10 como desde los días que ordené que hubiera jueces sobre mi pueblo Israel; y someteré a todos tus enemigos. Además te hago saber que el SEÑOR te edificará una casa. 11 'Y sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, levantaré a uno de tus descendientes después de ti, que será de tus hijos; y estableceré su reino. 12 'El me edificará una casa, y yo estableceré su trono para siempre. 13 'Yo seré padre para él y él será hijo para mí; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que estaba antes de ti. 14 'Sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será establecido para siempre.'" 15 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. 16 Entonces el rey David entró y se sentó delante del SEÑOR, y dijo: ¿Quién soy yo, oh SEÑOR Dios, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí? 17 Y aun esto fue poco ante tus ojos, oh Dios, pues también has hablado de la casa de tu siervo concerniente a un futuro lejano, y me has considerado conforme a la medida de un hombre excelso, oh SEÑOR Dios. 18 ¿Qué más te puede decir David en cuanto al honor concedido a tu siervo? Porque tú conoces a tu siervo. 19 Oh SEÑOR, por amor a tu siervo y según tu corazón, tú has hecho esta gran cosa para manifestar todas estas grandezas. 20 Oh SEÑOR, no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 21 ¿Y qué otra nación en la tierra es como tu pueblo Israel, al cual Dios vino a redimir como pueblo para sí, a fin de darte un nombre por medio de cosas grandes y terribles, al echar naciones de delante de tu pueblo, al que rescataste de Egipto? 22 Pues hiciste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre, y tú, SEÑOR, has venido a ser su Dios. 23 Y ahora, SEÑOR, que la palabra que tú has hablado acerca de tu siervo y acerca de su casa sea afirmada para siempre, y haz según has hablado. 24 Y sea confirmado y engrandecido tu nombre para siempre, al decirse: "El SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, es Dios para Israel; y que la casa de tu siervo David sea establecida delante de ti." 25 Porque tú, Dios mío, has revelado a tu siervo que le edificarás una casa; por tanto tu siervo ha hallado ánimo para orar delante de ti. 26 Ahora pues, SEÑOR, tú eres Dios, y has prometido bien a tu siervo. 27 Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti; porque tú, SEÑOR, la has bendecido, y es bendecida para siempre.
1 Después de esto, sucedió que David derrotó a los filisteos y los sometió, y tomó Gat y sus aldeas de mano de los filisteos. 2 Y derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole tributo. 3 David derrotó también a Hadad-ezer, rey de Soba, cerca de Hamat, cuando éste iba a establecer su dominio en el río Eufrates. 4 David le tomó mil carros y siete mil hombres de a caballo y veinte mil soldados de a pie; David desjarretó todos los caballos de los carros, pero dejó suficientes de ellos para cien carros. 5 Cuando vinieron los arameos de Damasco en ayuda de Hadad-ezer, rey de Soba, David mató a veintidós mil hombres de los arameos. 6 Entonces David puso guarniciones en Aram de Damasco; y los arameos fueron siervos de David, trayéndole tributo. Y el SEÑOR ayudaba a David dondequiera que iba. 7 Tomó David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén. 8 Asimismo tomó David una gran cantidad de bronce de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, con el cual Salomón hizo el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce. 9 Y cuando Tou, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba, 10 envió a su hijo Adoram al rey David para saludarlo y bendecirlo, porque había peleado contra Hadad-ezer y lo había derrotado, pues Hadad-ezer había estado en guerra con Tou. Y Adoram trajo toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce, 11 que el rey David dedicó también al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había tomado de todas estas naciones: de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec. 12 Además Abisai, hijo de Sarvia, derrotó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. 13 Puso guarniciones en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David. Y el SEÑOR daba la victoria a David dondequiera que iba. 14 David reinó sobre todo Israel, y administraba justicia y derecho a todo su pueblo. 15 Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército; y Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 16 y Sadoc, hijo de Ahitob, y Abimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes, y Savsá era escriba; 17 y Benaía, hijo de Joiada, era jefe de los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los primeros junto al rey.
1 Sucedió después de esto que murió Nahas, rey de los hijos de Amón, y su hijo reinó en su lugar. 2 Y David dijo: Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, porque su padre fue bondadoso conmigo. Envió, pues, David mensajeros para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas a ver a Hanún para consolarlo, 3 los príncipes de los amonitas dijeron a Hanún: ¿Crees tú que David está honrando a tu padre porque te ha enviado consoladores? ¿No han venido a ti sus siervos para reconocer, para destruir y para espiar la tierra? 4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David y los rapó, les cortó los vestidos por la mitad hasta las caderas, y los despidió. 5 Y algunos fueron y le avisaron a David acerca de los hombres. Y él envió gente a su encuentro, porque los hombres estaban muy humillados. Y el rey dijo: Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volved.
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