26 Así que no les temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse. 27 Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno . 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto ? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. 30 Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. 31 Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos. 32 Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. 35 Porque vine a PONER AL HOMBRE CONTRA SU PADRE, A LA HIJA CONTRA SU MADRE, Y A LA NUERA CONTRA SU SUEGRA; 36 y LOS ENEMIGOS DEL HOMBRE serán LOS DE SU MISMA CASA. 37 El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. 38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará. 40 El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta como profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo como justo, recibirá recompensa de justo. 42 Y cualquiera que como discípulo dé de beber aunque sólo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en verdad os digo que no perderá su recompensa.
1 Aconteció en el octavo día que Moisés llamó a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel; 2 y dijo a Aarón: Toma un becerro de la vacada para la ofrenda por el pecado, y un carnero para el holocausto, ambos sin defecto, y ofrécelos delante del SEÑOR. 3 Luego hablarás a los hijos de Israel, diciendo: "Tomad un macho cabrío para la ofrenda por el pecado, y un becerro y un cordero, ambos de un año, sin defecto, para el holocausto, 4 y un buey y un carnero para las ofrendas de paz, para sacrificar delante del SEÑOR, y una ofrenda de cereal mezclado con aceite; porque hoy se aparecerá el SEÑOR a vosotros." 5 Llevaron, pues, al frente de la tienda de reunión lo que Moisés había ordenado, y toda la congregación se acercó y permaneció de pie delante del SEÑOR. 6 Y Moisés dijo: Esto es lo que el SEÑOR ha mandado que hagáis, para que la gloria del SEÑOR se aparezca a vosotros. 7 Entonces Moisés dijo a Aarón: Acércate al altar y presenta tu ofrenda por el pecado y tu holocausto, para que hagas expiación por ti mismo y por el pueblo; luego presenta la ofrenda por el pueblo, para que puedas hacer expiación por ellos, tal como el SEÑOR ha ordenado. 8 Se acercó, pues, Aarón al altar y degolló el becerro de la ofrenda por el pecado que era por sí mismo. 9 Y los hijos de Aarón le presentaron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, puso parte de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar. 10 Después quemó sobre el altar el sebo, los riñones y el lóbulo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés. 11 Sin embargo, la carne y la piel las quemó en el fuego fuera del campamento. 12 Luego degolló el holocausto; y los hijos de Aarón le dieron la sangre y la roció sobre el altar, por todos los lados. 13 Y le dieron el holocausto en pedazos, con la cabeza, y los quemó sobre el altar. 14 Lavó también las entrañas y las patas, y las quemó con el holocausto sobre el altar. 15 Luego presentó la ofrenda por el pueblo, y tomó el macho cabrío para la ofrenda por el pecado que era por el pueblo, lo degolló y lo ofreció por los pecados, como el primero. 16 Presentó también el holocausto, y lo ofreció conforme a la ordenanza. 17 Después presentó la ofrenda de cereal, y llenó de ella su mano, y la quemó sobre el altar, además del holocausto de la mañana. 18 Luego degolló el buey y el carnero, el sacrificio de las ofrendas de paz que era por el pueblo; y los hijos de Aarón le dieron la sangre y él la roció sobre el altar, por todos los lados. 19 En cuanto a los pedazos de sebo del buey y del carnero, la cola gorda, el sebo que cubre las entrañas, los riñones y el lóbulo del hígado, 20 los pusieron sobre los pechos de los animales sacrificados; y él quemó los pedazos de sebo sobre el altar. 21 Pero Aarón presentó los pechos y la pierna derecha como ofrenda mecida delante del SEÑOR, tal como Moisés había ordenado. 22 Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas de paz, descendió. 23 Y Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del SEÑOR apareció a todo el pueblo. 24 Y salió fuego de la presencia del SEÑOR que consumió el holocausto y los pedazos de sebo sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo gritó y se postró rostro en tierra.
1 Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner en ellos fuego y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. 2 Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR. 3 Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es lo que el SEÑOR habló, diciendo: "Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado." Y Aarón guardó silencio. 4 Llamó también Moisés a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel, tío de Aarón, y les dijo: Acercaos, llevaos a vuestros parientes de delante del santuario, fuera del campamento. 5 Y ellos se acercaron y los llevaron fuera del campamento todavía en sus túnicas, como Moisés había dicho. 6 Luego Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: No descubráis vuestra cabeza ni rasguéis vuestros vestidos, para que no muráis y para que El no desate todo su enojo contra toda la congregación. Pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, se lamentarán por el incendio que el SEÑOR ha traído. 7 Ni siquiera saldréis de la entrada de la tienda de reunión, no sea que muráis; porque el aceite de unción del SEÑOR está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al mandato de Moisés. 8 El SEÑOR habló a Aarón, diciendo: 9 No beberéis vino ni licor, tú ni tus hijos contigo, cuando entréis en la tienda de reunión, para que no muráis (es estatuto perpetuo por todas vuestras generaciones), 10 y para que hagáis distinción entre lo santo y lo profano, entre lo inmundo y lo limpio, 11 y para que enseñéis a los hijos de Israel todos los estatutos que el SEÑOR les ha dicho por medio de Moisés. 12 Y Moisés dijo a Aarón y a los hijos que le quedaban, Eleazar e Itamar: Tomad la ofrenda de cereal que queda de las ofrendas encendidas para el SEÑOR, y comedla sin levadura junto al altar, porque es santísima. 13 La comeréis, pues, en lugar santo, porque es la porción tuya y la porción de tus hijos de las ofrendas encendidas al SEÑOR; porque así se me ha ordenado. 14 Sin embargo, el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda podéis comer en un lugar limpio, tú, y tus hijos y tus hijas contigo; porque han sido dadas como la porción tuya y la de tus hijos de los sacrificios de las ofrendas de paz de los hijos de Israel. 15 La pierna que fue ofrecida levantándola, y el pecho que fue ofrecido meciéndolo, los traerán junto con las ofrendas encendidas de los pedazos de sebo, para presentarlos como ofrenda mecida delante del SEÑOR; así será para siempre la porción tuya y la de tus hijos contigo, tal como el SEÑOR ha ordenado. 16 Y Moisés preguntó con diligencia por el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, y he aquí que había sido quemado. Y se enojó con Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a Aarón, diciendo: 17 ¿Por qué no comisteis la ofrenda por el pecado en el lugar santo? Porque es santísima y os ha sido dada para quitar la culpa de la congregación, para hacer expiación por ellos delante del SEÑOR. 18 He aquí, puesto que la sangre no había sido traída dentro, al santuario, ciertamente debíais haber comido la ofrenda en el santuario, tal como yo ordené. 19 Pero Aarón dijo a Moisés: Mira, hoy mismo han presentado ellos su ofrenda por el pecado y su holocausto delante del SEÑOR. Ya que esto me ha sucedido, si yo hubiera comido hoy de la ofrenda por el pecado, ¿hubiera sido grato a los ojos del SEÑOR? 20 Cuando Moisés oyó esto, quedó satisfecho.
1 Cuando te sientes a comer con un gobernante, considera bien lo que está delante de ti, 2 y pon cuchillo a tu garganta, si eres hombre de mucho apetito. 3 No desees sus manjares, porque es alimento engañoso. 4 No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas 5 Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos. 6 No comas el pan del egoísta, ni desees sus manjares; 7 pues como piensa dentro de sí, así es. El te dice: Come y bebe, pero su corazón no está contigo. 8 Vomitarás el bocado que has comido, y malgastarás tus cumplidos. 9 No hables a oídos del necio, porque despreciará la sabiduría de tus palabras. 10 No muevas el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos, 11 porque su Redentor es fuerte; El defenderá su causa contra ti. 12 Aplica tu corazón a la instrucción y tus oídos a las palabras del conocimiento. 13 No escatimes la disciplina del niño; aunque lo castigues con vara, no morirá. 14 Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol 15 Hijo mío, si tu corazón es sabio, mi corazón también se me alegrará; 16 y se regocijarán mis entrañas cuando tus labios hablen lo que es recto. 17 No envidie tu corazón a los pecadores, antes vive siempre en el temor del SEÑOR; 18 porque ciertamente hay un futuro, y tu esperanza no será cortada. 19 Escucha, hijo mío, y sé sabio, y dirige tu corazón por el buen camino 20 No estés con los bebedores de vino, ni con los comilones de carne, 21 porque el borracho y el glotón se empobrecerán, y la somnolencia se vestirá de harapos 22 Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando envejezca. 23 Compra la verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia. 24 El padre del justo se regocijará en gran manera, y el que engendra un sabio se alegrará en él. 25 Alégrense tu padre y tu madre, y regocíjese la que te dio a luz. 26 Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos. 27 Porque fosa profunda es la ramera, y pozo angosto es la mujer desconocida. 28 Ciertamente como ladrón acecha, y multiplica los infieles entre los hombres. 29 ¿De quién son los ayes? ¿De quién las tristezas? ¿De quién las contiendas? ¿De quién las quejas? ¿De quién las heridas sin causa? ¿De quién los ojos enrojecidos? 30 De los que se demoran mucho con el vino, de los que van en busca de vinos mezclados. 31 No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece en la copa; entra suavemente, 32 pero al final como serpiente muerde, y como víbora pica. 33 Tus ojos verán cosas extrañas, y tu corazón proferirá perversidades. 34 Y serás como el que se acuesta en medio del mar, o como el que se acuesta en lo alto de un mástil. 35 Y dirás: me hirieron, pero no me dolió; me golpearon, pero no lo sentí. Cuando despierte, volveré a buscar más.
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