1 Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2 Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los hijos de Israel; enviarás un hombre de cada una de las tribus de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos. 3 Entonces Moisés los envió desde el desierto de Parán, al mandato del SEÑOR; todos aquellos hombres eran jefes de los hijos de Israel. 4 Y estos eran sus nombres: de la tribu de Rubén, Samúa, hijo de Zacur; 5 de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Hori; 6 de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; 7 de la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; 8 de la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Nun; 9 de la tribu de Benjamín, Palti, hijo de Rafú; 10 de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodi; 11 de la tribu de José y de la tribu de Manasés, Gadi, hijo de Susi; 12 de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Gemali; 13 de la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael; 14 de la tribu de Neftalí, Nahbi, hijo de Vapsi; 15 de la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maqui. 16 Así se llamaban los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra; pero a Oseas, hijo de Nun, Moisés lo llamó Josué. 17 Cuando Moisés los envió a reconocer la tierra de Canaán, les dijo: Subid allá, al Neguev ; después subid a la región montañosa. 18 Ved cómo es la tierra, y si la gente que habita en ella es fuerte o débil, si son pocos o muchos; 19 y cómo es la tierra en que viven, si es buena o mala; y cómo son las ciudades en que habitan, si son como campamentos abiertos o con fortificaciones; 20 y cómo es el terreno, si fértil o estéril. ¿Hay allí árboles o no? Procurad obtener algo del fruto de la tierra. (Aquel tiempo era el tiempo de las primeras uvas maduras.) 21 Entonces ellos subieron y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, en Lebo-hamat. 22 Y subieron por el Neguev, y llegaron hasta Hebrón, donde estaban Ahimán, Sesai y Talmai, los descendientes de Anac. (Hebrón fue edificada siete años antes que Zoán en Egipto.) 23 Y llegaron hasta el valle de Escol y de allí cortaron un sarmiento con un solo racimo de uvas; y lo llevaban en un palo entre dos hombres, con algunas de las granadas y de los higos. 24 A aquel lugar se le llamó el valle de Escol por razón del racimo que los hijos de Israel cortaron allí. 25 Y volvieron de reconocer la tierra al cabo de cuarenta días, 26 y fueron y se presentaron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel en el desierto de Parán, en Cades; y les dieron un informe a ellos y a toda la congregación, y les enseñaron el fruto de la tierra. 27 Y le contaron, y le dijeron: Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. 28 Sólo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac. 29 Amalec habita en la tierra del Neguev, y los heteos, los jebuseos y los amorreos habitan en la región montañosa, y los cananeos habitan junto al mar y a la ribera del Jordán. 30 Entonces Caleb calmó al pueblo delante de Moisés, y dijo: Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos. 31 Pero los hombres que habían subido con él dijeron: No podemos subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32 Y dieron un mal informe a los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura. 33 Vimos allí también a los gigantes (los hijos de Anac son parte de la raza de los gigantes); y a nosotros nos pareció que éramos como langostas; y así parecíamos ante sus ojos.
1 Entonces toda la congregación levantó la voz y clamó, y el pueblo lloró aquella noche. 2 Y murmuraron contra Moisés y Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la congregación: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiéramos muerto en este desierto! 3 ¿Y por qué nos trae el SEÑOR a esta tierra para caer a espada? Nuestras mujeres y nuestros hijos vendrán a ser presa. ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto? 4 Y se decían unos a otros: Nombremos un jefe y volvamos a Egipto. 5 Entonces Moisés y Aarón cayeron sobre sus rostros en presencia de toda la asamblea de la congregación de los hijos de Israel. 6 Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rasgaron sus vestidos; 7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por la que pasamos para reconocerla es una tierra buena en gran manera. 8 Si el SEÑOR se agrada de nosotros, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel. 9 Sólo que no os rebeléis contra el SEÑOR, ni tengáis miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el SEÑOR está con nosotros; no les tengáis miedo. 10 Pero toda la congregación dijo que los apedrearan. Entonces la gloria del SEÑOR apareció en la tienda de reunión a todos los hijos de Israel. 11 Y el SEÑOR dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me desdeñará este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en mí a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos? 12 Los heriré con pestilencia y los desalojaré, y a ti te haré una nación más grande y poderosa que ellos. 13 Pero Moisés respondió al SEÑOR: Entonces lo oirán los egipcios, pues tú sacaste a este pueblo de en medio de ellos con tu poder, 14 y se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Estos han oído que tú, oh SEÑOR, estás en medio de tu pueblo, porque tú, oh SEÑOR, eres visto cara a cara cuando tu nube está sobre ellos; y tú vas delante de ellos de día en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego. 15 Pero si tú destruyes a este pueblo como a un solo hombre, entonces las naciones que han oído de tu fama, dirán: 16 "Porque el SEÑOR no pudo introducir a este pueblo a la tierra que les había prometido con juramento, por eso los mató en el desierto." 17 Pero ahora, yo te ruego que sea engrandecido el poder del Señor, tal como tú lo has declarado, diciendo: 18 "El SEÑOR es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; mas de ninguna manera tendrá por inocente al culpable; sino que castigará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación." 19 Perdona, te ruego, la iniquidad de este pueblo conforme a la grandeza de tu misericordia, así como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. 20 Entonces el SEÑOR dijo: Los he perdonado según tu palabra; 21 pero ciertamente, vivo yo, que toda la tierra será llena de la gloria del SEÑOR; 22 ciertamente todos los que han visto mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto, y que me han puesto a prueba estas diez veces y no han oído mi voz, 23 no verán la tierra que juré a sus padres, ni la verá ninguno de los que me desdeñaron. 24 Pero a mi siervo Caleb, porque ha habido en él un espíritu distinto y me ha seguido plenamente, lo introduciré a la tierra donde entró, y su descendencia tomará posesión de ella. 25 Ahora bien, los amalecitas y los cananeos moran en los valles. Mañana volveos y partid para el desierto, camino del mar Rojo. 26 Y habló el SEÑOR a Moisés y a Aarón, diciendo: 27 ¿Hasta cuándo tendré que sobrellevar a esta congregación malvada que murmura contra mí? He oído las quejas de los hijos de Israel, que murmuran contra mí. 28 Diles: "Vivo yo"declara el SEÑOR "que tal como habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29 "En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos vuestros enumerados de todos los contados de veinte años arriba, que han murmurado contra mí. 30 "De cierto que vosotros no entraréis en la tierra en la cual juré estableceros, excepto Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun. 31 "Sin embargo, vuestros pequeños, de quienes dijisteis que serían presa del enemigo a ellos los introduciré, y conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado. 32 "Pero en cuanto a vosotros, vuestros cadáveres caerán en este desierto. 33 "Y vuestros hijos serán pastores por cuarenta años en el desierto, y sufrirán por vuestra infidelidad, hasta que vuestros cadáveres queden en el desierto. 34 "Según el número de los días que reconocisteis la tierra, cuarenta días, por cada día llevaréis vuestra culpa un año, hasta cuarenta años, y conoceréis mi enemistad. 35 "Yo, el SEÑOR, he hablado; ciertamente esto haré a toda esta perversa congregación que se han juntado contra mí. En este desierto serán destruidos, y aquí morirán." 36 En cuanto a los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra, y que volvieron e hicieron a toda la congregación murmurar contra él dando un mal informe acerca de la tierra, 37 aquellos hombres que dieron el mal informe acerca de la tierra, murieron debido a una plaga delante del SEÑOR. 38 Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, sobrevivieron de entre aquellos hombres que fueron a reconocer la tierra. 39 Y cuando Moisés habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró mucho. 40 Y muy de mañana se levantaron y subieron a la cumbre del monte, y dijeron: Aquí estamos; subamos al lugar que el SEÑOR ha dicho, porque hemos pecado. 41 Mas Moisés dijo: ¿Por qué, entonces, quebrantáis el mandamiento del SEÑOR, si no os saldrá bien? 42 No subáis, no sea que seáis derribados delante de vuestros enemigos, pues el SEÑOR no está entre vosotros. 43 Pues los amalecitas y los cananeos estarán allí frente a vosotros, y caeréis a espada por cuanto os habéis negado a seguir al SEÑOR. Y el SEÑOR no estará con vosotros. 44 Pero ellos se obstinaron en subir a la cumbre del monte; mas ni el arca del pacto del SEÑOR ni Moisés se apartaron del campamento. 45 Entonces descendieron los amalecitas y los cananeos que habitaban en la región montañosa, y los hirieron y los derrotaron persiguiéndolos hasta Horma.
1 Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel, y diles: "Cuando entréis en la tierra que yo os doy por morada, 3 y presentéis, de vacas o de ovejas, una ofrenda encendida al SEÑOR en holocausto o sacrificio para cumplir un voto especial, o como ofrenda voluntaria, o para ofrecer en vuestras fiestas señaladas aroma agradable al SEÑOR, 4 entonces el que presente su ofrenda, traerá al SEÑOR una ofrenda de cereal de una décima de un efa de flor de harina mezclada con un cuarto de un hin de aceite. 5 "Tú prepararás vino para la libación, un cuarto de un hin con el holocausto o para el sacrificio, por cada cordero. 6 "O por un carnero prepararás como ofrenda de cereal dos décimas de un efa de flor de harina mezclada con la tercera parte de un hin de aceite; 7 y para la libación ofrecerás la tercera parte de un hin de vino, como aroma suave al SEÑOR. 8 "Y cuando prepares un novillo, como holocausto o sacrificio para cumplir un voto especial, o para las ofrendas de paz al SEÑOR, 9 entonces ofrecerás con el novillo una ofrenda de cereal de tres décimas de un efa de flor de harina mezclada con la mitad de un hin de aceite; 10 y ofrecerás como libación medio hin de vino como ofrenda encendida, como aroma agradable al SEÑOR. 11 "Así se hará con cada buey, o con cada carnero, o con cada uno de los corderos o de las cabras. 12 "Según el número que preparéis, así haréis con cada uno conforme a su número. 13 "Todo nativo hará estas cosas en esta forma al presentar una ofrenda encendida, como aroma agradable al SEÑOR. 14 "Y si un extranjero reside con vosotros, o uno que esté entre vosotros por vuestras generaciones, y desea presentar una ofrenda encendida como aroma agradable al SEÑOR, como lo hacéis vosotros, así lo hará él. 15 "En cuanto a la asamblea, un estatuto habrá para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros, un estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros sois, así será el extranjero delante del SEÑOR. 16 "Una sola ley habrá, una sola ordenanza, para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros." 17 Después el SEÑOR habló a Moisés, diciendo: 18 Habla a los hijos de Israel, y diles: "Cuando entréis en la tierra adonde os llevo, 19 será que cuando comáis de la comida de la tierra, elevaréis una ofrenda al SEÑOR. 20 "De las primicias de vuestra masa elevaréis una torta como ofrenda; como la ofrenda de la era, así la elevaréis. 21 "De las primicias de vuestra masa daréis al SEÑOR una ofrenda por vuestras generaciones. 22 "Pero cuando erréis y no observéis todos estos mandamientos que el SEÑOR ha hablado a Moisés, 23 todo lo que el SEÑOR os ha mandado por medio de Moisés, desde el día en que el SEÑOR dio mandamiento, en el futuro, por todas vuestras generaciones, 24 entonces sucederá que si se hizo inadvertidamente, sin el conocimiento de la congregación, toda la congregación ofrecerá un novillo como holocausto, como aroma agradable al SEÑOR, con su ofrenda de cereal y su libación, según la ordenanza, y un macho cabrío como ofrenda por el pecado. 25 "Entonces el sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel, y serán perdonados, pues fue un error. Cuando presenten su ofrenda, una ofrenda encendida al SEÑOR, y su ofrenda por el pecado delante del SEÑOR por su error, 26 será perdonada toda la congregación de los hijos de Israel, y el extranjero que reside entre ellos, pues sucedió a todo el pueblo por error. 27 "También, si una persona peca inadvertidamente, ofrecerá una cabra de un año como ofrenda por el pecado. 28 "Y el sacerdote hará expiación delante del SEÑOR por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado. 29 "Para el que es nativo entre los hijos de Israel y para el extranjero que reside entre ellos, tendréis una sola ley para el que haga algo inadvertidamente. 30 "Pero aquél que obre con desafío, ya sea nativo o extranjero, ése blasfema contra el SEÑOR, y esa persona será cortada de entre su pueblo. 31 "Porque ha menospreciado la palabra del SEÑOR, y ha quebrantado su mandamiento, esa persona será enteramente cortada; su culpa caerá sobre ella." 32 Cuando los hijos de Israel estaban en el desierto, encontraron a un hombre que recogía leña en el día de reposo. 33 Los que lo encontraron recogiendo leña, lo llevaron a Moisés y a Aarón y a toda la congregación; 34 y lo pusieron bajo custodia, porque no se había aclarado qué debería hacerse con él. 35 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Ciertamente al hombre se le dará muerte; toda la congregación lo apedreará fuera del campamento. 36 Y toda la congregación lo sacó fuera del campamento y lo apedrearon, y murió, tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés. 37 También habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 38 Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul. 39 Y os servirá el fleco, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos del SEÑOR, a fin de que los cumpláis y no sigáis vuestro corazón ni vuestros ojos, tras los cuales os habéis prostituido, 40 para que os acordéis de cumplir todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios. 41 Yo soy el SEÑOR vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios.
1 Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. 2 Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. 3 Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, 4 pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo. 5 Por tanto, es necesario someterse, no sólo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. 7 Pagad a todos lo que debáis; al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor. 8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque esto: NO COMETERAS ADULTERIO, NO MATARAS, NO HURTARAS, NO CODICIARAS, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. 10 El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. 11 Y haced todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. 12 La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. 13 Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias; 14 antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
1 Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones. 2 Uno tiene fe en que puede comer de todo, pero el que es débil sólo come legumbres. 3 El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado. 4 ¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro? Para su propio amo está en pie o cae, y en pie se mantendrá, porque poderoso es el Señor para sostenerlo en pie. 5 Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir. 6 El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda; y el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; 8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. 9 Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. 10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios . 11 Porque está escrito: VIVO YODICE EL SEÑORQUE ANTE MI SE DOBLARA TODA RODILLA, Y TODA LENGUA ALABARA A DIOS. 12 De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo. 13 Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano. 14 Yo sé, y estoy convencido en el Señor Jesús, de que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que estima que algo es inmundo, para él lo es. 15 Porque si por causa de la comida tu hermano se entristece, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió. 16 Por tanto, no permitáis que se hable mal de lo que para vosotros es bueno. 17 Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres. 19 Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua. 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todas las cosas son limpias, pero son malas para el hombre que escandaliza a otro al comer. 21 Es mejor no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tu hermano tropiece . 22 La fe que tú tienes, tenla conforme a tu propia convicción delante de Dios. Dichoso el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23 Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no procede de fe, es pecado.
1 Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación. 3 Pues ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: LOS VITUPERIOS DE LOS QUE TE INJURIABAN CAYERON SOBRE MI. 4 Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza. 5 Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús, 6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. 7 Por tanto, aceptaos los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios. 8 Pues os digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, 9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito: POR TANTO, TE CONFESARE ENTRE LOS GENTILES, Y A TU NOMBRE CANTARE. 10 Y vuelve a decir: REGOCIJAOS, GENTILES, CON SU PUEBLO. 11 Y de nuevo: ALABAD AL SEÑOR TODOS LOS GENTILES, Y ALABENLE TODOS LOS PUEBLOS. 12 Y a su vez, Isaías dice: RETOÑARA LA RAIZ DE ISAI, EL QUE SE LEVANTA A REGIR A LOS GENTILES; LOS GENTILES PONDRAN EN EL SU ESPERANZA. 13 Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. 14 En cuanto a vosotros, hermanos míos, yo mismo estoy también convencido de que vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento y capaces también de amonestaros los unos a los otros. 15 Pero os he escrito con atrevimiento sobre algunas cosas, para así hacer que las recordéis otra vez, por la gracia que me fue dada por Dios, 16 para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ministrando a manera de sacerdote el evangelio de Dios, a fin de que la ofrenda que hago de los gentiles sea aceptable, santificada por el Espíritu Santo. 17 Por tanto, en Cristo Jesús he hallado razón para gloriarme en las cosas que se refieren a Dios. 18 Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, en palabra y en obra, 19 con el poder de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta el Ilírico he predicado en toda su plenitud el evangelio de Cristo. 20 De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo era ya conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro; 21 sino como está escrito: AQUELLOS A QUIENES NUNCA LES FUE ANUNCIADO ACERCA DE EL, VERAN, Y LOS QUE NO HAN OIDO, ENTENDERAN. 22 Por esta razón muchas veces me he visto impedido de ir a vosotros, 23 pero ahora, no quedando ya más lugares para mí en estas regiones, y puesto que por muchos años he tenido un gran deseo de ir a vosotros, 24 cuando vaya a España iré a vosotros. Porque espero veros al pasar y que me ayudéis a continuar hacia allá, después de que haya disfrutado un poco de vuestra compañía. 25 Pero ahora voy a Jerusalén para el servicio de los santos, 26 pues Macedonia y Acaya han tenido a bien hacer una colecta para los pobres de entre los santos que están en Jerusalén. 27 Sí, tuvieron a bien hacerlo, y a la verdad que están en deuda con ellos. Porque si los gentiles han participado de sus bienes espirituales, también están obligados a servir a los santos en los bienes materiales. 28 Así que cuando haya cumplido esto y les haya entregado esta ofrenda, iré a España llegando de paso a veros. 29 Y sé que cuando vaya a vosotros, iré en la plenitud de la bendición de Cristo. 30 Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios por mí, 31 para que sea librado de los que son desobedientes en Judea, y que mi servicio a Jerusalén sea aceptable a los santos, 32 y para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y encuentre confortante reposo con vosotros. 33 El Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.
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