5 El SEÑOR prueba al justo y al impío, y su alma aborrece al que ama la violencia. 6 Sobre los impíos hará llover carbones encendidos ; fuego, azufre y viento abrasador será la porción de su copa. 7 Pues el SEÑOR es justo; El ama la justicia; los rectos contemplarán su rostro. cuerdas. Salmo de David.
1 Salva, SEÑOR, porque el piadoso deja de ser; porque los fieles desaparecen de entre los hijos de los hombres. 2 Falsedad habla cada uno a su prójimo; hablan con labios lisonjeros y con doblez de corazón. 3 Corte el SEÑOR todo labio lisonjero, la lengua que habla con exageración; 4 a los que han dicho: Con nuestra lengua prevaleceremos, nuestros labios nos defienden; ¿quién es señor sobre nosotros? 5 Por la desolación del afligido, por los gemidos del menesteroso, me levantaré ahora, dice el SEÑOR; lo pondré en la seguridad que anhela. 6 Las palabras del SEÑOR son palabras puras, plata probada en un crisol en la tierra, siete veces refinada. 7 Tú, SEÑOR, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre. 8 En torno se pasean los impíos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.
1 ¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2 ¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma, teniendo pesar en mi corazón todo el día? ¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre mí? 3 Considera y respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío; ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueño de la muerte; 4 no sea que mi enemigo diga: Lo he vencido; y mis adversarios se regocijen cuando yo sea sacudido. 5 Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. 6 Cantaré al SEÑOR, porque me ha colmado de bienes.
1 El necio ha dicho en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, han cometido hechos abominables; no hay quien haga el bien. 2 El SEÑOR ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguno que entienda, alguno que busque a Dios. 3 Todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno. 4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comieran pan, y no invocan al SEÑOR? 5 Allí tiemblan de espanto, pues Dios está con la generación justa. 6 Del consejo del afligido os burlaríais, pero el SEÑOR es su refugio. 7 ¡Oh, si de Sion saliera la salvación de Israel! Cuando el SEÑOR restaure a su pueblo cautivo , se regocijará Jacob y se alegrará Israel.
1 SEÑOR, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu santo monte? 2 El que anda en integridad y obra justicia, que habla verdad en su corazón. 3 El que no calumnia con su lengua, no hace mal a su prójimo, ni toma reproche contra su amigo; 4 en cuyos ojos el perverso es menospreciado, pero honra a los que temen al SEÑOR; el que aun jurando en perjuicio propio, no cambia; 5 el que su dinero no da a interés , ni acepta soborno contra el inocente. El que hace estas cosas permanecerá firme.
1 Protégeme, oh Dios, pues en ti me refugio. 2 Yo dije al SEÑOR: Tú eres mi Señor; ningún bien tengo fuera de ti. 3 En cuanto a los santos que están en la tierra, ellos son los nobles en quienes está toda mi delicia. 4 Se multiplicarán las aflicciones de aquellos que han corrido tras otro dios; no derramaré yo sus libaciones de sangre, ni sus nombres pronunciarán mis labios. 5 El SEÑOR es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. 6 Las cuerdas cayeron para mí en lugares agradables; en verdad mi herencia es hermosa para mí. 7 Bendeciré al SEÑOR que me aconseja; en verdad, en las noches mi corazón me instruye. 8 Al SEÑOR he puesto continuamente delante de mí; porque está a mi diestra, permaneceré firme. 9 Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura, 10 pues tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción . 11 Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.
1 Oye, oh SEÑOR, una causa justa; atiende a mi clamor; presta oído a mi oración, que no es de labios engañosos. 2 Que mi vindicación venga de tu presencia; que tus ojos vean con rectitud. 3 Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba y nada hallaste; he resuelto que mi boca no peque. 4 En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas de los violentos. 5 Mis pasos se han mantenido firmes en tus senderos. No han resbalado mis pies. 6 Yo te he invocado, oh Dios, porque tú me responderás; inclina a mí tu oído, escucha mi palabra. 7 Muestra maravillosamente tu misericordia, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra de los que se levantan contra ellos. 8 Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alas 9 de los impíos que me despojan, de mis enemigos mortales que me rodean. 10 Han cerrado su insensible corazón; hablan arrogantemente con su boca. 11 Ahora nos han cercado en nuestros pasos; fijan sus ojos para echarnos por tierra, 12 como león que ansía despedazar, como leoncillo que acecha en los escondrijos. 13 Levántate, SEÑOR, sal a su encuentro, derríbalo; con tu espada libra mi alma del impío, 14 de los hombres, con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres del mundo, cuya porción está en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; se llenan de hijos, y dejan lo que les sobra a sus pequeños. 15 En cuanto a mí, en justicia contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré cuando contemple tu imagen. libró de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. Y dijo:
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