1 Dijo David: ¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, para que yo le muestre bondad por amor a Jonatán? 2 Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, y lo llamaron ante David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu servidor. 3 Y dijo el rey: ¿No queda aún alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún queda un hijo de Jonatán lisiado de ambos pies. 4 El rey le dijo: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar. 5 Entonces el rey David mandó traerlo de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodebar. 6 Y Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro, se postró. Y David dijo: Mefiboset. Y éste respondió: He aquí tu siervo. 7 David le dijo: No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa. 8 Se postró él de nuevo, y dijo: ¿Quién es tu siervo, para que tomes en cuenta a un perro muerto como yo? 9 Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que pertenecía a Saúl y a su casa, lo he dado al nieto de tu señor. 10 Y tú, tus hijos y tus siervos cultivaréis la tierra para él, y le llevarás los frutos para que el nieto de tu señor tenga alimento; sin embargo, Mefiboset, nieto de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba tenía quince hijos y veinte siervos. 11 Respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que mi señor el rey mande a su siervo, así hará tu siervo. Y Mefiboset comió a la mesa de David como uno de los hijos del rey. 12 Mefiboset tenía un hijo pequeño que se llamaba Micaía. Todos los que moraban en la casa de Siba eran siervos de Mefiboset; 13 pero Mefiboset moraba en Jerusalén, porque siempre comía a la mesa del rey. Estaba lisiado de ambos pies.
1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, 2 y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo la otra parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3 Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? 4 Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron. 6 Y los jóvenes se levantaron y lo cubrieron, y sacándolo, le dieron sepultura. 7 Después de un lapso como de tres horas entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. 8 Y Pedro le preguntó: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ése fue el precio. 9 Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido. 11 Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas. 12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13 Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima. 14 Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos, 15 a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados. 17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los saduceos), se llenaron de celo, 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos de pie en el templo, hablad al pueblo todo el mensaje de esta Vida. 21 Habiendo oído esto, entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron órdenes a la cárcel para que los trajeran. 22 Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, e informaron, 23 diciendo: Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 24 Cuando oyeron estas palabras el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes, se quedaron muy perplejos a causa de ellos, pensando en qué terminaría aquello. 25 Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo. 26 Entonces el capitán fue con los alguaciles y los trajo sin violencia (porque temían al pueblo, no fuera que los apedrearan). 27 Cuando los trajeron los pusieron ante el concilio, y el sumo sacerdote los interrogó, 28 diciendo: Os dimos órdenes estrictas de no continuar enseñando en este nombre, y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y queréis traer sobre nosotros la sangre de este hombre. 29 Mas respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habíais matado colgándole en una cruz. 31 A éste Dios exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen. 33 Cuando ellos oyeron esto, se sintieron profundamente ofendidos y querían matarlos. 34 Pero cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el concilio y ordenó que sacaran fuera a los hombres por un momento. 35 Y les dijo: Varones de Israel, tened cuidado de lo que vais a hacer con estos hombres. 36 Porque hace algún tiempo Teudas se levantó pretendiendo ser alguien; y un grupo como de cuatrocientos hombres se unió a él. Y fue muerto, y todos los que lo seguían fueron dispersos y reducidos a nada. 37 Después de él, se levantó Judas de Galilea en los días del censo, y llevó mucha gente tras sí; él también pereció, y todos los que lo seguían se dispersaron. 38 Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción es de los hombres, perecerá; 39 pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios. 40 Ellos aceptaron su consejo, y después de llamar a los apóstoles, los azotaron y les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús y los soltaron. 41 Ellos, pues, salieron de la presencia del concilio, regocijándose de que hubieran sido tenidos por dignos de padecer afrenta por su Nombre. 42 Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo.
1 Entonces Job continuó su discurso y dijo: 2 ¡Vive Dios, que ha quitado mi derecho, y el Todopoderoso, que ha amargado mi alma! 3 Porque mientras haya vida en mí, y el aliento de Dios esté en mis narices, 4 mis labios, ciertamente, no hablarán injusticia, ni mi lengua proferirá engaño. 5 Lejos esté de mí que os dé la razón; hasta que muera, no abandonaré mi integridad. 6 Me aferraré a mi justicia y no la soltaré. Mi corazón no reprocha ninguno de mis días. 7 Sea como el impío mi enemigo, y como el injusto mi adversario. 8 Porque, ¿cuál es la esperanza del impío cuando es cortado, cuando Dios reclama su alma? 9 ¿Oirá Dios su clamor, cuando venga sobre él la angustia? 10 ¿Se deleitará en el Todopoderoso? ¿Invocará a Dios en todo tiempo? 11 Os instruiré en el poder de Dios; no ocultaré lo que concierne al Todopoderoso. 12 He aquí, todos vosotros lo habéis visto; ¿por qué, entonces, obráis neciamente? 13 Esta es la porción de parte de Dios para el hombre impío, y la herencia que los tiranos reciben del Todopoderoso. 14 Aunque sean muchos sus hijos, están destinados a la espada, y sus vástagos no se saciarán de pan. 15 Sus sobrevivientes serán sepultados a causa de la plaga, y sus viudas no podrán llorar. 16 Aunque amontone plata como polvo, y prepare vestidos abundantes como el barro; 17 él los puede preparar, pero el justo los vestirá, y el inocente repartirá la plata. 18 Edifica su casa como tela de araña, o como choza que el guarda construye. 19 Rico se acuesta, pero no volverá a serlo; abre sus ojos, y ya no hay nada. 20 Le alcanzan los terrores como una inundación; de noche le arrebata un torbellino. 21 Se lo lleva el viento solano, y desaparece, pues como torbellino lo arranca de su lugar. 22 Sin compasión se arrojará contra él; ciertamente él tratará de huir de su poder. 23 Batirán palmas por su ruina, y desde su propio lugar le silbarán.
1 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a los discípulos junto al mar de Tiberias, y se manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo , Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo<***>: Me voy a pescar. Ellos le dijeron<***>: Nosotros también vamos contigo. Fueron y entraron en la barca, y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya amanecía, Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Entonces Jesús les dijo<***>: Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado? Le respondieron: No. 6 Y El les dijo: Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca. Entonces la echaron, y no podían sacarla por la gran cantidad de peces. 7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo<***> a Pedro: ¡Es el Señor! Oyendo, pues, Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se la había quitado para poder trabajar), y se echó al mar. 8 Pero los otros discípulos vinieron en la barca, porque no estaban lejos de tierra, sino a unos cien metros , arrastrando la red llena de peces. 9 Entonces, cuando bajaron a tierra, vieron<***> brasas ya puestas y un pescado colocado sobre ellas, y pan. 10 Jesús les dijo<***>: Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora. 11 Simón Pedro subió a la barca, y sacó la red a tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y aunque había tantos, la red no se rompió. 12 Jesús les dijo<***>: Venid y desayunad. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. 13 Jesús vino<***>, tomó<***> el pan y se lo dio<***>; y lo mismo hizo con el pescado. 14 Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos, después de haber resucitado de entre los muertos. 15 Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo<***> a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan , ¿me amas más que éstos? Pedro le dijo<***>: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo<***>: Apacienta mis corderos. 16 Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo<***>: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo<***>: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo<***> por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo<***>: Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo<***>: Sígueme. 20 Pedro, volviéndose, vio<***> que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el que en la cena se había recostado sobre el pecho de Jesús y había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar? 21 Entonces Pedro, al verlo, dijo<***> a Jesús: Señor, ¿y éste, qué? 22 Jesús le dijo<***>: Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme. 23 Por eso el dicho se propagó entre los hermanos que aquel discípulo no moriría; pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si yo quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? 24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y el que escribió esto, y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran<***> en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría<***> contener los libros que se escribirían<***>.
1 Además, de la tela azul, púrpura y escarlata hicieron vestiduras finamente tejidas para ministrar en el lugar santo, y también hicieron las vestiduras sagradas para Aarón, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 2 También hizo el efod de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido. 3 Y batieron a martillo láminas de oro, y las cortaron en hilos para entretejerlas con la tela azul, púrpura y escarlata y el lino fino, obra de hábil artífice. 4 Hicieron para el efod hombreras que se fijaban al mismo, y lo fijaron sobre sus dos extremos. 5 Y el cinto hábilmente tejido que estaba sobre él, era del mismo material, de la misma hechura: de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 6 También labraron las piedras de ónice, montadas en engastes de filigrana de oro; fueron grabadas como las grabaduras de un sello, con los nombres de los hijos de Israel. 7 Y las puso sobre las hombreras del efod, como piedras memoriales para los hijos de Israel, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 8 E hizo el pectoral, obra de hábil artífice como la obra del efod: de oro, de tela azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido. 9 Era cuadrado y doble; hicieron el pectoral de un palmo de largo y un palmo de ancho al ser doblado. 10 Y montaron en él cuatro hileras de piedras. La primera hilera era un rubí, un topacio y una esmeralda; 11 la segunda hilera, una turquesa, un zafiro y un diamante; 12 la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista, 13 y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Estaban montadas en engaste de filigrana de oro. 14 Y las piedras correspondían a los nombres de los hijos de Israel; eran doce, conforme a sus nombres, grabadas como las grabaduras de un sello, cada una con su nombre conforme a las doce tribus. 15 Y en el pectoral hicieron cadenillas de oro puro en forma de cordones trenzados. 16 Hicieron también dos engastes de filigrana de oro y dos anillos de oro, y pusieron los dos anillos en los dos extremos del pectoral. 17 Y pusieron los dos cordones de oro en los anillos al extremo del pectoral. 18 Y colocaron los otros dos extremos de los dos cordones en los dos engastes de filigrana, y los fijaron en las hombreras del efod en su parte delantera. 19 Hicieron otros dos anillos de oro y los colocaron en los dos extremos del pectoral, en el borde que da al lado interior del efod. 20 E hicieron otros dos anillos de oro, y los pusieron en la parte inferior de las dos hombreras del efod, delante, cerca de su unión, sobre el cinto tejido del efod. 21 Ataron el pectoral por sus anillos a los anillos del efod con un cordón azul, para que estuviera sobre el cinto tejido del efod y para que el pectoral no se desprendiera del efod, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 22 Hizo asimismo el manto del efod de obra tejida, todo de tela azul; 23 y la abertura del manto estaba en el centro, como la abertura de una cota de malla, con una orla todo alrededor de la abertura para que no se rompiera. 24 Y en el borde inferior del manto hicieron granadas de tela azul, púrpura y escarlata y de lino torcido. 25 Hicieron también campanillas de oro puro, y pusieron las campanillas entre las granadas alrededor de todo el borde del manto, 26 alternando una campanilla y una granada alrededor de todo el borde del manto para el servicio, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 27 Y para Aarón y sus hijos hicieron las túnicas de lino fino tejido, 28 la tiara de lino fino, los adornos de las mitras de lino fino, los calzoncillos de lino, de lino fino torcido, 29 y el cinturón de lino fino torcido, de azul, púrpura y escarlata, obra de tejedor, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 30 E hicieron la lámina de la diadema santa de oro puro, y grabaron en ella como la grabadura de un sello: SANTIDAD AL SEÑOR. 31 Y le pusieron un cordón azul para sujetarla sobre la tiara por arriba, tal como el SEÑOR había mandado a Moisés. 32 Así fue acabada toda la obra del tabernáculo de la tienda de reunión. Los hijos de Israel hicieron conforme a todo lo que el SEÑOR había mandado a Moisés; así lo hicieron. 33 Y trajeron el tabernáculo a Moisés, la tienda con todo su mobiliario: sus broches, sus tablas, sus barras, sus columnas y sus basas; 34 la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de marsopa y el velo de separación; 35 el arca del testimonio, sus varas y el propiciatorio; 36 la mesa, todos sus utensilios y el pan de la Presencia; 37 el candelabro de oro puro con su conjunto de lámparas y todos sus utensilios, y el aceite para el alumbrado; 38 el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la tienda; 39 el altar de bronce con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, la pila y su base; 40 las cortinas del atrio con sus columnas y sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas, sus estacas y todos los utensilios del servicio del tabernáculo de la tienda de reunión; 41 las vestiduras tejidas para ministrar en el lugar santo y las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las vestiduras de sus hijos para ministrar como sacerdotes. 42 Los hijos de Israel hicieron toda la obra conforme a todo lo que el SEÑOR había ordenado a Moisés. 43 Y Moisés examinó toda la obra, y he aquí, la habían llevado a cabo; tal como el SEÑOR había ordenado, así la habían hecho. Y Moisés los bendijo.
1 Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo. 2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, 3 y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; 4 ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos? 5 Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman? 6 Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados? 8 Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis. 9 Pero si mostráis favoritismo, cometéis pecado y sois hallados culpables por la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos. 11 Pues el que dijo: NO COMETAS ADULTERIO, también dijo: NO MATES. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley. 12 Así hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad. 13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio. 14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarle? 15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, 16 y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno . Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan. 20 Pero, ¿estás dispuesto a admitir, oh hombre vano, que la fe sin obras es estéril? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre cuando ofreció a Isaac su hijo sobre el altar? 22 Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada; 23 y se cumplió la Escritura que dice: Y ABRAHAM CREYO A DIOS Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis que el hombre es justificado por las obras y no sólo por la fe. 25 Y de la misma manera, ¿no fue la ramera Rahab también justificada por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta.
1 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mis prados!declara el SEÑOR. 2 Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mis ovejas y las habéis ahuyentado, y no os habéis ocupado de ellas; he aquí, yo me ocuparé de vosotros por la maldad de vuestras obrasdeclara el SEÑOR. 3 Yo mismo reuniré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las he echado, y las haré volver a sus pastos; y crecerán y se multiplicarán. 4 Pondré sobre ellas pastores que las apacentarán, y nunca más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará ningunadeclara el SEÑOR 5 He aquí, vienen díasdeclara el SEÑOR en que levantaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: "El SEÑOR, justicia nuestra." 7 Por tanto, he aquí, vienen díasdeclara el SEÑORcuando no dirán más: "Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto", 8 sino: "Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado"; y habitarán en su propio suelo. 9 En cuanto a los profetas: quebrantado está mi corazón dentro de mí, tiemblan todos mis huesos; estoy como un ebrio, como un hombre a quien domina el vino, por causa del SEÑOR y por causa de sus santas palabras. 10 Porque la tierra está llena de adúlteros; porque a causa de la maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos del desierto. Pues es mala la carrera de ellos y su poderío no es recto. 11 Porque tanto el profeta como el sacerdote están corrompidos; aun en mi casa he hallado su maldaddeclara el SEÑOR. 12 Por tanto, su camino será para ellos como resbaladeros; a las tinieblas serán empujados y caerán en ellas; porque traeré sobre ellos calamidad el año de su castigodeclara el SEÑOR. 13 Además, entre los profetas de Samaria he visto algo ofensivo: profetizaban en nombre de Baal y extraviaban a mi pueblo Israel. 14 También entre los profetas de Jerusalén he visto algo horrible: cometían adulterio y andaban en mentiras; fortalecían las manos de los malhechores, sin convertirse ninguno de su maldad. Se me han vuelto todos ellos como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra 15 Por tanto, así dice el SEÑOR de los ejércitos acerca de los profetas: "He aquí, les daré de comer ajenjo y les daré de beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción por toda la tierra." 16 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan. Ellos os conducen hacia lo vano; os cuentan la visión de su propia fantasía, no de la boca del SEÑOR. 17 Dicen de continuo a los que me desprecian: "El SEÑOR ha dicho: 'Tendréis paz'"; y a todo el que anda en la terquedad de su corazón dicen: "No vendrá calamidad sobre vosotros." 18 Pero ¿quién ha estado en el consejo del SEÑOR, y vio y oyó su palabra? ¿Quién ha prestado atención a su palabra y la ha escuchado? 19 He aquí, la tempestad del SEÑOR ha salido con furor, un torbellino impetuoso descargará sobre la cabeza de los impíos 20 No se apartará la ira del SEÑOR hasta que haya realizado y llevado a cabo los propósitos de su corazón. En los postreros días lo entenderéis claramente. 21 Yo no envié a esos profetas, pero ellos corrieron; no les hablé, mas ellos profetizaron 22 Pero si ellos hubieran estado en mi consejo, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y les habrían hecho volver de su mal camino y de la maldad de sus obras. 23 ¿Soy yo un Dios de cercadeclara el SEÑOR y no un Dios de lejos? 24 ¿Podrá alguno esconderse en escondites de modo que yo no lo vea?declara el SEÑOR. ¿No lleno yo los cielos y la tierra?declara el SEÑOR. 25 He oído lo que dicen los profetas que profetizan mentira en mi nombre, diciendo: "¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!" 26 ¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira, de los profetas que proclaman el engaño de su corazón, 27 que tratan de que mi pueblo se olvide de mi nombre con los sueños que se cuentan unos a otros, tal como sus padres olvidaron mi nombre a causa de Baal? 28 El profeta que tenga un sueño, que cuente su sueño, pero el que tenga mi palabra, que hable mi palabra con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano?declara el SEÑOR. 29 ¿No es mi palabra como fuegodeclara el SEÑORy como martillo que despedaza la roca? 30 Por tanto, he aquí, estoy contra los profetasdeclara el SEÑORque se roban mis palabras el uno al otro. 31 He aquí, estoy contra los profetasdeclara el SEÑORque usan sus lenguas y dicen: "El SEÑOR declara." 32 He aquí, estoy contra los que profetizan sueños falsosdeclara el SEÑORy los cuentan y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y sus presunciones, cuando yo no los envié ni les di órdenes, ni son de provecho alguno para este pueblodeclara el SEÑOR. 33 Y cuando te pregunte este pueblo, o el profeta, o sacerdote, diciendo: "¿Cuál es la profecía del SEÑOR?", les dirás: "¿Cuál profecía?" El SEÑOR declara: "Yo os abandonaré." 34 Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que diga: "Profecía del SEÑOR", traeré castigo sobre tal hombre y sobre su casa. 35 Así diréis cada uno a su prójimo y cada uno a su hermano: "¿Qué ha respondido el SEÑOR? ¿Qué ha hablado el SEÑOR?" 36 Y no os acordaréis más de la profecía del SEÑOR, porque la palabra de cada uno le será por profecía, pues habéis pervertido las palabras del Dios viviente, del SEÑOR de los ejércitos, nuestro Dios 37 Así dirás al profeta: "¿Qué te ha respondido el SEÑOR? ¿Qué ha hablado el SEÑOR?" 38 Pero si decís: "¡Profecía del SEÑOR!", entonces así dice el SEÑOR: "Por cuanto habéis dicho esta palabra: '¡Profecía del SEÑOR!', habiendo yo enviado a deciros: 'No digáis: "¡Profecía del SEÑOR!'"" 39 por tanto, he aquí, ciertamente me olvidaré de vosotros y os echaré de mi presencia, junto con la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres; 40 y pondré sobre vosotros oprobio eterno y humillación eterna que nunca será olvidada.
1 No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el día. 2 Que te alabe el extraño, y no tu boca; el forastero, y no tus labios. 3 Pesada es la piedra y pesada la arena, pero la provocación del necio es más pesada que ambas. 4 Cruel es el furor e inundación la ira; pero ¿quién se mantendrá ante los celos? 5 Mejor es la reprensión franca que el amor encubierto. 6 Fieles son las heridas del amigo, pero engañosos los besos del enemigo. 7 El hombre saciado aborrece la miel, pero para el hombre hambriento todo lo amargo es dulce. 8 Como pájaro que vaga lejos de su nido, así es el hombre que vaga lejos de su hogar. 9 El unguento y el perfume alegran el corazón, y dulce para su amigo es el consejo del hombre. 10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio. Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos. 11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, para que yo responda al que me afrenta. 12 El hombre prudente ve el mal y se esconde, los simples siguen adelante y pagan las consecuencias. 13 Tómale la ropa al que sale fiador del extraño; y tómale prenda por la mujer desconocida. 14 Al que muy de mañana bendice a su amigo en alta voz, le será contado como una maldición. 15 Gotera continua en día de lluvia y mujer rencillosa, son semejantes; 16 el que trata de contenerla refrena al viento, y recoge aceite con su mano derecha. 17 El hierro con hierro se afila, y un hombre aguza a otro. 18 El que cuida la higuera comerá su fruto, y el que atiende a su señor será honrado. 19 Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja al hombre. 20 El Seol y el Abadón nunca se sacian; tampoco se sacian los ojos del hombre. 21 El crisol es para la plata y el horno para el oro, y al hombre se le prueba por la alabanza que recibe. 22 Aunque machaques con el mazo al necio en un mortero entre el grano molido, no se apartará de él su necedad. 23 Conoce bien la condición de tus rebaños, y presta atención a tu ganado; 24 porque las riquezas no son eternas, ni perdurará la corona por todas las generaciones. 25 Cuando la hierba desaparece se ve el retoño, y se recogen las hierbas de los montes; 26 los corderos darán para tu vestido, y las cabras para el precio de un campo; 27 y habrá suficiente leche de cabra para tu alimento, para el alimento de tu casa, y sustento para tus doncellas.
1 Por siempre cantaré de las misericordias del SEÑOR; con mi boca daré a conocer tu fidelidad a todas las generaciones. 2 Porque dije: Para siempre será edificada la misericordia; en los cielos mismos establecerás tu fidelidad. 3 Yo he hecho un pacto con mi escogido, he jurado a David mi siervo: 4 Estableceré tu descendencia para siempre, y edificaré tu trono por todas las generaciones. (Selah) 5 Los cielos alabarán tus maravillas, SEÑOR, y también tu fidelidad en la asamblea de los santos. 6 Porque, ¿quién en el firmamento se puede comparar al SEÑOR? ¿Quién entre los hijos de los poderosos es como el SEÑOR, 7 Dios muy temido en el consejo de los santos, e imponente sobre todos los que están en su derredor? 8 Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú, poderoso SEÑOR? Tu fidelidad también te rodea. 9 Tú dominas la soberbia del mar; cuando sus olas se levantan, tú las calmas. 10 Tú aplastaste a Rahab como a uno herido de muerte; esparciste a tus enemigos con tu brazo poderoso. 11 Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y todo lo que en él hay , tú lo fundaste. 12 El norte y el sur, tú los creaste; el Tabor y el Hermón aclamarán con gozo a tu nombre. 13 Tú tienes un brazo fuerte; tu mano es poderosa, tu diestra es exaltada. 14 La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la verdad van delante de ti. 15 ¡Cuán bienaventurado es el pueblo que sabe lo que es la voz de júbilo ! Andan, SEÑOR, a la luz de tu rostro. 16 En tu nombre se regocijan todo el día, y por tu justicia son enaltecidos. 17 Porque tú eres la gloria de su potencia, y por tu gracia es exaltado nuestro poder. 18 Pues del SEÑOR es nuestro escudo, y del Santo de Israel nuestro rey. 19 Una vez hablaste en visión a tus santos, y dijiste: He ayudado a un poderoso; he exaltado a uno escogido de entre el pueblo. 20 He hallado a David mi siervo; lo he ungido con mi óleo santo, 21 y con él estará siempre mi mano; mi brazo también lo fortalecerá. 22 No lo engañará el enemigo, ni lo afligirá el hijo de maldad. 23 Sino que yo aplastaré a sus adversarios delante de él, y heriré a los que lo aborrecen. 24 Con él estarán mi fidelidad y mi misericordia, y en mi nombre será exaltado su poder. 25 Pondré también su mano sobre el mar, y su diestra sobre los ríos. 26 El clamará a mí: Mi Padre eres tú, mi Dios y la roca de mi salvación. 27 Yo también lo haré mi primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. 28 Para siempre conservaré mi misericordia hacia él, y mi pacto le será confirmado. 29 Así estableceré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos. 30 Si sus hijos abandonan mi ley y no andan en mis juicios, 31 si violan mis estatutos y no guardan mis mandamientos, 32 entonces castigaré con vara su transgresión, y con azotes su iniquidad. 33 Pero no quitaré de él mi misericordia, ni obraré falsamente en mi fidelidad. 34 No quebrantaré mi pacto, ni cambiaré la palabra de mis labios. 35 Una vez he jurado por mi santidad; no mentiré a David. 36 Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí. 37 Será establecido para siempre como la luna, fiel testigo en el cielo. (Selah) 38 Pero tú lo has rechazado y desechado, contra tu ungido te has enfurecido. 39 Has despreciado el pacto de tu siervo; has profanado su corona echándola por tierra. 40 Has derribado todos sus muros; has convertido en ruinas sus fortalezas. 41 Todos los que pasan por el camino lo saquean; ha venido a ser una afrenta para sus vecinos. 42 Tú has exaltado la diestra de sus adversarios; has hecho regocijarse a todos sus enemigos. 43 Has retirado también el filo de su espada, y no le has hecho estar firme en la batalla. 44 Has hecho cesar su esplendor, y has echado por tierra su trono. 45 Has acortado los días de su juventud; lo has cubierto de ignominia. (Selah) 46 ¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá como el fuego tu furor? 47 Recuerda cuán breve es mi vida; ¡con qué propósito vano has creado a todos los hijos de los hombres! 48 ¿Qué hombre podrá vivir y no ver la muerte? ¿Podrá librar su alma del poder del Seol? (Selah) 49 ¿Dónde están, Señor, tus misericordias de antes, que en tu fidelidad juraste a David? 50 Recuerda, Señor, el oprobio de tus siervos; cómo llevo dentro de mí el oprobio de muchos pueblos, 51 con el cual tus enemigos, oh SEÑOR, han injuriado, con el cual han injuriado los pasos de tu ungido. 52 ¡Bendito sea el SEÑOR para siempre! Amén y amén.
1 Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2 Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad. ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Elías, cómo suplica a Dios contra Israel: 3 Señor, HAN DADO MUERTE A TUS PROFETAS, HAN DERRIBADO TUS ALTARES; Y YO SOLO HE QUEDADO Y ATENTAN CONTRA MI VIDA? 4 Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: Me HE RESERVADO SIETE MIL HOMBRES QUE NO HAN DOBLADO LA RODILLA A BAAL. 5 Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios. 6 Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. 7 Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos; 8 tal como está escrito: DIOS LES DIO UN ESPIRITU DE ESTUPOR, OJOS CON QUE NO VEN Y OIDOS CON QUE NO OYEN, HASTA EL DIA DE HOY. 9 Y David dice: SU BANQUETE SE CONVIERTA EN LAZO Y EN TRAMPA, Y EN PIEDRA DE TROPIEZO Y EN RETRIBUCION PARA ELLOS. 10 OSCUREZCANSE SUS OJOS PARA QUE NO PUEDAN VER, Y DOBLA SUS ESPALDAS PARA SIEMPRE. 11 Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos. 12 Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más será su plenitud! 13 Pero a vosotros hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, 14 si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a algunos de ellos. 15 Porque si el excluirlos a ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? 16 Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino la raíz la que te sustenta a ti. 19 Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. 20 Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme; 21 porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en su bondad; de lo contrario también tú serás cortado. 23 Y también ellos, si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado de lo que por naturaleza es un olivo silvestre, y contra lo que es natural fuiste injertado en un olivo cultivado, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? 25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis sabios en vuestra propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y así, todo Israel será salvo; tal como está escrito: EL LIBERTADOR VENDRA DE SION; APARTARA LA IMPIEDAD DE JACOB. 27 Y ESTE ES MI PACTO CON ELLOS, CUANDO YO QUITE SUS PECADOS. 28 En cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección de Dios, son amados por causa de los padres; 29 porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. 30 Pues así como vosotros en otro tiempo fuisteis desobedientes a Dios, pero ahora se os ha mostrado misericordia por razón de la desobediencia de ellos, 31 así también ahora éstos han sido desobedientes, para que por la misericordia mostrada a vosotros, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia. 32 Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos. 33 ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! 34 Pues, ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR?, ¿O QUIEN LLEGO A SER SU CONSEJERO?, 35 ¿O QUIEN LE HA DADO A EL PRIMERO PARA QUE SE LE TENGA QUE RECOMPENSAR? 36 Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén.
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