1 Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro , al que Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Y le hicieron una cena allí, y Marta servía; pero Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con El. 3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. 4 Y Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que le iba a entregar, dijo<***>: 5 ¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se dio a los pobres? 6 Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella. 7 Entonces Jesús dijo: Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura. 8 Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis. 9 Entonces la gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí; y vinieron no sólo por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. 10 Pero los principales sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro; 11 porque por causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús. 12 Al día siguiente, cuando la gran multitud que había venido a la fiesta, oyó que Jesús venía a Jerusalén, 13 tomaron hojas de las palmas y salieron a recibirle, y gritaban: ¡Hosanna! BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR, el Rey de Israel. 14 Jesús, hallando un asnillo, se montó en él; como está escrito: 15 NO TEMAS, HIJA DE SION; HE AQUI, TU REY VIENE, MONTADO EN UN POLLINO DE ASNA. 16 Sus discípulos no entendieron esto al principio, pero después, cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto se había escrito de El, y de que le habían hecho estas cosas. 17 Y así, la multitud que estaba con El cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, daba testimonio de El. 18 Por eso la multitud fue también a recibirle, porque habían oído que El había hecho esta señal. 19 Entonces los fariseos se decían unos a otros: ¿Veis que no conseguís nada? Mirad, todo el mundo se ha ido tras El. 20 Y había unos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta; 21 éstos, pues, fueron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. 22 Felipe fue<***> y se lo dijo<***> a Andrés; Andrés y Felipe fueron<***> y se lo dijeron<***> a Jesús. 23 Jesús les respondió<***>, diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará. 27 Ahora mi alma se ha angustiado; y ¿qué diré: "Padre, sálvame de esta hora"? Pero para esto he llegado a esta hora. 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré. 29 Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado. 30 Respondió Jesús y dijo: Esta voz no ha venido por causa mía, sino por causa de vosotros. 31 Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. 33 Pero El decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir. 34 Entonces la multitud le respondió: Hemos oído en la ley que el Cristo permanecerá para siempre; ¿y cómo dices tú: "El Hijo del Hombre tiene que ser levantado"? ¿Quién es este Hijo del Hombre? 35 Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va. 36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. 37 Pero aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en El, 38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: SEÑOR, ¿QUIEN HA CREIDO A NUESTRO ANUNCIO? ¿Y A QUIEN SE HA REVELADO EL BRAZO DEL SEÑOR? 39 Por eso no podían creer, porque Isaías dijo también: 40 EL HA CEGADO SUS OJOS Y ENDURECIDO SU CORAZON, PARA QUE NO VEAN CON LOS OJOS Y ENTIENDAN CON EL CORAZON, Y SE CONVIERTAN Y YO LOS SANE. 41 Esto dijo Isaías porque vio su gloria, y habló de El. 42 Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios. 44 Jesús exclamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado. 45 Y el que me ve, ve al que me ha enviado. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final. 49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna; por eso lo que hablo, lo hablo tal como el Padre me lo ha dicho.
1 Estas son las ordenanzas que pondrás delante de ellos. 2 Si compras un siervo hebreo, te servirá seis años, pero al séptimo saldrá libre sin pagar nada. 3 Si entró solo, saldrá solo; si tenía mujer, entonces su mujer saldrá con él. 4 Si su amo le da mujer, y ella le da a luz hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. 5 Pero si el siervo insiste, diciendo: "Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre", 6 entonces su amo lo traerá a Dios , y lo traerá a la puerta o al quicial. Y su amo le horadará la oreja con una lezna, y él le servirá para siempre. 7 Y si alguno vende a su hija por sierva, ella no saldrá libre como salen los siervos. 8 Si ella no agrada a su amo que la había destinado para sí, permitirá que sea redimida. Pero no podrá venderla a un pueblo extranjero, por haberla tratado con engaño. 9 Y si la destina para su hijo, la tratará conforme a la costumbre de las hijas. 10 Si toma para sí otra mujer, no disminuirá a la primera su alimento, ni su ropa, ni sus derechos conyugales. 11 Y si no hace por ella estas tres cosas, entonces ella saldrá libre sin pagar dinero. 12 El que hiera de muerte a otro, ciertamente morirá. 13 Pero si no estaba al acecho, sino que Dios permitió que cayera en sus manos, entonces yo te señalaré un lugar donde pueda refugiarse. 14 Sin embargo, si alguno se ensoberbece contra su prójimo para matarlo con alevosía, lo tomarás aun de mi altar para que muera. 15 El que hiera a su padre o a su madre, ciertamente morirá. 16 El que secuestre a una persona, ya sea que la venda o sea hallada en su poder, ciertamente morirá. 17 El que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente morirá. 18 Si dos hombres riñen y uno hiere al otro con una piedra o con el puño, y no muere, pero guarda cama, 19 y se levanta y anda afuera con su bastón, el que lo hirió será absuelto; sólo pagará por su tiempo perdido, y lo cuidará hasta que esté completamente curado. 20 Si alguno hiere a su siervo o a su sierva con una vara, y muere bajo su mano, será castigado. 21 Sin embargo, si sobrevive uno o dos días, no se tomará venganza, porque es propiedad suya. 22 Y si algunos hombres luchan entre sí y golpean a una mujer encinta, y ella aborta, sin haber otro daño, ciertamente el culpable será multado según lo que el esposo de la mujer demande de él; y pagará según lo que los jueces decidan. 23 Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. 26 Si alguno hiere el ojo de su siervo o de su sierva y se lo inutiliza, lo dejará ir libre a causa del ojo. 27 Y si hace saltar un diente a su siervo o a su sierva, lo dejará ir libre a causa del diente. 28 Y si un buey acornea a un hombre o a una mujer, y le causa la muerte, ciertamente el buey será apedreado y su carne no se comerá; pero el dueño del buey no será castigado. 29 Sin embargo, si el buey tenía desde antes el hábito de acornear, y su dueño había sido advertido, pero no lo había encerrado, y mata a un hombre o a una mujer, el buey será apedreado, y su dueño también morirá. 30 Si se le impone precio de rescate, entonces dará por la redención de su vida lo que se demande de él. 31 Si acornea a un hijo o a una hija, será enjuiciado según la misma ley. 32 Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, el dueño dará a su amo treinta siclos de plata, y el buey será apedreado. 33 Si alguno destapa un pozo, o cava un pozo y no lo cubre, y cae en él un buey o un asno, 34 el dueño del pozo hará restitución; dará dinero a su dueño, y el animal muerto será suyo. 35 Y si el buey de alguno hiere al buey de otro y le causa la muerte, entonces venderán el buey vivo y se dividirán el dinero, y se dividirán también el buey muerto. 36 Pero si sabía que el buey tenía desde antes el hábito de acornear y su dueño no lo había encerrado, ciertamente pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.
1 En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. 2 Si alguno cree que sabe algo, no ha aprendido todavía como debe saber; 3 pero si alguno ama a Dios, ése es conocido por El. 4 Por tanto, en cuanto al comer de lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay sino un solo Dios. 5 Porque aunque haya algunos llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos dioses y muchos señores, 6 sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para El; y un Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por medio del cual existimos nosotros. 7 Sin embargo, no todos tienen este conocimiento; sino que algunos, estando acostumbrados al ídolo hasta ahora, comen alimento como si éste fuera sacrificado a un ídolo; y su conciencia, siendo débil, se mancha. 8 Pero la comida no nos recomendará a Dios, pues ni somos menos si no comemos, ni somos más si comemos. 9 Mas tened cuidado, no sea que esta vuestra libertad de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para el débil. 10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no será estimulada su conciencia, si él es débil, a comer lo sacrificado a los ídolos? 11 Y por tu conocimiento se perderá el que es débil, el hermano por quien Cristo murió. 12 Y así, al pecar contra los hermanos y herir su conciencia cuando ésta es débil, pecáis contra Cristo. 13 Por consiguiente, si la comida hace que mi hermano tropiece, no comeré carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano.
1 Y vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en su mano. 2 Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 3 y lo arrojó al abismo, y lo cerró y lo selló sobre él, para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años; después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. 4 También vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y se les concedió autoridad para juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca sobre su frente ni sobre su mano; y volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años. 5 Los demás muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El por mil años. 7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión, 8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla; el número de ellas es como la arena del mar. 9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. 11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. 14 Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
1 Hastiado estoy de mi vida: daré rienda suelta a mi queja, hablaré en la amargura de mi alma. 2 Le diré a Dios: "No me condenes, hazme saber por qué contiendes conmigo. 3 "¿Es justo para ti oprimir, rechazar la obra de tus manos, y mirar con favor los designios de los malos? 4 "¿Acaso tienes tú ojos de carne, o ves como el hombre ve? 5 "¿Son tus días como los días de un mortal, o tus años como los años del hombre, 6 para que andes averiguando mi culpa, y buscando mi pecado? 7 "Según tu conocimiento ciertamente no soy culpable; sin embargo no hay salvación de tu mano. 8 "Tus manos me formaron y me hicieron, ¿y me destruirás? 9 "Acuérdate ahora que me has modelado como a barro, ¿y me harás volver al polvo? 10 "¿No me derramaste como leche, y como queso me cuajaste? 11 "¿No me vestiste de piel y de carne, y me entretejiste con huesos y tendones? 12 "Vida y misericordia me has concedido, y tu cuidado ha guardado mi espíritu. 13 "Sin embargo, tienes escondidas estas cosas en tu corazón, yo sé que esto está dentro de ti: 14 si pecara, me lo tomarías en cuenta, y no me absolverías de mi culpa. 15 "Si soy malvado, ¡ay de mí!, y si soy justo, no me atrevo a levantar la cabeza. Estoy harto de deshonra y consciente de mi aflicción. 16 "Si mi cabeza se levantara, como león me cazarías, y mostrarías tu poder contra mí. 17 "Renuevas tus pruebas contra mí, y te ensañas conmigo; tropas de relevo vienen contra mí. 18 "¿Por qué, pues, me sacaste de la matriz? ¡Ojalá que hubiera muerto y nadie me hubiera visto! 19 "Sería como si no hubiera existido, llevado del vientre a la sepultura." 20 ¿No dejará El en paz mis breves días? Apártate de mí para que me consuele un poco 21 antes que me vaya, para no volver, a la tierra de tinieblas y sombras profundas; 22 tierra tan lóbrega como las mismas tinieblas, de sombras profundas, sin orden, y donde la luz es como las tinieblas.
1 Mi corazón está firme, oh Dios; cantaré, cantaré alabanzas, aun con mi alma . 2 ¡Despertad, arpa y lira! ¡A la aurora despertaré! 3 Te alabaré entre los pueblos, SEÑOR; te cantaré alabanzas entre las naciones. 4 Porque grande, por encima de los cielos, es tu misericordia; y hasta el firmamento tu verdad. 5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, sobre toda la tierra sea tu gloria. 6 Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra, y respóndeme. 7 Dios ha hablado en su santidad : Me alegraré, repartiré a Siquem y mediré el valle de Sucot. 8 Mío es Galaad, mío es Manasés, Efraín es el yelmo de mi cabeza, Judá es mi cetro . 9 Moab es la vasija en que me lavo; sobre Edom arrojaré mi zapato; sobre Filistea lanzaré gritos. 10 ¿Quién me conducirá a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom? 11 ¿No eres tú, oh Dios, el que nos ha rechazado? ¿No saldrás, oh Dios, con nuestros ejércitos? 12 Danos ayuda contra el adversario, pues vano es el auxilio del hombre. 13 En Dios haremos proezas, y El hollará a nuestros adversarios.
1 Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza para su madre. 2 Tesoros mal adquiridos no aprovechan, mas la justicia libra de la muerte. 3 El SEÑOR no permitirá que el justo padezca hambre, pero rechazará la avidez de los impíos. 4 Pobre es el que trabaja con mano negligente, mas la mano de los diligentes enriquece. 5 El que recoge en el verano es hijo sabio, el que se duerme durante la siega es hijo que averguenza. 6 Hay bendiciones sobre la cabeza del justo, pero la boca de los impíos oculta violencia. 7 La memoria del justo es bendita, pero el nombre del impío se pudrirá. 8 El sabio de corazón aceptará mandatos, mas el necio charlatán será derribado. 9 El que anda en integridad anda seguro, mas el que pervierte sus caminos será descubierto. 10 El que guiña el ojo causa disgustos, y el necio charlatán será derribado. 11 Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca de los impíos encubre violencia. 12 El odio suscita rencillas, pero el amor cubre todas las transgresiones. 13 En los labios del entendido se halla sabiduría, pero la vara es para las espaldas del falto de entendimiento. 14 Los sabios atesoran conocimiento, pero la boca del necio es ruina cercana. 15 La fortuna del rico es su fortaleza, la ruina de los pobres es su pobreza. 16 El salario del justo es vida, la ganancia del impío, castigo. 17 Por senda de vida va el que guarda la instrucción, mas el que abandona la reprensión se extravía. 18 El que oculta el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnia es un necio. 19 En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente. 20 La lengua del justo es plata escogida, pero el corazón de los impíos es poca cosa. 21 Los labios del justo apacientan a muchos, pero los necios mueren por falta de entendimiento. 22 La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella. 23 Como diversión es para el necio el hacer maldad, y la sabiduría lo es para el hombre de entendimiento. 24 Lo que el impío teme vendrá sobre él, y el deseo de los justos será concedido. 25 Cuando pasa el torbellino, ya no existe el impío, pero el justo tiene cimiento eterno. 26 Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían. 27 El temor del SEÑOR multiplica los días, mas los años de los impíos serán acortados. 28 La esperanza de los justos es alegría, pero la expectación de los impíos perecerá. 29 Fortaleza para el íntegro es el camino del SEÑOR, pero ruina para los que obran iniquidad. 30 El justo nunca será conmovido, mas los impíos no habitarán en la tierra. 31 La boca del justo emite sabiduría, pero la lengua perversa será cortada. 32 Los labios del justo dan a conocer lo agradable, pero la boca de los impíos, lo perverso.
1 Y aconteció que cuando se enteraron todos los reyes que estaban al otro lado del Jordán, en los montes, en los valles y en toda la costa del mar Grande hacia el Líbano, los reyes de los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, 2 a una se reunieron y se pusieron de acuerdo para pelear contra Josué y contra Israel. 3 Cuando los habitantes de Gabaón se enteraron de lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, 4 ellos también usaron de astucia y fueron como embajadores, y llevaron alforjas viejas sobre sus asnos, y odres de vino viejos, rotos y remendados, 5 y sandalias gastadas y remendadas en sus pies, y vestidos viejos sobre sí; y todo el pan de su provisión estaba seco y desmenuzado. 6 Vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: Hemos venido de un país lejano; haced, pues, pacto con nosotros. 7 Y los hombres de Israel dijeron a los heveos: Quizá habitáis en nuestra tierra, ¿cómo, pues, haremos pacto con vosotros? 8 Respondieron ellos a Josué: Somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois, y de dónde venís? 9 Y le dijeron: Tus siervos han venido de un país muy lejano a causa de la fama del SEÑOR tu Dios; porque hemos oído hablar de El, de todo lo que hizo en Egipto, 10 y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, que estaba en Astarot. 11 Y nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestro país nos hablaron, diciendo: "Tomad provisiones en vuestra mano para el camino, id a su encuentro y decidles: 'Somos vuestros siervos; haced, pues, pacto con nosotros.'" 12 Este nuestro pan estaba caliente cuando lo sacamos de nuestras casas para provisión el día que salimos para venir a vosotros; pero he aquí, ahora está seco y desmenuzado. 13 Estos odres de vino que llenamos eran nuevos, y he aquí, están rotos; y estos vestidos nuestros y nuestras sandalias están gastados a causa de lo muy largo del camino. 14 Y los hombres de Israel tomaron de sus provisiones, y no pidieron el consejo del SEÑOR. 15 Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida; también los jefes de la congregación se lo juraron. 16 Y sucedió que al cabo de tres días después de haber hecho pacto con ellos, oyeron que eran vecinos y que habitaban en su tierra. 17 Y partieron los hijos de Israel, y al tercer día llegaron a sus ciudades. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. 18 Los hijos de Israel no los mataron porque los jefes de la congregación les habían jurado por el SEÑOR, Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los jefes. 19 Pero todos los jefes dijeron a la congregación: Nosotros les hemos jurado por el SEÑOR, Dios de Israel, y ahora no podemos tocarlos. 20 Esto es lo que haremos con ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por el juramento que les hemos hecho. 21 Y los jefes les dijeron: Dejadlos vivir. Y fueron leñadores y aguadores para toda la congregación, tal como los jefes les habían dicho. 22 Entonces Josué los mandó llamar y les habló, diciendo: ¿Por qué nos habéis engañado, diciendo: "Habitamos muy lejos de vosotros", cuando habitáis en nuestra tierra? 23 Ahora pues, malditos sois y nunca dejaréis de ser esclavos, leñadores y aguadores para la casa de mi Dios. 24 Y ellos respondieron a Josué, y dijeron: Porque ciertamente tus siervos fueron informados de que el SEÑOR tu Dios había mandado a su siervo Moisés que os diera toda la tierra, y que destruyera a todos los habitantes de la tierra delante de vosotros; por tanto, temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de vosotros, y hemos hecho esto. 25 Ahora pues, he aquí estamos en tus manos; haz con nosotros lo que te parezca bueno y justo. 26 Y así hizo él con ellos, y los libró de las manos de los hijos de Israel, y éstos no los mataron. 27 Y aquel día Josué los hizo leñadores y aguadores para la congregación y para el altar del SEÑOR, en el lugar que el SEÑOR escogiera, hasta el día de hoy.
1 Entonces el SEÑOR me dijo: Toma para ti una tabla grande y escribe sobre ella en caracteres comunes: Veloz es el botín, rápida la presa. 2 Y tomé conmigo como testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Jeberequías. 3 Me acerqué a la profetisa, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y el SEÑOR me dijo: Ponle por nombre Maher-shalal-hash-baz ; 4 porque antes que el niño sepa clamar "padre mío" o "madre mía", la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria. 5 Y volvió el SEÑOR a hablarme de nuevo, diciendo: 6 Por cuanto este pueblo ha rehusado las aguas de Siloé que corren mansamente, y se ha regocijado en Rezín y en el hijo de Remalías, 7 por tanto, he aquí, el Señor va a traer sobre ellos las aguas impetuosas y abundantes del Eufrates, es decir, al rey de Asiria con toda su gloria, que se saldrá de todos sus cauces y pasará sobre todas sus riberas. 8 Fluirá con ímpetu en Judá, inundará y seguirá adelante, hasta el cuello llegará, y la extensión de sus alas llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel. 9 Quebrantaos, pueblos, que seréis destrozados; prestad oído, confines todos de la tierra; ceñíos, que seréis destrozados; ceñíos, que seréis destrozados. 10 Trazad un plan, y será frustrado; proferid una palabra, y no permanecerá, porque Dios está con nosotros. 11 Pues así me habló el SEÑOR con gran poder y me instruyó para que no anduviera en el camino de este pueblo, diciendo: 12 No digáis: "Es conspiración", a todo lo que este pueblo llama conspiración, ni temáis lo que ellos temen, ni os aterroricéis. 13 Al SEÑOR de los ejércitos es a quien debéis tener por santo. Sea El vuestro temor, y sea El vuestro terror. 14 Entonces El vendrá a ser santuario; pero piedra de tropiezo y roca de escándalo para ambas casas de Israel, y lazo y trampa para los habitantes de Jerusalén. 15 Muchos tropezarán allí, y caerán y serán quebrantados; serán enlazados y apresados. 16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos. 17 Aguardaré al SEÑOR que esconde su rostro de la casa de Jacob; sí, a El esperaré. 18 He aquí, yo y los hijos que el SEÑOR me ha dado estamos por señales y prodigios en Israel, de parte del SEÑOR de los ejércitos que mora en el monte Sion. 19 Y cuando os digan: Consultad a los médium y a los adivinos que susurran y murmuran, decid: ¿No debe un pueblo consultar a su Dios? ¿Acaso consultará a los muertos por los vivos? 20 ¡A la ley y al testimonio! Si no hablan conforme a esta palabra, es porque no hay para ellos amanecer. 21 Y pasarán por la tierra oprimidos y hambrientos; y sucederá que cuando tengan hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, volviendo el rostro hacia arriba. 22 Después mirarán hacia la tierra, y he aquí, tribulación y tinieblas, lobreguez y angustia, y serán lanzados a la oscuridad.
1 Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas en contra de los judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. 2 Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. 3 Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. 4 Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra. 5 Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía; 6 los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. 7 Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. 8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9 Pero se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia, y discutían con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. 12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo trajeron en presencia del concilio. 13 Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley; 14 porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó. 15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel.
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