“Ahora todo el que ha estado casado por la iglesia, ha hecho una promesa pública y solemne de estar con su compañera/o hasta la muerte… Como señaló Chesterton, aquellos que están enamorados tienen una inclinación natural de enlazarse con promesas… Y por supuesto, la promesa, hecha cuando estoy enamorado y porque estoy enamorado, de ser fiel a mi ser querido mientras viva, me compromete a ser fiel incluso si dejo de estar enamorado” –C.S. Lewis, “Matrimonio Cristiano” en su libro Mera Cristiandad

En los votos de bodas prometemos ser fiel a nuestro ser querido “mientras estemos vivos”.

Pero lo que no prometemos y probablemente no podríamos mantener es estar siempre “enamorado” del otro.

¿Qué? ¿Cómo es eso?

C.S. Lewis dice, “Una promesa debe tratarse de cosas que puedo hacer, acciones; nadie puede prometer sentir algo de cierta forma. Él podría prometerte no tener nunca dolor de cabeza o sentir hambre.”

¿Pero no deberíamos estar siempre enamorados? ¿No es esa la meta?

¿Y qué significa? ¿Cómo definimos ese estado de dicha?

¿Y cómo nutrimos los sentimientos del amor romántico para que nuestra luna de miel nunca termine?

Estas son preguntas merecedoras de horas de discusión entre nosotros y nuestro ser amado.

Lewis pregunta de forma bromista “¿Para qué tener a dos personas juntas si ya no están enamoradas?” Esa pregunta fue hecha en cuanto a la adicción de nuestra cultura a los divorcios y a la devoción hacia las relaciones que parecen un matrimonio pero sin las formalidades. Si ya no estamos “enamorados”, entonces podemos sacar la relación de su miseria.

Millones de personas “sacan la relación de su miseria” cada año. Y luego, muchos descubren que la miseria continúa, incluso cuando la relación ha sido detenida.

Las forma de ser de un esposo y esposa son misteriosas, te lo aseguro.

Lewis dice “estar enamorado es algo bueno, pero no es lo mejor” Dice, “es un buen sentimiento, pero sigue siendo un sentimiento”: Y ningún sentimiento puede ser el equivalente de una realidad más alta.

Los sentimientos vienen y van. Los conocimientos pueden durar, los logros pueden durar y los principios pueden ser eternos. Pero las emociones son temporarias y tienen corto tiempo de vida.

Los sentimientos van y vienen. El conocimiento puede durar, los logros y los principios pueden fortalecerse y los principios pueden ser eternos. Pero las emociones son temporales y tienen corta vida.

Los sentimientos son buenos, sin duda alguna. Las personas gastan millones de dólares cada año para darse a sí mismos buenos sentimientos.

Simplemente no puedes depender de ellos, ese es el problema. Tiene que haber algo mejor, algo más grande, algo de que depender.

La final del libro dice “Y vivieron felices para siempre”, Ahora esto implica que la pareja continúa en un estado de dicha y un estado exaltado de sus sentimientos de amor por el siguiente medio siglo, luego esperan creer en algo que nunca estuvo, nunca fue , y de verdad, no es deseado. Y nadie puede vivir en estos tramos cargados con emocionalidad por años. El sistema se quemaría rápidamente. Así que, el corazón humano (mente, alma y cuerpo) hace algo bueno: se engrana a si mismo a largo tiempo. Busca fortaleza para un maratón y no para unos trotes rápidos.

Dos votos que puedo sostener

En la ceremonia del matrimonio, haré dos promesas a mi novia: serle siempre verdadero y hacer cosas encantadoras por ella cada día de mi vida.

  • Ser verdadero a mi esposa significa muchas cosas, entre esas: la honraré todo el tiempo, no la traicionara, no violaré mis votos de fidelidad, no coquetearé con otras mujeres y no me involucraré románticamente con alguien más.

  • Hacer cosas encantadoras por mi esposa significa que independientemente de mis sentimientos en un momento determinado, haré buenas obras por ella, la bendeciré, oraré por ella y le ofreceré cuidado. Estas acciones están prescritas en Lucas 6:27 como los cuatro actos básicos de amor que hacemos con todos, incluso con nuestros enemigos. A mi esposa, ciertamente le haré esas y mil cosas más.

Rescatando nuestras vidas de la prisión de nuestras emociones

Las personas van de matrimonio en matrimonio, de relación a relación, en busca de esa pareja ideal, que porque fue hecha en el cielo, según piensan, garantizan ser todo lo que podrían pedir o desear en un matrimonio. Luego cuando el encanto se desvanece y la rutina se establece, están convencidos de que no debió haber sido la pareja que querían y se van. Le dicen a Jerry Springer, “Él no cumple con mis expectativas” o “ella ha cambiado; ella solía ser amorosa”.

El pasaje en Lucas 6:27 nos dice que “amemos”. Esto es, amar es algo que hacemos. El sentimiento de amar es maravilloso, el amor es más que una emoción.

Si el amor fuera meramente una emoción, sería irrazonable que fuera un mandamiento del Señor, ya que nadie puede encender o apagar sus emociones según su voluntad. No podemos hacernos a nosotros mismos sentir rabia, miedo o amor.

Pero el amor, más que un sentimiento es una devoción intensa de cuidado por el otro.

Así que en la ceremonia matrimonial puedo prometer amarla siempre y ser leal a ella al hacer cosas amorosas.

Lo que no puedo prometer es nunca tener dolor de cabeza o tener hambre.

Joe McKeever ha sido un discípulo de Jesús por más de 65 años, ha estado predicando el evangelio más de 55 años y ha estado escribiendo y dibujando caricaturas para publicaciones Cristianas hace más de 45 años. Tiene un blog en www.joemckeever.com