1. Vive en una misión… luego encuentra una esposa

En vez de hacer del matrimonio tu misión, haz que esta sea la causa global de Dios y el avance del evangelio donde te encuentres, y busca a alguien que busque lo mismo. Si esperas casarte con alguien que ame apasionadamente a Jesús y lo haga conocido, es mejor ubicarte en una comunidad de personas comprometidas con esa causa. Únete a un grupo pequeño, no un grupo de cristianos solteros sino uno que tenga una misión en común. Involúcrate en un ministerio de tu iglesia comprometido con los alejados de la comunidad. Enfócate y estarás propenso a encontrar un ayudante.

  1. Mantén el fin a la vista

En todas tus citas, mantén tu última primera cita en mente. La única cosa por la que vale la pena ir a citas es por un matrimonio –uno de por vida, un amor de toda la vida como el que siente Jesús por nosotros. Nada más vale la pena todos los riesgos que tomamos cuando comenzamos a compartir nuestro corazón con alguien más. Nada más puede protegernos de sumergirnos muy rápido o saltar cuando las cosas se ponen duras. Nada puede destacar tanto como decir algo significante sobre Jesús. El matrimonio tiene que ser la gran y hermosa meta de nuestras citas antes de estar listos para tener una cita real.

  1. Vale la pena perseguir el matrimonio

Cuando las ratas de divorcio son altas y los matrimonios sobrevivientes entre nosotros infelices –y cuando hay un montón de cosas buenas para mantenernos ocupados—un montón de hombres y mujeres jóvenes en sus veinte y treinta se han rendido ante el matrimonio o por lo menos lo hemos descartado de nuestros planes y sueños. Algunos de nosotros han tratado de salir y ha salido mal –confusiones, rechazos, fracaso sexual, rompimientos, o cualquier otra cosa que dañe nuestra relación. Con todo el dolor, fracaso y fricción, no vale la pena ¿o sí?

Un montón de personas solteras necesitan que se les recuerde que el matrimonio es espectacular y necesario en nuestras sociedad y eso debido a que pertenece a Dios. La belleza del matrimonio sobrepasa los beneficios funcionales, relacionales, sociales, y sí, incluso los beneficios sociales. Para los creyentes e Jesús, la importancia del matrimonio debe ser profundamente espiritual, misionera y eterna.

  1. Tu novio o novia no son sustitutos de Dios

Mucha gente ha tratado de encontrar la felicidad, significado o sentido de pertenencia en los brazos de un hombre o una mujer. El matrimonio pareció la respuesta por un rato –unos cuantos años, meses, minutos—luego se quedó corto. Los dejó esperando, demandando más del matrimonio, sin ver que sus demandas eran muchas para un matrimonio. Culparon a su vacío, soledad y falta de alegría en el matrimonio en vez de ver que nunca estuvo para satisfacer sus necesidades a profundidad. Hay muchas razones malas para casarse. Y lo peor es que pensamos que él o ella podrían ser lo que solo Dios puede ser para nosotros.

  1. La Biblia es el mejor libro de citas

Muchos de nosotros dejamos la Biblia como una estatua en nuestro estante porque pensamos que tiene poco que ver con nuestras vidas diarias. Las cosas han cambiado con el tiempo, así que pensamos que necesitamos nuevos consejos. Pensamos que las voces hoy en día tienen mejores perspectivas y mejores cosas que decir acerca del presente simplemente porque vivimos en este. La Biblia tuvo su momento, y estamos agradecidos por eso.

Pero lo que de verdad necesitamos para cualquier decisión, situación o relación que enfrentemos este año es la palabra de Dios. La Biblia dice mucho acerca de cómo debemos relacionarnos unos a otros y específicamente acerca de cómo se relacionan los hombres y mujeres. Incluso con sesenta y seis libros y más de ochocientas mil palabras, la Biblia no puede hablar específicamente a todo lo que cada cristiano experimentará en este mundo a través de la historia. Pero promete decir cosas significativas a todos, incluyendo acerca de nuestra búsqueda del matrimonio.   

  1. Ir a citas es un deporte grupal

Así como cualquier otra área de nuestra vida cristiana, necesitamos el cuerpo de cristo mientras pensamos con quien salir, cuando salir y cuando casarnos. Si bien es raramente conveniente o rápido, ganar la perspectiva de las personas que nos conocen, nos aman y esperan grandes cosas para nuestro futuro pagará sus dividendos. Puede llevarte a tener conversaciones duras o desacuerdos profundos, pero nos forzará a lidiar con cosas que no hicimos o no podríamos haber visto por nosotros mismos. Encontraremos seguridad con una abundancia de consejeros. (Proverbios 11:14)

Invita a otras personas a que miren tu relación. Pasa tiempo con otras personas, parejas y solteros quienes tengan la voluntad de señalar lo bueno, lo malo y lo feo.

  1. La intimidad va de la mano con el pacto

La intimidad—romántica o de otro tipo—es un regalo precioso y hermoso que Dios ha dado a sus hijos. Pero como muchos de los buenos regalos de Dios, debido a nuestro pecado, la intimidad puede ser peligrosa. El corazón humano está configurado para querer intimidad, pero también está configurado para corromper la intimidad –para demandar intimidad de las formas equivocadas o al momento equivocado y para esperar las cosas erradas de la intimidad.

Eso significa que la intimidad entre pecadores es peligrosa, porque somos propensos por naturaleza a herirnos unos a otros –a hacer lo que se siente bien en vez de cuidar a la otra persona, a prometer mucho y muy pronto en vez de ser pacientes y lentos al hablar, a poner nuestra esperanza, identidad, y valor en otros en vez de en Dios. La intimidad es el premio del matrimonio y no de nuestras relaciones antes del matrimonio –la intimidad nunca está segura fuera de un pacto.

  1. Dios da gracia y fortaleza para la castidad

La gracia no deshace los pecados que hemos cometido, pero los redime y los hace funcionar para nuestro bien. Nunca aprueba o hace ver bien al pecado sexual (Romanos 6:1-2).Pero cubrirá cada pecado perdonado y lo alejará tanto como se encuentra el este del oeste, a las partes más profundas, escondidas y olvidadas del mar (Miqueas 7:19).

Tu pasado sexual no puede superar el amor soberano por ti, mostrado en la cruz, y no puede alejarte de una alegría casta, sin culpa y duradera. Eso, sí crees en el único que tomó el pecado por ti, incluso tu pecado sexual, y si te arrepientes y persigues su castidad por su gracia en su fortaleza.

  1. Los rompimientos no son el final

Algunos de los días más oscuros de las personas solteras ocurren luego de un rompimiento. Compartiste tu vida. Mostraron sus dones, hicieron recuerdos y tuvieron sueños juntos –y todo se derrumbó. Ahora, estás de vuelta en la búsqueda del matrimonio, y te sientes más sola que antes, y más lejos del altar porque todo lo que tenías se ha perdido. ¿Y si todas las relaciones terminan así? ¿Y si nunca me caso?

Para aquellos temerosos y con el corazón roto, Dios dice, “Mas ahora, así dice el SEÑOR tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará” (Isaías 43:1-2)

Los rompimientos son a menudo las aguas más profundas y los fuegos más ardientes en la vida del no casado. Pero si confiamos en Dios y corriéramos de Él en nuestro dolor y confusión, es en esas aguas que experimentaremos su cercanía y amor como nunca antes.

  1. Salir a citas de la forma adecuada puede mostrar tu fe en Jesús

De la mejor forma, las citas de cristianos muestran y promueven la fe en Jesús y sus buenas noticias, y va de paso con el evangelio ante el mundo espectador. Quiero que ganemos discípulos saliendo a citas de forma radical, confrontando los paradigmas del mundo y el placer, con sacrificio, sin interés propio y de forma intencional.

Hombres y mujeres en el mundo quieren las mismas cosas que tú quieres: amor, compromiso, conversación, estabilidad y sexo. Y eventualmente ellos verán que el suelo bajo tu vida y relación es más firme que todo lo inestable que han conocido. Ellos verán algo más profundo, fuerte, y más significante entre tú y tu relativo. El mundo se derrama cada vez más, tu relación puede ser una imagen provocativa de tu fidelidad a Cristo y un llamado para seguirlo.  

Esta publicación es adaptada del libro “Todavía sin casarme” de Marshal Segal. Apareció por primera vez en Crosswalk.org. Usado con permiso.

Lee el articulo hermano “10 cosas que deberías saber acerca de estar soltero” y revisa la infografía basada en una encuesta hecha a casi 7,000 lectores.

Marshall Segal (MDiv, Universidad y Seminario de Bethlehem) sirve como asistente ejecutiva de John Piper y es una contribuyente popular en desiringGod.org.