1 Después de esto, el Señor designó a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de El, a toda ciudad y lugar adonde El había de ir. 2 Y les decía: La mies es mucha, pero los obreros pocos; rogad, por tanto, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. 3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y a nadie saludéis por el camino. 5 En cualquier casa que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." 6 Y si hay allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; pero si no, se volverá a vosotros. 7 Permaneced entonces en esa casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. 8 En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os sirvan; 9 sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "Se ha acercado a vosotros el reino de Dios." 10 Pero en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, salid a sus calles, y decid: 11 "Hasta el polvo de vuestra ciudad que se pega a nuestros pies, nos lo sacudimos en protesta contra vosotros; empero sabed esto: que el reino de Dios se ha acercado." 12 Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para aquella ciudad. 13 ¡Ay de ti Corazín! ¡Ay de ti Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras hubieran sido hechos en Tiro y Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido sentados en cilicio y ceniza. 14 Por eso, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. 15 Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades serás hundida! 16 El que a vosotros escucha, a mí me escucha, y el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió. 17 Los setenta regresaron con gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y El les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño. 20 Sin embargo, no os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. 21 En aquella misma hora El se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. 22 Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 23 Y volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis; 24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron. 25 Y he aquí, cierto intérprete de la ley se levantó, y para ponerle a prueba dijo: Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 26 Y El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? 27 Respondiendo él, dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. 28 Entonces Jesús le dijo: Has respondido correctamente; HAZ ESTO Y VIVIRAS. 29 Pero queriendo él justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. 32 Del mismo modo, también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino. 33 Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión, 34 y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios , se los dio al mesonero, y dijo: "Cuídalo, y todo lo demás que gastes, cuando yo regrese te lo pagaré." 36 ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores? 37 Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo. 38 Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a El, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41 Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; 42 pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.
1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas, a ver si halláis algún hombre, si hay quien haga justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaré. 2 Pues aunque digan: "Vive el SEÑOR", de cierto juran falsamente. 3 Oh, SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú los heriste, mas no les dolió; tú los consumiste, mas ellos rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca, rehusaron arrepentirse. 4 Entonces yo dije: Ciertamente estos sólo son gente ignorante, son necios, porque no conocen el camino del SEÑOR ni las ordenanzas de su Dios. 5 Me dirigiré a los grandes y les hablaré, porque ellos sí conocen el camino del SEÑOR y las ordenanzas de su Dios. Pero también todos ellos a una habían quebrado el yugo y roto las coyundas. 6 Por tanto los herirá el león de la selva, el lobo de los desiertos los destruirá; un leopardo acecha sus ciudades, y todo el que salga de ellas será despedazado, porque son muchas sus transgresiones, y numerosas sus apostasías. 7 ¿Por qué he de perdonarte por esto? Tus hijos me han abandonado y han jurado por lo que no es Dios. Cuando los sacié, cometieron adulterio y fueron en tropel a casa de las rameras. 8 Eran caballos cebados y fogosos, cada cual relinchando tras la mujer de su prójimo. 9 ¿No he de castigar a este pueblo?declara el SEÑOR. De una nación como ésta, ¿no he de vengarme? 10 Subid por entre sus hileras de vides y destruid, mas no hagáis destrucción total; arrancad sus sarmientos, pues no son del SEÑOR; 11 porque la casa de Israel y la casa de Judá han obrado pérfidamente conmigodeclara el SEÑOR. 12 Han mentido acerca del SEÑOR; dijeron: El no existe; ninguna calamidad vendrá sobre nosotros, y no veremos ni espada ni hambre. 13 Los profetas son como el viento, y la palabra no está en ellos. Que así se les haga a ellos. 14 Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de los ejércitos: Por cuanto han hablado esta palabra, he aquí, pongo mis palabras en tu boca por fuego y a este pueblo por leña, y los consumirá. 15 He aquí, voy a traer de lejos una nación contra vosotros, oh casa de Israeldeclara el SEÑOR. Es una nación fuerte, es una nación antigua, una nación cuya lengua no conoces, y no podrás entender lo que hable. 16 Su aljaba es como sepulcro abierto, todos ellos son valientes. 17 Devorará tu mies y tu pan, devorará a tus hijos y a tus hijas, devorará tus ovejas y tus vacas, devorará tus viñas y tus higueras; a espada destruirá tus ciudades fortificadas en que confías. 18 Sin embargo, aun en aquellos díasdeclara el SEÑORno llevaré a cabo una destrucción total de vosotros. 19 Y cuando te pregunten: "¿Por qué el SEÑOR nuestro Dios nos ha hecho todo esto?" Les dirás: "Así como me dejasteis y servisteis a dioses extraños en vuestra tierra, así serviréis a extranjeros en una tierra que no es vuestra." 20 Anunciad esto en la casa de Jacob y proclamadlo en Judá, diciendo: 21 "Oíd ahora esto, pueblo necio e insensible, que tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen. 22 "¿No me teméis?"declara el SEÑOR. "¿No tembláis delante de mí, que puse la arena como frontera del mar, límite perpetuo que no traspasará? Aunque se agiten las olas, no prevalecerán; aunque rujan, no pasarán sobre ella. 23 "Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; se han desviado y se han ido. 24 "Y no dicen en su corazón: "Temamos ahora al SEÑOR nuestro Dios, que da la lluvia a su tiempo, tanto la lluvia de otoño como la de primavera, y que reserva para nosotros las semanas establecidas de la cosecha.' 25 "Vuestras iniquidades han alejado estas cosas, y vuestros pecados os han privado del bien. 26 "Porque en mi pueblo se encuentran impíos que vigilan como cazadores al acecho; ponen trampa, atrapan hombres. 27 "Como una jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; por eso se engrandecieron y se enriquecieron. 28 "Han engordado y se han puesto lustrosos. También sobrepasan en obras de maldad; no defienden la causa, la causa del huérfano, para que prospere, ni defienden los derechos del pobre. 29 "¿No he de castigar por esto?"declara el SEÑOR. "De una nación como ésta ¿no he de vengarme?" 30 Algo espantoso y terrible ha sucedido en la tierra: 31 los profetas profetizan falsamente, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y a mi pueblo así le gusta. Pero ¿qué haréis al final de esto?
1 Entonces respondió Zofar naamatita, y dijo: 2 ¿Quedará sin respuesta esa multitud de palabras, y será absuelto el que mucho habla? 3 ¿Harán tus jactancias callar a los hombres? ¿Harás escarnio sin que nadie te reprenda? 4 Pues has dicho: "Mi enseñanza es pura, y soy inocente ante tus ojos." 5 Mas, ¡quién diera que Dios hablara, abriera sus labios contra ti 6 y te declarara los secretos de la sabiduría!; porque la verdadera sabiduría tiene dos lados. Sabrías entonces que Dios olvida parte de tu iniquidad. 7 ¿Descubrirás tú las profundidades de Dios? ¿Descubrirás los límites del Todopoderoso? 8 Altos son como los cielos; ¿qué harás tú? Más profundos son que el Seol; ¿qué puedes tú saber? 9 Más extensa que la tierra es su dimensión, y más ancha que el mar. 10 Si El pasa, o encierra, o convoca una asamblea, ¿quién podrá estorbarle? 11 Porque El conoce a los hombres falsos, y ve la iniquidad sin investigar. 12 Y el hombre tonto se hará inteligente cuando el pollino de un asno montés nazca hombre. 13 Si diriges bien tu corazón y extiendes a El tu mano, 14 si en tu mano hay iniquidad y la alejas de ti y no permites que la maldad more en tus tiendas, 15 entonces, ciertamente levantarás tu rostro sin mancha, estarás firme y no temerás. 16 Porque olvidarás tu aflicción, como aguas que han pasado la recordarás. 17 Tu vida será más radiante que el mediodía, y hasta la oscuridad será como la mañana. 18 Entonces confiarás, porque hay esperanza, mirarás alrededor y te acostarás seguro. 19 Descansarás y nadie te atemorizará, y muchos procurarán tu favor. 20 Pero los ojos de los malvados languidecerán, y no habrá escape para ellos; su esperanza es dar su último suspiro.
1 Y dieron aviso a David, diciendo: He aquí, los filisteos están atacando a Keila, y están saqueando las eras. 2 Entonces consultó David al SEÑOR, diciendo: ¿Debo ir a atacar a estos filisteos? Y el SEÑOR dijo a David: Ve, ataca a los filisteos y libra a Keila. 3 Pero los hombres de David le dijeron: He aquí, estamos con temor aquí en Judá. ¿Cuánto más si vamos a Keila contra las filas de los filisteos? 4 De nuevo David consultó al SEÑOR; y el SEÑOR le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues entregaré a los filisteos en tu mano 5 Y David y sus hombres fueron a Keila y pelearon contra los filisteos; y él se llevó sus ganados y los hirió con gran mortandad. Así libró David a los habitantes de Keila. 6 Y sucedió que cuando Abiatar, hijo de Ahimelec, huyó a donde estaba David en Keila, descendió con un efod en la mano. 7 Cuando se avisó a Saúl que David había ido a Keila, Saúl dijo: Dios lo ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en una ciudad con doble puerta y barras. 8 Y convocó Saúl a todo el pueblo a la guerra, para descender a Keila a fin de cercar a David y sus hombres. 9 Y David supo que Saúl tramaba el mal contra él; así que le dijo al sacerdote Abiatar: Trae el efod. 10 Entonces David dijo: Oh SEÑOR, Dios de Israel, tu siervo ciertamente ha oído que Saúl procura venir a Keila para destruir la ciudad por causa mía. 11 ¿Me entregarán en su mano los hombres de Keila? ¿Descenderá Saúl tal como tu siervo ha oído? Oh SEÑOR, Dios de Israel, te ruego que lo hagas saber a tu siervo. Y el SEÑOR dijo: Descenderá. 12 Entonces David dijo: ¿Me entregarán los hombres de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y el SEÑOR dijo: Os entregarán. 13 Se levantó, pues, David con sus hombres, como seiscientos, y salieron de Keila y anduvieron de un lugar a otro. Cuando a Saúl le informaron que David se había escapado de Keila, cesó de perseguirlo. 14 David se quedó en el desierto en los refugios, y permaneció en la región montañosa en el desierto de Zif. Saúl lo buscaba todos los días, pero Dios no lo entregó en su mano 15 Y se dio cuenta David que Saúl había salido para quitarle la vida; y David se encontraba en el desierto de Zif, en Hores. 16 Y Jonatán, hijo de Saúl, se levantó y fue a donde estaba David en Hores, y le fortaleció en Dios. 17 Y le dijo: No temas, porque la mano de Saúl mi padre no te encontrará, y tú reinarás sobre Israel y yo seré segundo después de ti; Saúl mi padre también sabe esto. 18 Hicieron los dos un pacto delante del SEÑOR; y David permaneció en Hores mientras Jonatán se fue a su casa. 19 Entonces subieron los de Zif a Saúl en Guibeá diciendo: ¿No está David escondido entre nosotros en los refugios en Hores, en la colina de Haquila que está al sur de Jesimón 20 Ahora bien, oh rey, desciende conforme a todo el deseo de tu alma para hacerlo; y nuestra parte será entregarlo en manos del rey. 21 Y Saúl dijo: Benditos seáis del SEÑOR, porque os compadecisteis de mí 22 Id ahora, aseguraos, investigad y ved dónde está su escondite, y quién le ha visto allí, porque me han dicho que es muy astuto. 23 Mirad entonces, reconoced todos los escondites donde se oculta, regresad a mí cuando estéis seguros, y yo iré con vosotros; y sucederá que si estuviera en la tierra, he de hallarle entre todos los miles de Judá. 24 Ellos se levantaron y fueron a Zif delante de Saúl. Y David y sus hombres estaban en el desierto de Maón, en el Arabá, al sur de Jesimón. 25 Saúl fue con sus hombres a buscarlo, pero le avisaron a David, y éste bajó a la peña y permaneció en el desierto de Maón. Cuando Saúl lo supo, persiguió a David en el desierto de Maón. 26 Saúl iba por un lado del monte y David y sus hombres por el otro lado del monte; y David se apresuraba para huir de Saúl, pues Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y a sus hombres para apresarlos. 27 Pero un mensajero vino a Saúl diciendo: Apresúrate y ven, pues los filisteos han hecho una incursión en la tierra. 28 Regresó entonces Saúl, dejando de perseguir a David, y fue al encuentro de los filisteos; por eso llamaron a aquel lugar la Peña de Escape . 29 Y subió David de allí, y permaneció en los refugios de En-gadi.
1 En la iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Niger, Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. 3 Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron. 4 Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre. 5 Llegados a Salamina, proclamaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos; y tenían también a Juan de ayudante. 6 Después de haber recorrido toda la isla hasta Pafos, encontraron a cierto mago, un falso profeta judío llamado Barjesús, 7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre inteligente. Este hizo venir a Bernabé y a Saulo, y deseaba oír la palabra de Dios. 8 Pero Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), se les oponía, tratando de desviar de la fe al procónsul. 9 Entonces Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando la mirada en él, 10 dijo: Tú, hijo del diablo, que estás lleno de todo engaño y fraude, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de torcer los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, he aquí, la mano del Señor está sobre ti; te quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo. Al instante niebla y oscuridad cayeron sobre él, e iba buscando quien lo guiara de la mano. 12 Entonces el procónsul, cuando vio lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor. 13 Pablo y sus compañeros zarparon de Pafos, y llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, regresó a Jerusalén, 14 mas ellos, saliendo de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y en el día de reposo entraron a la sinagoga y se sentaron. 15 Después de la lectura de la ley y los profetas, los oficiales de la sinagoga les mandaron a decir: Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. 16 Pablo se levantó, y haciendo señal con la mano, dijo: Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad: 17 El Dios de este pueblo de Israel, escogió a nuestros padres y engrandeció al pueblo durante su estancia en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 18 Y por un período como de cuarenta años los soportó en el desierto. 19 Después de destruir siete naciones en la tierra de Canaán, repartió sus tierras en herencia; todo esto duró como cuatrocientos cincuenta años. 20 Y después de esto, les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. 22 Después de quitarlo, les levantó por rey a David, del cual Dios también testificó y dijo: "HE HALLADO A DAVID, hijo de Isaí, UN HOMBRE CONFORME A MI CORAZON, que hará toda mi voluntad." 23 De la descendencia de éste, conforme a la promesa, Dios ha dado a Israel un Salvador, Jesús, 24 después de que Juan predicó, antes de su venida, un bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Cuando Juan estaba a punto de terminar su carrera, decía: "¿Quién pensáis que soy yo? Yo no soy el Cristo; mas he aquí, viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar las sandalias de sus pies." 26 Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a nosotros nos es enviada la palabra de esta salvación. 27 Pues los que habitan en Jerusalén y sus gobernantes, sin reconocerle a El ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, cumplieron estas escrituras, condenándole. 28 Y aunque no hallaron causa para darle muerte, pidieron a Pilato que le hiciera matar. 29 Y cuando habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de El, le bajaron de la cruz y le pusieron en un sepulcro. 30 Pero Dios le levantó de entre los muertos; 31 y por muchos días se apareció a los que habían subido con El de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. 32 Y nosotros os anunciamos la buena nueva de que la promesa hecha a los padres, 33 Dios la ha cumplido a nuestros hijos al resucitar a Jesús, como también está escrito en el salmo segundo: HIJO MIO ERES TU; YO TE HE ENGENDRADO HOY. 34 Y en cuanto a que le resucitó de entre los muertos para nunca más volver a corrupción, Dios ha hablado de esta manera: OS DARE LAS SANTAS y FIELES misericordias prometidas A DAVID. 35 Por tanto dice también en otro salmo: NO PERMITIRAS QUE TU SANTO VEA CORRUPCION. 36 Porque David, después de haber servido el propósito de Dios en su propia generación, durmió, y fue sepultado con sus padres, y vio corrupción. 37 Pero aquel a quien Dios resucitó no vio corrupción. 38 Por tanto, hermanos, sabed que por medio de El os es anunciado el perdón de los pecados; 39 y que de todas las cosas de que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, por medio de El, todo aquel que cree es justificado. 40 Tened, pues, cuidado de que no venga sobre vosotros aquello de que se habla en los profetas: 41 MIRAD, BURLADORES, MARAVILLAOS Y PERECED; PORQUE YO HAGO UNA OBRA EN VUESTROS DIAS, UNA OBRA QUE NUNCA CREERIAIS AUNQUE ALGUNO OS LA DESCRIBIERA. 42 Al salir Pablo y Bernabé, la gente les rogaba que el siguiente día de reposo les hablaran de estas cosas. 43 Y terminada la reunión de la sinagoga, muchos de los judíos y de los prosélitos temerosos de Dios siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, les instaban a perseverar en la gracia de Dios. 44 El siguiente día de reposo casi toda la ciudad se reunió para oír la palabra del Señor. 45 Pero cuando los judíos vieron la muchedumbre, se llenaron de celo, y blasfemando, contradecían lo que Pablo decía. 46 Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valor y dijeron: Era necesario que la palabra de Dios os fuera predicada primeramente a vosotros; mas ya que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 47 Porque así nos lo ha mandado el Señor: TE HE PUESTO COMO LUZ PARA LOS GENTILES, A FIN DE QUE LLEVES LA SALVACION HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA. 48 Oyendo esto los gentiles, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor; y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda la región. 50 Pero los judíos instigaron a las mujeres piadosas y distinguidas, y a los hombres más prominentes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de su comarca. 51 Entonces éstos sacudieron el polvo de sus pies contra ellos y se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo.
1 Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y toma de ellos una vara por cada una de las casas paternas: doce varas de todos los jefes conforme a sus casas paternas. Y escribirás el nombre de cada uno en su vara, 3 y escribirás el nombre de Aarón en la vara de Leví; porque hay una vara para cada jefe de sus casas paternas. 4 Y las pondrás en la tienda de reunión delante del testimonio donde me encuentro contigo. 5 Y acontecerá que la vara del hombre que yo escoja, retoñará. Así disminuiré de sobre mí las quejas de los hijos de Israel que murmuran contra vosotros. 6 Habló, pues, Moisés a los hijos de Israel, y todos los jefes de ellos le dieron varas, una por cada jefe según sus casas paternas; doce varas, con la vara de Aarón entre sus varas. 7 Y Moisés colocó las varas en la tienda del testimonio delante del SEÑOR. 8 Y aconteció que el día siguiente, Moisés entró en la tienda del testimonio, y he aquí, la vara de Aarón de la casa de Leví había retoñado y echado botones, y había producido flores, y almendras maduras. 9 Moisés entonces sacó todas las varas de la presencia del SEÑOR y las llevó a los hijos de Israel; y ellos las miraron y cada uno tomó su vara. 10 Pero el SEÑOR dijo a Moisés: Vuelve a poner la vara de Aarón delante del testimonio para guardarla por señal a los rebeldes, para que hagas cesar sus murmuraciones contra mí, y no mueran. 11 Así lo hizo Moisés; como el SEÑOR le había ordenado, así lo hizo. 12 Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí, perecemos, estamos perdidos; todos nosotros estamos perdidos. 13 Cualquiera que se acerca al tabernáculo del SEÑOR, muere. ¿Hemos de perecer todos?
1 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía gran poder, y la tierra fue iluminada con su gloria. 2 Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. 3 Porque todas las naciones han bebido delvino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad. 4 Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas; 5 porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. 6 Pagadle tal como ella ha pagado, y devolvedle doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado, preparad el doble para ella. 7 Cuanto ella se glorificó a sí misma y vivió sensualmente, así dadle tormento y duelo, porque dice en su corazón: "YO estoy SENTADA como REINA, Y NO SOY VIUDA y nunca veré duelo." 8 Por eso, en un solo día, vendrán sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios que la juzga es poderoso. 9 Y los reyes de la tierra que cometieron actos de inmoralidad y vivieron sensualmente con ella, llorarán y se lamentarán por ella cuando vean el humo de su incendio, 10 mirando de pie desde lejos por causa del temor de su tormento, y diciendo: "¡Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte!, porque en una hora ha llegado tu juicio." 11 Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan por ella, porque ya nadie compra sus mercaderías: 12 cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino, púrpura, seda y escarlata; toda clase de maderas olorosas y todo objeto de marfil y todo objeto hecho de maderas preciosas, bronce, hierro y mármol; 13 y canela, especias aromáticas, incienso, perfume, mirra, vino, aceite de oliva; y flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos, carros, esclavos y vidas humanas. 14 Y el fruto que tanto has anhelado se ha apartado de ti, y todas las cosas que eran lujosas y espléndidas se han alejado de ti, y nunca más las hallarán. 15 Los mercaderes de estas cosas que se enriquecieron a costa de ella, se pararán lejos a causa del temor de su tormento, llorando y lamentándose, 16 diciendo: "¡Ay, ay, la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, púrpura y escarlata, y adornada de oro, piedras preciosas y perlas!, 17 porque en una hora ha sido arrasada tanta riqueza." Y todos los capitanes, pasajeros y marineros, y todos los que viven del mar, se pararon a lo lejos, 18 y al ver el humo de su incendio gritaban, diciendo: "¿Qué ciudad es semejante a la gran ciudad?" 19 Y echaron polvo sobre sus cabezas, y gritaban, llorando y lamentándose, diciendo: "¡Ay, ay, la gran ciudad en la cual todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron a costa de sus riquezas!, porque en una hora ha sido asolada." 20 Regocíjate sobre ella, cielo, y también vosotros, santos, apóstoles y profetas, porque Dios ha pronunciado juicio por vosotros contra ella. 21 Entonces un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó al mar, diciendo: Así será derribada con violencia Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada. 22 Y el sonido de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti; artífice de oficio alguno no se hallará más en ti; ruido de molino no se oirá más en ti; 23 luz de lámpara no alumbrará más en ti; y la voz del novio y de la novia no se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra, pues todas las naciones fueron engañadas por tus hechicerías. 24 Y en ella fue hallada la sangre de los profetas, de los santos y de todos los que habían sido muertos sobre la tierra.
1 La balanza falsa es abominación al SEÑOR, pero el peso cabal es su deleite. 2 Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. 3 La integridad de los rectos los guiará, mas la perversidad de los pérfidos los destruirá. 4 De nada sirven las riquezas el día de la ira, pero la justicia libra de la muerte. 5 La justicia del íntegro enderezará su camino, pero el impío caerá por su propia impiedad. 6 La justicia de los rectos los librará, mas los pérfidos en su codicia serán atrapados. 7 Cuando muere el hombre impío, su esperanza se acaba, y la expectación de los poderosos perece. 8 El justo es librado de tribulación, y el impío toma su lugar. 9 Con la boca el impío destruye a su prójimo, mas por el conocimiento los justos serán librados. 10 Con el bien de los justos, se regocija la ciudad, y cuando perecen los impíos, hay gritos de alegría. 11 Por la bendición de los rectos, se enaltece la ciudad, pero por la boca de los impíos, es derribada. 12 El que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento, pero el hombre prudente guarda silencio. 13 El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas. 14 Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria . 15 Ciertamente sufrirá el que sale fiador por un extraño, pero el que odia salir fiador está seguro. 16 La mujer agraciada alcanza honra, y los poderosos alcanzan riquezas. 17 El hombre misericordioso se hace bien a sí mismo, pero el cruel a sí mismo se hace daño. 18 El impío gana salario engañoso, pero el que siembra justicia recibe verdadera recompensa. 19 El que persiste en la justicia alcanzará la vida, y el que va en pos del mal, su propia muerte. 20 Los de corazón perverso son abominación al SEÑOR, pero los de camino intachable son su deleite. 21 Ciertamente el malvado no quedará sin castigo, mas la descendencia de los justos será librada. 22 Como anillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción . 23 El deseo de los justos es sólo el bien, la esperanza de los malvados es la ira. 24 Hay quien reparte, y le es añadido más, y hay quien retiene lo que es justo, sólo para venir a menos. 25 El alma generosa será prosperada, y el que riega será también regado. 26 Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá, pero habrá bendición sobre la cabeza del que lo vende. 27 El que con diligencia busca el bien, se procura favor, pero el que busca el mal, le vendrá. 28 El que confía en sus riquezas, caerá, pero los justos prosperarán como la hoja verde. 29 El que turba su casa, heredará viento, y el necio será siervo del sabio de corazón. 30 El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio. 31 Si el justo es recompensado en la tierra, ¡cuánto más el impío y el pecador!
1 Oh SEÑOR, en tu fortaleza se alegrará el rey, ¡y cuánto se regocijará en tu salvación! 2 Tú le has dado el deseo de su corazón, y no le has negado la petición de sus labios. (Selah) 3 Porque le sales al encuentro con bendiciones de bien; corona de oro fino colocas en su cabeza. 4 Vida te pidió y tú se la diste, largura de días eternamente y para siempre. 5 Grande es su gloria por tu salvación, esplendor y majestad has puesto sobre él. 6 Pues le haces bienaventurado para siempre; con tu presencia le deleitas con alegría. 7 Porque el rey confía en el SEÑOR, y por la misericordia del Altísimo no será conmovido. 8 Hallará tu mano a todos tus enemigos; tu diestra hallará a aquellos que te odian. 9 Los harás como horno de fuego en el tiempo de tu enojo ; el SEÑOR en su ira los devorará, y fuego los consumirá. 10 Su descendencia destruirás de la faz de la tierra, y sus descendientes de entre los hijos de los hombres. 11 Aunque intentaron el mal contra ti, y fraguaron una conspiración, no prevalecerán, 12 pues tú los pondrás en fuga, apuntarás a sus rostros con tu arco. 13 Engrandécete, oh SEÑOR, en tu poder; cantaremos y alabaremos tu poderío. de David.
1 Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, 2 de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne, 4 que son israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas, 5 de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén. 6 Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel; 7 ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham, sino que POR ISAAC SERA LLAMADA TU DESCENDENCIA. 8 Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes. 9 Porque esta es una palabra de promesa: POR ESTE TIEMPO VOLVERE, Y SARA TENDRA UN HIJO. 10 Y no sólo esto, sino que también Rebeca, cuando concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac 11 (porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama), 12 se le dijo a ella: EL MAYOR SERVIRA AL MENOR. 13 Tal como está escrito: A JACOB AME, PERO A ESAU ABORRECI. 14 ¿Qué diremos entonces? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo! 15 Porque El dice a Moisés: TENDRE MISERICORDIA DEL QUE YO TENGA MISERICORDIA, Y TENDRE COMPASION DEL QUE YO TENGA COMPASION. 16 Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17 Porque la Escritura dice a Faraón: PARA ESTO MISMO TE HE LEVANTADO, PARA DEMOSTRAR MI PODER EN TI, Y PARA QUE MI NOMBRE SEA PROCLAMADO POR TODA LA TIERRA. 18 Así que del que quiere tiene misericordia, y al que quiere endurece. 19 Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, todavía reprocha Dios? Porque ¿quién resiste a su voluntad? 20 Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: Por qué me hiciste así? 21 ¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honroso y otro para uso deshonroso? 22 ¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia a los vasos de ira preparados para destrucción? 23 Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia, que de antemano El preparó para gloria, 24 es decir, nosotros, a quienes también llamó, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles. 25 Como también dice en Oseas: A LOS QUE NO ERAN MI PUEBLO, LLAMARE: "PUEBLO MIO", Y A LA QUE NO ERA AMADA: "AMADA mía." 26 Y ACONTECERA QUE EN EL LUGAR DONDE LES FUE DICHO: "VOSOTROS NO SOIS MI PUEBLO", ALLI SERAN LLAMADOS HIJOS DEL DIOS VIVIENTE. 27 Isaías también exclama en cuanto a Israel: AUNQUE EL NUMERO DE LOS HIJOS DE ISRAEL SEA COMO LA ARENA DEL MAR, sólo EL REMANENTE SERA SALVO; 28 PORQUE EL SEÑOR EJECUTARA SU PALABRA SOBRE LA TIERRA CABALMENTE Y CON BREVEDAD. 29 Y como Isaías predijo: SI EL SEÑOR DE LOS EJERCITOS NO NOS HUBIERA DEJADO DESCENDENCIA, HUBIERAMOS LLEGADO A SER COMO SODOMA, Y HECHOS SEMEJANTES A GOMORRA. 30 ¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31 pero Israel, que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. 32 ¿Por qué? Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 tal como está escrito: HE AQUI, PONGO EN SION UNA PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCANDALO; Y EL QUE CREA EN EL NO SERA AVERGONZADO.
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