13 Ben-geber en Ramot de Galaad (las aldeas de Jair, hijo de Manasés, que están en Galaad eran de él: la región de Argob que está en Basán, sesenta grandes ciudades con muros y cerrojos de bronce eran de él); 14 Ahinadab, hijo de Iddo, en Mahanaim; 15 Ahimaas en Neftalí (también se casó con Basemat, hija de Salomón); 16 Baana, hijo de Husai, en Aser y Bealot; 17 Josafat, hijo de Parúa, en Isacar; 18 Simei, hijo de Ela, en Benjamín; 19 Geber, hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la región de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán; él era el único gobernador que estaba en aquella tierra. 20 Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está en abundancia a la orilla del mar; comían, bebían y se alegraban. 21 Salomón gobernaba todos los reinos desde el río hasta la tierra de los filisteos y hasta el límite con Egipto; ellos trajeron tributo y sirvieron a Salomón todos los días de su vida. 22 La provisión de Salomón para un día era de treinta coros de flor de harina y sesenta coros de harina, 23 diez bueyes cebados, veinte bueyes de pasto y cien ovejas, sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves cebadas. 24 Porque él tenía señorío sobre todo el occidente del río, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al occidente del río; y tuvo paz por todos lados a su alrededor. 25 Y Judá e Israel vivieron seguros, cada uno bajo su parra y bajo su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón. 26 Salomón tenía cuarenta mil establos de caballos para sus carros y doce mil jinetes. 27 Y los gobernadores abastecían, cada uno un mes, al rey Salomón y a todos los que venían a la mesa del rey Salomón; no dejaban que faltara nada. 28 También llevaban, cada uno según su obligación, cebada y paja para los caballos de tiro y los corceles al lugar donde debieran estar. 29 Dios dio a Salomón sabiduría, gran discernimiento y amplitud de corazón como la arena que está a la orilla del mar. 30 Y la sabiduría de Salomón sobrepasó la sabiduría de todos los hijos del oriente y toda la sabiduría de Egipto. 31 Porque era más sabio que todos los hombres, más que Etán ezraíta, Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y su fama fue conocida por todas las naciones de alrededor. 32 También pronunció tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. 33 Disertó sobre los árboles, desde el cedro que está en el Líbano hasta el hisopo que crece en la pared; también habló de ganados, aves, reptiles y peces. 34 Y venían de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, de parte de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría.
1 Hiram, rey de Tiro, envió sus siervos a Salomón, cuando oyó que le habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había sido amigo de David. 2 Entonces Salomón envió palabra a Hiram, diciendo: 3 Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre del SEÑOR su Dios a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el SEÑOR puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. 4 Mas ahora el SEÑOR mi Dios me ha dado paz por todas partes; no hay adversario ni calamidad. 5 Y he aquí, pienso edificar una casa al nombre del SEÑOR mi Dios, como el SEÑOR habló a mi padre David, diciendo: "Tu hijo, a quien pondré sobre el trono en tu lugar, él edificará la casa a mi nombre." 6 Ahora pues, ordena que me corten cedros del Líbano, y mis siervos estarán con tus siervos; y te daré salarios para tus siervos conforme a todo lo que tú digas, pues sabes que no hay nadie entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios. 7 Y sucedió que cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: Bendito sea hoy el SEÑOR, que ha dado a David un hijo sabio sobre este pueblo tan numeroso. 8 Y envió Hiram respuesta a Salomón, diciendo: He oído el mensaje que me enviaste; haré lo que tú quieras en cuanto a las maderas de cedro y de ciprés. 9 Mis siervos las bajarán desde el Líbano hasta el mar; y haré de ellas balsas para ir por mar hasta el lugar adonde me indiques, y allí haré que las desaten y tú te las llevarás. Entonces cumplirás mi deseo dando alimento a mi casa. 10 Dio, pues, Hiram a Salomón todo lo que deseaba de las maderas de cedro y de ciprés. 11 Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo como alimento para su casa, y veinte coros de aceite batido; esto daba Salomón a Hiram año tras año. 12 El SEÑOR dio sabiduría a Salomón, tal como le había prometido, y hubo paz entre Hiram y Salomón, y los dos hicieron un pacto. 13 El rey Salomón impuso una leva a todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres. 14 Y los envió al Líbano, en relevos de diez mil cada mes; y se quedaban un mes en el Líbano y dos meses en su casa. Y Adoniram estaba al frente de la leva. 15 Salomón tenía setenta mil hombres que llevaban las cargas, y ochenta mil canteros en las montañas, 16 además de los tres mil trescientos oficiales de Salomón que estaban al frente de la obra y que gobernaban la gente que hacía el trabajo. 17 Entonces el rey dio órdenes, y sacaron grandes piedras, piedras costosas, para echar los cimientos de la casa con piedras labradas. 18 Y los constructores de Salomón, los constructores de Hiram y los giblitas cortaron y prepararon las maderas y las piedras para edificar la casa.
1 Y sucedió que en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el segundo mes, comenzó él a edificar la casa del SEÑOR. 2 La casa que el rey Salomón edificó para el SEÑOR tenía sesenta codos de largo, veinte codos de ancho y treinta codos de alto. 3 Y el pórtico delante de la nave del templo tenía veinte codos de largo, conforme al ancho de la casa, y su ancho al frente de la casa era de diez codos.
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