1 Y dirás en aquel día: A ti doy gracias, oh SEÑOR, porque aunque estabas airado conmigo, se ha apartado tu ira, y me has consolado. 2 He aquí, Dios es mi salvador, confiaré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el SEÑOR DIOS, El ha sido mi salvación. 3 Con gozo sacarás agua de los manantiales de salvación. 4 Y aquel día dirás: Dad gracias al SEÑOR, invocad su nombre, haced conocer entre los pueblos sus obras, haced recordar que su nombre es enaltecido. 5 Cantad alabanzas al SEÑOR, porque ha hecho cosas maravillosas; sea conocido esto por toda la tierra. 6 Clama y grita de júbilo, habitante de Sion, porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
1 Profecía sobre Babilonia que tuvo en visión Isaías, hijo de Amoz: 2 Levantad estandarte sobre la colina pelada , alzad a ellos la voz, agitad la mano para que entren por las puertas de los nobles. 3 Yo he dado órdenes a mis consagrados, también he llamado a mis guerreros, a los que se regocijan de mi gloria para ejecutar mi ira. 4 Ruido de tumulto en los montes, como de mucha gente. Ruido de estruendo de reinos, de naciones reunidas. El SEÑOR de los ejércitos pasa revista al ejército para la batalla. 5 Vienen de una tierra lejana, de los más lejanos horizontes , el SEÑOR y los instrumentos de su indignación, para destruir toda la tierra. 6 Gemid, porque cerca está el día del SEÑOR; vendrá como destrucción del Todopoderoso. 7 Por tanto todas las manos se debilitarán, el corazón de todo hombre desfallecerá, 8 y se aterrarán; dolores y angustias se apoderarán de ellos, como mujer de parto se retorcerán; se mirarán el uno al otro con asombro, rostros en llamas serán sus rostros. 9 He aquí, el día del SEÑOR viene, cruel, con furia y ardiente ira, para convertir en desolación la tierra y exterminar de ella a sus pecadores. 10 Pues las estrellas del cielo y sus constelaciones no destellarán su luz; se oscurecerá el sol al salir, y la luna no irradiará su luz. 11 Castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad; también pondré fin a la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los despiadados. 12 Haré al mortal más escaso que el oro puro, y a la humanidad más que el oro de Ofir. 13 Por tanto, haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar ante la furia del SEÑOR de los ejércitos, en el día de su ardiente ira. 14 Y será como gacela perseguida, o como ovejas que nadie reúne; cada uno volverá a su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. 15 Cualquiera que sea hallado será traspasado, y cualquiera que sea capturado caerá a espada. 16 También sus pequeños serán estrellados delante de sus ojos; serán saqueadas sus casas y violadas sus mujeres. 17 He aquí, incitaré contra ellos a los medos, que no estiman la plata ni se deleitan en el oro; 18 con arcos barrerán a los jóvenes, no tendrán compasión del fruto del vientre, ni de los niños tendrán piedad sus ojos. 19 Y Babilonia, hermosura de los reinos, gloria del orgullo de los caldeos, será como cuando Dios destruyó a Sodoma y a Gomorra; 20 nunca más será poblada ni habitada de generación en generación; no pondrá tienda allí el árabe, ni los pastores harán descansar allí sus rebaños; 21 sino que allí descansarán los moradores del desierto, y llenas estarán sus casas de búhos; también habitarán allí los avestruces, y allí brincarán las cabras peludas. 22 Aullarán las hienas en sus torres fortificadas y los chacales en sus lujosos palacios. Está próximo a llegar su tiempo, y sus días no se prolongarán.
1 Cuando el SEÑOR tenga compasión de Jacob, escoja de nuevo a Israel y los establezca en su propia tierra, entonces se les juntarán extranjeros que se unirán a la casa de Jacob. 2 Los tomarán los pueblos y los llevarán a su lugar, y la casa de Israel los poseerá como siervos y siervas en la tierra del SEÑOR. Tomarán cautivos a los que los habían llevado cautivos, y dominarán sobre sus opresores. 3 Y el día en que el SEÑOR te dé descanso de tu dolor, de tu desesperación y de la dura servidumbre a la que fuiste sometido, 4 pronunciarás esta burla contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo se ha acabado el opresor, y cómo ha cesado el furor! 5 El SEÑOR ha quebrado el báculo de los impíos, el cetro de los gobernantes 6 que golpeaba con furia a los pueblos con golpes incesantes, que sometía con ira a las naciones en persecución incesante. 7 Toda la tierra está en reposo, está quieta; prorrumpe en gritos de júbilo. 8 Aun los cipreses y los cedros del Líbano se alegran a causa de ti, diciendo: "Desde que fuiste derribado, no ha subido talador contra nosotros." 9 El Seol, desde abajo, se estremece por ti al recibirte en tu venida; por ti despierta a los espíritus de los muertos, a todos los jefes de la tierra; levanta de sus tronos a todos los reyes de las naciones. 10 Todos ellos responderán y te dirán: "También tú has sido debilitado como nosotros, has venido a ser semejante a nosotros. 11 "Han sido derribadas al Seol tu ostentación y la música de tus arpas; debajo de ti las larvas se extienden como cama, y los gusanos son tu cobertura." 12 ¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Pero tú dijiste en tu corazón: "Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. 14 "Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo." 15 Sin embargo, has sido derribado al Seol, a lo más remoto del abismo. 16 Los que te ven te observan, te contemplan, y dicen: "¿Es éste aquel hombre que hacía temblar la tierra, que sacudía los reinos, 17 que puso al mundo como un desierto, que derribó sus ciudades, que a sus prisioneros no abrió la cárcel?" 18 Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con gloria, cada uno en su sepulcro. 19 Pero tú has sido echado de tu sepulcro como vástago desechado, como ropa de muertos traspasados a espada, que descienden a las piedras de la fosa, como cadáver pisoteado. 20 No estarás unido con ellos en el sepelio, porque has destruido tu tierra, has matado a tu pueblo. Que no se nombre jamás la descendencia de los malhechores. 21 Preparad para sus hijos el matadero a causa de la iniquidad de sus padres; que no se levanten y tomen posesión de la tierra, y llenen de ciudades la faz del mundo. 22 Yo me levantaré contra ellosdeclara el SEÑOR de los ejércitosy cortaré de Babilonia nombre y sobrevivientes, descendencia y posteridaddeclara el SEÑOR. 23 La convertiré en posesión de erizos y en aguas estancadas, y la barreré con la escoba de la destrucción declara el SEÑOR de los ejércitos. 24 Ha jurado el SEÑOR de los ejércitos, diciendo: Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá: 25 Quebrantaré a Asiria en mi tierra, y la pisotearé sobre mis montes. Entonces su yugo se les quitará de encima, y su carga será quitada de sus hombros. 26 Este es el plan acordado contra toda la tierra, y esta es la mano que está extendida contra todas las naciones. 27 Si el SEÑOR de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a su mano extendida, ¿quién puede volverla atrás? 28 El año en que murió el rey Acaz, vino esta profecía: 29 No te alegres, toda tú, Filistea, porque la vara que te hirió esté quebrada; pues de la raíz de la serpiente saldrá una víbora, y su fruto será serpiente voladora. 30 Los más débiles comerán, y los necesitados se acostarán seguros; pero haré morir de hambre tu raíz, y ésta matará tus sobrevivientes. 31 Gime, puerta; clama, ciudad; derrítete, toda tú, Filistea; porque del norte viene humo, y nadie se rezaga de sus filas. 32 ¿Cómo, pues, se responderá a los mensajeros de la nación?: Que el SEÑOR ha fundado a Sion, y en ella buscarán refugio los afligidos de su pueblo.
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