que me hable, a menudo me sorprendo por esa voz calmada y pequeña que reconozco: un pensamiento que me viene a la cabeza, una escritura que leo o una palabra de sabiduría que me da un amigo.

4. Pide a Dios que cambie tu corazón en oración

La palabra "arrepentimiento" solía hacerme encoger porque, honestamente, no quería recordar mi propio pecado. Pero estoy aprendiendo que estar consciente de mi pecado, confesarlo a Dios y pedirle que me cambie me trae una renovación espiritual. Hechos 3:19 sostiene una promesa para nosotros: "Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor" Cuando reconocemos nuestros pecados, Dios llega a restaurarlo y nos renueva.

Últimamente en mi momento tranquilo de la mañana, oro con las palabras de Salmos 139:23,24.

"Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno."

A menudo menciono una lista sencilla de pecados que se me vienen a la mente y le pido a Dios que cambie mi corazón.

Cuando confieso preocupación, el Espíritu de Dios trae paz.

Cuando me arrepiento de mi irritabilidad, Dios renueva mi paciencia.

Cuando confieso ansiedad debido a un esquema complicado, Dios señala mis pasos siguientes.

5. Cuéntale tus necesidades

Aunque la oración es mucho más que pedirle a Dios que te ayude y te provea, a nuestro Dios Celestial le importa profundamente sobre nuestras necesidades y anhela cubrirlas. Filipenses 4:6 nos dice, "Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios."

Cuando vamos hacia Dios con fe, pidiéndole que cubra nuestras necesidades físicas y espirituales, podemos confiar en que Él nos escucha  y proveerá. Intenta con un experimento de 30 días, mantén una lista de necesidades por las cuales orar y mira hacia atrás de vez en vez. Agrega notas en los márgenes según vayas viendo respuestas de Dios. Tu fe crecerá mientras recuerdas su provisión fiel.

6. Preséntale a otros

Como cristianos, tenemos el maravilloso privilegio de participar en las obras de Dios al orar por otras personas. Aunque a menudo no lo hacemos, nuestro ministerio más poderoso y efectivo como cristianos es la oración. Podemos impactar a nuestros hijos, amigos, familia y seres queridos al mismo tiempo que oramos por ellos.

Tengo la tendencia de preocuparme por la gente que amo, y cuando no me preocupo, trato de controlar situaciones y hacer de ellas algo mejor a través de mis propios esfuerzos. Ya que todas mis preocupaciones no cambiaran las cosas, y mis esfuerzos cansados siempre se quedarán cortos. Cuando cambio esas preocupaciones en oraciones, estoy llamando a un Dios amoroso todopoderoso a intervenir y a hacer su voluntad con situaciones y personas que yo no tengo poder de cambiar.

7. Agradécele

Mientras oramos, no olvidemos agradecer a Dios por lo que ha hecho en nuestras vidas. ¿Cuándo fue la última vez que agradeciste a Dios por enviar a Jesús para que muriera por ti? ¿Le has agradecido recientemente por los regalos de Su Espíritu Santo? Cuando agradecemos a Dios por las bendiciones espirituales que recibimos, lo honramos y abre nuestros ojos a la vida abundante que Él nos da.

Por medio de la oración agradécele por las bendiciones diarias como el amigo leal de tu perro o la sonrisa de tu hijo. Agradécele por responder a tus oraciones. ¿Y si hacemos un punto de agradecer a Dios por lo que ya ha hecho antes de pedirle algo nuevo? Si estás teniendo problemas visualizando cosas por las cuales agradecer hoy, pide a Dios que abra tus ojos hacia la abundancia y gratitud.

8. Pide orientación

¿Te sientes confundido acerca de qué hacer luego? ¿Te has encontrado en situaciones que lucen imposibles de superar? La oración provee una oportunidad de pedir a Dios que nos guíe. Bien sea que estés enfrentando una decisión importante en tu vida, necesites la sabiduría de Dios para una situación fuerte o simplemente necesites saber cómo responder en una conversación complicada, el Espíritu Santo de Dios te mostrará tu siguiente paso cuando le pidas orientación.

Podemos orar con estas palabras aseguradoras:

"A ti, oh SEÑOR, elevo mi alma. Señor, muéstrame tus caminos, y enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día." (Salmos 25:1,4-5)

9. Pide empoderamiento

Cuando me siento particularmente cansada, es a menudo porque estoy yendo más allá de mi propia fuerza, pero estoy aprendiendo a detenerme y pedir ayuda a Dios. Mis propias reservas de fuerza me alejarán más y el cansancio sirve como señal de advertencia de que me estoy quedando vacía. Dios promete empoderarnos por el mismo Espíritu Santo que levantó a Jesús de entre los muertos.

Quizás Dios te ha llamado a hacer algo que luce muy grande. Quizás estás enfrentando una situación dura que te deja un sentimiento de debilidad. Quizás estás pasando un momento de pruebas y te preguntas cómo puedes avanzar un paso más. Pídele al Señor que te llene con su poder a pesar de tu debilidad. Pídele que te de la fortaleza que necesitas para avanzar un paso más. Llámalo a darte el poder de vivir por Él hoy.

10. Lleva tu corazón a Dios

Finalmente y muy importante, la oración es una oportunidad de mostrar nuestros corazones a Dios. Tenemos el privilegio maravilloso de venir ante el Señor del universo " El Señor está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad." (Salmos 145:18). Cuando llamamos a Dios y llevamos nuestro corazón a Él, Él ve y escucha a través de nosotros, Él está con nosotros.

Así que, lo que sea que necesites hoy, amigo, busca a Dios. No esperes el momento perfecto para sentarte y orar. No esperes hasta tener las palabras perfectas. Enaltezcamos nuestras voces a Dios en la tranquilidad de la mañana, camino a nuestro trabajo, y mientras paseamos a nuestro perro, preparamos la cena o vamos de compras. Todo lo que se necesita es unas cuantas palabras. Llevemos nuestros corazones a Dios en oración hoy. Él anhela escucharnos. Esto es la oración.

 

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Betsy de Cruz escribe para motivar mujeres para obtener la Palabra de Dios para que puedan vivir por su fe. Ella descubre que permanecer cerca de Jesús la salva de jalarse los cabellos cuando la vida enloquece o desmotiva. La guía gratis de Betsy, 10 Días para Más, muestra a los lectores 10 formas de hacer un estudio bíblico devocional. Está disponible en su blog Faithspillingover.com, donde encontrarás Estudios Bíblicos y consejos de oraciones, así como también, motivación para la vida familiar y la fe diaria. También puedes encontrar a Betsy en Facebook, Pinterest e Instagram.