Marzo 14

El hombre digno de nuestra esperanza

1 Peter 1:3-5

El tema de la resurrección de Cristo no es cuestionable teológicamente. Hay muchos que piensan que es suficiente creer que vivió y murió. Pero la restauración a la vida del Salvador es fundamental para lo que Él dijo sobre su identidad, y para el cristianismo como fe. Retomando nuestra pregunta del devocional de ayer, tenemos que preguntarnos qué hombre es éste que resucitó de los muertos.

La respuesta es que Jesucristo es el Hijo de Dios, quien murió por nuestros pecados y resucitó, porque la muerte no tenía poder sobre Él. La resurrección autenticó todo el ministerio de Jesucristo. Él dijo e hizo cosas, desde el principio, para revelarse como Señor. Cuando el Cordero de Dios, el sacrificio perfecto por el pecado, venció la muerte, confirmó su identidad. ¿Quién sino el Creador podía volver por sí mismo a la vida?

Podríamos también responder la pregunta diciendo que la clase de hombre que regresa de entre los muertos es digno de nuestra esperanza. Puesto que Jesucristo confirmó el poder de Dios para dar vida eterna a sus seguidores, su existencia terrenal no marcha hacia un fin, sino que es el primer capítulo de una hermosa e infinita relación con Dios. Pablo dijo que en la muerte, los cristianos están ausentes de sus cuerpos y presentes al Señor (2 Co 5.8). ¡Así que lo mejor está por venir!

Aparte de la resurrección del Señor Jesús, no hay esperanza. Quienes van tras su propia versión de inmortalidad no tienen ninguna seguridad de vida después de la muerte, porque no hay ninguna. Pero los creyentes enfrentan la muerte con la confianza de que nada puede separarlos del amor de Dios. La muerte es apenas un corto viaje al hogar celestial.

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