Aunque el viernes sea oscuro… el domingo llegará
De la Palabra de Dios:“El domingo por la mañana temprano, mientras aún estaba oscuro, María Magdalena llegó a la tumba y vio que habían rodado la piedra de la entrada” (Juan 20:1).
Muchas veces la vida parece un viernes oscuro, como aquel de hace más de dos mil años.
Para algunas personas, la oscuridad viene en forma de lágrimas de remordimiento, como pasó con Pedro. El peso de sus palabras le aplastaba y la amargura le nublaba la vista.
Para otros, el viernes llega cuando las consecuencias de las acciones no se hacen esperar, y terminan en manos de la justicia humana, como aquellos dos ladrones.
Aun en otros casos el viernes llega cuando, en lugar de estar celebrando, solo pueden mirar consternados y desesperanzados. Como todas aquellas mujeres que habían acompañado a Jesús durante su ministerio y ahora no podían celebrar la pascua porque el verdadero Cordero colgaba de un madero y sus vidas, aparentemente, habían perdido todo el rumbo.
Y en muchos casos el viernes es sinónimo de final. Esperanzas enterradas, sueños sepultados, relaciones acabadas, fin de la vida.
¿Estás viviendo un “viernes”? ¿Estás quizá como Pedro, llorando por remordimiento, aplastada por el peso de esas palabras que nunca debiste decir y ahora no puedes recuperar? ¿Será que estás viviendo las consecuencias de decisiones equivocadas y aunque te arrepientes las tienes que enfrentar, como los dos hombres colgados junto a Jesús? ¿Estás acaso viviendo un perenne viernes oscuro, sin poder celebrar la vida ni nada de lo que te rodea porque algo sucedió que te ha robado todo el gozo, todo deseo de sonreír y cantar, y agradecer? ¿Crees que toda esperanza y sueño han quedado bien sellados detrás de una piedra que nadie puede remover?
Entonces quiero decirte algo: ¡El domingo está a las puertas!
Cuando cada una de estas personas vivió aquel viernes, estaban justamente así, convencidas de que nada cambiaría, que la oscuridad en sus vidas había llegado para quedarse sin posibilidad de ser traspasada por un rayo de esperanza.
Los viernes oscuros de la vida son difíciles. El dolor a veces es tan profundo que ni siquiera queremos hablar de él. Sin embargo, nos aferramos a él con toda nuestra fuerza… porque no creemos que habrá un domingo.
Muchas veces Jesús trató de hacerles entender, trató de que captaran la esperanza para que cuando llegara el viernes, se enfocaran en el domingo. Pero no lo entendieron. Y lo mismo nos pasa a ti y a mí.
A pesar de que ahora conocemos cuál fue el desenlace de aquellos sucesos, a pesar de que sabemos que el viernes no fue eterno… ¡nos cuesta cree en el domingo!
Mi querida lectora, Jesús murió un viernes para darnos un domingo de victoria…y también un lunes, un martes, un miércoles… una vida de victoria. Sí, no siempre podremos evitar los viernes, de hecho él nos lo advirtió: “en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Pero tenemos esperanza, ¡el domingo viene!
Cuando el domingo llegue, lo muerto resucitará. La amargura se convertirá en alegría, las lágrimas en risa, la desesperanza en esperanza, los sueños en realidad. Espera. No pierdas la fe. Tu viernes tiene un fin ya puesto por Dios. Aunque todo parezca oscuro, recuerda que tenemos de nuestro lado a la Luz del mundo, Jesús.
Por eso no me gustan los crucifijos, porque no creo en la muerte, creo en la vida. No creo en la derrota, creo en la victoria.
Aquel viernes el velo del templo se rasgó para que ahora tengamos acceso directo a un domingo de gracia y salvación. No tienes que hacer nada. Todo ya está hecho. Solo cree en el Hijo de Dios, que en un viernes oscuro dio su vida por ti, para que tengas siempre la esperanza de un domingo, la esperanza de una vida eterna.
La oscuridad puede cernirse sobre tu vida, y querer dejarte atrapada en un viernes, pero tú no perteneces ahí, tú tienes la garantía del domingo. ¡Aleluya!
(Publicado originalmente en wendybello.com)
© 2015 Wendy Bello
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