1 Harás el tabernáculo con diez cortinas de lino fino torcido, y tela azul , púrpura y escarlata; las harás con querubines, obra de hábil artífice. 2 La longitud de cada cortina será de veintiocho codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida. 3 Cinco cortinas estarán unidas una con la otra; también las otras cinco cortinas estarán unidas una con la otra. 4 Y harás lazos de tela azul en el borde de la cortina del extremo del primer enlace, y de la misma manera los harás en el borde de la cortina del extremo del segundo enlace. 5 Harás cincuenta lazos en la primera cortina, y harás cincuenta lazos en el borde de la cortina que está en el segundo enlace; los lazos se corresponderán unos a otros. 6 Harás además cincuenta broches de oro, y con los broches unirás las cortinas una a la otra, de manera que el tabernáculo sea una unidad. 7 Harás también cortinas de pelo de cabra a manera de tienda sobre el tabernáculo; en total harás once cortinas. 8 La longitud de cada cortina será de treinta codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos, las once cortinas tendrán una misma medida. 9 Unirás cinco cortinas entre sí y las otras seis cortinas también entre sí, y doblarás la sexta cortina en el frente de la tienda. 10 Harás cincuenta lazos en el borde de la cortina del extremo del primer enlace, y cincuenta lazos en el borde de la cortina del extremo del segundo enlace. 11 Harás además cincuenta broches de bronce, y pondrás los broches en los lazos y unirás la tienda para que sea un todo. 12 Y el exceso que sobra de las cortinas de la tienda, la media cortina que queda, caerá sobre la parte posterior del tabernáculo. 13 Y un codo en un lado y un codo en el otro lado de lo que sobra de la longitud de las cortinas de la tienda, caerá en los costados del tabernáculo, a un lado y a otro, para cubrirlo. 14 Harás también para la tienda una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y otra cubierta de pieles de marsopa por encima. 15 Harás luego para el tabernáculo tablas de madera de acacia, colocándolas verticalmente. 16 La longitud de cada tabla será de diez codos, y de un codo y medio la anchura de cada tabla. 17 Cada tabla tendrá dos espigas para unirlas una con otra; así harás con todas las tablas del tabernáculo. 18 Harás, pues, las tablas para el tabernáculo; veinte tablas para el lado sur. 19 También harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas: dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de la otra tabla para sus dos espigas. 20 Y para el segundo lado del tabernáculo, al lado norte, veinte tablas, 21 y sus cuarenta basas de plata: dos basas debajo de una tabla y dos basas debajo de la otra tabla. 22 Y para la parte posterior del tabernáculo, hacia el occidente, harás seis tablas. 23 Harás además dos tablas para las esquinas del tabernáculo en la parte posterior. 24 Serán dobles por abajo, y estarán completamente unidas por arriba hasta la primera argolla; así será con las dos: formarán las dos esquinas. 25 Habrá ocho tablas con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas debajo de una tabla y dos basas debajo de la otra tabla. 26 Harás también barras de madera de acacia; cinco para las tablas de un lado del tabernáculo, 27 y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo, hacia el occidente. 28 La barra del medio en el centro de las tablas pasará de un extremo al otro. 29 Y revestirás de oro las tablas, y harás de oro sus argollas por donde pasarán las barras; y revestirás de oro las barras. 30 Entonces levantarás el tabernáculo según el plan que te ha sido mostrado en el monte. 31 Harás además un velo de tela azul, púrpura y escarlata, y de lino fino torcido; será hecho con querubines, obra de hábil artífice. 32 Y lo colgarás sobre cuatro columnas de acacia revestidas de oro; sus ganchos serán también de oro, sobre cuatro basas de plata. 33 Colgarás el velo debajo de los broches, y pondrás allí, detrás del velo, el arca del testimonio; y el velo os servirá como división entre el lugar santo y el lugar santísimo. 34 Y pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo. 35 Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelabro enfrente de la mesa en el lado del tabernáculo hacia el sur; y pondrás la mesa en el lado norte. 36 Harás también una cortina para la entrada de la tienda de tela azul, púrpura y escarlata, y de lino fino torcido, obra de tejedor. 37 Y harás cinco columnas de acacia para la cortina, y las revestirás de oro, y sus ganchos serán también de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas.
1 Harás también el altar de madera de acacia, de cinco codos su longitud, de cinco codos su anchura, el altar será cuadrado, y de tres codos su altura. 2 Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los cuernos serán de una misma pieza con el altar, y lo revestirás de bronce. 3 Harás asimismo sus recipientes para recoger las cenizas, y sus palas, sus tazones, sus garfios y sus braseros. Todos sus utensilios los harás de bronce. 4 Le harás un enrejado de bronce en forma de red, y sobre la red harás cuatro argollas de bronce en sus cuatro extremos. 5 Y la pondrás debajo, bajo el borde del altar, de manera que la red llegue hasta la mitad del altar. 6 Harás también varas para el altar, varas de madera de acacia, y las revestirás de bronce. 7 Y las varas se meterán en las argollas, de manera que las varas estén en ambos lados del altar cuando sea transportado. 8 Lo harás hueco, de tablas; según se te mostró en el monte, así lo harán. 9 Harás también el atrio del tabernáculo. Al lado sur habrá cortinas de lino fino torcido para el atrio, de cien codos de largo por un lado. 10 Sus columnas serán veinte, con sus veinte basas de bronce; los ganchos de las columnas y sus molduras serán de plata. 11 Asimismo a lo largo del lado norte habrá cortinas de cien codos de largo y sus veinte columnas con sus veinte basas serán de bronce; los ganchos de las columnas y sus molduras serán de plata. 12 Para el ancho del atrio en el lado occidental habrá cortinas de cincuenta codos con sus diez columnas y sus diez basas. 13 Y el ancho del atrio en el lado oriental será de cincuenta codos. 14 Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos con sus tres columnas y sus tres basas. 15 Y para el otro lado habrá cortinas de quince codos con sus tres columnas y sus tres basas. 16 Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos de tela azul, púrpura y escarlata, y de lino fino torcido, obra de tejedor, con sus cuatro columnas y sus cuatro basas. 17 Todas las columnas alrededor del atrio tendrán molduras de plata; sus ganchos serán de plata y sus basas de bronce. 18 El largo del atrio será de cien codos, y el ancho de cincuenta por cada lado, y la altura cinco codos; sus cortinas de lino fino torcido, y sus basas de bronce. 19 Todos los utensilios del tabernáculo usados en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del atrio serán de bronce. 20 Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para que la lámpara arda continuamente. 21 En la tienda de reunión, fuera del velo que está delante del testimonio, Aarón y sus hijos la mantendrán en orden delante del SEÑOR desde la tarde hasta la mañana; será estatuto perpetuo para todas las generaciones de los hijos de Israel.
1 Entonces harás que se acerque a ti, de entre los hijos de Israel, tu hermano Aarón, y con él sus hijos, para que me sirva como sacerdote: Aarón, con Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. 2 Y harás vestiduras sagradas para tu hermano Aarón, para gloria y para hermosura. 3 Y hablarás a todos los hábiles artífices, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestiduras de Aarón para consagrarlo, a fin de que me sirva como sacerdote. 4 Estas son las vestiduras que harán: un pectoral, un efod, un manto, una túnica tejida a cuadros, una tiara y un cinturón; y harán vestiduras sagradas para tu hermano Aarón y para sus hijos, a fin de que me sirvan como sacerdotes. 5 Y tomarán para ello el oro y la tela azul, púrpura y escarlata, y el lino fino. 6 Harán también el efod de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido, obra de hábil artífice. 7 Tendrá dos hombreras que se junten a sus dos extremos, para que se pueda unir. 8 Y el cinto hábilmente tejido que estará sobre él, será de la misma obra, del mismo material: de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido. 9 Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel: 10 seis de los nombres en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, según el orden de su nacimiento. 11 Así como un joyero graba un sello, tú grabarás las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; las engastarás en filigrana de oro. 12 Y pondrás las dos piedras en las hombreras del efod, como piedras memoriales para los hijos de Israel, y Aarón llevará sus nombres delante del SEÑOR sobre sus dos hombros por memorial. 13 Harás engastes de filigrana de oro, 14 y dos cadenillas de oro puro; las harás en forma de cordones trenzados, y pondrás las cadenillas trenzadas en los engastes de filigrana. 15 Y harás el pectoral del juicio, obra de hábil artífice; lo harás como la obra del efod: de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido lo harás. 16 Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho. 17 Y montarás en él cuatro hileras de piedras. La primera hilera será una hilera de un rubí, un topacio y una esmeralda; 18 la segunda hilera, una turquesa, un zafiro y un diamante; 19 la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; 20 y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe; todas estarán engastadas en filigrana de oro. 21 Las piedras serán doce, según los nombres de los hijos de Israel, conforme a sus nombres; serán como las grabaduras de un sello, cada uno según su nombre para las doce tribus. 22 Y harás en el pectoral cadenillas de oro puro en forma de cordones trenzados. 23 Harás también en el pectoral dos anillos de oro, y colocarás los dos anillos en los dos extremos del pectoral. 24 Pondrás los dos cordones de oro en los dos anillos en los extremos del pectoral. 25 Y colocarás los otros dos extremos de los dos cordones en los engastes de filigrana, y los fijarás en las hombreras del efod, en su parte delantera. 26 Harás otros dos anillos de oro y los pondrás en los dos extremos del pectoral, en el borde que da al lado interior del efod. 27 Y harás otros dos anillos de oro y los pondrás en la parte inferior de las dos hombreras del efod, en la parte delantera, cerca de su unión sobre el cinto tejido del efod. 28 Atarán el pectoral por sus anillos a los anillos del efod con un cordón azul, para que esté sobre el cinto tejido del efod, y para que el pectoral no se desprenda del efod. 29 Y Aarón llevará los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón cuando entre en el lugar santo, continuamente por memorial delante del SEÑOR. 30 Pondrás en el pectoral del juicio el Urim y el Tumim , y estarán sobre el corazón de Aarón cuando entre a la presencia del SEÑOR; y Aarón llevará continuamente el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante del SEÑOR. 31 Harás asimismo el manto del efod todo de tela azul. 32 Y habrá una abertura en el medio de su parte superior; alrededor de la abertura habrá una orla tejida, como la abertura de una cota de malla, para que no se rompa. 33 Y harás en su borde inferior granadas de tela azul, púrpura y escarlata alrededor en todo su borde, y entre ellas, también alrededor, campanillas de oro: 34 una campanilla de oro y una granada, otra campanilla de oro y otra granada, y así alrededor de todo el borde del manto. 35 Y estará sobre Aarón cuando ministre; y el tintineo se oirá cuando entre en el lugar santo delante del SEÑOR, y cuando salga, para que no muera. 36 Harás también una lámina de oro puro, y grabarás en ella, como las grabaduras de un sello: "SANTIDAD AL SEÑOR." 37 La fijarás en un cordón azul, y estará sobre la tiara; estará en la parte delantera de la tiara. 38 Y estará sobre la frente de Aarón, y Aarón quitará la iniquidad de las cosas sagradas que los hijos de Israel consagren en todas sus ofrendas santas; y la lámina estará siempre sobre su frente, para que sean aceptas delante del SEÑOR. 39 Tejerás a cuadros la túnica de lino fino, y harás una tiara de lino fino; harás también un cinturón, obra de un tejedor. 40 Para los hijos de Aarón harás túnicas, también les harás cinturones, y les harás mitras, para gloria y hermosura. 41 Y vestirás con ellos a tu hermano Aarón y a sus hijos con él; y los ungirás y ordenarás y consagrarás para que me sirvan como sacerdotes. 42 Les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; llegarán desde los lomos hasta los muslos. 43 Y los llevarán puestos Aarón y sus hijos cuando entren en la tienda de reunión, o cuando se acerquen al altar para ministrar en el lugar santo, para que no incurran en culpa y mueran. Será estatuto perpetuo para él y para su descendencia después de él.
1 Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos. 2 Y al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a El; y sentándose, les enseñaba. 3 Los escribas y los fariseos trajeron<***> a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, 4 le dijeron<***>: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. 5 Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices? 6 Decían esto, probándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. 7 Pero como insistían en preguntarle, Jesús se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra. 8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9 Pero al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más. 12 Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. 13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. 14 Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. 15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. 16 Pero si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió. 17 Aun en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí. 19 Entonces le decían: ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió: No me conocéis a mí ni a mi Padre. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. 20 Estas palabras las pronunció en el lugar del tesoro, cuando enseñaba en el templo; y nadie le prendió, porque todavía no había llegado su hora. 21 Entonces les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado; adonde yo voy, vosotros no podéis ir. 22 Por eso los judíos decían: ¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: "Adonde yo voy, vosotros no podéis ir"? 23 Y Jesús les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados. 25 Entonces le decían: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo: ¿Qué os he estado diciendo desde el principio? 26 Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraz; y yo, las cosas que oí de El, éstas digo al mundo. 27 No comprendieron que les hablaba del Padre. 28 Por eso Jesús dijo: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces sabréis que yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó. 29 Y El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada. 30 Al hablar estas cosas, muchos creyeron en El. 31 Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"? 34 Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; 35 y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre. 36 Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. 37 Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto con mi Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de vuestro padre. 39 Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo<***>: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. 40 Pero ahora procuráis matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Esto no lo hizo Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios. 42 Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine de El, pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió. 43 ¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oír mi palabra. 44 Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira. 45 Pero porque yo digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios. 48 Contestaron los judíos, y le dijeron: ¿No decimos con razón que tú eres samaritano y que tienes un demonio? 49 Jesús respondió: Yo no tengo ningún demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí. 50 Pero yo no busco mi gloria; hay Uno que la busca, y juzga. 51 En verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi palabra, no verá jamás la muerte. 52 Los judíos le dijeron: Ahora sí sabemos que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: "Si alguno guarda mi palabra no probará jamás la muerte." 53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham que murió? Los profetas también murieron; ¿quién crees que eres? 54 Jesús respondió: Si yo mismo me glorifico, mi gloria no es nada; es mi Padre el que me glorifica, de quien vosotros decís: "El es nuestro Dios." 55 Y vosotros no le habéis conocido, pero yo le conozco; y si digo que no le conozco seré un mentiroso como vosotros; pero sí le conozco y guardo su palabra. 56 Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró. 57 Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? 58 Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy. 59 Entonces tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo .
1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego? 3 Jesús respondió: Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo. 6 Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos, 7 y le dijo: Ve y lávate en el estanque de Siloé (que quiere decir, Enviado). El fue, pues, y se lavó y regresó viendo. 8 Entonces los vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9 Unos decían: El es; y otros decían: No, pero se parece a él. El decía: Yo soy. 10 Entonces le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 El respondió: El hombre que se llama Jesús hizo barro, lo untó sobre mis ojos y me dijo: "Ve al Siloé y lávate." Así que fui, me lavé y recibí la vista. 12 Y le dijeron: ¿Dónde está El? El dijo<***>: No sé. 13 Llevaron<***> ante los fariseos al que antes había sido ciego. 14 Y era día de reposo el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos. 15 Entonces los fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso barro sobre los ojos, y me lavé y veo. 16 Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales? Y había división entre ellos. 17 Entonces dijeron<***> otra vez al ciego: ¿Qué dices tú de El, ya que te abrió los ojos? Y él dijo: Es un profeta. 18 Entonces los judíos no le creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, 19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve? 20 Sus padres entonces les respondieron, y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego; 21 pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; o quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos. Preguntadle a él; edad tiene, él hablará por sí mismo. 22 Sus padres dijeron esto porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya se habían puesto de acuerdo en que si alguno confesaba que Jesús era el Cristo, fuera expulsado de la sinagoga. 23 Por eso sus padres dijeron: Edad tiene; preguntadle a él. 24 Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es un pecador. 25 Entonces él les contestó: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que yo era ciego y ahora veo. 26 Le dijeron entonces: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27 El les contestó: Ya os lo dije y no escuchasteis; ¿por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que también vosotros queréis haceros discípulos suyos? 28 Entonces lo insultaron, y le dijeron: Tú eres discípulo de ese hombre; pero nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés, pero en cuanto a éste, no sabemos de dónde es. 30 Respondió el hombre y les dijo: Pues en esto hay algo asombroso, que vosotros no sepáis de dónde es, y sin embargo, a mí me abrió los ojos. 31 Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye. 32 Desde el principio jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada. 34 Respondieron ellos y le dijeron: Tú naciste enteramente en pecados, ¿y tú nos enseñas a nosotros? Y lo echaron fuera. 35 Jesús oyó decir que lo habían echado fuera, y hallándolo, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre? 36 El respondió y dijo: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en El? 37 Jesús le dijo: Pues tú le has visto, y el que está hablando contigo, ése es. 38 El entonces dijo: Creo, Señor. Y le adoró. 39 Y Jesús dijo: Yo vine a este mundo para juicio; para que los que no ven, vean, y para que los que ven se vuelvan ciegos. 40 Algunos de los fariseos que estaban con El oyeron esto y le dijeron: ¿Acaso nosotros también somos ciegos? 41 Jesús les dijo: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora, porque decís: "Vemos", vuestro pecado permanece.
1 En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. 2 Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. 3 A éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. 4 Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. 5 Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 6 Jesús les habló por medio de esta alegoría, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que vinieron antes de mí son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. 9 Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto. 10 El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. 12 Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. 13 El huye porque sólo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, 15 de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. 16 Tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz, y serán un rebaño con un solo pastor. 17 Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. 18 Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre. 19 Se volvió a suscitar una división entre los judíos por estas palabras. 20 Y muchos de ellos decían: Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le hacéis caso? 21 Otros decían: Estas no son palabras de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos? 22 En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. 23 Era invierno, y Jesús andaba por el templo, en el pórtico de Salomón. 24 Entonces los judíos le rodearon, y le decían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo claramente. 25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí. 26 Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28 y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. 30 Yo y el Padre somos uno. 31 Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les dijo: Os he mostrado muchas obras buenas que son del Padre. ¿Por cuál de ellas me apedreáis? 33 Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: "YO DIJE: SOIS DIOSES"? 35 Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar), 36 ¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: "Blasfemas", porque dije: "Yo soy el Hijo de Dios"? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; 38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed las obras; para que sepáis y entendáis que el Padre está en mí y yo en el Padre. 39 Por eso procuraban otra vez prenderle, pero se les escapó de entre las manos. 40 Se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí. 41 Y muchos vinieron a El y decían: Aunque Juan no hizo ninguna señal, sin embargo, todo lo que Juan dijo de éste era verdad. 42 Y muchos creyeron en El allí.
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