1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 2 En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús , no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 4 Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. 7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de El. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros. 12 A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros. 13 En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo. 15 Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. 16 Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él. 17 En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor. 19 Nosotros amamos, porque El nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
1 Después de esto, sucedió que David derrotó a los filisteos y los sometió, y tomó Gat y sus aldeas de mano de los filisteos. 2 Y derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole tributo. 3 David derrotó también a Hadad-ezer, rey de Soba, cerca de Hamat, cuando éste iba a establecer su dominio en el río Eufrates. 4 David le tomó mil carros y siete mil hombres de a caballo y veinte mil soldados de a pie; David desjarretó todos los caballos de los carros, pero dejó suficientes de ellos para cien carros. 5 Cuando vinieron los arameos de Damasco en ayuda de Hadad-ezer, rey de Soba, David mató a veintidós mil hombres de los arameos. 6 Entonces David puso guarniciones en Aram de Damasco; y los arameos fueron siervos de David, trayéndole tributo. Y el SEÑOR ayudaba a David dondequiera que iba. 7 Tomó David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén. 8 Asimismo tomó David una gran cantidad de bronce de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, con el cual Salomón hizo el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce. 9 Y cuando Tou, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba, 10 envió a su hijo Adoram al rey David para saludarlo y bendecirlo, porque había peleado contra Hadad-ezer y lo había derrotado, pues Hadad-ezer había estado en guerra con Tou. Y Adoram trajo toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce, 11 que el rey David dedicó también al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había tomado de todas estas naciones: de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec. 12 Además Abisai, hijo de Sarvia, derrotó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. 13 Puso guarniciones en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David. Y el SEÑOR daba la victoria a David dondequiera que iba. 14 David reinó sobre todo Israel, y administraba justicia y derecho a todo su pueblo. 15 Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército; y Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 16 y Sadoc, hijo de Ahitob, y Abimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes, y Savsá era escriba; 17 y Benaía, hijo de Joiada, era jefe de los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los primeros junto al rey.
1 Observarás el mes de Abib y celebrarás la Pascua al SEÑOR tu Dios, porque en el mes de Abib el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto de noche. 2 Y sacrificarás la Pascua al SEÑOR tu Dios con ofrendas de tus rebaños y de tus manadas, en el lugar que el SEÑOR escoja para poner allí su nombre. 3 No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción (porque aprisa saliste de la tierra de Egipto), para que recuerdes todos los días de tu vida el día que saliste de la tierra de Egipto. 4 Durante siete días no se verá contigo levadura en todo tu territorio; y de la carne que sacrifiques en la tarde del primer día, no quedará nada para la mañana siguiente. 5 No podrás sacrificar la Pascua en ninguna de las ciudades que el SEÑOR tu Dios te da, 6 sino que en el lugar que el SEÑOR tu Dios escoja para poner allí su nombre sacrificarás la Pascua, al atardecer, al ponerse el sol, a la hora en que saliste de Egipto. 7 Y la asarás y la comerás en el lugar que el SEÑOR tu Dios escoja. Luego, por la mañana, regresarás a tu habitación. 8 Seis días comerás pan sin levadura, y en el séptimo día habrá una asamblea solemne para el SEÑOR tu Dios. Ningún trabajo harás en él. 9 Siete semanas contarás; comenzarás a contar siete semanas desde el momento en que empieces a meter la hoz a la mies. 10 Entonces celebrarás la fiesta de las semanas al SEÑOR tu Dios con el tributo de una ofrenda voluntaria de tu mano, la cual darás según el SEÑOR tu Dios te haya bendecido. 11 Y te alegrarás delante del SEÑOR tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que habita en tus ciudades, y el forastero, el huérfano y la viuda que están en medio de ti, en el lugar donde el SEÑOR tu Dios escoja para poner allí su nombre. 12 Y te acordarás de que tú fuiste esclavo en Egipto; cuídate de guardar estos estatutos. 13 Durante siete días celebrarás la fiesta de los tabernáculos, cuando hayas recogido el producto de tu era y de tu lagar. 14 Y te alegrarás en tu fiesta, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, el levita y el forastero, el huérfano y la viuda que están en tus ciudades. 15 Siete días celebrarás fiesta al SEÑOR tu Dios en el lugar que escoja el SEÑOR; porque el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todos tus productos y en toda la obra de tus manos; por tanto, estarás verdaderamente alegre. 16 Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que El escoja: en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos; y no se presentarán con las manos vacías delante del SEÑOR. 17 Cada hombre dará lo que pueda, de acuerdo con la bendición que el SEÑOR tu Dios te haya dado. 18 Nombrarás para ti jueces y oficiales en todas las ciudades que el SEÑOR tu Dios te da, según tus tribus, y ellos juzgarán al pueblo con justo juicio. 19 No torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo. 20 La justicia, y sólo la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. 21 No plantarás para ti Asera de ninguna clase de árbol junto al altar del SEÑOR tu Dios que harás para ti. 22 Ni levantarás para ti pilar sagrado, lo cual aborrece el SEÑOR tu Dios.
1 Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo: 2 tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de derribar, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar; 5 tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo; 6 tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de odiar; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9 ¿Qué saca el trabajador de aquello en que se afana? 10 He visto la tarea que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en ella se ocupen. 11 El ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones, sin embargo el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio y hasta el fin. 12 Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida; 13 además, que todo hombre que coma y beba y vea lo bueno en todo su trabajo, eso es don de Dios. 14 Sé que todo lo que Dios hace será perpetuo; no hay nada que añadirle y no hay nada que quitarle; Dios ha obrado así para que delante de El teman los hombres. 15 Lo que es, ya ha sido, y lo que será, ya fue, y Dios busca lo que ha pasado. 16 Aun he visto más bajo el sol: que en el lugar del derecho, está la impiedad, y en el lugar de la justicia, está la iniquidad. 17 Yo dije en mi corazón: al justo como al impío juzgará Dios, porque hay un tiempo para cada cosa y para cada obra. 18 Dije además en mi corazón en cuanto a los hijos de los hombres: Ciertamente Dios los ha probado para que vean que son sólo animales. 19 Porque la suerte de los hijos de los hombres y la suerte de los animales es la misma: como muere el uno así muere el otro. Todos tienen un mismo aliento de vida; el hombre no tiene ventaja sobre los animales, porque todo es vanidad. 20 Todos van a un mismo lugar. Todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo. 21 ¿Quién sabe que el aliento de vida del hombre asciende hacia arriba y el aliento de vida del animal desciende hacia abajo, a la tierra? 22 Y he visto que no hay nada mejor para el hombre que gozarse en sus obras, porque esa es su suerte. Porque ¿quién le hará ver lo que ha de suceder después de él?
1 El primer relato que escribí, Teófilo, trató de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido. 3 A éstos también, después de su padecimiento, se presentó vivo con muchas pruebas convincentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo concerniente al reino de Dios. 4 Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí; 5 pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días. 6 Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? 7 Y El les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad; 8 pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. 9 Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos. 10 Y estando mirando fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas, 11 que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo. 12 Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 13 Cuando hubieron entrado en la ciudad, subieron al aposento alto donde estaban hospedados, Pedro, Juan, Jacobo y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Jacobo. 14 Todos éstos estaban unánimes, entregados de continuo a la oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de El. 15 Por aquel tiempo Pedro se puso de pie en medio de los hermanos (un grupo como de ciento veinte personas estaba reunido allí), y dijo: 16 Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura en que por boca de David el Espíritu Santo predijo acerca de Judas, el que se hizo guía de los que prendieron a Jesús. 17 Porque era contado entre nosotros y recibió parte en este ministerio. 18 (Este, pues, con el precio de su infamia adquirió un terreno, y cayendo de cabeza se reventó por el medio, y todas sus entrañas se derramaron. 19 Y esto llegó al conocimiento de todos los que habitaban en Jerusalén, de manera que aquel terreno se llamó en su propia lengua Acéldama, es decir, campo de sangre.) 20 Pues en el libro de los Salmos está escrito: QUE SEA HECHA DESIERTA SU MORADA, Y NO HAYA QUIEN HABITE EN ELLA; y: QUE OTRO TOME SU CARGO. 21 Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección. 23 Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás (al que también llamaban Justo) y a Matías. 24 Y habiendo orado, dijeron: Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has escogido 25 para ocupar este ministerio y apostolado, del cual Judas se desvió para irse al lugar que le correspondía. 26 Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, y fue contado con los once apóstoles.
1 "Así dice el Señor DIOS: 'La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo; pero se abrirá el día de reposo; también se abrirá el día de la luna nueva. 2 'Y el príncipe entrará desde el exterior por el camino del vestíbulo de la puerta y se detendrá junto al poste de la puerta. Entonces los sacerdotes ofrecerán su holocausto y sus ofrendas de paz, y él adorará junto al umbral de la puerta y luego saldrá, pero no se cerrará la puerta hasta la tarde. 3 'El pueblo de la tierra también adorará a la entrada de esa puerta delante del SEÑOR los días de reposo y en las lunas nuevas. 4 'El holocausto que el príncipe ofrecerá al SEÑOR el día de reposo será de seis corderos sin defecto y un carnero sin defecto; 5 y la ofrenda de cereal será de un efa por carnero, y la ofrenda de cereal con los corderos según lo que pueda dar, y un hin de aceite por efa. 6 'El día de la luna nueva ofrecerá un novillo sin defecto de la vacada, también seis corderos y un carnero, que serán sin defecto. 7 'Y proveerá una ofrenda de cereal, un efa por novillo y un efa por carnero, y con los corderos según lo que pueda, y un hin de aceite por efa. 8 'Y cuando el príncipe entre, entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y saldrá por el mismo camino. 9 'Pero cuando el pueblo de la tierra venga delante del SEÑOR en las fiestas señaladas, el que entre por la puerta del norte para adorar, saldrá por la puerta del sur, y el que entre por la puerta del sur, saldrá por la puerta del norte. Nadie saldrá por la puerta por la cual entró, sino que saldrá por el lado opuesto. 10 'Y cuando entren, el príncipe entrará en medio de ellos; y cuando ellos salgan, saldrá él. 11 'En los días festivos y en las fiestas señaladas la ofrenda de cereal será de un efa por novillo y de un efa por cordero, y con los corderos, según lo que pueda dar, y de un hin de aceite por efa. 12 'Y cuando el príncipe ofrezca una ofrenda voluntaria, un holocausto u ofrendas de paz como ofrenda voluntaria al SEÑOR, le abrirán la puerta que da al oriente, y ofrecerá su holocausto y sus ofrendas de paz como lo hace en el día de reposo. Luego saldrá, y cerrarán la puerta después que él salga. 13 'Cada día ofrecerás un cordero de un año sin defecto para holocausto al SEÑOR; mañana tras mañana lo ofrecerás. 14 'También con él ofrecerás cada mañana una ofrenda de cereal, la sexta parte de un efa y la tercera parte de un hin de aceite para humedecer la flor de harina; es la ofrenda continua de cereal al SEÑOR como ordenanza perpetua. 15 'Ofrecerán, pues, el cordero, la ofrenda de cereal y el aceite, mañana tras mañana, como un holocausto continuo.' 16 "Así dice el Señor DIOS: 'Si de su heredad el príncipe hace un regalo a alguno de sus hijos, será para sus hijos; es posesión de ellos por heredad. 17 'Pero si de su heredad hace un regalo a uno de sus siervos, será de él hasta el año del jubileo; después volverá al príncipe. Su heredad será sólo de sus hijos; a ellos pertenecerá. 18 'Y el príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo, despojándolos de su posesión; dará heredad a sus hijos de su propia posesión, para que ninguno de mi pueblo sea echado de su posesión.'" 19 Después me llevó por la entrada que estaba al lado de la puerta, a las cámaras sagradas de los sacerdotes que daban al norte; y he aquí, había allí un lugar al fondo, hacia el occidente. 20 Y me dijo: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán la ofrenda por la culpa y la ofrenda por el pecado, y donde cocerán la ofrenda de cereal, para que no tengan que sacarlas al atrio exterior, y santifiquen así al pueblo. 21 Entonces me sacó al atrio exterior y me llevó por los cuatro ángulos del atrio; y he aquí, en cada ángulo del atrio había un atrio pequeño. 22 En los cuatro ángulos del atrio había atrios cercados, de cuarenta codos de largo y treinta de ancho; los cuatro atrios en los ángulos tenían una misma medida. 23 Y había un muro alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y debajo había fogones construidos alrededor de los muros. 24 Y me dijo: Estos son los fogones donde los servidores de la casa cocerán los sacrificios del pueblo.
1 Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro , al que Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Y le hicieron una cena allí, y Marta servía; pero Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con El. 3 Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. 4 Y Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que le iba a entregar, dijo<***>: 5 ¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se dio a los pobres? 6 Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella. 7 Entonces Jesús dijo: Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura. 8 Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis. 9 Entonces la gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí; y vinieron no sólo por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. 10 Pero los principales sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro; 11 porque por causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús. 12 Al día siguiente, cuando la gran multitud que había venido a la fiesta, oyó que Jesús venía a Jerusalén, 13 tomaron hojas de las palmas y salieron a recibirle, y gritaban: ¡Hosanna! BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR, el Rey de Israel. 14 Jesús, hallando un asnillo, se montó en él; como está escrito: 15 NO TEMAS, HIJA DE SION; HE AQUI, TU REY VIENE, MONTADO EN UN POLLINO DE ASNA. 16 Sus discípulos no entendieron esto al principio, pero después, cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto se había escrito de El, y de que le habían hecho estas cosas. 17 Y así, la multitud que estaba con El cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, daba testimonio de El. 18 Por eso la multitud fue también a recibirle, porque habían oído que El había hecho esta señal. 19 Entonces los fariseos se decían unos a otros: ¿Veis que no conseguís nada? Mirad, todo el mundo se ha ido tras El. 20 Y había unos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta; 21 éstos, pues, fueron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. 22 Felipe fue<***> y se lo dijo<***> a Andrés; Andrés y Felipe fueron<***> y se lo dijeron<***> a Jesús. 23 Jesús les respondió<***>, diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará. 27 Ahora mi alma se ha angustiado; y ¿qué diré: "Padre, sálvame de esta hora"? Pero para esto he llegado a esta hora. 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré. 29 Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado. 30 Respondió Jesús y dijo: Esta voz no ha venido por causa mía, sino por causa de vosotros. 31 Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. 33 Pero El decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir. 34 Entonces la multitud le respondió: Hemos oído en la ley que el Cristo permanecerá para siempre; ¿y cómo dices tú: "El Hijo del Hombre tiene que ser levantado"? ¿Quién es este Hijo del Hombre? 35 Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va. 36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. 37 Pero aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en El, 38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: SEÑOR, ¿QUIEN HA CREIDO A NUESTRO ANUNCIO? ¿Y A QUIEN SE HA REVELADO EL BRAZO DEL SEÑOR? 39 Por eso no podían creer, porque Isaías dijo también: 40 EL HA CEGADO SUS OJOS Y ENDURECIDO SU CORAZON, PARA QUE NO VEAN CON LOS OJOS Y ENTIENDAN CON EL CORAZON, Y SE CONVIERTAN Y YO LOS SANE. 41 Esto dijo Isaías porque vio su gloria, y habló de El. 42 Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios. 44 Jesús exclamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado. 45 Y el que me ve, ve al que me ha enviado. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final. 49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna; por eso lo que hablo, lo hablo tal como el Padre me lo ha dicho.
1 La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba. 2 El que anda en rectitud teme al SEÑOR, pero el de perversos caminos le desprecia. 3 En la boca del necio hay una vara para su espalda, pero los labios de los sabios los protegerán. 4 Donde no hay bueyes, el pesebre está limpio, pero mucho rendimiento se obtiene por la fuerza del buey. 5 El testigo veraz no mentirá, pero el testigo falso habla mentiras. 6 El escarnecedor busca sabiduría, y no la halla, pero para el hombre entendido el conocimiento es fácil. 7 Apártate de la presencia del necio, porque en él no discernirás palabras de conocimiento. 8 La sabiduría del prudente está en entender su camino, mas la necedad de los necios es engaño. 9 Los necios se mofan del pecado, pero entre los rectos hay buena voluntad. 10 El corazón conoce su propia amargura, y un extraño no comparte su alegría. 11 La casa de los impíos será destruida, pero la tienda de los rectos florecerá. 12 Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte. 13 Aun en la risa, el corazón puede tener dolor, y el final de la alegría puede ser tristeza. 14 El de corazón descarriado se saciará de sus caminos, pero el hombre bueno estará satisfecho con el suyo. 15 El simple todo lo cree, pero el prudente mira bien sus pasos. 16 El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y descuidado. 17 El hombre pronto a la ira obra neciamente, y el hombre de malos designios es aborrecido. 18 Los simples heredan necedad, mas los prudentes son coronados de conocimiento. 19 Los malos se inclinarán ante los buenos, y los impíos, a las puertas del justo. 20 Aun por su vecino es odiado el pobre, pero son muchos los que aman al rico. 21 El que desprecia a su prójimo peca, pero es feliz el que se apiada de los pobres. 22 ¿No se perderán los que traman el mal?; pero misericordia y verdad recibirán los que planean el bien. 23 En todo trabajo hay ganancia, pero el vano hablar conduce sólo a la pobreza. 24 La corona de los sabios es su riqueza, mas la necedad de los necios es insensatez. 25 El testigo veraz salva vidas, pero el que habla mentiras es traidor. 26 En el temor del SEÑOR hay confianza segura, y a los hijos dará refugio. 27 El temor del SEÑOR es fuente de vida, para evadir los lazos de la muerte. 28 En la multitud del pueblo está la gloria del rey, pero en la falta de pueblo está la ruina del príncipe. 29 El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que es irascible ensalza la necedad. 30 Un corazón apacible es vida para el cuerpo, mas las pasiones son podredumbre de los huesos. 31 El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra. 32 El impío es derribado por su maldad, pero el justo tiene un refugio cuando muere. 33 En el corazón del prudente reposa la sabiduría, pero en medio de los necios no se da a conocer. 34 La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta para los pueblos. 35 El favor del rey es para el siervo que obra sabiamente, mas su enojo es contra el que obra vergonzosamente.
1 Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de sus manos. 2 Un día transmite el mensaje al otro día, y una noche a la otra noche revela sabiduría. 3 No hay mensaje, no hay palabras; no se oye su voz. 4 Mas por toda la tierra salió su voz , y hasta los confines del mundo sus palabras. En ellos puso una tienda para el sol, 5 y éste, como un esposo que sale de su alcoba, se regocija cual hombre fuerte al correr su carrera. 6 De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el otro extremo de ellos; y nada hay que se esconda de su calor. 7 La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del SEÑOR es seguro, que hace sabio al sencillo. 8 Los preceptos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos. 9 El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; los juicios del SEÑOR son verdaderos, todos ellos justos; 10 deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal. 11 Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa. 12 ¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos. 13 Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro, y seré absuelto de gran transgresión. 14 Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roca mía y redentor mío.
1 Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. 2 Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. 3 Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, 4 pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo. 5 Por tanto, es necesario someterse, no sólo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. 7 Pagad a todos lo que debáis; al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor. 8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque esto: NO COMETERAS ADULTERIO, NO MATARAS, NO HURTARAS, NO CODICIARAS, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. 10 El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. 11 Y haced todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. 12 La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. 13 Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias; 14 antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne.
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