1 Profecía que tuvo en visión el profeta Habacuc. 2 ¿Hasta cuándo, oh SEÑOR, pediré ayuda, y no escucharás, clamaré a ti: ¡Violencia! y no salvarás? 3 ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me haces mirar la opresión? La destrucción y la violencia están delante de mí, hay rencilla y surge discordia. 4 Por eso no se cumple la ley y nunca prevalece la justicia. Pues el impío asedia al justo; por eso sale pervertida la justicia. 5 Mirad entre las naciones, observad, asombraos, admiraos; porque haré una obra en vuestros días que no creeríais si se os contara. 6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, pueblo feroz e impetuoso, que marcha por la anchura de la tierra para apoderarse de moradas ajenas. 7 Imponente y temible es; de él mismo proceden su justicia y su grandeza. 8 Sus caballos son más veloces que leopardos y más astutos que lobos al anochecer. Al galope vienen sus jinetes, sus jinetes vienen de lejos, vuelan como águila que se precipita a devorar. 9 Vienen todos ellos para hacer violencia, su horda de rostros avanza, recoge cautivos como arena. 10 Se mofa de los reyes, y los gobernantes le son motivo de risa; se ríe de toda fortaleza, amontona escombros para tomarla. 11 Entonces pasará como el viento y seguirá, y se le tendrá por culpable, porque hace de su poder su dios. 12 ¿No eres tú desde la eternidad, oh SEÑOR, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh SEÑOR, para juicio lo has puesto; tú, oh Roca, lo has establecido para corrección. 13 Muy limpios son tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué miras con agrado a los que proceden pérfidamente, y callas cuando el impío traga al que es más justo que él? 14 ¿Por qué has hecho a los hombres como peces del mar, como reptiles que no tienen jefe? 15 A todos los saca con anzuelo el pueblo invasor, los arrastra con su red y los junta en su malla. Por eso se alegra y se regocija, 16 por eso ofrece sacrificio a su red y quema incienso a su malla, pues gracias a ellas su pesca es abundante, y suculenta su comida. 17 ¿Vaciará, pues, su red y seguirá matando sin piedad a las naciones?
1 Estaré en mi puesto de guardia, y sobre la fortaleza me pondré; velaré para ver lo que El me dice, y qué he de responder cuando sea reprendido. 2 Entonces el SEÑOR me respondió, y dijo: Escribe la visión y grábala en tablas, para que corra el que la lea. 3 Porque es aún visión para el tiempo señalado; se apresura hacia el fin y no defraudará. Aunque tarde, espérala; porque ciertamente vendrá, no tardará. 4 He aquí el orgulloso: en él, su alma no es recta, mas el justo por su fe vivirá. 5 Además, el vino traiciona al hombre arrogante, de modo que no se queda en casa. Porque ensancha su garganta como el Seol , y es como la muerte, que nunca se sacia; reúne para sí todas las naciones, y recoge para sí todos los pueblos. 6 ¿No pronunciarán todos éstos contra él una sátira, y burlas e intrigas contra él? Y dirán: "¡Ay del que aumenta lo que no es suyo (¿hasta cuándo?) y se hace rico con préstamos!" 7 ¿No se levantarán de repente tus acreedores, y se despertarán tus cobradores? Ciertamente serás despojo para ellos. 8 Porque tú has despojado a muchas naciones, todos los demás pueblos te despojarán a ti, por la sangre humana y la violencia hecha a la tierra, al pueblo y a todos sus habitantes. 9 ¡Ay del que obtiene ganancias ilícitas para su casa, para poner en alto su nido, para librarse de la mano de la calamidad! 10 Has maquinado cosa vergonzosa para tu casa, destruyendo a muchos pueblos, pecando contra ti mismo. 11 Ciertamente la piedra clamará desde el muro, y la viga le contestará desde el armazón. 12 ¡Ay del que edifica una ciudad con sangre y funda un pueblo con violencia! 13 ¿No viene del SEÑOR de los ejércitos que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen en vano? 14 Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del SEÑOR como las aguas cubren el mar. 15 ¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti que mezclas tu veneno hasta embriagarlo, para contemplar su desnudez! 16 Serás saciado de deshonra más que de gloria. Bebe tú también y muestra tu desnudez. Se volverá sobre ti el cáliz de la diestra del SEÑOR, y la ignominia sobre tu gloria. 17 Porque la violencia contra el Líbano te cubrirá, y el exterminio de las fieras te aterrará, a causa del derramamiento de sangre humana y la violencia hecha a la tierra, a la ciudad y a todos los que habitan en ella. 18 ¿De qué sirve el ídolo que su artífice ha esculpido, o la imagen fundida, maestra de mentiras, para que su hacedor confíe en su obra cuando hace ídolos mudos? 19 ¡Ay del que dice al madero: "Despierta", o a la piedra muda: "Levántate"! ¿Será esto tu maestro? He aquí, está cubierto de oro y plata, y no hay aliento alguno en su interior. 20 Pero el SEÑOR está en su santo templo: calle delante de El toda la tierra.
1 Oración del profeta Habacuc, en tono de Sigionot . 2 Oh SEÑOR, he oído lo que se dice de ti y temí. Aviva, oh SEÑOR, tu obra en medio de los años, en medio de los años dala a conocer; en la ira, acuérdate de tener compasión. 3 Dios viene de Temán, y el Santo, del monte Parán. (Selah ) Su esplendor cubre los cielos, y de su alabanza está llena la tierra. 4 Su resplandor es como la luz; tiene rayos que salen de su mano, y allí se oculta su poder. 5 Delante de El va la pestilencia, y la plaga sigue sus pasos. 6 Se detuvo, e hizo temblar la tierra, miró e hizo estremecerse a las naciones. Sí, se desmoronaron los montes perpetuos, se hundieron las colinas antiguas. Sus caminos son eternos. 7 Bajo aflicción vi las tiendas de Cusán, temblaban las tiendas de la tierra de Madián. 8 ¿Te indignaste, SEÑOR, contra los ríos? ¿Contra los ríos fue tu ira, contra el mar tu furor, cuando montaste en tus caballos, en tus carros de victoria ? 9 Tu arco fue desnudado por completo, las varas de castigo fueron juradas. (Selah) Con ríos hendiste la tierra; 10 te vieron los montes y temblaron, el diluvio de aguas pasó; dio el abismo su voz, levantó en alto sus manos. 11 El sol y la luna se detuvieron en su sitio; a la luz de tus saetas se fueron, al resplandor de tu lanza fulgurante. 12 Con indignación marchaste por la tierra; con ira hollaste las naciones. 13 Saliste para salvar a tu pueblo, para salvar a tu ungido. Destrozaste la cabeza de la casa del impío, descubriéndolo de arriba abajo. (Selah) 14 Traspasaste con sus propios dardos la cabeza de sus guerreros que irrumpieron para dispersarnos; su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidos. 15 Marchaste por el mar con tus caballos, en el oleaje de las inmensas aguas. 16 Oí, y se estremecieron mis entrañas; a tu voz temblaron mis labios. Entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy. Tranquilo espero el día de la angustia, al pueblo que se levantará para invadirnos. 17 Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, 18 con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. 19 El Señor DIOS es mi fortaleza; El ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar. Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda.
1 Palabra del SEÑOR que vino a Sofonías, hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá: 2 Eliminaré por completo todo de la faz de la tierradeclara el SEÑOR. 3 Eliminaré hombres y animales, eliminaré las aves del cielo y los peces del mar, y haré tropezar a los impíos; extirparé al hombre de la faz de la tierradeclara el SEÑOR. 4 Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén; cortaré de este lugar al remanente de Baal y los nombres de los ministros idólatras junto con sus sacerdotes; 5 a los que se postran en las terrazas ante el ejército del cielo, a los que se postran y juran por el SEÑOR y juran también por Milcom , 6 a los que han dejado de seguir al SEÑOR, y a los que no han buscado al SEÑOR ni le han consultado. 7 ¡Calla delante del Señor DIOS!, porque el día del SEÑOR está cerca, porque el SEÑOR ha preparado un sacrificio, ha consagrado a sus invitados. 8 Y sucederá que en el día del sacrificio del SEÑOR castigaré a los príncipes, a los hijos del rey y a todos los que visten ropa extranjera. 9 Aquel día castigaré a todos los que saltan sobre el umbral, a los que llenan la casa de su señor de violencia y de engaño. 10 Y habrá aquel díadeclara el SEÑOR gritos de auxilio desde la puerta del Pescado, y gemidos desde el segundo distrito, y gran estruendo desde las colinas. 11 Gemid, habitantes del Mortero , porque será silenciado todo el pueblo de Canaán , exterminados todos los que pesan plata. 12 Y sucederá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con lámparas, y castigaré a los hombres que reposan como el vino en sus heces, los que dicen en su corazón: "Ni bien ni mal hará el SEÑOR." 13 Sus riquezas se convertirán en despojos, y sus casas en desolación; edificarán casas, mas no las habitarán, plantarán viñas, mas no beberán su vino. 14 Cercano está el gran día del SEÑOR, cercano y muy próximo. El clamor del día del SEÑOR es amargo; allí gritará el guerrero. 15 Día de ira aquel día, día de congoja y de angustia, día de destrucción y desolación, día de tinieblas y lobreguez, día nublado y de densa oscuridad, 16 día de trompeta y grito de guerra contra las ciudades fortificadas y contra los torreones de las esquinas. 17 Traeré angustia sobre los hombres, y andarán como ciegos, porque han pecado contra el SEÑOR; su sangre será derramada como polvo, y su carne como estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día de la ira del SEÑOR, cuando por el fuego de su celo toda la tierra sea consumida; porque El hará una destrucción total y terrible de todos los habitantes de la tierra.
1 Congregaos, congregaos, oh nación sin pudor, 2 antes que entre en vigencia el decreto (como tamo pasa el día), antes que venga sobre vosotros el ardor de la ira del SEÑOR, antes que venga sobre vosotros el día de la ira del SEÑOR. 3 Buscad al SEÑOR, vosotros todos, humildes de la tierra que habéis cumplido sus preceptos; buscad la justicia, buscad la humildad. Quizá seréis protegidos el día de la ira del SEÑOR. 4 Porque Gaza será abandonada, y Ascalón desolada; Asdod será expulsada al mediodía, y Ecrón será desarraigada. 5 ¡Ay de los habitantes de la costa del mar, la nación de los cereteos ! La palabra del SEÑOR está contra vosotros: Canaán, tierra de los filisteos, yo te destruiré hasta que no quede habitante alguno. 6 Y la costa del mar se convertirá en pastizales, en praderas para pastores y apriscos para ovejas. 7 La costa será para el remanente de la casa de Judá; allí apacentarán y en las casas de Ascalón reposarán al atardecer; porque el SEÑOR su Dios los cuidará y los hará volver de su cautiverio. 8 He oído las afrentas de Moab y los ultrajes de los hijos de Amón, con los cuales afrentaron a mi pueblo y se engrandecieron sobre su territorio. 9 Por tanto, vivo yodeclara el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra: campo de ortigas y mina de sal, una desolación perpetua. El remanente de mi pueblo los saqueará, y el resto de mi nación los heredará. 10 Esto tendrán ellos como pago por su orgullo, porque han afrentado y se han engrandecido sobre el pueblo del SEÑOR de los ejércitos. 11 Terrible será el SEÑOR contra ellos, porque debilitará a todos los dioses de la tierra; y se inclinarán a El todas las costas de las naciones cada una desde su lugar. 12 También vosotros, etíopes, seréis muertos por mi espada. 13 El extenderá su mano contra el norte y destruirá a Asiria, y hará de Nínive una desolación, árida como el desierto; 14 y se echarán en medio de ella los rebaños, toda clase de animales, tanto el pelícano como el erizo pasarán la noche en los capiteles; el ave cantará en la ventana, habrá desolación en el umbral, porque El ha dejado al descubierto el entablado de cedro. 15 Esta es la ciudad divertida que vivía confiada, que decía en su corazón: Yo soy, y no hay otra más que yo. ¡Cómo ha sido hecha una desolación, una guarida de fieras! Todo el que pase por ella silbará y agitará su mano.
1 ¡Ay de la rebelde y contaminada, la ciudad opresora! 2 No escuchó la voz, ni aceptó la corrección. No confió en el SEÑOR, ni se acercó a su Dios. 3 Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes, sus jueces, lobos al anochecer; no dejan nada para la mañana. 4 Sus profetas son temerarios, hombres pérfidos; sus sacerdotes han profanado el santuario, han violado la ley. 5 El SEÑOR es justo en medio de ella; no cometerá injusticia. Cada mañana saca a luz su juicio, nunca falta; pero el injusto no conoce la verguenza. 6 Yo he exterminado naciones; sus torreones están en ruinas, hice desiertas sus calles, sin que nadie pase por ellas; sus ciudades están desoladas, sin hombre alguno, sin ningún habitante. 7 Dije: "Ciertamente me temerás, aceptarás corrección." Entonces no será destruida su morada a pesar de todo lo que yo había determinado sobre ella; pero ellos se apresuraron a corromper todas sus acciones. 8 Por tanto, esperadmedeclara el SEÑOR hasta el día en que me levante como testigo, porque mi decisión es reunir a las naciones, juntar a los reinos, para derramar sobre ellos mi indignación, todo el ardor de mi ira; porque por el fuego de mi celo toda la tierra será consumida. 9 En ese tiempo daré a los pueblos labios puros, para que todos ellos invoquen el nombre del SEÑOR, para que le sirvan de común acuerdo. 10 Desde más allá de los ríos de Etiopía mis adoradores, mis dispersos, traerán mi ofrenda. 11 Aquel día no te avergonzarás de ninguna de tus acciones con que te rebelaste contra mí; porque entonces yo quitaré de en medio de ti a los que se regocijan en tu orgullo, y nunca más te envanecerás en mi santo monte. 12 Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, que se refugiará en el nombre del SEÑOR. 13 El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni se hallará en su boca lengua engañosa, porque ellos se alimentarán y reposarán sin que nadie los atemorice. 14 Canta jubilosa, hija de Sion. Lanza gritos de alegría, Israel. Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15 El SEÑOR ha retirado sus juicios contra ti, ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el SEÑOR, está en medio de ti; ya no temerás mal alguno. 16 Aquel día le dirán a Jerusalén: No temas, Sion; no desfallezcan tus manos. 17 El SEÑOR tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio , se regocijará por ti con cantos de júbilo. 18 Reuniré a los que se afligen por las fiestas señaladas, tuyos son, oh Sion, el oprobio del destierro es una carga para ellos. 19 He aquí, en aquel tiempo me ocuparé de todos tus opresores; salvaré a la coja y recogeré a la desterrada, y convertiré su verguenza en alabanza y renombre en toda la tierra. 20 En aquel tiempo os traeré, en aquel tiempo os reuniré; ciertamente, os daré renombre y alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando yo haga volver a vuestros cautivos ante vuestros ojos dice el SEÑOR.
1 El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, diciendo: 2 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Este pueblo dice: 'No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa del SEÑOR sea reedificada.'" 3 Entonces vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es acaso tiempo para que vosotros habitéis en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está desolada? 5 Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no hay suficiente para que os saciéis; bebéis, pero no hay suficiente para que os embriaguéis; os vestís, pero nadie se calienta; y el que recibe salario, recibe salario en bolsa rota. 7 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. 8 Subid al monte, traed madera y reedificad el templo, para que me agrade de él y yo sea glorificadodice el SEÑOR. 9 Esperáis mucho, pero he aquí, hay poco; y lo que traéis a casa, yo lo aviento. ¿Por qué?declara el SEÑOR de los ejércitos. Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa. 10 Por tanto, por causa vuestra, los cielos han retenido su rocío y la tierra ha retenido su fruto. 11 Y llamé a la sequía sobre la tierra, sobre los montes, sobre el trigo, sobre el mosto, sobre el aceite, sobre lo que produce la tierra, sobre los hombres, sobre el ganado y sobre todo el trabajo de vuestras manos. 12 Y Zorobabel, hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y todo el remanente del pueblo, obedecieron la voz del SEÑOR su Dios y las palabras del profeta Hageo, como el SEÑOR su Dios le había mandado. Y temió el pueblo delante del SEÑOR. 13 Entonces Hageo, mensajero del SEÑOR, por mandato del SEÑOR, habló al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotrosdeclara el SEÑOR. 14 Y despertó el SEÑOR el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del SEÑOR de los ejércitos, su Dios, 15 el día veinticuatro del mes sexto, en el año segundo del rey Darío.
1 El día veintiuno del mes séptimo, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 2 Habla ahora a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y al remanente del pueblo, diciendo: 3 "¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto este templo en su gloria primera? ¿Y cómo lo veis ahora? Tal como está, ¿no es como nada a vuestros ojos? 4 "Pero ahora, esfuérzate, Zorobabel"declara el SEÑOR"esfuérzate tú también, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y esforzaos todos vosotros, pueblo de la tierra"declara el SEÑOR"y trabajad, porque yo estoy con vosotros"declara el SEÑOR de los ejércitos. 5 "Conforme a la promesa que os hice cuando salisteis de Egipto, mi Espíritu permanece en medio de vosotros; no temáis." 6 Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Una vez más, dentro de poco, yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme. 7 "Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y yo llenaré de gloria esta casa"dice el SEÑOR de los ejércitos. 8 "Mía es la plata y mío es el oro"declara el SEÑOR de los ejércitos. 9 "La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera"dice el SEÑOR de los ejércitos"y en este lugar daré paz"declara el SEÑOR de los ejércitos. 10 El día veinticuatro del mes noveno, en el año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Hageo, diciendo: 11 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Pide ahora instrucción a los sacerdotes: 12 'Si alguno lleva carne consagrada en la falda de su vestidura, y toca con su falda pan, alimento cocido, vino, aceite o cualquier otro alimento, ¿quedará éste consagrado?' Y los sacerdotes respondieron, y dijeron: No. 13 Y dijo Hageo: Si alguno, inmundo por el contacto con un cadáver, toca cualquiera de estas cosas, ¿quedará inmunda? Respondieron los sacerdotes, y dijeron: Quedará inmunda. 14 Entonces volvió a hablar Hageo y dijo: "Así es este pueblo y así es esta nación delante de mí"declara el SEÑOR"y así es toda obra de sus manos; y lo que aquí ofrecen, inmundo es. 15 "Ahora pues, considerad bien esto de hoy en adelante: antes que se pusiera piedra sobre piedra en el templo del SEÑOR, 16 desde aquel tiempo, venía alguno a un montón de veinte medidas, y había solo diez; venía alguno al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había solo veinte. 17 "Os herí con viento abrasador, con añublo y con granizo en toda obra de vuestras manos; pero ninguno de vosotros se volvió a mí"declara el SEÑOR. 18 "Pero considerad bien esto desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del mes noveno; desde el día en que se pusieron los cimientos del templo del SEÑOR, considerad bien: 19 "¿Está todavía la semilla en el granero? Todavía la vid, la higuera, el granado y el olivo no han dado fruto; pero desde hoy yo os bendeciré." 20 Y la palabra del SEÑOR vino por segunda vez a Hageo, el día veinticuatro del mes, diciendo: 21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: "Yo estremeceré los cielos y la tierra, 22 y volcaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; y volcaré el carro y a los que montan en él, y caerán los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano. 23 "En aquel día"declara el SEÑOR de los ejércitos"te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo mío"declara el SEÑOR"y te pondré como anillo de sello, porque yo te he escogido"declara el SEÑOR de los ejércitos.
1 El octavo mes del año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: 2 El SEÑOR se enojó mucho contra vuestros padres. 3 Diles, pues: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Volveos a mí'declara el SEÑOR de los ejércitos"y yo me volveré a vosotros'dice el SEÑOR de los ejércitos. 4 'No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas proclamaron, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras.'" Pero no me escucharon ni me hicieron caso'declara el SEÑOR. 5 'Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿viven para siempre? 6 'Pero mis palabras y mis estatutos que yo ordené a mis siervos los profetas ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se arrepintieron y dijeron: "Como el SEÑOR de los ejércitos se propuso hacer con nosotros conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así ha hecho con nosotros.'"" 7 El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, el año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: 8 He aquí, de noche vi un hombre que iba montado en un caballo rojo; él estaba entre los mirtos que había en la quebrada, y detrás de él, caballos rojos, castaños y blancos. 9 Entonces dije: ¿Quiénes son éstos, señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Te mostraré quienes son éstos. 10 Y el hombre que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que el SEÑOR ha enviado a recorrer la tierra. 11 Y ellos respondieron al ángel del SEÑOR que estaba entre los mirtos y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí, toda la tierra está en paz y tranquila. 12 Entonces respondió el ángel del SEÑOR y dijo: Oh SEÑOR de los ejércitos, ¿hasta cuándo seguirás sin compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales has estado indignado estos setenta años? 13 Y el SEÑOR respondió al ángel que hablaba conmigo palabras buenas, palabras consoladoras. 14 Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Proclama, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Estoy celoso en gran manera por Jerusalén y por Sion, 15 y con gran enojo estoy yo enojado contra las naciones que están confiadas; porque cuando yo estaba un poco enojado, ellas contribuyeron al mal.' 16 "Por tanto, así dice el SEÑOR: 'Me volveré a Jerusalén con compasión; en ella será reedificada mi casa'declara el SEÑOR de los ejércitos"y el cordel será tendido sobre Jerusalén.'" 17 Proclama de nuevo, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Otra vez rebosarán mis ciudades de bienes, otra vez el SEÑOR consolará a Sion y de nuevo escogerá a Jerusalén.'" 18 Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. 19 Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén. 20 Entonces el SEÑOR me mostró cuatro artesanos. 21 Y dije: ¿Qué vienen a hacer éstos? Y él respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, de modo que nadie ha podido levantar la cabeza; pero estos artesanos han venido para aterrorizarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron sus cuernos contra la tierra de Judá para dispersarla.
1 Entonces alcé los ojos y miré, y he aquí, vi un hombre con un cordel de medir en la mano. 2 Y le dije: ¿Adónde vas? Y me respondió: A medir a Jerusalén para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud. 3 Y he aquí, cuando el ángel que hablaba conmigo salía, otro ángel le salió al encuentro, 4 y le dijo: Corre, habla a ese joven, y dile: "Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganados dentro de ella. 5 "Y yo seré para ella"declara el SEÑOR "una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella." 6 ¡Ea, ea! Huid de la tierra del nortedeclara el SEÑORporque como a los cuatro vientos del cielo os dispersé yodeclara el SEÑOR. 7 ¡Ea, Sion, tú que moras con la hija de Babilonia, escápate! 8 Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, cuya gloria me ha enviado contra las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca la niña de su ojo: 9 He aquí, alzaré mi mano contra ellas, y serán despojo para sus esclavos. Entonces sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado. 10 Canta de júbilo y alégrate, oh hija de Sion; porque he aquí, vengo, y habitaré en medio de tideclara el SEÑOR. 11 Y se unirán muchas naciones al SEÑOR aquel día, y serán mi pueblo. Entonces habitaré en medio de ti, y sabrás que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a ti. 12 Y el SEÑOR poseerá a Judá, su porción en la tierra santa, y escogerá de nuevo a Jerusalén. 13 Calle toda carne delante del SEÑOR, porque El se ha levantado de su santa morada.
1 Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo. 2 Y el ángel del SEÑOR dijo a Satanás: El SEÑOR te reprenda, Satanás. Repréndate el SEÑOR que ha escogido a Jerusalén. ¿No es éste un tizón arrebatado del fuego? 3 Y Josué estaba vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel. 4 Y éste habló, y dijo a los que estaban delante de él: Quitadle las ropas sucias. Y a él le dijo: Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré de ropas de gala. 5 Después dijo : Que le pongan un turbante limpio en la cabeza. Y le pusieron un turbante limpio en la cabeza y le vistieron con ropas de gala; y el ángel del SEÑOR estaba allí. 6 Entonces el ángel del SEÑOR amonestó a Josué, diciendo: 7 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Si andas en mis caminos, y si guardas mis ordenanzas, también tú gobernarás mi casa; además tendrás a tu cargo mis atrios y te daré libre acceso entre éstos que están aquí. 8 "Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan ante ti, que son hombres de presagio, pues he aquí, yo voy a traer a mi siervo, el Renuevo. 9 "Porque he aquí la piedra que he puesto delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos. He aquí, yo grabaré una inscripción en ella"declara el SEÑOR de los ejércitos"y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día. 10 "Aquel día"declara el SEÑOR de los ejércitos"convidaréis cada uno a su prójimo bajo su parra y bajo su higuera."
1 Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió, y me despertó como a un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He aquí, veo un candelabro todo de oro con su depósito en la parte superior, y sus siete lámparas encima de él con siete tubos para cada una de las lámparas que tiene encima; 3 y junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y el otro a la izquierda. 4 Continué, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto señor mío? 5 Respondió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y respondí: No, señor mío. 6 Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del SEÑOR a Zorobabel: "No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu"dice el SEÑOR de los ejércitos. 7 "¿Quién eres tú, oh gran monte? Ante Zorobabel, te convertirás en llanura; y él sacará la piedra clave entre aclamaciones de '¡Gracia, gracia a ella!'" 8 Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 9 Las manos de Zorobabel han puesto los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros. 10 ¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del SEÑOR que recorren toda la tierra. 11 Entonces hablé, y le dije: ¿Qué son estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro? 12 Hablé por segunda vez, y le dije: ¿Qué son las dos ramas de olivo que están junto a los dos tubos de oro, que vierten de sí el aceite dorado? 13 Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No, señor mío. 14 Entonces él dijo: Estos son los dos ungidos que están de pie junto al Señor de toda la tierra.
1 Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. 2 Y me dijo el ángel: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte codos y su anchura de diez codos. 3 Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; ciertamente todo el que roba será destruido según lo escrito en un lado, y todo el que jura será destruido según lo escrito en el otro lado. 4 La haré salirdeclara el SEÑOR de los ejércitosy entrará en casa del ladrón y en casa del que jura por mi nombre en falso; y pasará la noche dentro de su casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras. 5 Salió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos y mira qué es esto que sale. 6 Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Esto es el efa que sale. Y añadió: Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra. 7 Y he aquí, una tapa de plomo fue levantada, y había una mujer sentada dentro del efa. 8 Entonces dijo: Esta es la Maldad. Y la arrojó al interior del efa y arrojó la tapa de plomo sobre su abertura. 9 Luego alcé los ojos y miré, y he aquí dos mujeres salían con el viento en sus alas; y tenían alas como alas de cigueña, y alzaron el efa entre la tierra y el cielo. 10 Dije entonces al ángel que hablaba conmigo: ¿Adónde llevan el efa? 11 Y me respondió: A la tierra de Sinar para edificarle un templo; y cuando esté preparado, será asentado allí sobre su base.
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