Esta publicación ha sido adaptada de ¿Qué esperabas? Redimiendo las Realidades del Matrimonio por Paul David Tripp. El siguiente artículo fue tomado de Crossway.org, usado con permiso.

Esperando lo esperado

Jim se enfermó y tuvo que renunciar a subir en la escalera corporativa. Esto trajo un estrés a su matrimonio con Jen que él nunca habría anticipado. Brad y Savannah se hicieron cada vez más ocupados dejaron de comunicarse como debían, y su relación pagó el precio. Brent luchó con el pecado por años, y cuando Liz lo descubrió, casi acabó con su matrimonio. India y Frank siempre parecían estar en una batalla por el control. Era un matrimonio agotador. Alfie y Sue nunca parecieron estar en el mismo lugar espiritualmente. Jared y Sally tenían un afecto infeccioso el uno por el otro, pero sus problemas financieros trajeron mucho estrés a su matrimonio. La madre de Jung la llevó a crear batallas de lealtad una y otra vez. Causó un montón de conflictos entre ella y Kim.

Hay dos observaciones que hacer acerca de estos matrimonios. Primero, ninguno era un mal matrimonio. Ninguno hablaba de renunciar. Ninguno había sido infiel. No había abuso ni violencia. Pero ninguno estaba experimentando lo que Dios tenía en mente cuando él creó su unión en primer lugar. Todos ellos estaban sorprendidos de lo que tenían que enfrentar como pareja.

Segundo, todo lo que cada pareja experimentó fue predicho por los mandamientos, principios, proposiciones o la perspectiva en la Biblia. Estas parejas debieron haber esperado lo esperado. Si se hubieran acercado a la Biblia como una ventana maravillosa hacia su matrimonio, habrían sabido que esperar y no hubieran estado sorprendidos por lo que se les atravesó en el camino.

Así que, ¿cuáles son las perspectivas de sabiduría esenciales que las escrituras nos dan que nos permiten tener expectativas realistas para nuestro matrimonio?

1. Estas llevando tu matrimonio en un mundo caído

Todos enfrentamos las mismas cosas. Nuestros matrimonios viven en el medio de un mundo que no funciona como Dios quiere. De alguna manera, tu matrimonio es rozado cada día por el quebranto de nuestro mundo. Quizás simplemente tiene que ver con la necesidad de vivir con las luchas bajas de un mundo quebrantado, o quizás estás enfrentando problemas que han alterado el curso de tu vida y tu matrimonio. Pero hay una cosa segura: No escaparás del ambiente en el cual Dios ha escogido que vivas. No es un accidente que estés llevando tu matrimonio en este mundo caído. No es un accidente que tengas que lidiar con las cosas que lidias.

Dios decidió dejarte en este mundo caído para vivir, amar y trabajar porque es su intención usar las dificultades que enfrentas para hacer algo que de otra forma no hubieras hecho. Verás, la mayoría de nosotros tenemos un paradigma personal de la felicidad. Ahora, no está mal querer ser feliz, y no está mal trabajar a través de la felicidad en el matrimonio. Dios te ha dado la capacidad de disfrute y ha colocado cosas maravillosas a tu alrededor para que disfrutes. El problema no es que tengas la meta equivocada, sino que es una meta muy pequeña. Dios está obrando en algo más profundo, necesario y eterno. Si el no estuviera obrando en esto, él no sería leal a sus promesas a ti. Dios tiene un paradigma personal de la santidad. No te desencajes por el lenguaje usado aquí. Estas palabras significan que Dios está obrando a través de tus circunstancias diarias para cambiarte.

Así que, algún día y de algún modo, este mundo caído y lo que contiene pasaran por tu puerta, no tienes que temer. Dios está contigo y él está obrando para que estas cosas dolorosas resulten en buenas cosas a través de ti.

2. Eres un pecador casado con un pecador

Tú y yo no nos casamos con una persona perfecta. Parece cierto cuando lo lees, pero aunque parezca obvio, muchas personas se casan con expectativas irreales acerca de la persona con la cual se están casando. Acá está el punto: Ambos traen algo a su matrimonio que es destructivo a lo que un matrimonio necesita y debe hacer. Eso es llamado pecado.

La mayor parte de los problemas que enfrentamos en el matrimonio no son intencionales o personales. En la mayoría de las situaciones matrimoniales, no enfrentas dificultades porque tu esposa hizo algo para hacer tu vida complicada. Sí, en momentos de rabia eso puede ocurrir. Pero más a menudo, lo que realmente ocurre es que tu vida está siendo afectada por el pecado, la debilidad y las fallas de la persona con la que vives. Así que, si tu esposa está teniendo un mal día, ese mal día te salpicará de alguna forma. Si tu esposo está enojado con su trabajo, hay una gran posibilidad de que traiga esa rabia a casa con él.

En algún punto, serás egoísta. En alguna situación hablarás de forma poco amable. Habrá momentos de celos, amargura y conflictos. No evadirás esto, porque eres un pecador y estás casado con un pecador. Si minimizas la lucha del corazón que ambos han llevado a su matrimonio, acá está lo que ocurrirá: tenderás a convertir momentos de ministerio en momentos de rabia. Cuando tus oídos escuchan y tus ojos ven el pecado, debilidad o falla de tu esposo o esposa, nunca ocurre por accidente; siempre es gracia. Dios ama a tu esposa, y él está comprometido a transformarlo a él o a ella por su gracia, y él te ha escogido para ser una de sus herramientas regulares de cambio. Así que, él hará que veas, escuches y experimentes la necesidad de tu esposa por un cambio para que puedas ser agente de su rescate.

3. Dios es leal, poderoso y voluntario

Hay una realidad más que tienes que incluir mientras tratas de mirar a tu matrimonio de forma tan realista como sea posible. No solo debes considerar lo caído del mundo en el que vives y el hecho de que ambos están lejos de ser perfectos, pero también debes recordar que no estás sola en esta lucha. La Biblia dice que Dios está cerca, tan cerca que en tu momento de necesidad lo puedes alcanzar y tocar porque no está lejos de cada uno de nosotros (Hechos 17:27). Si, vives en un mal vecindario (mundo caído), y ustedes dos son lejos de ser perfectos (pecado), pero en todo esto no has sido dejado a tu suerte. El Dios que determina tu dirección vive allí contigo y está comprometido a darte todo lo que necesitas.

Considera por un momento lo que la tumba del Señor Jesucristo nos enseña. Primero, nos enseña que Dios es fiel. Siglos antes, luego de que Adán y Eva desobedecieran a Dios, Dios prometió que aplastaría el mal de una vez y por todas. Así que él envió a su Hijo a derrotar el pecado y la muerte por su crucifixión y resurrección. Él hizo una promesa, y él controló los eventos de la historia (grandes y pequeños) para que en el momento justo Jesucristo viniera y cumpliera lo que había sido prometido.

Pero la tumba abierta también nos recuerda que Dios es poderoso. Él es poderoso en autoridad y poderoso en fortaleza. ¿Podría haber una mejor demostración de poder que tener poder sobre la muerte? Por el poder asombroso de Dios, Jesús salió de esa tumba.

La tumba vacía nos señala una cosa más maravillosa. Nos enseña que Dios tiene voluntad. ¿Por qué iría a tales instancias para ayudarnos? ¿Por qué se preocupa por vernos e incluso rescatarnos?  ¿Por qué sacrificaría a su único hijo? Porque tiene la voluntad. Tú y yo necesitamos reconocer que su voluntad estuvo motivada no por lo que vio, sino por lo que está dentro de él. Él tiene la voluntad porque él es la definición de piedad.

No estés solo

Así que, cuando pecan contra ti o cuando el mundo caído derrumba tu puerta, no huyas. Quédate en tu debilidad y confusión y di "No estoy sola. Dios está conmigo, y él es fiel, poderoso y tiene voluntad" Puedes ser realista y tener esperanzas al mismo tiempo. Las expectativas realistas no se tratan de esperanza sin honestidad, y no tratan de honestidad sin esperanza. El realismo se encuentra en la intersección de la honestidad desvergonzada y la esperanza sin compromiso. La palabra y gracia de Dios hacen ambas posibles en tu matrimonio.

¿Son tus expectativas por tu matrimonio realistas?

Paul David Tripp (DMin, Seminario Teológico de Westminster) es un pastor, autor y conferencista internacional. Él también es el presidente de los Ministerios de Paul Tripp, profesor de la vida y cuidado pastoral en el Seminario de Redención y director ejecutivo del Centro de Vida y Cuidado Pastoral, bajo los auspicios de la Asociación de Consejeros Bíblicos. Él ha escrito un número de libros populares de la vida Cristiana, incluyendo: ¿Qué esperabas?, Llamado Peligroso, Sexo y Dinero, Nueva Piedad de la Mañana y Temor. Él vive en Filadelfia con su esposa Luella y tienen cuatro hijos adultos. Para más información y recursos visita paultrippministries.org