15 El libra al afligido en medio de su aflicción, y abre su oído en tiempos de opresión. 16 Entonces, en verdad, El te atrajo de la boca de la angustia, a un lugar espacioso, sin limitaciones, en lugar de aquélla; y lo que se puso sobre tu mesa estaba lleno de grosura. 17 Pero tú estabas lleno de juicio sobre el malvado; el juicio y la justicia se apoderan de ti. 18 Ten cuidado, no sea que el furor te induzca a burlarte; no dejes que la grandeza del rescate te extravíe. 19 ¿Te protegerán tus riquezas de la angustia, o todas las fuerzas de tu poder? 20 No anheles la noche, cuando los pueblos desaparecen de su lugar. 21 Ten cuidado, no te inclines al mal; pues has preferido éste a la aflicción. 22 He aquí, Dios es exaltado en su poder, ¿quién es maestro como El? 23 ¿Quién le ha señalado su camino, y quién le ha dicho: "Has hecho mal"? 24 Recuerda que debes ensalzar su obra, la cual han cantado los hombres. 25 Todos los hombres la han visto; el hombre desde lejos la contempla. 26 He aquí, Dios es exaltado, y no le conocemos; el número de sus años es inescrutable. 27 Porque El atrae las gotas de agua, y ellas, del vapor, destilan lluvia, 28 que derraman las nubes, y en abundancia gotean sobre el hombre. 29 ¿Puede alguno comprender la extensión de las nubes, o el tronar de su pabellón? 30 He aquí, El extiende su relámpago en derredor suyo, y cubre los abismos del mar. 31 Pues por estos medios El juzga a los pueblos, y da alimento en abundancia. 32 El cubre sus manos con el relámpago, y le ordena dar en el blanco. 33 Su trueno anuncia su presencia; también su ira, respecto a lo que se levanta.
1 Ante esto también tiembla mi corazón, y salta de su lugar. 2 Escuchad atentamente el estruendo de su voz, y el rugido que sale de su boca. 3 Bajo todos los cielos lo suelta, y su relámpago hasta los confines de la tierra. 4 Tras él, ruge una voz; truena El con su majestuosa voz, y no retiene los relámpagos mientras se oye su voz. 5 Maravillosamente truena Dios con su voz, haciendo grandes cosas que no comprendemos. 6 Porque a la nieve dice: "Cae sobre la tierra", y al aguacero y a la lluvia: "Sed fuertes." 7 El sella la mano de todo hombre, para que todos conozcan su obra. 8 La fiera entra en su guarida, y permanece en su madriguera. 9 Del sur viene el torbellino, y del norte el frío. 10 Del soplo de Dios se forma el hielo, y se congela la extensión de las aguas. 11 También El carga de humedad la densa nube, y esparce la nube con su relámpago; 12 aquélla gira y da vueltas por su sabia dirección, para hacer todo lo que El le ordena sobre la faz de toda la tierra. 13 Ya sea por corrección, o por el mundo suyo, o por misericordia, El hace que suceda. 14 Escucha esto, Job, detente y considera las maravillas de Dios. 15 ¿Sabes tú cómo Dios las establece, y hace resplandecer el relámpago de su nube? 16 ¿Sabes tú la posición de las densas nubes, maravillas del perfecto en conocimiento, 17 tú, cuyos vestidos están calientes cuando la tierra está en calma a causa del viento del sur? 18 ¿Puedes con El extender el firmamento, fuerte como espejo de metal fundido? 19 Enséñanos qué le hemos de decir a Dios; no podemos ordenar nuestro argumento a causa de las tinieblas. 20 ¿Habrá que contarle que yo quiero hablar? ¿O debe un hombre decir que quiere ser tragado? 21 Ahora los hombres no ven la luz que brilla en el firmamento; pero pasa el viento y lo despeja. 22 Del norte viene dorado esplendor: majestad impresionante alrededor de Dios. 23 Es el Todopoderoso; no le podemos alcanzar; El es grande en poder, y no pervertirá el juicio ni la abundante justicia. 24 Por eso le temen los hombres; El no estima a ninguno que se cree sabio de corazón.
1 Entonces el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino y dijo: 2 ¿Quién es éste que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento? 3 Ciñe ahora tus lomos como un hombre, y yo te preguntaré, y tú me instruirás. 4 ¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dímelo, si tienes inteligencia. 5 ¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes, ¿o quién extendió sobre ella cordel? 6 ¿Sobre qué se asientan sus basas, o quién puso su piedra angular 7 cuando cantaban juntas las estrellas del alba, y todos los hijos de Dios gritaban de gozo? 8 ¿O quién encerró con puertas el mar, cuando, irrumpiendo, se salió de su seno; 9 cuando hice de una nube su vestidura, y de espesa oscuridad sus pañales; 10 cuando sobre él establecí límites, puse puertas y cerrojos, 11 y dije: "Hasta aquí llegarás, pero no más allá; aquí se detendrá el orgullo de tus olas"? 12 ¿Alguna vez en tu vida has mandado a la mañana, y hecho conocer al alba su lugar, 13 para que ella eche mano a los confines de la tierra, y de ella sean sacudidos los impíos? 14 Ella cambia como barro bajo el sello; y como con vestidura se presenta. 15 Mas se quita la luz a los impíos, y se quiebra el brazo levantado. 16 ¿Has entrado hasta las fuentes del mar, o andado en las profundidades del abismo? 17 ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte, o has visto las puertas de la densa oscuridad? 18 ¿Has comprendido la extensión de la tierra? Dímelo, si tú sabes todo esto. 19 ¿Dónde está el camino a la morada de la luz? Y la oscuridad, ¿dónde está su lugar, 20 para que la lleves a su territorio, y para que disciernas los senderos de su casa? 21 ¡Tú lo sabes, porque entonces ya habías nacido, y grande es el número de tus días! 22 ¿Has entrado en los depósitos de la nieve, o has visto los depósitos del granizo, 23 que he reservado para el tiempo de angustia, para el día de guerra y de batalla? 24 ¿Dónde está el camino en que se divide la luz, o el viento solano esparcido sobre la tierra?
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