“Es mayor bendición dar que recibir” Es lo que dijo el señor Jesús. El apóstol Pablo citó esas mismas palabras a los ancianos en efesios, mientras les recordó su propio patrón de sacrificio personal en representación de la iglesia de Dios (Hechos 20:35). Esta simple declaración desde los labios del hijo de Dios sirve como un resumen conciso de un principio bíblico, de que Dios bendice las donaciones generosas y fieles.

Esto no es el evangelio de la salud, riqueza y prosperidad tan popular hoy en día entre las celebridades predicadoras o el tonto de mensaje que dice “Si le das a Dios $1000 hoy, entonces Él te dará $2000 mañana” Ese es un falso evangelio, una mentira umbilical comúnmente propagada por charlatanes religiosos. Sin embargo, si algunas personas usan mal o abusan de sus propias ganancias personales, hay un principio bíblico que no debemos ignorar. Considera dos ejemplos de la palabra de Dios:  

“Honra al SEÑOR con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.” (Proverbios 3:9-10)

“Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos y no los habéis guardado. Volved a mí y yo volveré a vosotros dice el SEÑOR de los ejércitos. Pero decís: "¿Cómo hemos de volver?" ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: "¿En qué te hemos robado?" En los diezmos y en las ofrendas. Con maldición estáis malditos, porque vosotros, la nación entera, me estáis robando. Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto dice el SEÑOR de los ejércitos si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:7-10)

Hay mucho que aprender de la alegría de dar (donaciones de gracia) – mucho que enseñar en una simple publicación de un blog. Sin embargo, permíteme llevar tu atención a un pasaje clave que necesitamos para entender. En 2 Corintios 8:1-9, el apóstol instruye a los corintios a establecer a creyentes específicos como ejemplo a seguir. Al hacer esto, él demuestra cómo es la donación fiel y generosa y establece una base sobre la cual se crea esta instrucción.  

“Ahora, hermanos, deseamos haceros saber la gracia de Dios que ha sido dada en las iglesias de Macedonia; pues en medio de una gran prueba de aflicción, abundó su gozo, y su profunda pobreza sobreabundó en la riqueza de su liberalidad. Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aún más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad, suplicándonos con muchos ruegos el privilegio de participar en el sostenimiento de los santos; y esto no como lo habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios. En consecuencia, rogamos a Tito que como él ya había comenzado antes, así también llevará a cabo en vosotros esta obra de gracia. Mas, así como vosotros abundáis en todo: en fe, en palabra, en conocimiento, en toda solicitud, y en el amor que hemos inspirado en vosotros, ved que también abundéis en esta obra de gracia. No digo esto como un mandamiento, sino para probar, por la solicitud de otros, también la sinceridad de vuestro amor. Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros por medio de su pobreza llegarais a ser ricos.”

El ejemplo de las donaciones en las Iglesias de Macedonia ofrece tres cualidades admirables de donaciones llenas de gracia que deberíamos seguir.

La donación llena de gracia es sacrificial

Los creyentes en Macedonia no eran ricos. De hecho, su situación era la opuesta. Ellos experimentaron una “prueba severa de aflicción” y vivieron en “extrema pobreza”. Incluso, ellos “Fluyeron en una riqueza de generosidad”. Fielmente, la donación generosa no procrastina, No deberíamos esperar hasta que podamos darnos el lujo de dar generosidad al trabajo del Señor a través de la iglesia, debemos dar primero y luego aprender a vivir con el resto.

La donación llena de gracia no es egoísta

Los creyentes en Macedonia estaban más preocupados por las necesidades de los apóstoles que de las suyas propias. No daban únicamente lo que podían, sino más allá de sus medios. Era tan sincero su deseo de dar a la obra del Señor que le pedían más oportunidades a los apóstoles de donar como un “favor”.

La donación llena de gracia es espiritual

Los creyentes en Macedonia dieron generosamente porque “se ofrecieron a sí mismos al Señor primero y luego por la voluntad de Dios a nosotros”. Dar su dinero a los trabajos del Señor era la consecuencia natural de la rendición de sus voluntades a Dios en sumisión obediente. Es realmente importante que entendamos esto. Nuestra donación no es una decisión financiera. Es un asunto de corazón. Cuando nuestros corazones han sido superados por la gracia de Dios hacia nosotros a través de Jesucristo, dar nuestros recursos materiales ya no es una batalla.

Como termina el apóstol usando al pueblo de Macedonia como un ejemplo a seguir, Él enaltece al Señor Jesús como el ejemplo final de una donación llena de gracia. “Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, sin embargo, por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros por medio de su pobreza llegaréis a ser ricos.” Jesús, el Hijo de Dios, vivió eternamente en infinitas riquezas en la gloria de los cielos. Aun así, Él dejó esa riqueza para tener una vida libre de pecado en esta tierra, en pobreza, con la finalidad de darse a sí mismo para el sacrificio final por nuestros pecados. Como resultado, tú y yo podemos ser espiritualmente ricos mientras nos aferramos al Señor del evangelio y vivimos en la luz de su gracia salvadora.

La donación generosa es un reflejo de la gracia de Dios hacia nosotros en Jesucristo. Es una respuesta al evangelio. Tómate un momento para considerar tu donación a la obra de Dios a través de tu iglesia local. ¿Es leal? ¿Es generosa? ¿Es un reflejo certero de la gracia de Dios?

Este post ha sido adaptado del sermón del domingo pasado, La Alegría de La Donación Agraciada, Parte 1.

Paul Tautges se desempeña como pastor en la comunidad cristiana de Cornerstone en los suburbios de Cleveland, Ohio, después de haber sido pastor por 22 años en Sheboygan, Wisconsin. Paul es autor de ocho libros, incluyendo Aconsejándonos el Uno al Otro, Cielos de Latón y Consolando a los Afligidos, y contribuyó con capítulos a dos volúmenes producidos por la Coalición de Consejería Bíblica. También es el editor consultor de la serie LifeLine Mini-Book de Shepherd Press. Paul es miembro de ACBC (Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados). Él y su esposa, Karen, son padres de diez hijos (tres están casados) y tienen dos nietos. A Paul le gusta escribir como medio para cultivar el discipulado entre creyentes y, por lo tanto, bloguear regularmente en Aconsejándonos el Uno al Otro.