15 Estos son los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando inundaba todas sus riberas, y pusieron en fuga a todos los de los valles, tanto al oriente como al occidente. 16 Entonces vinieron algunos de los hijos de Benjamín y Judá a David a la fortaleza. 17 Y salió David a su encuentro, y les habló, diciendo: Si venís a mí en paz para ayudarme, mi corazón se unirá con vosotros; pero si venís para entregarme a mis enemigos, ya que no hay maldad en mis manos, que el Dios de nuestros padres lo vea y decida. 18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, el cual dijo: Tuyos somos, oh David, y contigo estamos, hijo de Isaí. Paz, paz a ti, y paz al que te ayuda; ciertamente tu Dios te ayuda. Entonces David los recibió y los hizo capitanes del grupo. 19 Algunos de Manasés se pasaron también a David, cuando éste iba con los filisteos a la batalla contra Saúl. Pero éstos no les ayudaron, porque los príncipes de los filisteos, después de tomar consejo, lo despidieron, diciendo: A costa de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl. 20 Y cuando él iba a Siclag, se pasaron a él de Manasés: Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai, capitanes de miles que eran de Manasés. 21 Ellos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos eran hombres fuertes y valientes, y fueron capitanes en el ejército. 22 Porque día tras día se pasaban hombres a David para ayudarlo, hasta que hubo un gran ejército, como un ejército de Dios. 23 Y estos son los números de los escuadrones equipados para la guerra, que vinieron a David en Hebrón para transferirle el reino de Saúl, conforme a la palabra del SEÑOR: 24 Los hijos de Judá que llevaban escudo y lanza eran seis mil ochocientos, equipados para la guerra. 25 De los hijos de Simeón, hombres fuertes y valientes para la guerra, siete mil cien. 26 De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos. 27 Y Joiada, príncipe de la casa de Aarón, y con él tres mil setecientos; 28 también Sadoc, joven fuerte y valiente, y de la casa de su padre veintidós capitanes. 29 De los hijos de Benjamín, parientes de Saúl, tres mil; porque hasta entonces la mayor parte de ellos habían permanecido fieles a la casa de Saúl. 30 De los hijos de Efraín, veinte mil ochocientos, hombres fuertes y valientes, famosos en sus casas paternas. 31 De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, que por nombre fueron designados para venir y hacer rey a David. 32 De los hijos de Isacar, expertos en discernir los tiempos, con conocimiento de lo que Israel debía hacer, sus jefes eran doscientos; y todos sus parientes estaban bajo sus órdenes. 33 De Zabulón había cincuenta mil que salieron con el ejército, que podían ponerse en orden de batalla con toda clase de armas de guerra y que ayudaron a David sin doblez de corazón. 34 De Neftalí había mil capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza. 35 De los de Dan que podían ponerse en orden de batalla, había veintiocho mil seiscientos. 36 De Aser había cuarenta mil que salieron con el ejército para ponerse en orden de batalla. 37 Y del otro lado del Jordán de los rubenitas y gaditas y de la media tribu de Manasés, había ciento veinte mil con toda clase de armas de guerra para la batalla. 38 Todos éstos, hombres de guerra, que podían ponerse en orden de batalla, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para hacer rey a David sobre todo Israel; también todos los demás de Israel eran de un mismo parecer para hacer rey a David. 39 Y estuvieron allí con David tres días, comiendo y bebiendo, porque sus parientes habían hecho provisión para ellos. 40 También, los que estaban cerca de ellos, y hasta Isacar, Zabulón y Neftalí, trajeron víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; grandes cantidades de tortas de harina, tortas de higos y racimos de uvas pasas, vino, aceite, bueyes y ovejas. Verdaderamente había alegría en Israel.
1 Entonces David consultó con los capitanes de millares y de centenas, es decir, con todos los jefes. 2 Y David dijo a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien, y si es del SEÑOR nuestro Dios, enviemos mensaje a todas partes, a nuestros parientes que permanecen en toda la tierra de Israel, y también a los sacerdotes y a los levitas que están con ellos en sus ciudades y tierras de pastos, para que se reúnan con nosotros; 3 y traigamos a nosotros el arca de nuestro Dios, porque no la consultamos en los días de Saúl. 4 Toda la asamblea dijo que así lo harían, porque esto pareció bien a todo el pueblo. 5 Entonces David congregó a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para traer el arca de Dios de Quiriat-jearim. 6 Y subió David con todo Israel a Baala, es decir, a Quiriat-jearim, que pertenece a Judá, para hacer subir desde allí el arca de Dios el SEÑOR, que está sobre los querubines, donde se invoca su nombre. 7 Y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo, y Uza y Ahío guiaban el carro. 8 David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos y liras, con arpas, panderos, con címbalos y trompetas. 9 Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano para sostener el arca, porque los bueyes casi la volcaron. 10 Y se encendió la ira del SEÑOR contra Uza, y lo hirió porque había extendido su mano al arca; y allí murió delante de Dios. 11 Entonces David se enojó porque el SEÑOR había estallado en ira contra Uza; y llamó aquel lugar Pérez-uza hasta el día de hoy. 12 David tuvo temor a Dios aquel día, y dijo: ¿Cómo puedo traer a mí el arca de Dios? 13 Así que David no llevó consigo el arca a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obed-edom geteo. 14 Así que el arca de Dios permaneció con la familia de Obed-edom, en su casa tres meses; y bendijo el SEÑOR a la familia de Obed-edom y todo lo que tenía.
1 Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David, con madera de cedro, albañiles y carpinteros, para edificarle una casa.
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