Para influenciar efectivamente a través de las culturas, cuatro acciones intencionales deben ser tomadas por un líder multicultural. Él o ella deben ser capaces de: 1. Liberar a las personas. 2. Escuchar a las personas. 3. Orientar a las personas. 4. Amar a las personas. Cuando estas cuatro acciones son empleadas, descansa seguro de que tendrás una influencia resaltante a través de todas las culturas. Un buen liderazgo nunca se resiste, al menos no por mucho tiempo. Todos celebran cuando su equipo gana. A nadie le gusta estar en el equipo perdedor.
1. Liberas a las personas.
Ya que el liderazgo se iguala a la influencia, los líderes efectivos pasan una buena cantidad de tiempo localizando a las personas. ¿Dónde se encuentran emocionalmente? ¿Dónde están en su compromiso con el grupo? Y ciertamente ¿Dónde están en su perspectiva de la presentación del evangelio? Dos científicos del comportamiento, Paglis y Green, definen el liderazgo de esta manera: “El liderazgo es el proceso de diagnosticar dónde está el grupo ahora y dónde necesita estar en el futuro, y formular una estrategia para llegar hasta allá. El liderazgo también involucra implementar el cambio a través del desarrollo de una base de influencia con seguidores, motivándoles a comprometerse y a trabajar duro en alcanzar las metas del cambio, y trabajar con ellas para superar los obstáculos que se presentan ante el cambio”
No puedes liderar un grupo o departamento multicultural si no tienes idea de donde se encuentran en su perspectiva de las cosas. Los líderes exitosos observan y escuchan. Ellos buscan pistas, información clave que los ayude al proveer respuestas que guiarán a sus diversos electores a través de las metas organizacionales. En el contexto de la iglesia, no podemos liderar un equipo diverso si no hemos descubierto la forma en que Jesús está presente para ellos. ¿Están siendo sus almas alimentadas? ¿Encuentran regularmente a Dios mediante la alabanza? Estas preguntas son críticas para ubicar dónde se encuentra una persona a nivel de su satisfacción con la iglesia y con el Señor. Y encontrar las respuestas te indica cómo presentar tu perspectiva referente a la doctrina de la salvación.
El trabajo del líder es liberar a las personas de todo tipo de ataduras. En el lanzamiento del ministerio de Jesús, él anunció, “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Él [Dios] me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año favorable del Señor” (Lucas 4:18-19)
Noten que Jesús nos dice que su ministerio entero trata de liberación y si esa es la intención del enfoque del Maestro, nosotros debemos seguir adecuándolo en un contexto multicultural.
2. Escuchar a las personas.
Escuchar es una habilidad difícil pero que se puede aprender. Requiere paciencia, enfoque y ciertamente la alineación de los resultados. Debes querer el mismo resultado que la persona a la que estás escuchando. Ambos deben querer una solución al problema o conflicto que está siendo discutido que glorifique a Cristo. Cuando escuchas, demuestras importancia, empatía, y el hecho de que la otra persona tiene un valor. Esto es crítico, especialmente en un escenario multiétnico.
En su libro, Estilos Blancos y Negros en Conflicto, Thomas Kochman, profesor de comunicación y teatro en la Universidad de Illinois, escribe: “Cuando conozco a una minoría de estudiantes en mis clases por primera vez, sé que donde estoy con respecto a problemas y a mi filosofía personal será tan importante para ellos como lo que sé acerca de su idioma y cultura. También sé que necesito indicar a dónde quiero ir con la información. Por consiguiente, la información se presenta, no sólo como un juego de hechos interesantes, sino por el bien del argumento. En cambio, el argumento se presenta por el bien de la persuasión, y la persuasión por el bien del cambio social”. Kochman implica que sus lecturas tienen mucho que ver con su habilidad de escuchar a sus estudiantes de diversas etnias si él tiene que influenciarlos. Él no puede influenciarlos si ellos no se sienten escuchados. Escuchar es un componente crítico en el liderazgo.
La Biblia no lo dice directamente, pero podemos extraer del texto en el que Bernabé estaba escuchando a las personas. De alguna forma, ellos expresaron la necesidad de un nuevo líder superior o Bernabé la expresó una vez que vio lo inadecuado. Sin importar el origen, Bernabé estaba escuchando a las personas – con sus oídos o con su corazón. El resultado fue asombroso. Pablo fue traído como pastor líder y la iglesia siguió experimentando crecimiento a través de las culturas (Hechos 11:26).
En el 2005, serví como un miembro del comité ejecutivo para la cruzada de Billy Graham que se sostuvo en la ciudad de Nueva York --el último de su vida. Me llevé miles de lecciones acerca de caminar con humildad, permanecer enfocado en la misión del evangelio, y mantener una vida centrada en Cristo entre el pluralismo. Pero una lección que nunca olvidaré, es el compromiso de la organización de Graham de incluir cada grupo étnico y cultural en la planificación de estrategias de la cruzada. Cada mes conocíamos a los asiáticos, afroamericanos, caucásicos, nativos de américa, latinos y comunidades judías mesiánicas; todos estaban siendo representados en la habitación de estrategia. Si el intento de la cruzada era alcanzar a la ciudad completa, una gran sección de culturas de la ciudad era necesaria para planificar las etapas. La Organización Graham modeló la importancia de escuchar y calificarse a sí mismos para liderar a través de las culturas.
3. Orientar a las Personas
En los días tempranos del ministerio, solía quejarme regularmente con mi esposa de que no tenía los líderes que necesitaba para que hicieran el trabajo. Un día, Marlinda llegó al límite de mis quejas. Dijo, de una forma desafiante pero placentera a la vez, “¿Por qué no haces algo más que quejarte acerca de eso?”
Ella me hizo caer en cuenta y me forzó a salir con una estrategia para desarrollar líderes. Raramente las personas nos llegan listos. Ellos necesitan trabajo. Necesitan un mentor y un entrenador.
Cuando las personas buscaban a Jesús a través de la división cultural, las escrituras dicen, “Y la noticia de esto llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a Antioquía, el cual, cuando vino y vio la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para que con corazón firme permanecieran fieles al Señor” (Hechos 11:22-23, en cursiva lo mío). La gracia de Dios estaba obrando en disminuir el trecho cultural y unir a las personas alrededor del mensaje de Jesucristo. Amo como el profesor de la Biblia James Ryle define la gracia. Él dice, “La gracia es la presencia de Dios que te empodera y te permite ser quien Dios te creó para ser y hacer lo que Dios te ha llamado a ser”
Debemos orar para que la gracia de Dios haga efecto en nuestras iglesias y comunidades. Sin ella, sería humanamente imposible construir ministerios multiculturales saludables sin importar cuán efectivo sea nuestro liderazgo. Necesitamos la ayuda de Dios para agradar a Dios. Y, necesitamos la ayuda de Dios para complacer a las personas, a sus personas multiculturales. Esa es la línea de fondo.
4. Amar a las personas.
Recuerdo preguntar a un líder chino en mi vecindario en el estado de Nueva York, “¿Cómo puedo alcanzar a los chinos en mi comunidad norteña de Nueva Jersey?” Su respuesta fue sencilla pero profunda. Él dijo, “Ama a sus hijos y te los ganarás”. Él explicó su declaración un poco más, “Ofrece programas para niños” dijo. “Si puedes demostrar a los padres que amas a sus hijos, te ganarás a los padres” continuó. He trabajado para integrar esta “estrategia amorosa” en mis prácticas evangelistas.
Lo difícil, por lo menos para mí, es que mis acciones de amor a menudo no son interpretadas como tal. A menudo son interpretadas como meras oportunidades para un ministerio familiar. Aún me encuentro trabajando en el mensaje de nuestro alcance, de manera que las personas sientan nuestro amor por ellos. Es como ayudar a tus hijos a entender que tus acciones como padre están basadas en el amor. A veces no lo ven. Simplemente se comen el cereal, meten la silla a la mesa y corren a jugar. Puede tomar años para que ellos entiendan que comprar su cereal favorito, asegurarte de que haya leche para que coman, son expresiones de tu amor. Incluso, te levantas cada mañana y realizas las mismas prácticas de padres sabiendo que son muy inmaduros, y están muy desconectados de los puntos más finos de la realidad de la adultez para reconocer lo que has hecho y seguirías haciendo por ellos.
Si piensas acerca de esto en otro nivel, uno más teológico, las acciones amorosas de Dios hacia la humanidad han sido gravemente malinterpretadas y vistas como algo insignificante. Aun así, fue Su único Hijo quien fue sacrificado en la cruz como una muestra de su amor de redención por nosotros. Aún, ¿cuántas personas viven su vida sin considerar la magnitud del regalo más generoso hacia la humanidad? Nuestra ignorancia de las acciones amorosas de Dios no lo detienen de permanecer fiel. Sigamos su orientación y amemos a las personas alrededor de la división cultural incluso si nuestras acciones se toman como garantizadas.
Adaptado del nuevo libro de David Ireland, Uno en Cristo: Reduciendo las Divisiones Raciales y Culturales. Usado con permiso.
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David Ireland es el pastor principal de la Iglesia de Cristo (http://christchurchusa.org/), una congregación multirracial en Nueva Jersey. Ireland sirve como un consultor de diversidad a la NBA y también orienta a servicios de capillas para los Gigantes de Nueva York, los Jets de Nueva York y el Pentágono de los Estados Unidos. Él ha escrito más de veinte libros y ha aparecido en el Show del Dr. Phill, Las noticias de CBS, y el Club de los 700.