1 Yo me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa del SEÑOR. 2 Plantados están nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalén. 3 Jerusalén, que está edificada como ciudad compacta, bien unida, 4 a la cual suben las tribus, las tribus del SEÑOR, (lo cual es ordenanza para Israel) para alabar el nombre del SEÑOR. 5 Porque allí se establecieron tronos para juicio, los tronos de la casa de David. 6 Orad por la paz de Jerusalén: Sean prosperados los que te aman. 7 Haya paz dentro de tus muros, y prosperidad en tus palacios. 8 Por amor de mis hermanos y de mis amigos diré ahora: Sea la paz en ti. 9 Por amor de la casa del SEÑOR nuestro Dios procuraré tu bien.
1 Entonces el sumo sacerdote Eliasib se levantó con sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron y asentaron sus hojas. Consagraron la muralla hasta la torre de los Cien y hasta la torre de Hananeel. 2 Y junto a él edificaron los hombres de Jericó, y a su lado edificó Zacur, hijo de Imri. 3 La puerta del Pescado la edificaron los hijos de Senaa; colocaron sus vigas y asentaron sus hojas, sus cerrojos y sus barras. 4 Y junto a ellos hizo reparaciones Meremot, hijo de Urías, hijo de Cos. A su lado hizo reparaciones Mesulam, hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel; y junto a éste hizo reparaciones Sadoc, hijo de Baana. 5 A su lado hicieron también reparaciones los tecoítas, pero sus nobles no apoyaron la obra de sus señores. 6 La puerta Vieja la repararon Joiada, hijo de Paseah, y Mesulam, hijo de Besodías; colocaron sus vigas y asentaron sus hojas con sus cerrojos y sus barras. 7 Junto a ellos Melatías gabaonita y Jadón meronotita, hombres de Gabaón y de Mizpa, hicieron también reparaciones para la sede oficial del gobernador de la provincia más allá del río. 8 A su lado hizo reparaciones Uziel, hijo de Harhaía, de los orfebres; y junto a él hizo reparaciones Hananías, uno de los perfumistas; ellos restauraron a Jerusalén hasta la muralla Ancha. 9 Y junto a ellos hizo reparaciones Refaías, hijo de Hur, oficial de la mitad del distrito de Jerusalén. 10 A su lado Jedaías, hijo de Harumaf, hizo reparaciones frente a su casa. Y junto a él hizo reparaciones Hatús, hijo de Hasabnías. 11 Malquías, hijo de Harim, y Hasub, hijo de Pahat-moab, repararon otra sección y la torre de Hornos. 12 Y junto a él hizo reparaciones Salum, hijo de Halohes, oficial de la mitad del distrito de Jerusalén, él con sus hijas. 13 Hanún y los habitantes de Zanoa repararon la puerta del Valle. La edificaron y asentaron sus hojas con sus cerrojos y sus barras, y mil codos de la muralla hasta la puerta del Muladar. 14 Y Malquías, hijo de Recab, oficial del distrito de Bet-haquerem reparó la puerta del Muladar. La edificó y asentó sus hojas, sus cerrojos y sus barras. 15 Salum, hijo de Col-hoze, oficial del distrito de Mizpa, reparó la puerta de la Fuente. La edificó, la revistió y asentó sus hojas, sus cerrojos y sus barras, y la muralla del estanque de Siloé en el jardín del rey hasta las gradas que descienden de la ciudad de David. 16 Después de él hizo reparaciones Nehemías, hijo de Azbuc, oficial de la mitad del distrito de Bet-sur, hasta un punto frente a los sepulcros de David, hasta el estanque artificial y hasta la casa de los Valientes. 17 Tras él hicieron reparaciones los levitas bajo Rehum, hijo de Bani. Junto a él Hasabías, oficial de la mitad del distrito de Keila, hizo reparaciones por su distrito. 18 Después de él hicieron reparaciones sus hermanos bajo Bavai, hijo de Henadad, oficial de la otra mitad del distrito de Keila. 19 Y junto a él Ezer, hijo de Jesúa, oficial de Mizpa, reparó otra sección, enfrente de la subida al arsenal del Angulo. 20 Después de él Baruc, hijo de Zabai, con todo fervor reparó otra sección, desde el Angulo hasta la puerta de la casa del sumo sacerdote Eliasib. 21 Tras él Meremot, hijo de Urías, hijo de Cos, reparó otra sección, desde la puerta de la casa de Eliasib hasta el extremo de su casa. 22 Y después de él hicieron reparaciones los sacerdotes, los hombres del valle . 23 Tras ellos Benjamín y Hasub hicieron reparaciones frente a su casa. Después de ellos Azarías, hijo de Maasías, hijo de Ananías, hizo reparaciones junto a su casa. 24 Tras él Binúi, hijo de Henadad, reparó otra sección, desde la casa de Azarías hasta el Angulo y hasta la esquina. 25 Palal, hijo de Uzai, hizo reparaciones frente al Angulo y la torre que sobresale de la casa alta del rey, que está junto al atrio de la guardia. Después de él hizo reparaciones Pedaías, hijo de Faros. 26 Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel hicieron reparaciones hasta el frente de la puerta de las Aguas, hacia el oriente y hasta la torre sobresaliente. 27 Después de ellos los tecoítas repararon otra sección frente a la gran torre sobresaliente y hasta el muro de Ofel. 28 Más arriba de la puerta de los Caballos, los sacerdotes hicieron reparaciones cada uno frente a su casa. 29 Después de ellos Sadoc, hijo de Imer, hizo reparaciones frente a su casa. Y tras él hizo reparaciones Semaías, hijo de Secanías, portero de la puerta Oriental. 30 Después de él Hananías, hijo de Selemías, y Hanún, sexto hijo de Salaf, repararon otra sección. Tras ellos Mesulam, hijo de Berequías, hizo reparaciones frente a su vivienda. 31 Después de él, Malquías, uno de los orfebres, hizo reparaciones hasta la casa de los sirvientes del templo y de los mercaderes, frente a la puerta de la Inspección y hasta el aposento alto de la esquina. 32 Y los orfebres y los mercaderes hicieron reparaciones entre el aposento alto de la esquina y la puerta de las Ovejas.
1 Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Y Pablo, según su costumbre, fue a ellos y por tres días de reposo discutió con ellos basándose en las Escrituras, 3 explicando y presentando evidencia de que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo. 4 Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, juntamente con una gran multitud de griegos temerosos de Dios y muchas de las mujeres principales. 5 Pero los judíos, llenos de envidia, llevaron algunos hombres malvados de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Esos que han trastornado al mundo han venido acá también; 7 y Jasón los ha recibido, y todos ellos actúan contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 8 Y alborotaron a la multitud y a las autoridades de la ciudad que oían esto. 9 Pero después de recibir una fianza de Jasón y de los otros, los soltaron. 10 Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los judíos. 11 Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. 12 Por eso muchos de ellos creyeron, así como también un buen número de griegos, hombres y mujeres de distinción. 13 Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que la palabra de Dios había sido proclamada por Pablo también en Berea, fueron también allá para agitar y alborotar a las multitudes. 14 Entonces los hermanos inmediatamente enviaron a Pablo para que fuera hasta el mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes de que Silas y Timoteo se unieran a él lo más pronto posible, partieron. 16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes. 18 También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañasporque les predicaba a Jesús y la resurrección. 19 Lo tomaron y lo llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas? 20 Porque te oímos decir cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan. 21 (Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, percibo que sois muy religiosos en todo sentido. 23 Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo. 24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, 25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas; 26 y de uno hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación, 27 para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotros; 28 porque en El vivimos, nos movemos y existimos, así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: "Porque también nosotros somos linaje suyo." 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano. 30 Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, 31 porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos. 32 Y cuando oyeron de la resurrección de los muertos, algunos se burlaban, pero otros dijeron: Te escucharemos otra vez acerca de esto. 33 Entonces Pablo salió de entre ellos. 34 Pero algunos se unieron a él y creyeron, entre los cuales estaban Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y otros con ellos.
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