Febrero 27

Leer Juan 12:1-8

AMOR EXTRAVAGANTE

Entonces María tomó unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, que era muy caro, y con él ungió los pies de Jesús, y con sus cabellos los enjugó. Y la casa se llenó con el olor del perfume. (Juan 12:3)

Trata de ponerte en el lugar de María. No hacía mucho que había estado llorando a los pies de Jesús por la muerte de su hermano Lázaro. Jesús lo había resucitado de la muerte y ahora la familia estaba dando una cena en su honor. ¿Cómo podía agradecerle?

Para Marta era más fácil: lo hacía poniendo en práctica su don de cocinar y servir. Pero María quería hacer algo más. Por eso buscó un tesoro: un frasco de perfume de nardo puro, que probablemente era lo más caro que había en la casa.  Y sin más, lo derramó sobre la cabeza y los pies de Jesús (ver Marcos 14:3 y Juan 12:3). Finalmente, se arrodilló para enjugar los pies de Jesús con su cabello—algo totalmente impensable para una mujer judía.

¿Por qué hacer algo así? Era costumbre ungir a los invitados especiales. También era la forma en que se ordenaba a los sacerdotes y se instalaba a los reyes como gobernantes. El mismo nombre “Mesías” (o “Cristo”) significa el “Ungido”. Quizás todas estas cosas estaban en el corazón de María mientras ungía a Jesús.

Cuando pensamos en lo que Jesús ha hecho por nosotros, nos encontramos en el mismo dilema que María. ¿Cómo podemos agradecerle por todo lo que ha hecho? Nos buscó, nos llamó para que seamos suyos, dio su vida para salvarnos, resucitó de los muertos para darnos vida eterna… ¿cómo podremos amarlo lo suficiente? ¡El sólo tratar de expresar esos sentimientos duele! Entonces, cuando no encontramos palabras suficientes para expresar lo que nuestro corazón siente, buscamos otra manera de hacerlo.

Damos gracias a Dios porque Jesús nos ha dado formas de expresar ese amor. Nos ha dado el Bautismo y la Santa Cena. Nos ha dado prójimos, incluyendo a los más humildes, y nos ha prometido que “todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí lo hicieron” (Mateo 25:40b).

Juan nos dice que la casa se llenó con el olor del perfume de nardo.

Que al amar a nuestro Señor, así como lo amó María, el mundo que nos rodea se llene del perfume de nuestra ofrenda de gratitud.

Oración: Gracias, Señor, por amarme y por permitirme amarte. Ayúdame a demostrar mi amor por ti en todo lo que hago y digo. Amén.

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