7 Formas de lidiar con el dolor

Santiago reitera el propósito del dolor con precisión en Santiago 1:1-4: “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo: A las doce tribus que están en la dispersión: Saludos. Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.”

La intención final de Dios es moldearnos a imagen de Jesús. No hay crecimiento sin tensión.

La madurez espiritual viene lenta cuando todo está bien. Dios sabe que el mejor clima para hacernos ser como Jesús es el fuego fatuo y las pruebas. Después de todo, Hebreos 5:8 nos dice que Jesús aprendió la obediencia a través de las cosas que sufrió. Si Sus sufrimientos fueron instrumentos para Su madurez, ¿por qué debemos pensar que podría ser diferente para nosotros?

Por supuesto, nadie puede ser feliz por su dolor. Sin embargo, tanto Santiago como Pablo declararon que podemos experimentar alegría, incluso caminando con nuestro dolor. (Lee el capítulo 1-4 de Filipenses)

“Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” Santiago 1:2-3

Cuando las dificultades vienen a un cristiano inmaduro, él o ella evalúan el dolor y a menudo se enfurecen, o se vuelven amargos o decepcionados y dicen algo como “Renuncio” o “No iré a la iglesia nunca más”.

Por otro lado, el cristiano maduro dice, “La última vez que me encontré con dificultades, las enfrenté y crecí. Veo lo que Dios puede enseñarme ahora” ¡Esto es alegría!

La cerca tiene dos lados. En el lado de Dios el idioma es la alabanza. En el lado propio el idioma es “agarrarse y quejarse”. Un lado es alegría, el otro lado es miseria.

Uno de mis autores favoritos, el pastor A.W. Tozer escribió, “El sufrimiento alimenta la compasión o la amargura, debemos elegir”

En medio del dolor tenemos una decisión que tomar. Debemos elegir un lado u otro. Desafortunadamente, muchos cristianos tratan de elegir ambos. Recuerda, el único problema con saltarte las cercas es que siempre duele en el medio. (Santiago 1:5-8)

A veces podemos sentir como que nos están molestando, que las cosas no son justas o que a Dios no le caemos bien.

Piensa en esto: en nuestra familia inmediata tenemos tres sobrevivientes de cáncer, problemas del corazón y el sistema nervioso, cirugías incontables, desórdenes inmunes serios y problemas cerebrales. Tu familia probablemente también.

Dios nunca prometió que cuando nos convirtiéramos en cristianos, todos nuestros problemas terminarían. De hecho, la Biblia enseña lo contrario.

El dolor, los problemas y las pruebas no son opcionales. Son esenciales. El dolor y el sufrimiento no son una materia electiva que podemos tomar o dejar. Son requeridos si queremos ser más como Jesús.

Todos queremos paciencia, pero pocos queremos el proceso. El proceso de desarrollar paciencia es a través de pruebas y problemas.

Un estudiante del Dr. Harry Ironside le pidió orar para que él tuviera más paciencia.

El Dr. Ironside comenzó a orar, “Señor, envíale problemas”

El joven estudiante detuvo a Ironside en su oración, “¡No, no! No dije problemas, dije paciencia”

Ironside comenzó a orar. “Señor, envíale a este joven algunos problemas”

“¡No, no!” Interrumpió el joven. “Le pedí que orara para que tuviera más paciencia”

Ironside respondió “¿No entiendes? Los problemas son los que producen la paciencia”

La palabra griega para “paciencia” es “Hupomone”. Esta es la habilidad de llevar gran dolor mientras lo convertimos en gloria.

Cuando los cristianos no tienen problemas. Afortunadamente, tenemos a quien resuelve los problemas viviendo en nuestro interior. Jesús puede derramar poder y darnos gracia para soportar en medio de nuestro dolor y sufrimiento.

Santiago dice, “Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos. Pero que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición.”

Tengo una lista de preguntas que le hago a Dios cuando estoy sufriendo con un dolor.

1. ¿Está este sufrimiento diseñado para traerle gloria a Dios?

2. ¿Es este sufrimiento el resultado de un pecado que he cometido?

3. ¿Me hará madurar este sufrimiento para ser como Jesús?

4. ¿Es esta enfermedad el resultado del mundo caído en el que vivimos?

5. ¿Es esta prueba el resultado de alguna batalla espiritual en el reino real?

6. ¿Es este sufrimiento el resultado de seguir a cristo?

7. ¿Es este sufrimiento el resultado de hacer el bien?

8. ¿Tiene este sufrimiento la intención de alejarme de futuros pecados?

9. ¿Está este sufrimiento diseñado para incrementar mi fe y dependencia a Dios?

¿Cómo podemos perder nuestras experiencias? Podemos huir de ellas. Podemos revolcarnos en la lástima. Podemos molestarnos, hacernos amargos, deprimirnos o ceder. Podemos volver a tratar de ver si estamos o no comprometidos con Dios, Su plan y lo que sea que pueda implicar.

Nada nos dice que debemos entender cuál es el propósito de Dios en nuestras vidas. Es suficiente el saber que Dios tiene un propósito. Ahí es donde debemos dejar nuestro caso. No somos lo suficiente listos para saber todo lo que Él está logrando, así que se convierte en un asunto de confianza.  

No es hasta qué venimos al lugar cuando distinguimos la permanencia y la capacidad perecedera de las cosas que nuestro dolor tomará sentido.

Miré como la casa de uno de nuestros miembros de la iglesia se quemó hasta el suelo. Él lo perdió todo. Parado allí, él maldijo a Dios, al departamento de bomberos, a los bomberos, a los vecinos por no buscar una manguera para ayudar. Por supuesto, él usó un lenguaje que no puedo repetir.

Observe su comportamiento y pensé para mí mismo, “¿y si yo perdiera, por decir algo, mi casa?” Si mañana yo fuera a perder mis posesiones personales o mi salud, ¿quedaría algo? La respuesta es “Por supuesto que me queda algo. Tengo los tesoros que he construido hacia el cielo”

Cuando era un niño, jugué muchas cartas. Me consideraba el jugador campeón de mi vecindario. Sin embargo, uno de los niños más grandes de la cuadra decía que él era el mejor. Razoné que era solo porque no había jugado conmigo.

Un día él me retó a un juego. Antes de que pudiera decir otra palabra, ya yo estaba sentado al otro lado de la mesa acomodando las cartas. Él dijo “Tú primero”. Pensé, “Está bien, pondré el patrón al juego”. Intercambiamos algunas cartas.

Muy pronto el me dio una carta y me dijo “Sáltala” Lo salte. Me dio otra, “Sáltame” Lo salte. Otra. Esto fue mucho más sencillo de lo que había pensado.

Hasta este día, aún puedo recordar la sonrisa en su cara cuando tomo unas cartas y fue, plop, plop, plop, “Hazme rey” ¡Hazme rey! Tumbo cada carta que tenía en la mesa en un solo turno.

A ningún jugador de damas le importa perder un poco de cartas cuando está dirigido al territorio real.

Este es el mejor consejo y consuelo que puedo darte: “Cuenta toda la alegría cuando caigas en todo tipo de problemas y pruebas, sabiendo que el tratamiento a nuestra fe está diseñado para hacernos madurar y lucir como Jesús”

Una vez más, Chris, espero que esto te sea útil. Que Dios te de una gran gracia para los próximos días y que te moldee para ser como Jesús.

Atentamente, Roger.

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Dr. Roger Barrier se jubiló como un pastor de enseñanza avanzado de la Iglesia Casas en Tucson, Arizona. Aparte de ser un autor y vocero en conferencias, Roger ha sido mentor y ha enseñado a miles de pastores, misioneros y líderes cristianos alrededor del mundo. La Iglesia Casas, en donde Roger sirvió a través de su carrera de treinta y cinco años, es una mega-iglesia conocida por su ministerio bien integrado y multi-generacional. El valor de incluir nuevas generaciones está integrado en Casas para ayudar a la iglesia a moverse más allá del siglo veintiuno. El Dr. Barrier tiene títulos de la Universidad Baylos, El Seminario Bautista Teológico del Suroeste y el Seminario Puerta Dorada en Grecia, religión, teología y cuidado pastoral. Su libro popular “Escuchando la voz de Dios”, publicado por Bettany House, está disponible en su segunda edición en thai y portugués. Su último trabajo es “¿Tienes coraje? ¡Hazte Santo! Haz la oración que Dios garantiza responder”, de Xulos Press. Puedes encontrar a Roger en su blog “Predícalo, Enséñalo” el sitio de enseñanza pastoral fundado con su esposa, la Dra. Julie Barrer.