Nicki Koziarz

5 de diciembre de 2022

La mamá que necesitan
NICKI KOZIARZ 

Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19 (NBLA)

En cada temporada de maternidad que he experimentado hasta ahora, me he encontrado en momentos en los que me siento perdida, que no sé qué hacer.

Cuando regresaba a casa del hospital con mis bebés recién nacidos y en esos días siguientes, recuerdo mirarlos y preguntarme, bien, ¿y ahora qué hago?

Ahora, en noches recientes, con lágrimas frescas de frustración derramadas sobre mi blusa por rebeldía adolescente, me encuentro preguntándole a Dios, bien, ¿y ahora qué hago?

La verdad es que no puedo pensar en muchas ocasiones (incluso fuera de las luchas en mi rol de madre) en las que he orado pidiendo sabiduría sobre lo siguiente que debo hacer y que simplemente me ha llegado la respuesta.

Si necesito una respuesta inmediata, por supuesto oro brevemente pidiéndole a Dios Su ayuda, y llamo a alguna amiga de confianza o mando un mensaje de texto. Pero la mayoría de las veces, la sabiduría llega lentamente como un entendimiento gradual de lo que debe suceder. La sabiduría divina proviene de experiencia, tiempo y crecimiento gradual con Dios.

El orar y tomarme el tiempo para entender la Biblia poco a poco son maneras en las que experimento crecimiento. Y entonces, una de las oraciones que he hecho pidiendo por sabiduría a través de los años es: Dios, por favor hazme la mamá que (insertando el nombre de mi hijo/a) necesita, no la mamá que él/ella quiere

Esta oración surgió de entender Filipenses 4:19 un poco mejor de lo que solía hacerlo. Pablo, el autor de estas palabras, las estaba escribiendo específicamente a la iglesia de Filipos acerca de su generosidad financiera: “Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

Si bien no debemos sacar este versículo fuera de contexto y usarlo para creer que Dios nos dará todo lo que queremos, estas palabras, esta promesa de Dios, puede extenderse a todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la necesidad de sabiduría. Pero tenemos que hacer una pausa y entender la diferencia entre nuestras necesidades y nuestros deseos.

La mamá que mis hijos quieren es súper “relajada” con respecto al lavado de ropa y el desorden. Ella es siempre comprensiva con respecto a las tareas escolares incompletas como también otros quehaceres pendientes. Nunca pierde la paciencia en sus días malos, es generosa con el dinero y siempre es divertida.

Aunque esas son buenas cualidades, esa no es la mamá que siempre necesitan.

A veces necesitan recordatorios firmes para hacer las cosas y esforzarse para ser la mejor versión de quien Dios creó que fueran. Entre más le pido a Dios para que me muestre lo que mis hijos necesitan, Él me da más vistazos sobre sus corazones.

Y a veces, cuando sus decisiones me hacen sentir que estoy llegando al límite, Dios me recuerda que mis hijos necesitan una mamá que ora y confía en que serán la mejor versión de la persona que terminarán siendo.

Entonces cuando no sabemos qué hacer, ya sea en la crianza o en una área distinta de la vida, necesitamos pedirle al Señor que sea el Dios que necesitamos, no el Dios que queremos… Él es siempre sabio. Y esta oración simple que hago por mis hijos puede trasladarse a cualquier área de nuestras vidas: amistades, trabajos, roles voluntarios…

Dios, muéstrame lo que esta persona necesita de mí el día de hoy.

Pero también debemos estar preparadas cuando Dios nos muestra lo que ellos necesitan y eso refleja las mismas cosas que nosotras necesitamos de Dios… gracia, misericordia, amor, bondad y compasión.

En última instancia, cuando nuestra perspectiva de Dios está basada en la necesidad, y no en el deseo, fluirá en todas las áreas de nuestras vidas.

Cuando nos preguntemos ¿qué se supone que debo hacer?, es posible que no tengamos una respuesta instantánea. Pero podemos tener un proceso con Dios, el Dios en quien podemos confiar que nos ayudará hasta que la respuesta se aclare.

Dios, gracias por ser el Dios que necesitamos. Ayúdanos a redefinir nuestros deseos en todas las áreas de nuestras vidas. En el Nombre de Jesús, Amén. 

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Salmo 23:1, El SEÑOR es mi pastor, Nada me faltará. (NBLA)

¿Puedes pensar en algún momento en el que respondiste a lo que alguien necesitaba de ti (gracia, misericordia, perdón, etc.)? ¿En qué áreas de tu vida tienes necesidades? Escribe en un diario tus pensamientos hoy y pídele a Dios que te muestre lo que más necesitas de Él. Luego comparte con una amiga lo que Dios te está mostrando y compártelo con nosotras en los comentarios.

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