1Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el SEÑOR no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.2Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues El da a su amado aun mientras duerme.3He aquí, don del SEÑOR son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre.4Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud.5Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no serán avergonzados cuando hablen con sus enemigos en la puerta.
1Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR, que anda en sus caminos.2Cuando comas del trabajo de tus manos, dichoso serás y te irá bien.3Tu mujer será como fecunda vid en el interior de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.4He aquí que así será bendecido el hombre que teme al SEÑOR.5El SEÑOR te bendiga desde Sion, veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida,6y veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz sea sobre Israel!