Blair Linne

4 de agosto de 2022

¿Qué haces cuando estás en una temporada de sequía?
BLAIR LINNE

Allí me encontraré contigo y te hablaré desde encima de la tapa de la expiación, entre los querubines de oro que están suspendidos sobre el arca del pacto. Desde allí te daré mis mandatos para el pueblo de Israel. Éxodo 25:22 (NTV)

Cuando reflexiono sobre mis casi 20 años como creyente, sé que hay momentos en que parecía mucho más comprometida con Dios de lo que he estado últimamente.

Ahora siento que mi capacidad de atención es la duración de un video corto de YouTube. Me he distraído con demasiada facilidad. Algunos días no quiero leer la Biblia, y he pasado períodos sin oración que me avergüenzan de pensar que puedo ser tan independiente. Me he sentido atrapada en una temporada de sequía espiritual.

¿Alguna vez te has sentido así?

Es como si estuvieras en un desierto espiritual, caminando a través de la arena pesada. Un desierto donde las disciplinas espirituales, que están destinadas a acercarte a Dios, se sienten como una guerra en lugar de gozo. Lo desalentador es que cuanto más nos mantenemos alejados del alimento constante del Señor, más difícil es escuchar Su voz cuando Él nos llama a salir de nuestro lugar seco.

Pero recientemente me encontré con un pasaje que se sentía como un oasis en medio de mi desierto. Escuché a Dios hablar tan claramente. Esta Escritura me recordó mi única esperanza de encontrarme con Dios y escucharlo hablar:

Allí me encontraré contigo y te hablaré desde encima de la tapa de la expiación, entre los querubines de oro que están suspendidos sobre el arca del pacto. Desde allí te daré mis mandatos para el pueblo de Israel (Éxodo 25:22, énfasis propio).

En Éxodo, Moisés escribió acerca de la experiencia de los israelitas en el desierto. Los israelitas, como nosotras, vivían entre dos realidades. Habían sido liberados de la esclavitud, pero aún no habían llegado a la tierra prometida. Mientras viajaban del Monte Sinaí a Canaán, Dios les dijo que construyeran un tabernáculo, donde se guardaba el “arca del pacto”.

El arca albergaba las dos tablas que tenían la ley de Dios escrita en ellas. La ley que nosotros, los hijos e hijas de Adán, no podemos guardar. Esta ley perfecta condena a la humanidad y apunta a la santidad de nuestro Creador. Estos mandamientos santos que he transgredido a menudo.

Lo que me asombró fue uno de los artículos que Dios instruyó a Su pueblo a colocar sobre el arca del pacto, que se encontraba detrás del velo en el Lugar Santísimo. Dios les dijo que pusieran un propiciatorio sobre el arca. Este no era un asiento real, sino un “lugar de misericordia” para propósitos de expiación.

Me asombra que Dios no haya colocado un tribunal (lugar de juicio) sobre el arca, para cubrir el lugar donde se guardaba la ley. Era un lugar de misericordia que cubría la ley.

Es la misericordia de Dios la que cubre el castigo de la ley y nos ha puesto para siempre en la presencia de Dios. Dios se reunió con los israelitas a través del mediador, el sumo sacerdote, “desde encima de la tapa de la expiación” (Éxodo 25:22) a través de los querubines de gloria (Hebreos 9:5).

Esta misericordia se extendió a Su pueblo del pacto para que Él pudiera estar con ellos. El propiciatorio también era una sombra que señalaba a nuestro gran Sumo Sacerdote, Jesús, a través de quien la misericordia permanente ha llegado y ha cubierto una multitud de pecados, pero no antes de que el juicio que merecíamos fuera puesto sobre nuestro Cordero inmaculado.

Jesús asumió un asiento de juicio para que podamos tener acceso a Su asiento de misericordia. Jesús cumplió la ley por nosotras a través de Su vida sin mancha y extendió misericordia a nosotras a través de Su muerte sacrificial, y ahora podemos morar con Él debido a Su resurrección y reinado eterno.

¿Te cuesta ver cómo salir de este lugar seco?

¿Te estás preguntando si tu pecado te mantendrá alejado de la presencia del Dios santísimo?

Hay misericordia donde mora Dios. Y hoy Su morada ya no está en una tienda hecha por manos, por el Espíritu, Él mora dentro de nosotras en este momento, si tenemos fe en Él.

Padre, te agradezco que estés con nosotras hoy, a pesar de cómo nos sintamos o por lo que estemos pasando, debido a Tu misericordia extendida a través de nuestro gran Sumo Sacerdote, Jesús. Ayúdanos a perseverar hasta el final, sin importar lo que venga en este desierto, mientras viajamos al cielo, nuestra tierra prometida. En el Nombre de Jesús, Amén. 

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¿Estás tentada a rendirte y darte por vencida porque todo lo que te rodea se siente tan difícil? ¿Te sientes desesperada porque sientes que no hay nada que puedas hacer al respecto? Todas podemos identificarnos con estos momentos, pero debemos recordarnos que cuando nada parece estar funcionando, podemos recurrir a la Palabra de Dios. Si en este momento te encuentras agotada, queremos ayudarte a seguir adelante. Descarga nuestro recurso gratuito, Cuando parece que nada funciona: oraciones para los momentos difíciles para ayudarte a orar a través de las Escrituras, cuando encontrar las palabras adecuadas para orar parece imposible.

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Romanos 12:1, Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes. (NBLA)

Mateo 5:7, »Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. (NBLA)

¿Cómo puede el reflexionar sobre la misericordia del Señor ayudar a silenciar la voz de la vergüenza o diálogo crítico interno y acercarte a Dios? Déjanos saber lo que piensas en la sección de comentarios.

¿Quién en tu vida necesita misericordia hoy, y cómo puedes ser una vasija para mostrársela?

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