Esta conocida parábola contada por Jesús la podemos encontrar en el libro de Lucas capítulo 16 del Nuevo Testamento. En ella podemos ver que Jesús comparte la historia de un hombre con muchas riquezas que vivía con grandes lujos y excentricidades. Afuera de su casa se encontraba un hombre muy pobre llamado Lázaro quien además de su pobreza también tenía la piel cubierta en llagas abiertas que buscaba poder comer de la basura o de lo que cayera de la mesa del hombre rico. Eventualmente Lázaro murió y tiempo después el hombre rico quien nunca tuvo compasión ni cuidado de lázaro también murió.

 

Lázaro fue bienvenido en el cielo por ángeles mientras que el hombre rico fue enterrado y su alma llevada a lugar de los muertos. Al ver a la distancia que Lázaro estaba en el cielo con “el padre Abraham” le rogó que mandara a Lázaro para que le diera tan solo unas gotas de agua para reducir su agonía en medio de las llamas. Pero eso no era posible. Entonces el hombre rico le pidió que de favor mandara a Lázaro a la tierra para avisarle a su familia que era necesario vivir de una manera que ayude a los demás sin ignorar sus necesidades. Pero Abraham le respondió que si sus hermanos no creían y obedecían las escrituras tampoco iban a creer en Lázaro, aunque viniera directamente del cielo.

 

Esta parábola es un mensaje directo a los creyentes, así como un recordatorio que todos pagaremos por nuestras acciones y pecados cuando nuestra vida terrenal deje de existir.

 

 

Puedes leer toda la parábola del hombre rico y Lázaro con más detalle en los versículos bíblicos que con mucho gusto te proporcionamos a continuación.