Meredith Houston Carr

14 de febrero de 2024

Un amor supremo como ningún otro
MEREDITH HOUSTON CARR

Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! 1 Juan 3:1a (NTV)

Antes de ser madre, la gente a menudo me decía que si elegía tener hijos, experimentaría “un amor supremo como ningún otro”. Así que cuando tuve a mi hijo, estaba segura de que este nuevo papel satisfaría todas mis necesidades de amor.

Sin embargo, no tardé en descubrir que, aunque se trataba de un amor como ningún otro, un dolor que conocía continuaba a picotear mi alma.

Era el mismo dolor que había intentado ahuyentar en el pasado con relaciones románticas anteriores, con una casa o con nuevas oportunidades profesionales emocionantes. El mismo dolor que parecía que ningún amor terrenal podía aliviar.

Me pregunto si tu alma también tiene un anhelo similar. ¿Anhelas un amor que satisfaga tu corazón hasta lo más profundo?

En nuestra frágil humanidad, naturalmente buscamos relaciones terrenales para llenar nuestros “tanques de amor”. El día de San Valentín nos bombardea con el romanticismo, rosas y el mensaje de que por fin nos sentiremos lo suficientemente amadas si solo encontramos a esa persona especial.

Sí, parece que siempre buscamos un amor sin igual. Y la noticia emocionante es: ¡ese amor supremo como ningún otro existe! Pero no es el amor de un cónyuge, amigo o padre. Es el amor de nuestro Padre celestial por Sus hijos.

El versículo clave de hoy, escrito por Juan, “el discípulo a quien Jesús amaba” (Juan 13:23, NTV), podría haber sido escrito originalmente para los antiguos cristianos, pero también contiene la verdad que nuestros corazones hambrientos de amor necesitan escuchar hoy:

Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! (1 Juan 3:1a).

En una simple frase, vemos cómo pueden cesar todos nuestros esfuerzos y búsquedas. Toda nuestra búsqueda de amor en los lugares equivocados se paraliza cuando nos detenemos y nos sentamos con la verdad de que Dios nos eligió a pesar de nuestras fragilidades y fracasos.

Tú y yo, querida, somos hijas e hijos adoptivos, elegidos por Dios si confiamos en Jesús como nuestro Salvador.

Él conocía la profundidad de nuestra necesidad y por eso eligió colmarnos con un amor que llega a los lugares más tiernos y vulnerables de nuestros corazones, lugares que solo Su afecto puede tocar.

Todo amor terrenal, ya sea en la amistad, matrimonio, paternidad o cualquier otra relación, es una hermosa bendición adicional y un regalo que podemos disfrutar con gratitud. Pero solo Dios satisface la necesidad de nuestras almas de ser amadas de manera pura, perfecta y completa.

Tal vez te cueste aceptar este amor porque hoy te has mirado en el espejo y solo has visto una etiqueta.

Sola.
No amada.
Olvidada.

Pero tú, amiga mía, no eres nada de eso. Eres una hija de Dios muy amada y elegida con un propósito. Por lo tanto, el amor supremo como ningún otro ya es tuyo, aquí y ahora.

¿Te acercarás y lo recibirás?

Padre, gracias por el amor que nos prodigas. Qué privilegio es ser llamadas Tus hijas. Ayúdanos a caminar con valentía en esa identidad y a vivir amadas hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

El enemigo de nuestras almas quiere que nos sintamos rechazadas … excluidas, solitarias e inferiores. En Sin invitación, Lysa TerKeurst comparte sus profundas experiencias personales con el rechazo, desde el prejuicio percibido por parte de una mujer en el gimnasio, hasta el doloroso abandono de su padre en su niñez. Se propone examinar las raíces del rechazo como también inspirarnos a dejar de sentirnos excluidas porque somos escogidas cuidadosamente por Dios. De hecho, somos destinadas para un amor que nunca disminuye, ni se quebranta, ni se conmueve, ni es arrebatado: un amor que no nos rechaza ni nos deja sin invitación.

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PROFUNDICEMOS

Romanos 8:38-39, Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (NBLA)

¿Cómo sería para ti sumergirte en la realidad del amor inquebrantable de Dios por ti, Su hija? ¿Qué medida práctica y tangible puedes tomar esta semana para sentirte satisfecha con el amor que Dios te tiene? Comparte tus pensamientos con nosotras en los comentarios.

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