28 Cuando Saúl vio y comprendió que el SEÑOR estaba con David, y que Mical, hija de Saúl, lo amaba, 29 temió Saúl aún más a David. Y Saúl fue siempre enemigo de David. 30 Y salían los jefes de los filisteos a campaña, y sucedía que cada vez que salían, David se comportaba con más sabiduría que todos los siervos de Saúl, por lo cual su nombre era muy estimado.
1 Saúl dijo a su hijo Jonatán y a todos sus siervos que dieran muerte a David; pero Jonatán, hijo de Saúl, apreciaba grandemente a David. 2 Y avisó Jonatán a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte. Ahora pues, te ruego que estés alerta por la mañana, y permanezcas en un lugar secreto y te escondas. 3 Yo saldré y me pondré al lado de mi padre en el campo donde tú te encuentres, y hablaré con mi padre de ti; si descubro algo, te avisaré. 4 Entonces Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra David su siervo, puesto que él no ha pecado contra ti, y puesto que sus hechos han sido de mucho beneficio para ti. 5 Porque puso su vida en peligro e hirió al filisteo, y el SEÑOR trajo una gran liberación a todo Israel; tú lo viste y te regocijaste. ¿Por qué, pues, pecarás contra sangre inocente, dando muerte a David sin causa? 6 Y escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró: Vive el SEÑOR que no morirá. 7 Entonces Jonatán llamó a David y le comunicó todas estas palabras. Y Jonatán llevó a David ante Saúl, y estuvo en su presencia como antes. 8 Cuando hubo guerra de nuevo, David salió y peleó contra los filisteos, y los derrotó con gran matanza, y huyeron delante de él. 9 Y vino un espíritu malo de parte del SEÑOR sobre Saúl; y estaba él sentado en su casa con su lanza en la mano mientras David tocaba el arpa. 10 Y trató Saúl de clavar a David en la pared con la lanza, pero éste se escurrió de la presencia de Saúl, y la lanza se clavó en la pared; David huyó y escapó aquella noche. 11 Saúl envió mensajeros a la casa de David para vigilarle a fin de matarlo por la mañana; pero Mical, mujer de David, le avisó, diciendo: Si no pones a salvo tu vida esta noche, mañana te darán muerte. 12 Mical descolgó a David por una ventana, y él salió, huyó y escapó. 13 Y tomó Mical el ídolo doméstico y lo puso en la cama, puso a su cabecera una almohada de pelo de cabra y lo cubrió con ropa. 14 Cuando Saúl envió mensajeros para llevarse a David, ella dijo: Está enfermo. 15 Entonces Saúl envió mensajeros a ver a David, diciendo: Traédmelo en la cama, para que yo lo mate. 16 Cuando los mensajeros entraron, he aquí, el ídolo doméstico estaba sobre la cama con la almohada de pelo de cabra a su cabecera. 17 Y Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has engañado de esta manera y has dejado ir a mi enemigo, de modo que ha escapado? Y Mical dijo a Saúl: El me dijo: "Déjame ir, porque si no te mato." 18 Huyó, pues, David y escapó, y fue a donde estaba Samuel en Ramá, y le contó todo lo que Saúl le había hecho. Y él y Samuel fueron y se quedaron en Naiot. 19 Y se le informó a Saúl diciendo: He aquí, David está en Naiot, en Ramá. 20 Saúl envió mensajeros para llevarse a David, pero cuando vieron al grupo de los profetas profetizando, y a Samuel de pie presidiéndolos, el Espíritu de Dios vino sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron. 21 Cuando se lo dijeron a Saúl, envió otros mensajeros, y también ellos profetizaron. Y por tercera vez Saúl envió mensajeros, y ellos también profetizaron. 22 Entonces él mismo fue a Ramá, y llegó hasta el pozo grande que está en Secú; y preguntó, diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y alguien dijo: He aquí, están en Naiot en Ramá. 23 Y él prosiguió hasta Naiot en Ramá; y vino también el Espíritu de Dios sobre él, e iba profetizando continuamente hasta llegar a Naiot en Ramá. 24 Se quitó además la ropa, también profetizó delante de Samuel, y estuvo echado desnudo todo aquel día y toda la noche. Por lo que suele decirse: ¿También está Saúl entre los profetas?
1 Entonces David huyó de Naiot en Ramá, vino ante Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad y cuál es mi pecado contra tu padre para que busque mi vida? 2 Y él le respondió: De ninguna manera; no morirás. He aquí, mi padre no hace ninguna cosa, grande o pequeña, sin revelármela. ¿Por qué, pues, me ha de ocultar esto mi padre? No será así. 3 Pero David volvió a jurar, diciendo: Tu padre sabe bien que he hallado gracia ante tus ojos, y ha dicho: "Que no lo sepa Jonatán para que no se entristezca." Pero ciertamente, vive el SEÑOR y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte. 4 Entonces Jonatán dijo a David: Lo que tú digas, haré por ti. 5 Y David respondió a Jonatán: He aquí, mañana es luna nueva y debo sentarme a comer con el rey, pero déjame ir para que me esconda en el campo hasta el atardecer del tercer día. 6 Si tu padre me echa de menos, entonces di: "David me rogó mucho que le dejara ir a toda prisa a Belén su ciudad, porque allá se celebra el sacrificio anual por toda la familia." 7 Si él dice: "Está bien", tu siervo estará seguro; pero si se enoja, sabrás que ha decidido hacer el mal. 8 Trata entonces con misericordia a tu siervo, ya que has hecho entrar a tu siervo en un pacto del SEÑOR contigo. Pero si hay maldad en mí, mátame tú, pues, ¿por qué llevarme a tu padre? 9 Respondió Jonatán: ¡Nunca tal te suceda! Porque si yo me entero que mi padre ha decidido que el mal caiga sobre ti, ¿no te lo avisaría yo?
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