Escrito por Stuart Epperson Senior

Hace algunos meses hice presencia en el juicio de un joven muchacho acusado de tentativa de homicidio. Al llegar el momento de la sentencia, el juez permitió a los miembros de la familia del joven muchacho que dijeran unas palabras en su representación. Sin embargo, el único pariente presente en esa audiencia fue su bisabuelo. Con lágrimas en sus ojos este señor le dijo a la corte que su bisnieto “un buen chico que cayó en malas compañías”. Yo le pedí permiso al juez para preguntar en donde se encontraba el padre y abuelo del muchacho, y por qué no estaban presentes en la audiencia. Tristemente nos enteramos de que esas figuras paternas nunca estuvieron presentes en la vida del joven muchacho. Dos generaciones de padres totalmente ausentes de sus obligaciones. El juez nos dijo que casos como este eran muy ocurrentes.

Las prisiones están repletas de hombres que tienen padres, si tan solo los pudieran encontrar. Me han dicho que cuando se acerca el día de las madres y se les da la opción de tener una carta electrónica para cada hombre en la prisión muchos piden poder mandar una de esas cartas, sin embargo, en el día del padre, no hay más que silencio. La verdad es que ser padre se trata más de un vínculo emocional que de uno biológico. Ser un padre cariñoso y responsable es un llamado que proviene del corazón.

Tengo un amigo que es muy bien conocido en la comunidad de Winston-Salem como un líder que provee una figura paterna como un entrenador de basquetbol para los muchachos sin papás presentes en sus vidas. Aunque los muchachos vienen a jugar basquetbol, la meta principal es poder enseñarles como jugar responsablemente en el juego de la vida siendo hombres de palabra, responsables, disciplinados, hombres con convicciones y metas. Este tipo de programa también se implementa para las jovencitas en situaciones parecidas. El otoño pasado, la madre soltera de seis trágicamente falleció en un accidente automovilístico, mi amigo y su esposa extendieron una invitación para a una de sus hijas, una muchacha en la preparatoria, para ir a vivir con ellos en su casa. Aunque fue un ligero ajuste, esta muchacha se fue incorporando poco a poco puesto que se sintió aceptada y amada. Esta muchacha creció sin ninguna figura paterna en su vida para cuidarla y guiarla, pero poco a poco empezó a confiar en su “nuevo padre” quien le demostraba constantemente el mismo tipo de amor y dedicación que a sus otros hijos biológicos. Ella sintió que esta figura paterna estaba ahí para cuidarla y protegerla. Tiempo después se graduó de la preparatoria y ambas familias pudieron celebrar juntas los logros de esta muchacha.

Los niños y muchachos necesitan afirmación; cuando son muy niños todos siempre dicen: “¡mírame, mírame!”. Tristemente al ser abandonados buscan esa afirmación en todos los lugares equivocados. Las estadísticas son alarmantes:

Tasas de encarcelamiento, jóvenes muchachos que crecen en casas sin un padre tiene el doble de probabilidad de terminar en la cárcel que aquellos con una familia con ambos padres. Aun cuando otros factores sean similares como lo pueden ser las circunstancias socioeconómicas, educación, raza, si los muchachos crecen sin alguna figura paterna tienen el doble de probabilidad de terminar en la cárcel.

Suicidios, el 63 por ciento de los suicidios entre jóvenes son de aquellos que provienen de un hogar sin padre.

Reprueban los estudios o los dejan, el 71 por ciento de todos los que dejan la preparatoria provienen de hogares sin padre.

Tasas de detención juvenil, 70 por ciento de los juveniles detenidos en instituciones operadas por el estado provienen de casas sin padres. Solo el 13 por ciento de los delincuentes juveniles provienen de un hogar en donde ambos padres están presentes en casa. Por otro lado, el 33 por ciento de los juveniles vienen de hogares con padres separados o divorciados, y el 44 por ciento de hogares con padres que nunca se casaron.

Problemas de identidad, los muchachos que crecen en hogares sin una figura paterna tienen una más alta probabilidad de desarrollar su identidad tanto personal como sexual.

Agresión, muchachos de hogares con ingresos bajos, pero con los dos padres presentes en sus vidas, tienen en promedio mejores resultados que los muchachos de ingreso más alto, pero sin ambos padres presentes en sus vidas.

Actividades criminales, la probabilidad que un joven muchacho se involucre en actividades criminales es doble si crece sin un padre, y se triplica si crece en un vecindario con altos índices de casas con madres solteras.

"Sin padres presentes como modelos, la testosterona de los muchachos no se canaliza apropiadamente, de acuerdo con Warren Farrell, coautora de Boys Crisis. Los muchachos pasan por una crisis donde no encuentran un propósito de ser, tienen problemas con poner límites, con tener una dirección, y a menudo se encierran en un mundo de video juegos, aislamiento, pornografía y otros vicios".

De acuerdo con Farrell, “en el peor de los casos cuando la testosterona de los muchachos no se canaliza apropiadamente por la presencia de una figura paterna, estos muchachos se pueden convertir en un peligro para ellos mismos y para otros. Por el contrario, la presencia de un padre ayuda a que estos muchachos puedan llegar a ser una fuerza constructiva”.

Yo he podido ser testigo de los resultados cuando un hombre decide convertirse en un mentor o en un tipo de figura paterna para aquellos muchachos sin un padre en sus vidas, los resultados son muy buenos y de largo plazo. Forjar un vínculo emocional es la verdadera paternidad y una de las mejores herramientas para ponerle un alto a la epidemia de chicos que crecen sin un padre. Tú también puedes hacer la diferencia en la vida algún muchacho que conozcas.

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Stuart Epperson Sr. es cofundador de “Christian Association of Youth Mentoring” y un mentor para muchachos en la ciudad a través de organizaciones como KidZxtreme en Winston-Salem. También es cofundador de Salem Media Group Inc.