Con Diseño Divino

Cuando nos encontramos con los “imposibles”

De la Palabra de Dios: “La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver” (Hebreos 11:1, NTV).

A todas en la vida nos llega el momento de encontrarnos con “imposibles”, aquellas cosas que a nivel humano parecen completamente irrealizables. En ocasiones toman forma de un sueño o proyecto; otras veces son asuntos mucho más profundos y personales como el anhelo de que un ser querido conozca a Jesús o tal vez tener un hijo… Todas hemos estado allí, frente a estas montañas inaccesibles.

Y antes de continuar quiero dejar claros dos puntos. El primero es aquello que en teología se conoce como la soberanía de Dios y que dicho en lenguaje muy laico es la potestad de Dios para decidir y determinar el resultado final de las cosas. Un atributo que tiene por una sencilla razón, él es Dios. ¿Por qué quiero aclarar esto? Porque a veces he escuchado oraciones que tal parecieran obviar el hecho de que Dios es soberano y por lo tanto no podemos darle órdenes. No podemos hablarle como si fuéramos “aladinas” y él, el genio de la lámpara.

El segundo punto es este: nada es imposible para Dios y de esa manera tenemos que creer. En este mundo tan material e incrédulo muchas veces nos contagiamos con la mayoría y llegamos al trono de Dios con la secreta convicción de que hay ciertas áreas a las que él no tiene acceso y nos olvidamos de que estamos en presencia del único que es omnipotente, es decir, todo lo puede.

No quiero extenderme mucho en la parte teórica pero sí quería que estuviéramos claras en estos conceptos. Creo que son lo que la Biblia enseña.

Entonces, ¿qué hacer cuando nos encontramos con estos enormes gigantes? Orar, orar y orar más, confiadas en que Dios puede hacerlo y que su respuesta siempre será la mejor.

Quiero ponerte algunos ejemplos bíblicos que espero nos ayuden en esta batalla.

Cuando Dios responde de inmediato

Ana, este es un gran ejemplo de un imposible que recibió respuesta inmediata. Su historia está en 1 Samuel. Ana oró y Dios usó al sacerdote Elí para responderle, en ese mismo instante. ¿Y cómo sabemos? Cuando ella se fue “comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste”. Ana tuvo una respuesta positiva a su imposible que unos meses después se llamó Samuel.

Cuando la respuesta de Dios demora

Lázaro, esta fue una respuesta demorada, al punto de la desesperanza. Lo encuentras en Juan capítulo 11. El asunto ya se deba por terminado, pero en medio de eso, la súplica de las hermanas continuó. Y Lázaro regresó a la vida. No fue de inmediato, pero sucedió.

Cuando Dios dice no y lo explica

Pablo, un hombre lleno del Espíritu Santo, siervo de Dios, con un currículo de fidelidad probado. No obstante, oraba por un imposible. Algo que los eruditos han tratado de explicar de muchas maneras pero sin llegar a una respuesta concreta porque sencillamente, no está en la Biblia. ¿La respuesta de Dios? “No”, un redondo no, pero con explicación: Pablo necesitaba este “aguijón” para poder experimentar el poder de Dios en su debilidad. Lo puedes leer en 2 Corintios 12.

Cuando no vemos la respuesta

Hebreos 11 es un capítulo conocido y muy citado porque nos habla de la fe y de los héroes bíblicos que la empuñaron como bandera. Sin embargo, por lo general no recordamos el penúltimo versículo del capítulo: “Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa”. Estos valiosos hombres y mujeres de Dios vivieron creyendo pero no vieron el final de la historia. No siempre veremos el final de la historia, pero igual nos toca creer y confiar. Eso se llama fe y eso es lo que Dios premia.

Te invito a visitar mi blog para aprender más sobre el diseño divino para tu vida.

(Publicado originalmente en wendybello.com)

© 2019 Wendy Bello
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