1 Y siguió el SEÑOR hablando a Moisés, diciendo: 2 Hazte dos trompetas de plata; las harás labradas a martillo. Y te servirán para convocar a la congregación y para dar la orden de poner en marcha los campamentos. 3 Cuando se toquen las dos, toda la congregación se reunirá junto a ti a la puerta de la tienda de reunión. 4 Cuando se toque una sola, entonces se reunirán junto a ti los principales, los jefes de las divisiones de Israel. 5 Pero cuando toquéis alarma, partirán los que estén acampados al oriente. 6 Y cuando toquéis alarma la segunda vez, partirán los acampados al sur; se tocará una alarma para que ellos se pongan en marcha. 7 Sin embargo, cuando se convoque la asamblea, tocaréis, pero no con toque de alarma. 8 Además, los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y os será por estatuto perpetuo por vuestras generaciones. 9 Cuando vayáis a la guerra en vuestra tierra contra el adversario que os ataque, tocaréis alarma con las trompetas a fin de que el SEÑOR vuestro Dios se acuerde de vosotros, y seáis salvados de vuestros enemigos. 10 Asimismo, en el día de vuestra alegría, en vuestras fiestas señaladas y en el primer día de vuestros meses, tocaréis las trompetas durante vuestros holocaustos y durante los sacrificios de vuestras ofrendas de paz; y serán para vosotros como recordatorio delante de vuestro Dios. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios. 11 Y sucedió que en el año segundo, en el mes segundo, el día veinte del mes, la nube se levantó de sobre el tabernáculo del testimonio; 12 y los hijos de Israel partieron, según su orden de marcha, del desierto de Sinaí. Y la nube se detuvo en el desierto de Parán. 13 Así partieron la primera vez conforme al mandamiento del SEÑOR por medio de Moisés. 14 La bandera del campamento de los hijos de Judá, según sus ejércitos, partió primero, con Naasón, hijo de Aminadab, al frente de su ejército; 15 y Natanael, hijo de Zuar, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Isacar; 16 y Eliab, hijo de Helón, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Zabulón. 17 Entonces el tabernáculo fue desarmado; y los hijos de Gersón, y los hijos de Merari, que llevaban el tabernáculo, partieron. 18 Después partió la bandera del campamento de Rubén, según sus ejércitos, con Elisur, hijo de Sedeur, al frente de su ejército; 19 y Selumiel, hijo de Zurisadai, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Simeón, 20 y Eliasaf, hijo de Deuel, estaba al frente del ejército de la tribu de los hijos de Gad. 21 Luego se pusieron en marcha los coatitas llevando los objetos sagrados; y el tabernáculo fue erigido antes de que ellos llegaran. 22 Después partió la bandera del campamento de los hijos de Efraín, según sus ejércitos, con Elisama, hijo de Amiud, al frente de su ejército; 23 y Gamaliel, hijo de Pedasur, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Manasés; 24 y Abidán, hijo de Gedeoni, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Benjamín. 25 Después partió la bandera del campamento de los hijos de Dan, según sus ejércitos, los cuales formaban la retaguardia de todos los campamentos, con Ahiezer, hijo de Amisadai, al frente de su ejército; 26 y Pagiel, hijo de Ocrán, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Aser; 27 y Ahira, hijo de Enán, al frente del ejército de la tribu de los hijos de Neftalí. 28 Este fue el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partieron. 29 Entonces Moisés dijo a Hobab, hijo de Reuel madianita, suegro de Moisés: Nosotros partimos hacia el lugar del cual el SEÑOR dijo: "Yo os lo daré." Ven con nosotros y te haremos bien, pues el SEÑOR ha prometido el bien a Israel. 30 Pero él le dijo: No iré, sino que me iré a mi tierra y a mi parentela. 31 Después dijo Moisés: Te ruego que no nos dejes, puesto que tú sabes dónde debemos acampar en el desierto, y serás como ojos para nosotros. 32 Y será que si vienes con nosotros, el bien que el SEÑOR nos haga, nosotros te haremos. 33 Así partieron desde el monte del SEÑOR tres días de camino, y el arca del pacto del SEÑOR iba delante de ellos por los tres días, buscándoles un lugar dónde descansar. 34 Y la nube del SEÑOR iba sobre ellos de día desde que partieron del campamento. 35 Y sucedía que cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: ¡Levántate, oh SEÑOR! y sean dispersados tus enemigos, huyan de tu presencia los que te aborrecen. 36 Y cuando el arca descansaba, él decía: Vuelve, oh SEÑOR, a los millares de millares de Israel.
1 Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos del SEÑOR; y cuando el SEÑOR lo oyó, se encendió su ira, y el fuego del SEÑOR ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento. 2 Entonces clamó el pueblo a Moisés, y Moisés oró al SEÑOR y el fuego se apagó. 3 Y se le dio a aquel lugar el nombre de Tabera , porque el fuego del SEÑOR había ardido entre ellos. 4 Y el populacho que estaba entre ellos tenía un deseo insaciable; y también los hijos de Israel volvieron a llorar, y dijeron: ¿Quién nos dará carne para comer? 5 Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; 6 pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná. 7 Y el maná era como una semilla de cilantro, y su aspecto como el del bedelio. 8 El pueblo iba, lo recogía y lo molía entre dos piedras de molino, o lo machacaba en el mortero, y lo hervía en el caldero y hacía tortas con él; y tenía el sabor de tortas cocidas con aceite. 9 Cuando el rocío caía en el campamento por la noche, con él caía el maná. 10 Y Moisés oyó llorar al pueblo, por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira del SEÑOR se encendió en gran manera, y a Moisés no le agradó. 11 Entonces Moisés dijo al SEÑOR: ¿Por qué has tratado tan mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia ante tus ojos para que hayas puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 12 ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Fui yo quien lo dio a luz para que me dijeras: "Llévalo en tu seno, como la nodriza lleva al niño de pecho, a la tierra que yo juré a sus padres"? 13 ¿De dónde he de conseguir carne para dar a todo este pueblo? Porque claman a mí, diciendo: "Danos carne para que comamos." 14 Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es mucha carga para mí. 15 Y si así me vas a tratar, te ruego que me mates si he hallado gracia ante tus ojos, y no me permitas ver mi desventura. 16 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, a quienes tú conozcas como los ancianos del pueblo y a sus oficiales, y tráelos a la tienda de reunión y que permanezcan allí contigo. 17 Entonces descenderé y hablaré contigo allí, y tomaré del Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos, y llevarán contigo la carga del pueblo para que no la lleves tú solo. 18 Y di al pueblo: "Consagraos para mañana, y comeréis carne, pues habéis llorado a oídos del SEÑOR, diciendo: "¡Quién nos diera a comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto.' El SEÑOR, pues, os dará carne y comeréis. 19 "No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, 20 sino todo un mes, hasta que os salga por las narices y os sea aborrecible, porque habéis rechazado al SEÑOR, que está entre vosotros, y habéis llorado delante de El, diciendo: "¿Por qué salimos de Egipto?'" 21 Pero Moisés dijo: El pueblo, en medio del cual estoy, llega a seiscientos mil de a pie; y tú has dicho: "Les daré carne a fin de que coman, por todo un mes." 22 ¿Sería suficiente degollar para ellos las ovejas y los bueyes? ¿O sería suficiente juntar para ellos todos los peces del mar? 23 Y el SEÑOR dijo a Moisés: ¿Está limitado el poder del SEÑOR? Ahora verás si mi palabra se te cumple o no. 24 Salió Moisés y dijo al pueblo las palabras del SEÑOR. Reunió después a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los colocó alrededor de la tienda. 25 Entonces el SEÑOR descendió en la nube y le habló; y tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo colocó sobre los setenta ancianos. Y sucedió que cuando el Espíritu reposó sobre ellos, profetizaron; pero no volvieron a hacerlo más. 26 Pero dos hombres habían quedado en el campamento; uno se llamaba Eldad, y el otro se llamaba Medad. Y el Espíritu reposó sobre ellos (ellos estaban entre los que se habían inscrito, pero no habían salido a la tienda), y profetizaron en el campamento. 27 Y un joven corrió y avisó a Moisés, diciendo: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. 28 Entonces respondió Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde su juventud, y dijo: Moisés, señor mío, detenlos. 29 Pero Moisés le dijo: ¿Tienes celos por causa mía? ¡Ojalá todo el pueblo del SEÑOR fuera profeta, que el SEÑOR pusiera su Espíritu sobre ellos! 30 Después Moisés volvió al campamento, y con él los ancianos de Israel. 31 Y salió de parte del SEÑOR un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento, como un día de camino de este lado, y un día de camino del otro lado, por todo alrededor del campamento, y como dos codos de espesor sobre la superficie de la tierra. 32 Y el pueblo estuvo levantado todo el día, toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron las codornices (el que recogió menos, recogió diez homeres ), y las tendieron para sí por todos los alrededores del campamento. 33 Pero mientras la carne estaba aún entre sus dientes, antes que la masticaran, la ira del SEÑOR se encendió contra el pueblo, y el SEÑOR hirió al pueblo con una plaga muy mala. 34 Por eso llamaron a aquel lugar Kibrot-hataava , porque allí sepultaron a los que habían sido codiciosos. 35 Y de Kibrot-hataava el pueblo partió para Hazerot, y permaneció en Hazerot.
1 Entonces Miriam y Aarón hablaron contra Moisés por causa de la mujer cusita con quien se había casado (pues se había casado con una mujer cusita); 2 y dijeron: ¿Es cierto que el SEÑOR ha hablado sólo mediante Moisés? ¿No ha hablado también mediante nosotros? Y el SEÑOR lo oyó. 3 (Moisés era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la faz de la tierra.) 4 Y el SEÑOR de repente dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: Salid vosotros tres a la tienda de reunión. Y salieron los tres. 5 Entonces el SEÑOR descendió en una columna de nube y se puso a la puerta de la tienda; y llamó a Aarón y a Miriam. Y cuando los dos se adelantaron, 6 El dijo: Oíd ahora mis palabras: Si entre vosotros hay profeta, yo, el SEÑOR, me manifestaré a él en visión. Hablaré con él en sueños. 7 No así con mi siervo Moisés; en toda mi casa él es fiel. 8 Cara a cara hablo con él, abiertamente y no en dichos oscuros, y él contempla la imagen del SEÑOR. ¿Por qué, pues, no temisteis hablar contra mi siervo, contra Moisés? 9 Y se encendió la ira del SEÑOR contra ellos, y El se fue. 10 Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, he aquí que Miriam estaba leprosa, blanca como la nieve. Y cuando Aarón se volvió hacia Miriam, vio que estaba leprosa. 11 Entonces Aarón dijo a Moisés: Señor mío, te ruego que no nos cargues este pecado, en el cual hemos obrado neciamente y con el cual hemos pecado. 12 No permitas que ella sea como quien nace muerto, que cuando sale del vientre de su madre su carne está ya medio consumida. 13 Y Moisés clamó al SEÑOR, diciendo: Oh Dios, sánala ahora, te ruego. 14 Pero el SEÑOR dijo a Moisés: Si su padre le hubiera escupido a ella en el rostro, ¿no llevaría su verguenza por siete días? Que sea echada fuera del campamento por siete días, y después puede ser admitida de nuevo. 15 Miriam fue confinada fuera del campamento por siete días y el pueblo no se puso en marcha hasta que Miriam volvió. 16 Después el pueblo partió de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.
1 Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2 Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los hijos de Israel; enviarás un hombre de cada una de las tribus de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos. 3 Entonces Moisés los envió desde el desierto de Parán, al mandato del SEÑOR; todos aquellos hombres eran jefes de los hijos de Israel. 4 Y estos eran sus nombres: de la tribu de Rubén, Samúa, hijo de Zacur; 5 de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Hori; 6 de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; 7 de la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; 8 de la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Nun; 9 de la tribu de Benjamín, Palti, hijo de Rafú; 10 de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodi; 11 de la tribu de José y de la tribu de Manasés, Gadi, hijo de Susi; 12 de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Gemali; 13 de la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael; 14 de la tribu de Neftalí, Nahbi, hijo de Vapsi; 15 de la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maqui. 16 Así se llamaban los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra; pero a Oseas, hijo de Nun, Moisés lo llamó Josué. 17 Cuando Moisés los envió a reconocer la tierra de Canaán, les dijo: Subid allá, al Neguev ; después subid a la región montañosa. 18 Ved cómo es la tierra, y si la gente que habita en ella es fuerte o débil, si son pocos o muchos; 19 y cómo es la tierra en que viven, si es buena o mala; y cómo son las ciudades en que habitan, si son como campamentos abiertos o con fortificaciones; 20 y cómo es el terreno, si fértil o estéril. ¿Hay allí árboles o no? Procurad obtener algo del fruto de la tierra. (Aquel tiempo era el tiempo de las primeras uvas maduras.) 21 Entonces ellos subieron y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, en Lebo-hamat. 22 Y subieron por el Neguev, y llegaron hasta Hebrón, donde estaban Ahimán, Sesai y Talmai, los descendientes de Anac. (Hebrón fue edificada siete años antes que Zoán en Egipto.) 23 Y llegaron hasta el valle de Escol y de allí cortaron un sarmiento con un solo racimo de uvas; y lo llevaban en un palo entre dos hombres, con algunas de las granadas y de los higos. 24 A aquel lugar se le llamó el valle de Escol por razón del racimo que los hijos de Israel cortaron allí. 25 Y volvieron de reconocer la tierra al cabo de cuarenta días, 26 y fueron y se presentaron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel en el desierto de Parán, en Cades; y les dieron un informe a ellos y a toda la congregación, y les enseñaron el fruto de la tierra. 27 Y le contaron, y le dijeron: Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. 28 Sólo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac. 29 Amalec habita en la tierra del Neguev, y los heteos, los jebuseos y los amorreos habitan en la región montañosa, y los cananeos habitan junto al mar y a la ribera del Jordán. 30 Entonces Caleb calmó al pueblo delante de Moisés, y dijo: Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos. 31 Pero los hombres que habían subido con él dijeron: No podemos subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32 Y dieron un mal informe a los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura. 33 Vimos allí también a los gigantes (los hijos de Anac son parte de la raza de los gigantes); y a nosotros nos pareció que éramos como langostas; y así parecíamos ante sus ojos.
1 Entonces toda la congregación levantó la voz y clamó, y el pueblo lloró aquella noche. 2 Y murmuraron contra Moisés y Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la congregación: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiéramos muerto en este desierto! 3 ¿Y por qué nos trae el SEÑOR a esta tierra para caer a espada? Nuestras mujeres y nuestros hijos vendrán a ser presa. ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto? 4 Y se decían unos a otros: Nombremos un jefe y volvamos a Egipto. 5 Entonces Moisés y Aarón cayeron sobre sus rostros en presencia de toda la asamblea de la congregación de los hijos de Israel. 6 Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rasgaron sus vestidos; 7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por la que pasamos para reconocerla es una tierra buena en gran manera. 8 Si el SEÑOR se agrada de nosotros, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel. 9 Sólo que no os rebeléis contra el SEÑOR, ni tengáis miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el SEÑOR está con nosotros; no les tengáis miedo. 10 Pero toda la congregación dijo que los apedrearan. Entonces la gloria del SEÑOR apareció en la tienda de reunión a todos los hijos de Israel. 11 Y el SEÑOR dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me desdeñará este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en mí a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos? 12 Los heriré con pestilencia y los desalojaré, y a ti te haré una nación más grande y poderosa que ellos. 13 Pero Moisés respondió al SEÑOR: Entonces lo oirán los egipcios, pues tú sacaste a este pueblo de en medio de ellos con tu poder, 14 y se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Estos han oído que tú, oh SEÑOR, estás en medio de tu pueblo, porque tú, oh SEÑOR, eres visto cara a cara cuando tu nube está sobre ellos; y tú vas delante de ellos de día en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego. 15 Pero si tú destruyes a este pueblo como a un solo hombre, entonces las naciones que han oído de tu fama, dirán: 16 "Porque el SEÑOR no pudo introducir a este pueblo a la tierra que les había prometido con juramento, por eso los mató en el desierto." 17 Pero ahora, yo te ruego que sea engrandecido el poder del Señor, tal como tú lo has declarado, diciendo: 18 "El SEÑOR es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; mas de ninguna manera tendrá por inocente al culpable; sino que castigará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación." 19 Perdona, te ruego, la iniquidad de este pueblo conforme a la grandeza de tu misericordia, así como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. 20 Entonces el SEÑOR dijo: Los he perdonado según tu palabra; 21 pero ciertamente, vivo yo, que toda la tierra será llena de la gloria del SEÑOR; 22 ciertamente todos los que han visto mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto, y que me han puesto a prueba estas diez veces y no han oído mi voz, 23 no verán la tierra que juré a sus padres, ni la verá ninguno de los que me desdeñaron. 24 Pero a mi siervo Caleb, porque ha habido en él un espíritu distinto y me ha seguido plenamente, lo introduciré a la tierra donde entró, y su descendencia tomará posesión de ella. 25 Ahora bien, los amalecitas y los cananeos moran en los valles. Mañana volveos y partid para el desierto, camino del mar Rojo. 26 Y habló el SEÑOR a Moisés y a Aarón, diciendo: 27 ¿Hasta cuándo tendré que sobrellevar a esta congregación malvada que murmura contra mí? He oído las quejas de los hijos de Israel, que murmuran contra mí. 28 Diles: "Vivo yo"declara el SEÑOR "que tal como habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29 "En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos vuestros enumerados de todos los contados de veinte años arriba, que han murmurado contra mí. 30 "De cierto que vosotros no entraréis en la tierra en la cual juré estableceros, excepto Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun. 31 "Sin embargo, vuestros pequeños, de quienes dijisteis que serían presa del enemigo a ellos los introduciré, y conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado. 32 "Pero en cuanto a vosotros, vuestros cadáveres caerán en este desierto. 33 "Y vuestros hijos serán pastores por cuarenta años en el desierto, y sufrirán por vuestra infidelidad, hasta que vuestros cadáveres queden en el desierto. 34 "Según el número de los días que reconocisteis la tierra, cuarenta días, por cada día llevaréis vuestra culpa un año, hasta cuarenta años, y conoceréis mi enemistad. 35 "Yo, el SEÑOR, he hablado; ciertamente esto haré a toda esta perversa congregación que se han juntado contra mí. En este desierto serán destruidos, y aquí morirán." 36 En cuanto a los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra, y que volvieron e hicieron a toda la congregación murmurar contra él dando un mal informe acerca de la tierra, 37 aquellos hombres que dieron el mal informe acerca de la tierra, murieron debido a una plaga delante del SEÑOR. 38 Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, sobrevivieron de entre aquellos hombres que fueron a reconocer la tierra. 39 Y cuando Moisés habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró mucho. 40 Y muy de mañana se levantaron y subieron a la cumbre del monte, y dijeron: Aquí estamos; subamos al lugar que el SEÑOR ha dicho, porque hemos pecado. 41 Mas Moisés dijo: ¿Por qué, entonces, quebrantáis el mandamiento del SEÑOR, si no os saldrá bien? 42 No subáis, no sea que seáis derribados delante de vuestros enemigos, pues el SEÑOR no está entre vosotros. 43 Pues los amalecitas y los cananeos estarán allí frente a vosotros, y caeréis a espada por cuanto os habéis negado a seguir al SEÑOR. Y el SEÑOR no estará con vosotros. 44 Pero ellos se obstinaron en subir a la cumbre del monte; mas ni el arca del pacto del SEÑOR ni Moisés se apartaron del campamento. 45 Entonces descendieron los amalecitas y los cananeos que habitaban en la región montañosa, y los hirieron y los derrotaron persiguiéndolos hasta Horma.
1 Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel, y diles: "Cuando entréis en la tierra que yo os doy por morada, 3 y presentéis, de vacas o de ovejas, una ofrenda encendida al SEÑOR en holocausto o sacrificio para cumplir un voto especial, o como ofrenda voluntaria, o para ofrecer en vuestras fiestas señaladas aroma agradable al SEÑOR, 4 entonces el que presente su ofrenda, traerá al SEÑOR una ofrenda de cereal de una décima de un efa de flor de harina mezclada con un cuarto de un hin de aceite. 5 "Tú prepararás vino para la libación, un cuarto de un hin con el holocausto o para el sacrificio, por cada cordero. 6 "O por un carnero prepararás como ofrenda de cereal dos décimas de un efa de flor de harina mezclada con la tercera parte de un hin de aceite; 7 y para la libación ofrecerás la tercera parte de un hin de vino, como aroma suave al SEÑOR. 8 "Y cuando prepares un novillo, como holocausto o sacrificio para cumplir un voto especial, o para las ofrendas de paz al SEÑOR, 9 entonces ofrecerás con el novillo una ofrenda de cereal de tres décimas de un efa de flor de harina mezclada con la mitad de un hin de aceite; 10 y ofrecerás como libación medio hin de vino como ofrenda encendida, como aroma agradable al SEÑOR. 11 "Así se hará con cada buey, o con cada carnero, o con cada uno de los corderos o de las cabras. 12 "Según el número que preparéis, así haréis con cada uno conforme a su número. 13 "Todo nativo hará estas cosas en esta forma al presentar una ofrenda encendida, como aroma agradable al SEÑOR. 14 "Y si un extranjero reside con vosotros, o uno que esté entre vosotros por vuestras generaciones, y desea presentar una ofrenda encendida como aroma agradable al SEÑOR, como lo hacéis vosotros, así lo hará él. 15 "En cuanto a la asamblea, un estatuto habrá para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros, un estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros sois, así será el extranjero delante del SEÑOR. 16 "Una sola ley habrá, una sola ordenanza, para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros." 17 Después el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 18 Habla a los hijos de Israel, y diles: "Cuando entréis en la tierra adonde os llevo, 19 será que cuando comáis de la comida de la tierra, elevaréis una ofrenda al SEÑOR. 20 "De las primicias de vuestra masa elevaréis una torta como ofrenda; como la ofrenda de la era, así la elevaréis. 21 "De las primicias de vuestra masa daréis al SEÑOR una ofrenda por vuestras generaciones. 22 "Pero cuando erréis y no observéis todos estos mandamientos que el SEÑOR ha hablado a Moisés, 23 todo lo que el SEÑOR os ha mandado por medio de Moisés, desde el día en que el SEÑOR dio mandamiento, en el futuro, por todas vuestras generaciones, 24 entonces sucederá que si se hizo inadvertidamente, sin el conocimiento de la congregación, toda la congregación ofrecerá un novillo como holocausto, como aroma agradable al SEÑOR, con su ofrenda de cereal y su libación, según la ordenanza, y un macho cabrío como ofrenda por el pecado. 25 "Entonces el sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel, y serán perdonados, pues fue un error. Cuando presenten su ofrenda, una ofrenda encendida al SEÑOR, y su ofrenda por el pecado delante del SEÑOR por su error, 26 será perdonada toda la congregación de los hijos de Israel, y el extranjero que reside entre ellos, pues sucedió a todo el pueblo por error. 27 "También, si una persona peca inadvertidamente, ofrecerá una cabra de un año como ofrenda por el pecado. 28 "Y el sacerdote hará expiación delante del SEÑOR por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado. 29 "Para el que es nativo entre los hijos de Israel y para el extranjero que reside entre ellos, tendréis una sola ley para el que haga algo inadvertidamente. 30 "Pero aquél que obre con desafío, ya sea nativo o extranjero, ése blasfema contra el SEÑOR, y esa persona será cortada de entre su pueblo. 31 "Porque ha menospreciado la palabra del SEÑOR, y ha quebrantado su mandamiento, esa persona será enteramente cortada; su culpa caerá sobre ella." 32 Cuando los hijos de Israel estaban en el desierto, encontraron a un hombre que recogía leña en el día de reposo. 33 Los que lo encontraron recogiendo leña, lo llevaron a Moisés y a Aarón y a toda la congregación; 34 y lo pusieron bajo custodia, porque no se había aclarado qué debería hacerse con él. 35 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Ciertamente al hombre se le dará muerte; toda la congregación lo apedreará fuera del campamento. 36 Y toda la congregación lo sacó fuera del campamento y lo apedrearon, y murió, tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés. 37 También habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 38 Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul. 39 Y os servirá el fleco, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos del SEÑOR, a fin de que los cumpláis y no sigáis vuestro corazón ni vuestros ojos, tras los cuales os habéis prostituido, 40 para que os acordéis de cumplir todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios. 41 Yo soy el SEÑOR vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios.
1 Y se rebeló Coré, hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, con Datán y Abiram, hijos de Eliab, y On, hijo de Pelet, hijos de Rubén, 2 y se alzaron contra Moisés, junto con algunos de los hijos de Israel, doscientos cincuenta jefes de la congregación, escogidos en la asamblea, hombres de renombre. 3 Y se juntaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y el SEÑOR está en medio de ellos. ¿Por qué, entonces, os levantáis por encima de la asamblea del SEÑOR? 4 Cuando Moisés escuchó esto, cayó sobre su rostro; 5 y habló a Coré y a todo su grupo, diciendo: Mañana temprano el SEÑOR mostrará quién es de El, y quién es santo, y lo acercará a sí; aquel a quien El escoja, lo acercará a sí. 6 Haced esto, Coré y todo vuestro grupo: tomad incensarios para vosotros, 7 y poned fuego en ellos, y echad incienso sobre ellos mañana en la presencia del SEÑOR; y el hombre a quien el SEÑOR escoja será el que es santo. ¡Basta ya de vosotros, hijos de Leví! 8 Entonces Moisés dijo a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví. 9 ¿No os es suficiente que el Dios de Israel os haya separado del resto de la congregación de Israel, para acercaros a sí, a fin de cumplir el ministerio del tabernáculo del SEÑOR, y para estar ante la congregación para ministrarles, 10 y que se te ha acercado a ti, Coré, y a todos tus hermanos, hijos de Leví, contigo? ¿Y pretendéis también el sacerdocio? 11 Por tanto, tú y toda tu compañía os habéis juntado contra el SEÑOR; pues en cuanto a Aarón, ¿quién es él para que murmuréis contra él? 12 Entonces Moisés mandó llamar a Datán y a Abiram, hijos de Eliab, pero ellos dijeron: No iremos. 13 ¿No es suficiente que nos hayas sacado de una tierra que mana leche y miel para que muramos en el desierto, sino que también quieras enseñorearte sobre nosotros? 14 En verdad, tú no nos has traído a una tierra que mana leche y miel, ni nos has dado herencia de campos y viñas. ¿Les sacarías los ojos a estos hombres? ¡No iremos! 15 Moisés se enojó mucho y dijo al SEÑOR: ¡No aceptes su ofrenda! No he tomado de ellos ni un solo asno, ni les he hecho daño a ninguno de ellos. 16 Y dijo Moisés a Coré: Tú y toda tu compañía presentaos mañana delante del SEÑOR; tú, ellos y Aarón. 17 Cada uno de vosotros tome su incensario y ponga incienso en él, y cada uno de vosotros traiga su incensario delante del SEÑOR, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno traiga su incensario. 18 Y cada uno tomó su incensario y puso fuego en él, y echó incienso en él; y se pusieron a la puerta de la tienda de reunión con Moisés y Aarón. 19 Así reunió Coré a toda la congregación en contra de ellos a la puerta de la tienda de reunión, y la gloria del SEÑOR apareció a toda la congregación. 20 Entonces el SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 21 Apartaos de entre esta congregación, para que yo la destruya en un instante. 22 Pero ellos cayeron sobre sus rostros, y dijeron: Oh Dios, Dios de los espíritus de toda carne, cuando un hombre peque, ¿te enojarás con toda la congregación? 23 Entonces respondió el SEÑOR a Moisés, diciendo: 24 Habla a la congregación, y diles: "Alejaos de los alrededores de las tiendas de Coré, Datán y Abiram." 25 Entonces se levantó Moisés y fue a Datán y a Abiram, y le seguían los ancianos de Israel, 26 y habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos malvados, y no toquéis nada que les pertenezca, no sea que perezcáis con todo su pecado. 27 Se retiraron, pues, de los alrededores de las tiendas de Coré, Datán y Abiram; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a la puerta de sus tiendas, junto con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños. 28 Y Moisés dijo: En esto conoceréis que el SEÑOR me ha enviado para hacer todas estas obras, y que no es iniciativa mía: 29 si éstos mueren como mueren todos los hombres o si sufren la suerte de todos los hombres, entonces el SEÑOR no me envió. 30 Pero si el SEÑOR hace algo enteramente nuevo y la tierra abre su boca y los traga con todo lo que les pertenece, y descienden vivos al Seol , entonces sabréis que estos hombres han menospreciado al SEÑOR. 31 Y aconteció que cuando terminó de hablar todas estas palabras, la tierra debajo de ellos se partió, 32 y la tierra abrió su boca y se los tragó, a ellos y a sus casas y a todos los hombres de Coré con todos sus bienes. 33 Ellos y todo lo que les pertenecía descendieron vivos al Seol; y la tierra los cubrió y perecieron de en medio de la asamblea. 34 Y todos los israelitas que estaban alrededor de ellos huyeron a sus gritos, pues decían: ¡No sea que la tierra nos trague! 35 Salió también fuego del SEÑOR y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. 36 Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 37 Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que levante los incensarios de en medio de la hoguera, pues son santos; y esparce allí las brasas. 38 En cuanto a los incensarios de estos que han pecado a costa de sus vidas, que se hagan de ellos láminas batidas para cubrir el altar, puesto que los presentaron ante el SEÑOR y son santos; y serán por señal a los hijos de Israel. 39 El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían presentado los que fueron quemados, y a martillo los hicieron una cubierta para el altar, 40 como recordatorio para los hijos de Israel de que ningún laico, que no fuera descendiente de Aarón, debería acercarse a quemar incienso delante del SEÑOR, para que no le sucediera como a Coré y a su grupo, tal como el SEÑOR se lo había dicho por medio de Moisés. 41 Pero al día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros sois los que habéis sido la causa de la muerte del pueblo del SEÑOR. 42 Sucedió, sin embargo, que cuando la congregación se había juntado contra Moisés y Aarón, se volvieron hacia la tienda de reunión, y he aquí, la nube la cubría y la gloria del SEÑOR apareció. 43 Y Moisés y Aarón fueron al frente de la tienda de reunión, 44 y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 45 Apartaos de en medio de esta congregación, para que yo la destruya en un instante. Entonces ellos cayeron sobre sus rostros. 46 Y Moisés le dijo a Aarón: Toma tu incensario y pon en él fuego del altar, y echa incienso en él; tráelo entonces pronto a la congregación y haz expiación por ellos, porque la ira ha salido de parte del SEÑOR. ¡La plaga ha comenzado! 47 Aarón lo tomó como Moisés le había dicho, y corrió hacia el medio de la asamblea, pues he aquí que la plaga ya había comenzado entre el pueblo. Y echó el incienso e hizo expiación por el pueblo. 48 Y se colocó entre los muertos y los vivos, y la plaga se detuvo. 49 Y los que murieron a causa de la plaga fueron catorce mil setecientos, sin contar los que murieron por causa de Coré. 50 Después Aarón regresó a Moisés a la puerta de la tienda de reunión, pues la plaga había sido detenida.
1 Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y toma de ellos una vara por cada una de las casas paternas: doce varas de todos los jefes conforme a sus casas paternas. Y escribirás el nombre de cada uno en su vara, 3 y escribirás el nombre de Aarón en la vara de Leví; porque hay una vara para cada jefe de sus casas paternas. 4 Y las pondrás en la tienda de reunión delante del testimonio donde me encuentro contigo. 5 Y acontecerá que la vara del hombre que yo escoja, retoñará. Así disminuiré de sobre mí las quejas de los hijos de Israel que murmuran contra vosotros. 6 Habló, pues, Moisés a los hijos de Israel, y todos los jefes de ellos le dieron varas, una por cada jefe según sus casas paternas; doce varas, con la vara de Aarón entre sus varas. 7 Y Moisés colocó las varas en la tienda del testimonio delante del SEÑOR. 8 Y aconteció que el día siguiente, Moisés entró en la tienda del testimonio, y he aquí, la vara de Aarón de la casa de Leví había retoñado y echado botones, y había producido flores, y almendras maduras. 9 Moisés entonces sacó todas las varas de la presencia del SEÑOR y las llevó a los hijos de Israel; y ellos las miraron y cada uno tomó su vara. 10 Pero el SEÑOR dijo a Moisés: Vuelve a poner la vara de Aarón delante del testimonio para guardarla por señal a los rebeldes, para que hagas cesar sus murmuraciones contra mí, y no mueran. 11 Así lo hizo Moisés; como el SEÑOR le había ordenado, así lo hizo. 12 Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí, perecemos, estamos perdidos; todos nosotros estamos perdidos. 13 Cualquiera que se acerca al tabernáculo del SEÑOR, muere. ¿Hemos de perecer todos?
1 Entonces el SEÑOR dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y tu casa paterna contigo, llevaréis la culpa en relación con el santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis la culpa en relación con vuestro sacerdocio. 2 Mas también a tus hermanos, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen para que se junten contigo y te sirvan, mientras que tú y tus hijos contigo estéis delante de la tienda del testimonio. 3 Y atenderán a lo que tú ordenes y a las obligaciones de toda la tienda, pero no se acercarán a los utensilios del santuario y del altar, para que no mueran, tanto ellos como vosotros. 4 Y ellos se juntarán contigo, y atenderán a las obligaciones de la tienda de reunión, para todo el servicio de la tienda; pero ningún extraño se acercará a vosotros. 5 Así atenderéis a las obligaciones del santuario y a las obligaciones del altar, a fin de que la ira no venga más sobre los hijos de Israel. 6 He aquí, yo mismo he tomado a vuestros hermanos, los levitas, de entre los hijos de Israel; son un regalo para vosotros, dedicados al SEÑOR, para servir en el ministerio de la tienda de reunión. 7 Pero tú y tus hijos contigo atenderéis a vuestro sacerdocio en todo lo concerniente al altar y a lo que está dentro del velo, y ministraréis. Os doy el sacerdocio como un regalo para servir, pero el extraño que se acerque morirá. 8 Entonces habló el SEÑOR a Aarón: He aquí que yo te he dado el cuidado de mis ofrendas, todas las cosas consagradas de los hijos de Israel; te las he dado a ti como porción, y a tus hijos como provisión perpetua. 9 Esto será tuyo de las ofrendas santísimas preservadas del fuego: toda ofrenda de ellos, aun toda ofrenda de cereal y toda ofrenda por el pecado y toda ofrenda por la culpa, que ellos me han de presentar, será santísima para ti y para tus hijos. 10 Como ofrenda santísima la comerás; todo varón la comerá. Cosa santa será para ti. 11 Esto también será para ti: la ofrenda de sus dádivas, todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel; las he dado a ti, a tus hijos y a tus hijas contigo, como porción perpetua. Todo el que esté limpio en tu casa podrá comerla. 12 Todo lo mejor del aceite nuevo y todo lo mejor del mosto y del cereal, las primicias que presenten al SEÑOR, te las daré a ti. 13 Los primeros frutos maduros de todo lo que hay en su tierra, que traigan al SEÑOR, serán tuyos. Todo el que esté limpio en tu casa podrá comer de ello. 14 Toda cosa dedicada en Israel, será tuya. 15 Todo lo que abre la matriz de toda carne, ya sea hombre o animal, que presenten al SEÑOR, será tuyo; sin embargo, el primogénito de hombre ciertamente redimirás, y el primogénito de animales inmundos redimirás. 16 En cuanto a su redención, de un mes los redimirás, según tu valuación, por cinco siclos en plata, según el siclo del santuario que es de veinte geras. 17 Pero no redimirás el primogénito de buey, ni el primogénito de oveja, ni el primogénito de cabra; son sagrados. Rociarás su sangre en el altar y quemarás su grosura como ofrenda encendida, como aroma agradable al SEÑOR. 18 Y su carne será para ti; así como el pecho de la ofrenda mecida y la pierna derecha son tuyas. 19 Todas las ofrendas de lo que es santo, que los hijos de Israel ofrezcan al SEÑOR, las he dado a ti, a tus hijos y a tus hijas contigo, como porción perpetua; es un pacto permanente delante del SEÑOR para ti y para tu descendencia contigo. 20 Entonces el SEÑOR dijo a Aarón: No tendrás heredad en su tierra, ni tendrás posesión entre ellos; yo soy tu porción y tu herencia entre los hijos de Israel. 21 Y he aquí que yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, a cambio de su ministerio en el cual sirven, el ministerio de la tienda de reunión. 22 Y los hijos de Israel no se acercarán más a la tienda de reunión, no sea que carguen con un pecado y mueran. 23 Sólo los levitas servirán en el ministerio de la tienda de reunión, y ellos cargarán con la iniquidad del pueblo; será estatuto perpetuo por todas vuestras generaciones, y entre los hijos de Israel no tendrán heredad. 24 Porque el diezmo de los hijos de Israel, el cual ofrecen como ofrenda al SEÑOR, yo lo he dado a los levitas por heredad; por tanto, he dicho en cuanto a ellos: "Entre los hijos de Israel no tendrán heredad." 25 Entonces el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 26 También hablarás a los levitas y les dirás: "Cuando recibáis de los hijos de Israel los diezmos que de ellos os he dado por vuestra heredad, ofreceréis de ello una ofrenda al SEÑOR, el diezmo de los diezmos. 27 "Y vuestra ofrenda os será considerada como los cereales de la era o como el producto del lagar. 28 "Así también vosotros presentaréis al SEÑOR una ofrenda de vuestros diezmos que recibís de los hijos de Israel; y de ellos daréis la ofrenda del SEÑOR al sacerdote Aarón. 29 "De todos los dones que recibís presentaréis las ofrendas que le pertenecen al SEÑOR, de lo mejor de ellas, la parte consagrada de ellas." 30 Y les dirás: "Cuando hayáis ofrecido de ello lo mejor, entonces el resto será contado a los levitas como el producto de la era o como el producto del lagar. 31 "Lo comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras casas, porque es vuestra remuneración a cambio de vuestro ministerio en la tienda de reunión. 32 "Y no llevaréis pecado por ello, cuando hayáis ofrecido lo mejor; así no profanaréis las cosas consagradas de los hijos de Israel, y no moriréis."
1 Después el SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2 Este es el estatuto de la ley que el SEÑOR ha ordenado, diciendo: "Di a los hijos de Israel que te traigan una novilla alazana sin defecto, que no tenga manchas y sobre la cual nunca se haya puesto yugo. 3 "Y la daréis al sacerdote Eleazar, y él la sacará fuera del campamento, y será degollada en su presencia. 4 "Entonces el sacerdote Eleazar tomará con su dedo de la sangre, y rociará un poco de sangre hacia el frente de la tienda de reunión, siete veces. 5 "Luego la novilla será quemada en su presencia; todo se quemará, su cuero, su carne, su sangre y su estiércol. 6 "Y el sacerdote tomará madera de cedro, e hisopo y escarlata, y los echará en medio del fuego en que arde la novilla. 7 "Luego el sacerdote lavará su ropa y bañará su cuerpo en agua, y después entrará en el campamento, pero el sacerdote quedará inmundo hasta el atardecer. 8 "Asimismo, el que la haya quemado lavará su ropa con agua y bañará su cuerpo con agua, y quedará inmundo hasta el atardecer. 9 "Entonces un hombre que esté limpio juntará las cenizas de la novilla y las depositará fuera del campamento en un lugar limpio, y la congregación de los hijos de Israel las guardará para el agua para la impureza; es agua para purificar del pecado. 10 "Y el que haya recogido las cenizas de la novilla lavará su ropa y quedará inmundo hasta el atardecer; y será un estatuto perpetuo para los hijos de Israel y para el extranjero que reside entre ellos. 11 "El que toque el cadáver de una persona quedará inmundo por siete días. 12 "Y aquél se purificará a sí mismo de su inmundicia con el agua al tercer día y al séptimo día, y entonces quedará limpio; pero si no se purifica a sí mismo al tercer día y al séptimo día, no quedará limpio. 13 "Cualquiera que toque un cadáver, el cuerpo de un hombre que ha muerto, y no se purifique a sí mismo, contamina el tabernáculo del SEÑOR; y esa persona será cortada de Israel. Será inmundo porque el agua para la impureza no se roció sobre él; su impureza aún permanece sobre él. 14 "Esta es la ley para cuando un hombre muera en una tienda; todo el que entre en la tienda y todo el que esté en la tienda, quedará inmundo por siete días. 15 "Y toda vasija abierta que no tenga la cubierta atada sobre ella, será inmunda. 16 "De igual manera, todo el que en campo abierto toque a uno que ha sido muerto a espada, o que ha muerto de causas naturales, o que toque hueso humano, o tumba, quedará inmundo durante siete días. 17 "Entonces para la persona inmunda tomarán de las cenizas de lo que se quemó para purificación del pecado, y echarán sobre ella agua corriente en una vasija. 18 "Y una persona limpia tomará hisopo y lo mojará en el agua, y lo rociará sobre la tienda y sobre todos los muebles, y sobre las personas que estuvieron allí y sobre aquel que tocó el hueso, o al muerto, o al que moría por causas naturales, o la tumba. 19 "Entonces la persona limpia rociará sobre el inmundo el tercero y el séptimo día; el séptimo día lo purificará de la inmundicia, y él lavará su ropa y se bañará en agua, y quedará limpio al llegar la tarde. 20 "Pero el hombre que sea inmundo y que no se haya purificado a sí mismo de su inmundicia, esa persona será cortada de en medio de la asamblea, porque ha contaminado el santuario del SEÑOR; el agua para la impureza no se ha rociado sobre él; es inmundo. 21 "Por tanto será estatuto perpetuo para ellos. Y el que rocíe el agua para la impureza lavará su ropa, y el que toque el agua para impureza quedará inmundo hasta el atardecer. 22 "Y todo lo que la persona inmunda toque quedará inmundo; y la persona que lo toque quedará inmunda hasta el atardecer."
1 Los hijos de Israel, toda la congregación, llegaron al desierto de Zin en el mes primero; y el pueblo se quedó en Cades. Allí murió Miriam y allí la sepultaron. 2 Y no había agua para la congregación; y se juntaron contra Moisés y Aarón. 3 El pueblo contendió con Moisés y le habló, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos murieron delante del SEÑOR! 4 ¿Por qué, pues, has traído al pueblo del SEÑOR a este desierto, para que nosotros y nuestros animales muramos aquí? 5 ¿Y por qué nos hiciste subir de Egipto, para traernos a este miserable lugar? No es lugar de sementeras, ni de higueras, ni de viñas, ni de granados, ni aun hay agua para beber. 6 Entonces Moisés y Aarón fueron de delante de la asamblea a la puerta de la tienda de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y se les apareció la gloria del SEÑOR. 7 Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 8 Toma la vara y reúne a la congregación, tú y tu hermano Aarón, y hablad a la peña a la vista de ellos, para que la peña dé su agua. Así sacarás para ellos agua de la peña, y beban la congregación y sus animales. 9 Tomó Moisés la vara de la presencia del SEÑOR, tal como El se lo había ordenado; 10 y Moisés y Aarón reunieron al pueblo ante la peña. Y él les dijo: Oíd, ahora, rebeldes. ¿Sacaremos agua de esta peña para vosotros? 11 Entonces Moisés levantó su mano y golpeó la peña dos veces con su vara, y brotó agua en abundancia, y bebió el pueblo y sus animales. 12 Y el SEÑOR dijo a Moisés y a Aarón: Porque vosotros no me creísteis a fin de tratarme como santo ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conduciréis a este pueblo a la tierra que les he dado. 13 Aquellas fueron las aguas de Meriba porque los hijos de Israel contendieron con el SEÑOR, y El manifestó su santidad entre ellos. 14 Moisés envió mensajeros desde Cades al rey de Edom, diciendo: Así ha dicho tu hermano Israel: "Tú sabes todas las dificultades que nos han sobrevenido; 15 que nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos por largo tiempo en Egipto, y los egipcios nos maltrataron a nosotros y a nuestros padres. 16 "Pero cuando clamamos al SEÑOR, El oyó nuestra voz y envió un ángel y nos sacó de Egipto. Ahora, mira, estamos en Cades, un pueblo de la frontera de tu territorio. 17 "Permítenos, por favor, pasar por tu tierra. No pasaremos por campo labrado ni por viñedo; ni siquiera beberemos agua de pozo. Iremos por el camino real, sin volver a la derecha ni a la izquierda hasta que crucemos tu territorio." 18 Pero, Edom le respondió: Tú no pasarás por mi tierra; para que no salga yo con espada a tu encuentro. 19 Entonces los hijos de Israel le contestaron: Iremos por el camino principal, y si yo y mi ganado bebemos de tu agua, entonces te pagaré su precio. Solamente déjame pasar a pie, nada más. 20 Pero él dijo: Tú no pasarás. Y Edom salió a su encuentro con mucha gente y con mano fuerte. 21 Rehusó, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, así que Israel tuvo que desviarse de él. 22 Partiendo de Cades los hijos de Israel, toda la congregación, llegaron al monte Hor. 23 Y habló el SEÑOR a Moisés y a Aarón en el monte Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: 24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará a la tierra que yo he dado a los hijos de Israel, porque vosotros os rebelasteis contra mi orden en las aguas de Meriba. 25 Toma a Aarón y a su hijo Eleazar y tráelos al monte Hor; 26 y quita a Aarón sus vestidos y ponlos sobre su hijo Eleazar. Entonces Aarón será reunido a su pueblo, y morirá allí. 27 Moisés hizo tal como el SEÑOR le ordenó, y subieron al monte Hor ante los ojos de toda la congregación. 28 Y después que Moisés le quitó a Aarón sus vestidos y se los puso a su hijo Eleazar, Aarón murió allí sobre la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29 Cuando toda la congregación vio que Aarón había muerto, toda la casa de Israel lloró a Aarón por treinta días.
1 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que Israel subía por el camino de Atarim , peleó contra Israel y le tomó algunos prisioneros. 2 Entonces Israel hizo un voto al SEÑOR y dijo: Si en verdad entregas a este pueblo en mis manos, yo destruiré por completo sus ciudades. 3 Y oyó el SEÑOR la voz de Israel y les entregó a los cananeos; y ellos los destruyeron por completo a ellos y a sus ciudades. Por eso se llamó a aquel lugar Horma . 4 Partieron del monte de Hor, por el camino del mar Rojo, para rodear la tierra de Edom, y el pueblo se impacientó por causa del viaje. 5 Y el pueblo habló contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay comida ni agua, y detestamos este alimento tan miserable. 6 Y el SEÑOR envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado, porque hemos hablado contra el SEÑOR y contra ti; intercede con el SEÑOR para que quite las serpientes de entre nosotros. Y Moisés intercedió por el pueblo. 8 Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá. 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía. 10 Después los hijos de Israel partieron y acamparon en Obot. 11 Y partieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está frente a Moab, al oriente. 12 De allí partieron y acamparon en el vallede Zered. 13 De allí partieron y acamparon al otro lado del Arnón, que está en el desierto y que sale del territorio de los amorreos, pues el Arnón es la frontera de Moab, entre Moab y los amorreos. 14 Por tanto se dice en el Libro de las Guerras del SEÑOR: Vaheb que está en Sufa y los arroyos del Arnón, 15 y la ladera de los arroyos que llega hasta el sitio de Ar y se apoya en la frontera de Moab. 16 Y de allí continuaron hasta Beer ; este es el pozo donde el SEÑOR le dijo a Moisés: Reúne al pueblo y les daré agua. 17 Entonces cantó Israel este cántico: ¡Salta, oh pozo! A él cantad. 18 El pozo que cavaron los jefes, que los nobles del pueblo hicieron con el cetro y con sus báculos. Y desde el desierto fueron a Mataná. 19 Y de Mataná a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en la tierra de Moab, en la cumbre del Pisga, que da al desierto. 21 Entonces Israel envió mensajeros a Sehón, rey de los amorreos, diciendo: 22 Déjame pasar por tu tierra. No nos desviaremos, ni por campos ni por viñedos, ni beberemos agua de pozo. Iremos por el camino real hasta que hayamos cruzado tus fronteras. 23 Pero Sehón no permitió a Israel pasar por su territorio. Y reunió Sehón a todo su pueblo y salió al encuentro de Israel en el desierto, y llegó a Jahaza y peleó contra Israel. 24 Pero Israel lo hirió a filo de espada y tomó posesión de su tierra desde el Arnón hasta el Jaboc, hasta la frontera con los hijos de Amón, porque Jazer era la frontera de los hijos de Amón. 25 Israel tomó todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades de los amorreos, en Hesbón y en todas sus aldeas. 26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos, quien había peleado contra el rey anterior de Moab y le había quitado de su mano toda su tierra, hasta el Arnón. 27 Por eso dicen los que usan proverbios: Venid a Hesbón. Sea edificada. Sea establecida la ciudad de Sehón. 28 Porque fuego salió de Hesbón, una llama del pueblo de Sehón; devoró a Ar de Moab, a los señores de las alturas del Arnón. 29 ¡Ay de ti, Moab! ¡Destruido eres, oh pueblo de Quemos! Ha dado a sus hijos como fugitivos y a sus hijas a la cautividad, a un rey amorreo, Sehón. 30 Mas nosotros los hemos arrojado; Hesbón está destruido hasta Dibón; después también asolamos hasta Nofa, la que llega hasta Medeba. 31 Así habitó Israel en la tierra de los amorreos. 32 Y Moisés envió a reconocer a Jazer, y tomaron sus villas y expulsaron a los amorreos que vivían allí. 33 Después se volvieron y subieron por el camino de Basán; y Og, rey de Basán, salió con todo su pueblo para presentarles batalla en Edrei. 34 Pero el SEÑOR dijo a Moisés: No le tengas miedo porque lo he entregado en tu mano, y a todo su pueblo y a su tierra; y harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, el que habitaba en Hesbón. 35 Así que lo mataron a él, a sus hijos y a todo su pueblo, hasta que no le quedó remanente; y tomaron posesión de su tierra.
1 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó. 2 Y Balac, hijo de Zipor, vio todo lo que Israel había hecho a los amorreos. 3 Entonces Moab tuvo mucho temor a causa del pueblo, porque eran muchos; y Moab tuvo miedo ante los hijos de Israel. 4 Y Moab dijo a los ancianos de Madián: Esta multitud lamerá todo lo que hay a nuestro derredor, como el buey lame la hierba del campo. Y en aquel tiempo Balac, hijo de Zipor, era rey de Moab. 5 Y envió mensajeros a Balaam, hijo de Beor, en Petor, que está cerca del río , en la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarle, diciendo: Mira, un pueblo salió de Egipto y he aquí, cubren la faz de la tierra y habitan frente a mí. 6 Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido. 7 Y los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron las palabras de Balac. 8 Y él les dijo: Pasad la noche aquí y yo os traeré palabra según lo que el SEÑOR me diga. Y los jefes de Moab se quedaron con Balaam. 9 Entonces Dios vino a Balaam y le dijo: ¿Quiénes son estos hombres que están contigo? 10 Y Balaam dijo a Dios: Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado un mensaje: 11 "Mira, el pueblo que salió de Egipto cubre la faz de la tierra; ven ahora, maldícemelos; quizá yo pueda pelear contra ellos y expulsarlos." 12 Y Dios dijo a Balaam: No vayas con ellos; no maldecirás al pueblo, porque es bendito. 13 Balaam se levantó de mañana y dijo a los jefes de Balac: Volved a vuestra tierra, porque el SEÑOR ha rehusado dejarme ir con vosotros. 14 Y los jefes de Moab se levantaron y volvieron a Balac, y le dijeron: Balaam rehusó venir con nosotros. 15 Entonces Balac envió jefes otra vez, más numerosos y más distinguidos que los anteriores. 16 Y fueron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: "Te ruego que no rehúses venir a mí; 17 porque en verdad te honraré en gran manera, y haré cualquier cosa que me digas. Ven, pues, te ruego, y maldíceme a este pueblo." 18 Y Balaam respondió, y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría traspasar el mandamiento del SEÑOR mi Dios para hacer ni poco ni mucho. 19 Pero, os ruego que permanezcáis aquí también esta noche, y sabré que más me dice el SEÑOR. 20 Y Dios vino a Balaam de noche, y le dijo: Si los hombres han venido a llamarte, levántate y ve con ellos; pero sólo dirás la palabra que yo te hable. 21 Y Balaam se levantó muy de mañana, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab. 22 Pero Dios se airó porque él iba, y el ángel del SEÑOR se puso en el camino como un adversario contra él. Y Balaam iba montado sobre su asna, y sus dos sirvientes con él. 23 Cuando el asna vio al ángel del SEÑOR de pie en el camino con la espada desenvainada en la mano, el asna se salió del camino y se fue por medio del campo; pero Balaam golpeó el asna para hacerla volver al camino. 24 Entonces el ángel del SEÑOR se puso en una senda estrecha de los viñedos, con una pared a un lado y otra pared al otro lado. 25 Al ver el asna al ángel del SEÑOR, se pegó contra la pared y presionó el pie de Balaam contra la pared; entonces él la golpeó otra vez. 26 Y el ángel del SEÑOR se fue más lejos, y se puso en un sitio estrecho donde no había manera de volverse ni a la derecha ni a la izquierda. 27 Y viendo el asna al ángel del SEÑOR, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y golpeó al asna con su palo. 28 Entonces el SEÑOR abrió la boca del asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho yo que me has golpeado estas tres veces? 29 Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en mi mano, que ahora mismo te mataba. 30 Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna, y sobre mí has cabalgado toda tu vida hasta hoy? ¿He tenido la costumbre de portarme así contigo? Y él dijo: No. 31 Entonces el SEÑOR abrió los ojos de Balaam, y él vio al ángel del SEÑOR de pie en el camino, con la espada desenvainada en su mano, e inclinándose, se postró rostro en tierra; 32 y el ángel del SEÑOR le dijo: ¿Por qué has golpeado a tu asna estas tres veces? Mira, yo he salido como adversario, porque tu camino me era contrario; 33 pero el asna me vio y se apartó de mí estas tres veces. Si no se hubiera apartado de mí, ciertamente yo te hubiera matado ahora mismo, y a ella la hubiera dejado vivir. 34 Y Balaam dijo al ángel del SEÑOR: He pecado, pues no sabía que tú estabas en el camino para enfrentarte a mí. Pero ahora, si te desagrada, me volveré. 35 El ángel del SEÑOR respondió a Balaam: Ve con los hombres, pero hablarás sólo la palabra que yo te diga. Y Balaam se fue con los jefes de Balac. 36 Al oír Balac que Balaam se acercaba, salió a recibirlo en una ciudad de Moab, que está sobre la frontera del Arnón, al extremo de la frontera. 37 Entonces Balac dijo a Balaam: ¿No envié a llamarte con urgencia? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Acaso no soy capaz de honrarte? 38 Balaam respondió a Balac: Mira, ahora he venido a ti. ¿Hay algo, acaso, que pueda decir? La palabra que Dios ponga en mi boca, ésa diré. 39 Balaam fue con Balac, y llegaron a Quiriat-huzot. 40 Y Balac sacrificó bueyes y ovejas, y envió algunos a Balaam y a los jefes que estaban con él. 41 Y sucedió que a la mañana siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a los lugares altos de Baal, y desde allí vio un extremo del pueblo.
1 Entonces Balaam dijo a Balac: Constrúyeme aquí siete altares y prepárame aquí siete novillos y siete carneros. 2 Y Balac hizo tal como Balaam le había dicho, y Balac y Balaam ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar. 3 Entonces Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá el SEÑOR venga a mi encuentro, y lo que me manifieste te lo haré saber. Y se fue a un cerro pelado. 4 Dios salió al encuentro de Balaam, y éste le dijo: He preparado los siete altares y he ofrecido un novillo y un carnero sobre cada altar 5 Y el SEÑOR puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac y así hablarás. 6 El entonces volvió a Balac, y he aquí que estaba junto a su holocausto, él y todos los jefes de Moab. 7 Y comenzó su profecía , y dijo: Desde Aram me ha traído Balac, rey de Moab, desde los montes del oriente: "Ven, y maldíceme a Jacob; ven, y condena a Israel." 8 ¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el SEÑOR no ha condenado? 9 Porque desde la cumbre de las peñas lo veo, y desde los montes lo observo. He aquí, es un pueblo que mora aparte, y que no será contado entre las naciones. 10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob, o numerar la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, y sea mi fin como el suyo. 11 Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te tomé para maldecir a mis enemigos, pero mira, ¡los has llenado de bendiciones! 12 Y él respondió y dijo: ¿No debo tener cuidado de hablar lo que el SEÑOR pone en mi boca? 13 Balac le dijo entonces: Te ruego que vengas conmigo a otro sitio desde donde podrás verlos, aunque sólo verás el extremo de ellos, y no los verás a todos; y desde allí maldícemelos. 14 Lo llevó al campo de Zofim, sobre la cumbre del Pisga, y edificó siete altares y ofreció un novillo y un carnero en cada altar 15 Y él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, mientras voy allá a encontrarme con el SEÑOR. 16 El SEÑOR salió al encuentro de Balaam y puso palabra en su boca y le dijo: Vuelve a Balac y así hablarás. 17 Y él volvió a Balac, y he aquí, estaba de pie junto a su holocausto, y los jefes de Moab con él. Y Balac le dijo: ¿Qué ha dicho el SEÑOR? 18 Y comenzó su profecía, y dijo: Levántate, Balac, y escucha; dame oídos, hijo de Zipor. 19 Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá 20 Mira, he recibido orden de bendecir; si El ha bendecido, yo no lo puedo anular. 21 El no ha observado iniquidad en Jacob, ni ha visto malicia en Israel; está en él el SEÑOR su Dios, y el júbilo de un rey está en él 22 Dios lo saca de Egipto; es para él como los cuernos del búfalo. 23 Porque no hay aguero contra Jacob, ni hay adivinación contra Israel. A su tiempo se le dirá a Jacob y a Israel: ¡Ved lo que ha hecho Dios! 24 He aquí, un pueblo se levanta como leona, y se yergue como león; no se echará hasta que devore la presa y beba la sangre de los que ha matado. 25 Entonces Balac dijo a Balaam: ¡De ninguna manera los maldigas ni los bendigas! 26 Pero Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te dije que todo lo que el SEÑOR habla, eso debo hacer? 27 Y Balac dijo a Balaam: Ven, te ruego, te llevaré a otro lugar; quizá le plazca a Dios que me los maldigas desde allí. 28 Entonces Balac llevó a Balaam a la cumbre del Peor, que da hacia el desierto. 29 Y Balaam dijo a Balac: Constrúyeme aquí siete altares y prepárame aquí siete novillos y siete carneros. 30 Balac hizo tal como Balaam le había dicho y ofreció un novillo y un carnero en cada altar.
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