Este artículo es un extracto de mi libro, La Oración que Pone el Mundo Al Revés: La Oración del Señor como Manifestación de Revolución. Esta publicación es la segunda de una serie de ocho partes acerca de la oración del Señor.

Como cristiano, ¿quieres aprender a orar de forma más leal? ¿Necesitas aprender más acerca de la oración? Uno de los regalos más grandes que Cristo nos da es la instrucción en cuanto a la oración. De forma interesante, fueron los discípulos quienes pidieron a Jesús que les enseñara. Lucas 11:1 nos cuenta que los discípulos vinieron a Jesús e hicieron una clara petición : "Señor, enséñanos a orar como Juan (el bautista) enseñó a sus discípulos". También es increíblemente interesante que cuando Jesús honró la petición de los discípulos, lo primero que les enseñó fue cómo no orar.

A menudo, antes de poder entender realmente cómo hacer algo importante, tenemos que aprender cómo no hacerlo.

Antes de que ores: algunas cosas que Jesús quiere que recuerdes

No ores como los hipócritas

La primera cosa que Jesús nos dice mientras nos preparamos para orar es "no sean como los hipócritas". Jesús condena todas las formas de hipocresía pero acá él habla de una hipocresía bastante específica, la hipocresía pública. Como hemos visto, esta muestra de hipocresía es una que busca la atención personal mediante la piedad. Jesús explica el motivo interior de este tipo de hipócritas: "Esos que aman estar y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, donde puedan ser vistos por otros. De cierto os digo, han recibido su recompensa"

Por supuesto, históricamente, Jesús se refiere a las oraciones ostentosas de los fariseos, pero necesitamos verlo como una tentación para nosotros también. Tú y yo podemos sucumbir fácilmente a la tentación de involucrarnos en oraciones hipócritas que tratan acerca de Dios en su dirección formal, pero está muy lejos de venir de nuestros corazones.

Jesús no solo describe lo que no quiere que sus discípulos hagan, sino también lo que se supone que hagan: “Pero cuando ores, ve a tu habitación y cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará". Tener una habitación privada para orar, puede ser una herramienta muy útil para tu devoción personal hacia Dios. Aun así, la enseñanza de Jesús aquí no sugiere que el principal problema es la arquitectura. La idea en este pasaje es la reclusión. El problema real no es tanto el lugar en el que oras, sino orar en secreto para no mostrar tu piedad ante otros.

Cuando oramos a solas, oramos porque estamos buscando comunión con Dios. En esa soledad descubrimos que la verdadera oración ocurrirá porque no estamos simulando frente a nadie. El resultado de orar de esta manera es una recompensa del Padre en el cielo. El Padre que conoce lo que se ha hecho en secreto recompensará a aquellos que oran en secreto.

No ores para impresionar

La primera corrección que Jesús ofrece es que no deberíamos orar para impresionar a las personas. La segunda corrección que Jesús hace es que no debemos orar para impresionar a Dios: "Y cuando oren, no usen frases vacías como hacen los gentiles, porque creen que serán escuchados por sus palabras. No sean como ellos, porque el Padre sabe lo que necesitan antes de que lo pidan". Dios no busca palabras largas, oraciones largas y repeticiones sin sentido. No impresionamos a Dios con nuestras grandes oraciones. Jesús no solo nos advierte acerca de las oraciones hipócritas fariseas, también nos advierte acerca de las oraciones de los gentiles paganos que pensaron que serían escuchados por sus palabras. Apilaron frases sin sentido con repeticiones sin sentido...

Encontramos algo similar en 1 Reyes 18 en la batalla de los dioses en el Monte Carmelo. Los sacerdotes paganos eran furiosamente repetitivos en sus oraciones y trabajaron para obtener la atención de sus dioses, tanto que incluso laceraron sus cuerpos para atraer el interés de sus dioses en sus actividades. Elías usó esto como una oportunidad de dar un poco de teología a la oración. Debido a la falta de respuesta de Baal, Elías se burló de los sacerdotes de Baal diciendo: "Clamad en voz alta, pues es un dios; tal vez estará meditando o se habrá desviado, o estará de viaje, quizá esté dormido y habrá que despertarlo." Luego Elías demostró que Dios no se impresiona por nuestras extensas palabras. Su oración fue simple: "Oh SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que he hecho todas estas cosas por palabra tuya. Respóndeme, oh SEÑOR, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, oh SEÑOR, eres Dios, y que has hecho volver sus corazones" (1 Reyes 18:37).

Mateo 6:8 es uno de los versos más importantes para poder entender la oración del Señor: "El Padre sabe lo que necesitan antes de que lo pidan". Si venimos a entender que nuestro Padre conoce nuestras necesidades antes de que le pidamos, entonces en vez de alejarnos de la oración, nuestra vida de oración será completamente transformada. Veremos un Dios soberano que está listo y que es capaz de responder a nuestras oraciones, y quien dirige todas las cosas para nuestro bien y su gloria. Una teología bíblica sólida de Dios informa cómo entendemos lo que hacemos cuando venimos ante su trono de gracia con nuestros requerimientos y necesidades.

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