… de ahora en adelante todas las generaciones me llamarán bendita.
   Pues el Poderoso es santo
    y ha hecho grandes cosas por mí. (Lucas 1:48b-49 NTV)

BENDECIDA

En estos días, la palabra “bendecida” está muy de moda. Las personas la usan tanto en Twitter como en Facebook, diciendo que se sienten “bendecidas” porque ganaron un torneo, o fueron aceptadas en una universidad, o tienen un automóvil nuevo. Algunos hasta la usan en forma sarcástica, para referirse a algo no muy bueno que les sucedió.

Pero en general, su uso demuestra lo que las personas piensan que significa el ser “bendecido”, o sea: tener éxito, ser famoso, ser rico, conseguir un buen trabajo, enamorarse, o recuperarse de una enfermedad.

En el texto para hoy leemos que María se considera bendecida y que todas las generaciones la considerarán bendecida, aun en medio de sus circunstancias: embarazada de soltera, corriendo el riesgo de perder a su prometido y a punto de ser una madre adolescente en una cultura que valoraba a los hombres y a los ancianos. También podríamos agregar el tener que refugiarse en Egipto, trabajar duro y tener una familia grande; probablemente quedar viuda siendo joven y luego ver a su propio hijo muriendo en una cruz. ¿Qué puede haber de bendecida en todo eso?

María nos lo dice: “Pues el Poderoso es santo y ha hecho grandes cosas por mí” (Lucas 1:48b-49 NTV). Lo que la hizo “bendecida” fue lo que Dios había hecho por ella: había enviado a Jesús, el Mesías salvador del mundo.

Y eso es lo que nos hace bendecidos también a nosotros, más allá de las circunstancias que nos rodeen. Tenemos a Jesús. Tenemos a nuestro Salvador, el Hijo de Dios, quien nació, murió y resucitó por nosotros. Él nos liberó del poder del mal y nos dio una vida nueva que durará por la eternidad. ¿Ves cuánto nos ama?

ORACIÓN:Padre, gracias por bendecirnos con Jesús, nuestro Salvador. Amén.

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