Leí con tristeza la semana pasada que Joshua Harris, autor de “Me despedí con un beso de las citas”, había renunciado a su cristiandad. Hoy, leo que el compositor de canciones para Hillsong, Marty Sampson había hecho un anuncio similar. Incluso tengo personas cercanas a mí que se encuentran luchando con el mismo problema de la fe.

Sé que hay muchos cristianos preguntándose cómo alguien podría renunciar a su fe, pero debo decir que entiendo. Aunque nunca me di por vencida con Dios, estuve cerca. Y, mientras más cerca me quedaba en la fe, he sido condenada muchas veces por los tan llamados cristianos. Cada palabra de condena me hace preguntarme qué puede pensar el mundo de nosotros.

Ni siquiera voy a pretender saber lo que han sufrido Harris y Sampson que los trajo a tomar esta decisión de abandonar la fe. He escuchado algunas historias sobre el abuso espiritual sufrido por las manos de algunos miembros de la fe. Sé que Harry renunció a sus creencias y lo anunció en su libro “Me despedí con un beso de las citas”. Y sé, que su matrimonio también se ha derrumbado.

Pero eso es todo lo que sé. No conozco mayores detalles y sé, que no necesito conocerlos. No resulta relevante para lo que tengo que decir sobre Harris o Sampson –o cualquier otra persona que este luchando con su fe.

Estuve cerca de alejarme yo misma de la fe. Había sido la esposa de un pastor, la seguidora fiel de Cristo, completamente comprometida con Dios y mi iglesia. Había dado lo mejor de mí al caminar en obediencia a Cristo durante toda mi vida.    

¿Y cuál fue la recompensa que recibí? Un esposo que decide dejar el pacto del matrimonio e irse con otra mujer. Oh, le ofrecí el perdón y traté de salvar mi matrimonio, pero él decidió continuar su relación con ella. Finalmente, nuestro matrimonio terminó.

En medio de todo el dolor que sufrí mientras luchaba por encontrar algún sentido a mis creencias en Dios y reconciliarlas con el dolor que estaba experimentando, contemplé alejarme de Dios. Simplemente no podía entender como un buen Dios podría recompensar mi lealtad con este dolor. No podía comprender cómo Él podía haberme llamado a casarme con este hombre que me había destrozado por completo.

Si Dios era bueno ¿por qué tenía que sentir tanto dolor? Si Dios me amaba ¡por qué permitiría este nivel de traición en mi vida? Si Dios se preocupaba por mí ¿por qué permitía que cada aspecto de mi vida se derrumbara?

Mi imagen de Dios no encajaba con lo que me encontraba experimentando en la vida.

Digo todo esto para expresar que entiendo como estos hombres —y como tú— podrían alejarse. Entiendo las luchas al reconciliar al Dios de la Biblia con la realidad en esta vida. Entiendo como el dolor que experimentamos acá en la tierra nos hace cuestionarnos todo lo que conocemos… todo en lo que siempre hemos creído.

Asimismo, acá ofrezco algunos pensamientos sobre las cosas que mantengo en oración por Harris y Sampson –y el ejército de creyentes que se encuentran en una posición similar donde se ven a sí mismos contemplando si deben renunciar a su fe o no.

Oro para que Dios te muestre la fe verdadera. A veces me pregunto cuán diferente sería nuestra fe si viviéramos en un país en el que los cristianos sean oprimidos. Mientras más vivo, más entiendo cuán tergiversada esta nuestra perspectiva americanizada de cómo debería ser la fe. A menudo escuchamos —e incluso nos involucramos— en lo que podría ser una fe saludable, rica y sabia sin tan siquiera entenderla. ¿Y si viviéramos en un país en el que la cristiandad fuera ilegal? ¿Cómo reconciliaríamos que creemos en Dios con la opresión que enfrentaríamos?

Mi vida era bastante sencilla hasta que mi matrimonio se derrumbó. Sabía que Jesús había dicho que enfrentaríamos pruebas en esta vida (Juan 16:33). Sabía que Santiago nos había motivado a contar con alegría cuando enfrentáramos pruebas de todo tipo (Santiago 1:2). Pero eso fue para todos esos cristianos marginados. Deseo pudiera haber aprendido todas las lecciones que he aprendido la última década de otra manera. Para ser honesta, aprendí tanto de Dios en el dolor que lo que aprendí con las bendiciones. Fui cambiada en tantos sentidos mientras caminé a través del bosque del dolor y la desolación. No quiero volver a ser quien era antes de las pruebas que enfrenté en esta vida.

En medio del dolor Dios me mostró la condición verdadera de mi corazón (Deuteronomio 8:5) incluso mientras me guiaba cuidadosamente a través del fuego. Él me mostró una visión mucho más clara de la Cristiandad verdadera, de amar a los marginados, de extender la gracia en todas las circunstancias. Mi espíritu juicioso fue revelado, y mi corazón se rompió por la misma realidad de quien era.

Quizás te encuentras luchando para encontrar la fe verdadera, para reconciliar las enseñanzas de las escrituras con el dolor que las personas experimentan en esta vida. Quizás estas desafiando a las creencias que sostuviste por tanto tiempo y dando amor a los marginados. Oro para que mientras te cuestionas tus creencias de vida encuentres la fe verdadera y no una versión americanizada de esta.

Oro para que Dios te persiga sin parar. Recuerdo cuando escogí alejarme de Dios. Nunca en mi vida había sentido que Dios corría tras de mí en la forma que lo hizo en ese momento. De repente entendí que él de verdad abandona a las 99 ovejas fieles para perseguir a la descarriada (Mateo 18:12). ¡Wow! Todavía recuerdo su voz llamándome, tranquilamente, pacientemente, amorosamente, de regreso a él. Él fue persistente. Él fue perseverante. Él me amó tanto que no me dejó ir.

Oro para que tengas la misma experiencia. Oro para que mientras te alejas, entiendas que él nunca te dejará u olvidara (Hebreos 13:5). Oro para que mientras te alejas descubras que él siempre es fiel incluso cuando somos desleales (2 Timoteo 2:13). Oro para que te abrumes con la profundidad de Su amor por ti.

Oro para que este viaje de dudas solidifique tu fe. Durante los últimos diez años, esperé que mis hijos tuvieran una crisis de creencias. Sé que suena extraño, pero es verdad. No dude de mi fe hasta que mi vida se desmorono. Había predicado la verdad de Dios, pero nunca había tenido que ponerla a prueba.

¿Adivinen qué? Al final, mi crisis de creencias hizo que mi fe fuera más fuerte. Vi la lealtad de Dios una y otra vez mientras caminaba por el desierto. Vi sus provisiones cuando estaba al final de la cuerda. Caminar las pruebas de esta vida de verdad redefinieron mi fe y la hicieron más fuerte de lo que era.

Y eso es lo que oro para que Harris, Sampson y todos los que tienen dudas con su fe tengan. Oro para que Dios use este momento para encontrarte justo donde estas, para mostrarte su lealtad. Oro para que resistas con Dios como lo hizo Jacob, que seas cambiado para siempre y que tomes tu fe como propia de formas que nunca pensaste posibles.

Oro para que sepas que no estás solo. Muchos de nosotros hemos pasado ese camino de dudas significantes con nuestra propia fe. Hay un ejército que a menudo no quiere ser asociado con cristianos que son juiciosos y condenan y creo que Dios estaría de acuerdo con nosotros para alejarnos de esas personas.

Pero quiero que seas como Jacob. Jacob paso años buscando al Dios de sus ancestros, pero no fue hasta que se encontró a sí mismo resistiendo con Dios que su fe se convirtió y tuvo su encuentro con Dios (Génesis 32). Fue esta resistencia lo que abrió las puertas a una relación personal con Dios en vez de aferrarse a la fe de sus ancestros. Fue la experiencia con Dios que creó una intimidad con un Dios que él no había conocido antes. 

Y oro para que entiendas que no eres el único luchando con Dios. Jacob lo hizo y esto lo cambió para siempre. También lo he hecho, y también fui cambiada. Y creo que Dios hará lo mismo contigo. Ríndete a luchar y deja que Dios tome el control. Es en el dolor que Él hace su mejor trabajo.

--------------------------------------------------------------------------

Dena Johnson es una madre soltera de tres niños asombrosos: Blake, Cole y Cassie y esposa de su amigo de secundaria, Roy. Ella es entusiasta de seguir a Cristo cada día y orientar a sus hijos a que hagan lo mismo. Le divierte tomar las experiencias de la vida diaria y convertirlas en lecciones bíblicas para sus hijos. La oración diaria de Dena es simple: Señor, mi vida es tuya. Vive a través de mí. Ama a través de mí. Sé un padre a través de mí. Déjame disminuir lo que solo tú puedes incrementar.  Dena es la fundadora de los Ministerios Dena Johnson, una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a las personas a encontrar la belleza a través del quebranto en esta ida. El deseo de su corazón es usar su propio dolor para llevar a otros al poder de Dios que redime cada herida, cada dolor. Puedes contactar a Dena en [email protected]. También puedes encontrar su blog en los Ministerios Dena Johnson.