1 Entonces respondió Bildad suhita y dijo: 2 ¿Hasta cuándo estaréis rebuscando palabras? Mostrad entendimiento y entonces hablaremos. 3 ¿Por qué somos considerados como bestias, y torpes a vuestros ojos? 4 ¡Oh tú, que te desgarras en tu ira! ¿Ha de ser abandonada la tierra por tu causa, o removida la roca de su lugar? 5 Ciertamente la luz de los impíos se apaga, y no brillará la llama de su fuego. 6 La luz en su tienda se oscurece, y su lámpara sobre él se apaga. 7 Su vigoroso paso es acortado, y su propio designio lo hace caer. 8 Porque es arrojado en la red por sus propios pies, y sobre mallas camina. 9 Por el calcañar lo aprisiona un lazo, y una trampa se cierra sobre él. 10 Escondido está en la tierra un lazo para él, y una trampa le aguarda en la senda. 11 Por todas partes le atemorizan terrores, y le hostigan a cada paso. 12 Se agota por el hambre su vigor, y la desgracia está presta a su lado. 13 Devora su piel la enfermedad, devora sus miembros el primogénito de la muerte. 14 Es arrancado de la seguridad de su tienda, y se le conduce al rey de los terrores. 15 Nada suyo mora en su tienda; azufre es esparcido sobre su morada. 16 Por abajo se secan sus raíces, y por arriba se marchita su ramaje. 17 Su memoria perece de la tierra, y no tiene nombre en toda la región. 18 Es lanzado de la luz a las tinieblas, y de la tierra habitada lo echan. 19 No tiene descendencia ni posteridad entre su pueblo, ni sobreviviente alguno donde él peregrinó. 20 De su destino se asombran los del occidente, y los del oriente se sobrecogen de terror. 21 Ciertamente tales son las moradas del impío, este es el lugar del que no conoce a Dios.
1 Y el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así? 2 Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padres. El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Harán, 3 y le dijo: "SAL DE TU TIERRA Y DE TU PARENTELA, Y VE A LA TIERRA QUE YO TE MOSTRARE." 4 Entonces él salió de la tierra de los caldeos y se radicó en Harán. Y de allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual ahora vosotros habitáis. 5 No le dio en ella heredad, ni siquiera la medida de la planta del pie, y sin embargo, aunque no tenía hijo, prometió que SE LA DARIA EN POSESION A EL Y A SU DESCENDENCIA DESPUES DE EL. 6 Y Dios dijo así: "Que SUS DESCENDIENTES SERIAN EXTRANJEROS EN UNA TIERRA EXTRAÑA, Y QUE SERIAN ESCLAVIZADOS Y MALTRATADOS POR CUATROCIENTOS AÑOS. 7 "PERO YO MISMO JUZGARE A CUALQUIER NACION DE LA CUAL SEAN ESCLAVOS"dijo Dios"Y DESPUES DE ESO SALDRAN Y ME SERVIRAN EN ESTE LUGAR." 8 Y Dios le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham vino a ser el padre de Isaac, y lo circuncidó al octavo día; e Isaac vino a ser el padre de Jacob, y Jacob de los doce patriarcas. 9 Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egipto. Pero Dios estaba con él, 10 y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y éste lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. 11 Entonces vino hambre sobre todo Egipto y Canaán, y con ella gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Pero cuando Jacob supo que había grano en Egipto, envió a nuestros padres allá la primera vez. 13 En la segunda visita, José se dio a conocer a sus hermanos, y conoció Faraón el linaje de José. 14 Y José, enviando mensaje, mandó llamar a Jacob su padre y a toda su parentela, en total setenta y cinco personas. 15 Y Jacob descendió a Egipto, y allí murió él y también nuestros padres. 16 Y de allí fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que por una suma de dinero había comprado Abraham a los hijos de Hamor en Siquem. 17 Pero a medida que se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había confirmado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto, 18 hasta que SURGIO OTRO REY EN EGIPTO QUE NO SABIA NADA DE JOSE. 19 Este rey, obrando con astucia contra nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusieran a la muerte a sus niños para que no vivieran. 20 Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios, y fue criado por tres meses en la casa de su padre. 21 Después de ser abandonado para morir, la hija de Faraón se lo llevó y lo crió como su propio hijo. 22 Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos.
1 Estas son las palabras del pacto que el SEÑOR mandó a Moisés que hiciera con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que El había hecho con ellos en Horeb. 2 Y convocó Moisés a todo Israel y les dijo: Habéis visto todo lo que el SEÑOR hizo delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón, a todos sus siervos y a toda su tierra, 3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, aquellas grandes señales y maravillas. 4 Pero hasta el día de hoy el SEÑOR no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. 5 Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto; no se han gastado los vestidos sobre vosotros y no se ha gastado la sandalia en vuestro pie. 6 No habéis comido pan ni habéis bebido vino ni sidra, para que sepáis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios. 7 Cuando llegasteis a este lugar, Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, salieron a nuestro encuentro para pelear, pero los derrotamos; 8 y tomamos su tierra y la dimos en herencia a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés. 9 Guardad, pues, las palabras de este pacto y ponedlas en práctica, para que prosperéis en todo lo que hagáis. 10 Hoy estáis todos vosotros en presencia del SEÑOR vuestro Dios: vuestros jefes, vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los hombres de Israel, 11 vuestros pequeños, vuestras mujeres, y el forastero que está dentro de tus campamentos, desde tu leñador hasta el que saca tu agua, 12 para que entres en el pacto con el SEÑOR tu Dios, y en su juramento que el SEÑOR tu Dios hace hoy contigo, 13 a fin de establecerte hoy como su pueblo y que El sea tu Dios, tal como te lo ha dicho y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. 14 Y no hago sólo con vosotros este pacto y este juramento, 15 sino también con los que están hoy aquí con nosotros en la presencia del SEÑOR nuestro Dios, y con los que no están hoy aquí con nosotros 16 (pues vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto y cómo pasamos en medio de las naciones por las cuales habéis pasado, 17 además, habéis visto sus abominaciones y los ídolos de madera y de piedra, de plata y de oro, que tenían con ellos); 18 no sea que haya entre vosotros hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aleje hoy del SEÑOR nuestro Dios para ir y servir a los dioses de aquellas naciones; no sea que haya entre vosotros una raíz que produzca fruto venenoso y ajenjo. 19 Y sucederá que cuando él oiga las palabras de esta maldición, se envanecerá, diciendo: "Tendré paz aunque ande en la terquedad de mi corazón, a fin de destruir la tierra regada junto con la seca." 20 El SEÑOR jamás querrá perdonarlo, sino que la ira del SEÑOR y su celo arderán contra ese hombre, y toda maldición que está escrita en este libro caerá sobre él, y el SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo. 21 Entonces el SEÑOR lo señalará para adversidad de entre todas las tribus de Israel, según todas las maldiciones del pacto que están escritas en este libro de la ley. 22 Y la generación venidera, vuestros hijos que se levanten después de vosotros y el extranjero que venga de tierra lejana, cuando vean las plagas de la tierra y las enfermedades con las que el SEÑOR la ha afligido, dirán: 23 "Toda su tierra es azufre, sal y calcinación, sin sembrar, nada germina y el pasto no crece en ella, como en la destrucción de Sodoma y Gomorra, de Adma y de Zeboim que el SEÑOR destruyó en su ira y en su furor." 24 Y dirán todas las naciones: "¿Por qué ha hecho así el SEÑOR a esta tierra? ¿Por qué esta gran explosión de ira?" 25 Y los hombres dirán: "Porque abandonaron el pacto que el SEÑOR, el Dios de sus padres, hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto. 26 "Y ellos fueron y sirvieron a otros dioses y los adoraron, dioses que no habían conocido y los cuales El no les había dado. 27 "Por eso, ardió la ira del SEÑOR contra aquella tierra, para traer sobre ella toda maldición que está escrita en este libro; 28 y el SEÑOR los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con gran enojo, y los arrojó a otra tierra, hasta hoy." 29 Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.
1 Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones adonde el SEÑOR tu Dios te haya desterrado, 2 y vuelvas al SEÑOR tu Dios, tú y tus hijos, y le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo lo que yo te ordeno hoy, 3 entonces el SEÑOR tu Dios te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los pueblos adonde el SEÑOR tu Dios te haya dispersado. 4 Si tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el SEÑOR tu Dios te recogerá y de allí te hará volver. 5 Y el SEÑOR tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y El te prosperará y te multiplicará más que a tus padres. 6 Además, el SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. 7 El SEÑOR tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los aborrecedores que te persiguieron. 8 Y tú volverás a escuchar la voz del SEÑOR, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 9 Entonces el SEÑOR tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el SEÑOR de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres, 10 si obedeces a la voz del SEÑOR tu Dios, guardando sus mandamientos y sus estatutos que están escritos en este libro de la ley, y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. 11 Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni fuera de tu alcance. 12 No está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?" 13 Ni está más allá del mar, para que digas: "¿Quién cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?" 14 Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes. 15 Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; 16 pues te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus juicios, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. 17 Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, 18 yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. 19 Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, 20 amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
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