Septiembre 25

La excelente práctica del ayuno

NEHEMÍAS 1.1-11

El hermano de Nehemías llegó de Judá con malas noticias: los israelitas que vivían en Jerusalén estaban angustiados. Al enterarse de su sufrimiento, Nehemías ayunó y oró al Señor durante varios días. Durante ese tiempo, descubrió que Dios quería que pidiera ayuda al rey de Persia.

Ayunar es una disciplina espiritual que nos ayuda a centrar nuestra atención en el Señor y descubrir su voluntad, para que podamos actuar de acuerdo a ella. Las personas ayunan de diversas maneras: algunas evitan los alimentos, mientras que otras se abstienen de varias actividades. El período de tiempo puede variar también. Pero el enfoque en cada caso debe ser el mismo: buscar a Dios, y descubrir su voluntad.

Cuando nos negamos a nosotros mismos suceden varias cosas. Primero, el Espíritu Santo nos ayuda a dejar de lado los asuntos terrenales. Las relaciones, el trabajo y el placer ocupan un lugar secundario al concentrarnos en Dios y sus propósitos. Segundo, nuestra atención se desplaza de nosotros al Señor. Nuestra manera de pensar se vuelve más clara, y nuestra capacidad para entender los planes de Dios se agudiza, porque no estamos distraídos en otras cosas.

Tercero, el Señor nos limpia espiritualmente. Su Espíritu nos convence de alguna actitud o conducta pecaminosas. Después de confesar nuestro pecado, somos perdonados y limpiados (1 Jn 1.9).

Cuando nos lleguen noticias inesperadas, como a Nehemías, es posible que nos preocupemos. Él sabiamente buscó al Señor mediante el ayuno y la oración. Esta excelente práctica puede ayudarnos a nosotros también a escuchar con claridad a nuestro Padre celestial y a enfrentar cada situación.

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