1 Si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro favor, diga ahora Israel 2 si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro favor cuando los hombres se levantaron contra nosotros, 3 vivos nos hubieran tragado entonces cuando su ira se encendió contra nosotros; 4 entonces las aguas nos hubieran anegado, un torrente hubiera pasado sobre nuestra alma, 5 hubieran pasado entonces sobre nuestra alma las aguas impetuosas. 6 Bendito sea el SEÑOR, que no nos ha entregado como presa de los dientes de ellos. 7 Nuestra alma ha escapado cual ave del lazo de los cazadores; el lazo se rompió y nosotros escapamos. 8 Nuestro socorro está en el nombre del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
1 Los que confían en el SEÑOR son como el monte Sion, que es inconmovible, que permanece para siempre. 2 Como los montes rodean a Jerusalén, así el SEÑOR rodea a su pueblo desde ahora y para siempre. 3 Pues el cetro de la impiedad no descansará sobre la tierra de los justos, para que los justos no extiendan sus manos para hacer el mal. 4 Haz bien, SEÑOR, a los buenos, y a los rectos de corazón. 5 Mas a los que se desvían por sus caminos torcidos, el SEÑOR los llevará con los que hacen iniquidad. Paz sea sobre Israel.
1 Cuando el SEÑOR hizo volver a los cautivos de Sion, éramos como los que sueñan. 2 Entonces nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de gritos de alegría; entonces dijeron entre las naciones: Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con ellos. 3 Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con nosotros; estamos alegres. 4 Haz volver, SEÑOR, a nuestros cautivos, como las corrientes en el sur. 5 Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. 6 El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
1 Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el SEÑOR no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. 2 Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues El da a su amado aun mientras duerme. 3 He aquí, don del SEÑOR son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. 4 Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. 5 Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no serán avergonzados cuando hablen con sus enemigos en la puerta.
1 En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer. 2 No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3 Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. 4 La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5 No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio. 6 Mas esto digo por vía de concesión, no como una orden. 7 Sin embargo , yo desearía que todos los hombres fueran como yo. No obstante, cada cual ha recibido de Dios su propio don, uno de esta manera y otro de aquélla. 8 A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo. 9 Pero si carecen de dominio propio, cásense; que mejor es casarse que quemarse. 10 A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al marido 11 (pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido), y que el marido no abandone a su mujer. 12 Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. 14 Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente; de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mas ahora son santos. 15 Sin embargo, si el que no es creyente se separa, que se separe; en tales casos el hermano o la hermana no están obligados, sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. 16 Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer? 17 Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande. Y esto ordeno en todas las iglesias. 18 ¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado. ¿Fue llamado alguno estando incircuncidado? No se circuncide. 19 La circuncisión nada es, y nada es la incircuncisión, sino el guardar los mandamientos de Dios. 20 Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado. 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo. 22 Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, liberto es del Señor; de la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Comprados fuisteis por precio; no os hagáis esclavos de los hombres. 24 Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado.
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