1 Chronicles 8

En la lectura de hoy:

Los descendientes de Benjamín; los sacerdotes y los levitas en Jerusalén y sus responsabilidades; la genealogía de Saúl; la trágica muerte de Saúl y sus hijos

Solamente una minoría pequeña quisieron dejar las comodidades del nuevo reino de Persia y volver a Jerusalén para reconstruir el templo. «Los primeros moradores que entraron en sus posesiones en las ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y sirvientes del templo» (I de Crónicas 9:2-3; Nehemías 11:3). El trabajo de los sirvientes del templo puede parecer un poco insignificante, pero era un trabajo muy esencial que se necesitaba hacer para el Señor. La lealtad a su Rey Celestial los hizo tener una buena voluntad para trabajar y servir donde era necesario. De los levitas: «Algunos de éstos tenían a su cargo los utensilios para el ministerio, los cuales se metían por cuenta, y por cuenta se sacaban» (I de Crónicas 9:28). Esta responsabilidad parece ser de poca importancia. Algunos eran mayordomos, « . . . otros de ellos tenían el cargo de la vajilla, y de todos los utensilios del santuario, de la harina, del vino, del aceite, del incienso y de las especias . . . » (9:29-30), los cuales quizás necesitaban más habilidades; y aun otros tenían a su cargo « . . . las cosas que se hacían en sartén» (9:31). Todas eran labores ordinarias y, para nosotros, puede que sea algo que no se necesitaba mencionar. Pero Dios aprecia cada responsabilidad como indispensable y digna de ser registrada. De esta forma, todas las obras colectivamente eran necesarias para cumplir el servicio al Señor en el tabernáculo.

«Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. . . . Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere» (I de Corintios 12:4,11). Sin considerar la importancia o lo insignificante de nuestras habilidades, todo lo que hacemos es un sagrado encargo del Señor. El Señor nunca espera que la persona que ha recibido un talento cumpla con las responsabilidades de la persona que ha recibido cinco talentos (Mateo 25:24-28). Pero la persona que falta en responder a estas oportunidades oirá en el día del juicio a Jesús decir: « . . . Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí» (25:26).

Dios requiere que todos nosotros seamos fieles administradores de nuestras vidas y de las habilidades y oportunidades que Dios ha puesto a nuestro cargo. «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres» (Colosenses 3:23).

Pensamiento para hoy:

Nuestra fe se fortalece mientras leemos la Palabra de Dios.

Lectura opcional:

I de Corintios 1

Versículo de la semana para aprender de memoria: II de Corintios 8:9