Lea 1 Chronicles 11

En la lectura de hoy:

David es nombrado rey sobre Judá y es ungido rey sobre Israel; David reina desde Jebús (Jerusalén)

David no pensaba que era posible que él llegara a ser rey de Israel, pues Saúl, el primer ungido rey de Israel, quien tenía mucha autoridad y muchos otros recursos, había decidido matarlo. Saúl no era un hombre viejo y tenía hijos de los cuales se esperaba los herederos del trono. ¿Cómo podía David esperar que esta celosa tribu de Efraín, una de las más grandes tribus, consintiera que David, de la tribu de Judá, fuese su rey? ¿Cómo iba a ser posible que la tribu de Saúl, los benjamitas, dejase que se le quitara la monarquía? David sufrió por muchos años sobre esta circunstancia tan difícil hasta que le pareció necesario huir otra vez a la tierra de los filisteos. Pero entonces, Saúl muere una muerte muy violenta, y sucesivamente los ancianos y « . . . todo Israel se juntó a David en Hebrón, diciendo: He aquí nosotros somos tu hueso y tu carne. . . . También Jehová tu Dios te ha dicho: Tú apacentarás a Mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel Mi pueblo. Y vinieron todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David hizo con ellos pacto delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel, conforme a la Palabra de Jehová por medio de Samuel» (I de Crónicas 11:1-3).

Con respecto a esta situación, los problemas de David son paralelos a algunas de las situaciones que nosotros tenemos que enfrentar hoy en día. Por seguro, al momento que el Señor nos llama y nos da el deseo para cumplir algo para Su honor, los obstáculos empiezan a aparecerse. Puede manifestarse en una situación financiera sin esperanza, o simplemente en un sentimiento de incapacidad en darle cara a los problemas. Para algunas personas, no se necesita mucha oposición para que se sientan dados por vencidos. Cualquiera que sea el caso, el obtener la victoria sobre estas dificultades puede parecernos una imposibilidad, tal y como le fue para David llegar a ser rey. El Señor nunca le prometió a sus seguidores que el camino iba a ser fácil. En hecho, el Señor Jesús dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:23). El camino de la cruz es a veces largo y solo, y nunca es muy popular. A la vez que reconocemos y nos sometemos a la autoridad de Cristo en nuestras vidas, pacientemente le miraremos para recibir de Él la dirección y la fuerza. «Mas el que mira atentamente en la perfecta Ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace» (Santiago 1:25).

Pensamiento para hoy:

Nunca podemos edificarnos a nosotros mismos tratando de destruir a otras personas.

Lectura opcional:

I de Corintios 2

Versículo de la semana para aprender de memoria:

Juan 15:7