6 Después de esto seguí mirando, y he aquí, otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su dorso cuatro alas de ave; la bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio. 7 Después de esto seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte que tenía enormes dientes de hierro; devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos. 8 Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí, este cuerno tenía ojos como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia. 9 Seguí mirando hasta que se establecieron tronos, y el Anciano de Días se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura, su trono, llamas de fuego, y sus ruedas, fuego abrasador. 10 Un río de fuego corría, saliendo de delante de El. Miles de millares le servían, y miríadas de miríadas estaban en pie delante de El. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros. 11 Entonces yo seguí mirando a causa del ruido de las palabras arrogantes que el cuerno decía; seguí mirando hasta que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y lo echaron a las llamas del fuego. 12 A las demás bestias, se les quitó el dominio, pero les fue concedida una prolongación de la vida por un tiempo determinado. 13 Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante El. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. 15 A mí, Daniel, se me angustió por dentro el espíritu, y las visiones de mi mente seguían turbándome. 16 Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad acerca de todo esto. Y me respondió, dándome a conocer la interpretación de estas cosas: 17 "Estas bestias enormes, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. 18 "Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos." 19 Entonces quise saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era diferente de todas las demás, y en gran manera terrible, con sus dientes de hierro y sus garras de bronce, y que devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies, 20 y la verdad acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro cuerno que había surgido, delante del cual cayeron tres de ellos, es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia, y cuya apariencia era mayor que la de sus compañeros. 21 Mientras yo miraba, este cuerno hacía guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos, 22 hasta que vino el Anciano de Días y se hizo justicia a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino. 23 Dijo así: "La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, que será diferente de todos los otros reinos; devorará toda la tierra, la hollará y la desmenuzará. 24 "Y los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán, y otro se levantará después de ellos; él será diferente de los anteriores y subyugará a tres reyes. 25 "Y él proferirá palabras contra el Altísimo y afligirá a los santos del Altísimo, e intentará cambiar los tiempos y la ley; y le serán entregados en sus manos por un tiempo, por tiempos y por medio tiempo. 26 "Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre. 27 "Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán." 28 Hasta aquí la revelación. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció, pero guardé el asunto en mi corazón.
1 En el año tercero del reinado del rey Belsasar, se me apareció a mí, Daniel, una visión, después de aquella que se me había aparecido anteriormente. 2 Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar, yo me encontraba en la ciudadela de Susa, que está en la provincia de Elam, y vi en la visión que yo estaba junto al río Ulai. 3 Alcé, pues, mis ojos y miré, y he aquí que un carnero estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto creció el último. 4 Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur, y ninguna bestia podía mantenerse en pie delante de él, y nadie podía librarse de su poder. Hacía lo que quería, y se engrandeció. 5 Estando yo observando, he aquí, un macho cabrío venía del occidente sobre la superficie de toda la tierra sin tocar el suelo; el macho cabrío tenía un cuerno prominente entre los ojos. 6 Se dirigió al carnero que tenía los dos cuernos, que yo había visto parado delante del río, y lo acometió con la furia de su poder. 7 Lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él, hirió al carnero y le rompió los dos cuernos, y el carnero no tenía fuerza para mantenerse en pie delante de él; lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder. 8 El macho cabrío se engrandeció sobremanera, pero en cuanto llegó a ser poderoso, el gran cuerno se le rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernos prominentes hacia los cuatro vientos del cielo. 9 Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Tierra Hermosa .
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