Escrito por Dena Johnson Martin

Hace una década yo era la esposa de un pastor, ama de casa con tres hijos. Éramos la familia perfecta, esa que ves en los pósters en las tiendas.

Después, todo se desmoronó, mentiras, engaños, dolor sin igual. De repente me convertí en madre soltera luchando y batallando para criar y sustentar a mis tres preciosos hijos por mi cuenta.

Sin un padre en la familia, mis hijos asumieron la responsabilidad expresando su conciencia para ser como los hombres del hogar… a todo estos yo les agradecida sus intenciones, pero no dejaba de recordarles que ellos eran mis hijos, mis niños y que Dios era el hombre de nuestra casa. Mi hija de acercó mucho a otros hombres de nuestra familia todo mientras yo veía desde la distancia si algún día iba a tratar de llenar ese vacío con cualquier hombre.  

Muchos años han pasado desde que pudimos encontrar un camino para salir adelante sin un hombre en la casa, bueno un hombre de carne y hueso, en nuestro hogar. Y aunque nuestras vidas no son perfectas y ciertamente tenemos nuestras batallas, hemos podido encontrar una manera de sobresalir en la adversidad de grandes obstáculos. Hemos decidido alzar la mirada hacia nuestro Padre Celestial para curar nuestras heridas y sanar nuestros corazones. Hemos encontrado que Dios es un mejor proveedor de lo que cualquier otra persona pueda ser y hemos aprendido la alegría de depender completamente de Él.

No obstante, mis hijos siempre han tenido un padre, aun si este no siempre estuvo presente en sus vidas. Siempre ha habido una persona a la que le pueden llamar “papá” aquí en la tierra. Siempre han tenido a quien mandarle una carta o pensamiento en el día del padre.

¿Fue su relación perfecta con su padre, perfecta? No. ¿Su padre estuvo presente en las actividades de sus hijos? No. ¿Celebraba sus logros con ellos? No. De hecho, muchas veces se sintieron como si no tuvieran un papá, pero la oportunidad de poder verlo siempre existió.

Hace dos meses, mis hijos en verdad se quedaron sin padre cuando este murió repentinamente. Sin aviso, sin explicación.

Dos de mis hijos habían planeado ir a verlo por unos días, pero ese día nunca llegó.

Cuando él falleció, muchas esperanzas también lo hicieron. Esperanza de algún día poder enmendar las cosas y tener una buena relación con él. Esperanzas de que algún día su padre pudiera entender el dolor que le causó a sus hijos. Esperanza de que algún día ya no se sentirían como huérfanos sin padre.

Mi corazón duele cuando veo el duelo de mis hijos. Veo como la nostalgia los acapara cuando el día del padre esta cerca. Escucho como platican de las cosas que quisieron que hubieran sido.       

Este vacío ya existente, ahora había sido profundizado y expuso un corazón lastimado. El duelo se complicó con un sentido de culpa. Esperanzas se devastaron. Se quedaron preguntando ¿por qué?  ¿Por qué se fue? ¿Por qué tan rápido? ¿Por qué sus oraciones no fueron contestadas?

Conforme se acerca el día del padre, puedo ver como el duelo se intensifica. A mí me cuesta trabajo poder encontrar maneras de ayudar a mis hijos reconciliar sus sentimientos y su dolor, el cual han cargado desde hace una década.

Pero esto es lo que quiero que mis hijos puedan entender.

Dios sigue siendo bueno. Comprendo que esto puede parecer distinto, incluso como lo opuesto de lo que esperábamos. Puede que no lo veamos ahora, o mañana o el próximo año. Pero Dios demuestra su bondad.

Ni siquiera puedo decirles cómo se podrá ver esa bondad, pero he vivido lo suficiente como para saber y experimentar que Dios transforma lo mas ruin, lo más doloroso en paz, en aceptación, en fe. De alguna manera entreteje todos los eventos de nuestras vidas que parecen no estar relacionados para crear un masivo hermoso. Utiliza la vida como la muerte para dirigir nuestra atención hacia Él. Dios hace todo hermoso a su tiempo.

Por favor, hijos amados, busquen a su Padre Celestial. Confíen en Él aun cuando parezca que las cosas no tienen sentido. Dios puede ver de principio a fin y Él va a mostrar su bondad, su gracia.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. – Romanos 8:28

Dios es la fortaleza en nuestra debilidad. Hemos caminado por este camino por un largo tiempo, y Dios ha caminado con nosotros a cada paso. Siempre presente en nuestras vidas, en los días malos y en los días buenos, en el dolor y en la confusión. Cuando estábamos cansados Él nos infundió aliento. Cuando no supe cómo ayudar a mis hijos, Él me dio sabiduría.

Simplemente me he rendido a los pies de Dios y me ha dado el privilegio de ver como mis hijos han crecido en tamaño y en carácter.

A mis hijos les quiero decir que solo porque su padre biológico ya no esta presente en esta tierra, no quiere decir que estén solos. Por el contrario, Dios esta siempre presente, Dios esta siempre al tanto de ustedes. Aquel vacío que sienten en su corazón no solamente puede ser llenado, sino que puede ser curado por Dios. Cualquier duda que tengan sobre su futuro, sobre sus planes, pónganla en manos de Dios, Él les mostrará el camino.    

Por favor, corran hacia su Padre Celestial, en Él se encuentran todas las cosas que necesitan.

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12:9

Dios esta cerca del quebrantado de corazón. Esto es algo que a lo mejor lo han escuchado miles de veces, sin embargo, a veces no lo comprendemos. A veces parece que Dios esta más lejos que las estrellas cuidando de todos menos de nosotros. Pero si lo buscas en verdad te digo que lo vas a encontrar.

Dios estuvo presente en aquellos días oscuros, donde el dolor parecía ser mucho como para seguir adelante. Ustedes mis hijos han sido testigo de esto. También han visto como Dios nos ha dado todo lo que necesitamos, como nos ha consolado, como nos ha mantenido juntos.

Ahora es su turno para ver y experimentar su poder sanador. Es su turno para dejarse acariciar y ser sanado por Dios. Es su turno de recibir el cuidado y atención de un Padre que jamás se apartará ni se cansará.

Por favor, no dejen que esta oportunidad pase. Tomen tiempo para estar con Él. Busquen de Él. Búsquenlo a Él. Él sanará toda herida.

“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu”. – Salmo 34: 18

Dios es suficiente. Puede que te estés preguntando ¿cómo vas a hacerle para salir adelante sin un padre? ¿Quién te va a enseñar todas esas cosas que un padre debería de hacer? ¿Puede que te preguntes quien te va a entregar en el día de tu boda?

Dios es suficiente. Dios es más que suficiente. Dios les puede dar el corazón de un guerrero, Dios les puede enseñar cómo ser un buen padre, un buen esposo, un buen amigo. Dios puede enriquecer su vida de maneras que nunca imaginaron.

Dios es su proveedor, su amigo, su cuidador, su consolador, su maestro. Dios es su futuro. Dios jamás los va a abandonar. Dios sabe quién eres, que necesitas y Dios es tu Padre Celestial.   

Nunca dudes que Dios te ve y esta presente y al tanto de todas tus necesidades. Dios escucha tus oraciones. Dios conoce tus dolores y te sana. Dios jamás te fallará.

“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. – Hebreos 13:5

Entiendo y comprendo porque el día del padre puede llegar a ser un día de nostalgia en lugar de celebración, pero por favor recuerden que no están solos. Dios ha estado con nosotros en cada momento de cada día, en cada duelo, en cada lágrima. Dios es el padre que jamás se desvanecerá.

Este día del padre, celebra junto con tu Padre Celestial la relación que tiene, el vínculo santo e inquebrantable. Dios es su padre, mis hijos, ustedes no son huérfanos, ustedes no están solos. Ustedes tienen en Dios a un padre perfecto.