Una oración por un corazón sin culpa

por Alistair Begg

“Te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la garra de los violentos.” Jeremías 15:21

Fíjate en la naturaleza personal de esta promesa: “Lo haré”. El Señor Jehová mismo interviene para liberar y redimir a Su pueblo. Se compromete personalmente a rescatarlos. Su propio brazo lo hará, para que pueda tener la gloria. No se dice ni una palabra de ningún esfuerzo que sea necesario para ayudar al Señor. Ni nuestra fuerza ni nuestra debilidad se tienen en cuenta, pero el “yo” solitario, como el sol en los cielos, brilla resplandeciente en completa suficiencia. ¿Por qué entonces nos permitimos ser heridos calculando nuestras fuerzas y consultando con meros hombres? Dios tiene suficiente poder sin tomar prestado de nuestro brazo débil.


Para disfrutar de la paz, nuestros pensamientos incrédulos deben estar quietos, y debemos aprender que es el Señor quien reina. Ni siquiera hay un indicio de ayuda de ninguna fuente secundaria. El Señor no dice nada de amigos y ayudantes: Emprende la obra solo y no siente necesidad de brazos humanos para ayudarlo. Todas nuestras miras a su alrededor a compañeros y parientes son vanas; son cañas rotas si nos apoyamos en ellas, a menudo no dispuestas cuando son capaces, e incapaces cuando están dispuestas. Puesto que la promesa viene de Dios solamente, lo mejor es que esperemos sólo en Él; y cuando lo hacemos, nuestra expectativa nunca nos falla.

Padre Celestial, danos el valor de enfrentar cada nuevo día con todos sus desafíos. Recuérdanos que eres más grande que nuestra percepción de quién eres, y en todas las cosas, prevaleces. Amén.

Este devocional es una versión abreviada de Alistair Begg ¡Intachable! Sobre la verdad para la vida. Para leer el devocional completo, sigue este enlace.