5 El SEÑOR es justo en medio de ella; no cometerá injusticia. Cada mañana saca a luz su juicio, nunca falta; pero el injusto no conoce la verguenza. 6 Yo he exterminado naciones; sus torreones están en ruinas, hice desiertas sus calles, sin que nadie pase por ellas; sus ciudades están desoladas, sin hombre alguno, sin ningún habitante. 7 Dije: "Ciertamente me temerás, aceptarás corrección." Entonces no será destruida su morada a pesar de todo lo que yo había determinado sobre ella; pero ellos se apresuraron a corromper todas sus acciones. 8 Por tanto, esperadmedeclara el SEÑOR hasta el día en que me levante como testigo, porque mi decisión es reunir a las naciones, juntar a los reinos, para derramar sobre ellos mi indignación, todo el ardor de mi ira; porque por el fuego de mi celo toda la tierra será consumida. 9 En ese tiempo daré a los pueblos labios puros, para que todos ellos invoquen el nombre del SEÑOR, para que le sirvan de común acuerdo. 10 Desde más allá de los ríos de Etiopía mis adoradores, mis dispersos, traerán mi ofrenda. 11 Aquel día no te avergonzarás de ninguna de tus acciones con que te rebelaste contra mí; porque entonces yo quitaré de en medio de ti a los que se regocijan en tu orgullo, y nunca más te envanecerás en mi santo monte. 12 Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, que se refugiará en el nombre del SEÑOR. 13 El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni se hallará en su boca lengua engañosa, porque ellos se alimentarán y reposarán sin que nadie los atemorice. 14 Canta jubilosa, hija de Sion. Lanza gritos de alegría, Israel. Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15 El SEÑOR ha retirado sus juicios contra ti, ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el SEÑOR, está en medio de ti; ya no temerás mal alguno. 16 Aquel día le dirán a Jerusalén: No temas, Sion; no desfallezcan tus manos. 17 El SEÑOR tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio , se regocijará por ti con cantos de júbilo. 18 Reuniré a los que se afligen por las fiestas señaladas, tuyos son, oh Sion, el oprobio del destierro es una carga para ellos. 19 He aquí, en aquel tiempo me ocuparé de todos tus opresores; salvaré a la coja y recogeré a la desterrada, y convertiré su verguenza en alabanza y renombre en toda la tierra. 20 En aquel tiempo os traeré, en aquel tiempo os reuniré; ciertamente, os daré renombre y alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando yo haga volver a vuestros cautivos ante vuestros ojos dice el SEÑOR.
1 El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, diciendo: 2 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Este pueblo dice: 'No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa del SEÑOR sea reedificada.'" 3 Entonces vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es acaso tiempo para que vosotros habitéis en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está desolada? 5 Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no hay suficiente para que os saciéis; bebéis, pero no hay suficiente para que os embriaguéis; os vestís, pero nadie se calienta; y el que recibe salario, recibe salario en bolsa rota. 7 Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. 8 Subid al monte, traed madera y reedificad el templo, para que me agrade de él y yo sea glorificadodice el SEÑOR. 9 Esperáis mucho, pero he aquí, hay poco; y lo que traéis a casa, yo lo aviento. ¿Por qué?declara el SEÑOR de los ejércitos. Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa. 10 Por tanto, por causa vuestra, los cielos han retenido su rocío y la tierra ha retenido su fruto. 11 Y llamé a la sequía sobre la tierra, sobre los montes, sobre el trigo, sobre el mosto, sobre el aceite, sobre lo que produce la tierra, sobre los hombres, sobre el ganado y sobre todo el trabajo de vuestras manos. 12 Y Zorobabel, hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y todo el remanente del pueblo, obedecieron la voz del SEÑOR su Dios y las palabras del profeta Hageo, como el SEÑOR su Dios le había mandado. Y temió el pueblo delante del SEÑOR. 13 Entonces Hageo, mensajero del SEÑOR, por mandato del SEÑOR, habló al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotrosdeclara el SEÑOR. 14 Y despertó el SEÑOR el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y el espíritu de todo el remanente del pueblo. Y vinieron y comenzaron la obra en la casa del SEÑOR de los ejércitos, su Dios, 15 el día veinticuatro del mes sexto, en el año segundo del rey Darío.
1 El día veintiuno del mes séptimo, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 2 Habla ahora a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y al remanente del pueblo, diciendo: 3 "¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto este templo en su gloria primera? ¿Y cómo lo veis ahora? Tal como está, ¿no es como nada a vuestros ojos? 4 "Pero ahora, esfuérzate, Zorobabel"declara el SEÑOR"esfuérzate tú también, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y esforzaos todos vosotros, pueblo de la tierra"declara el SEÑOR"y trabajad, porque yo estoy con vosotros"declara el SEÑOR de los ejércitos.
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