Tema de la Semana: Las Marcas de un Verdadero Cristiano

Esta semana echaremos un vistazo a siete principios que se encuentran en Romanos 12 que describen las marcas de un verdadero cristiano. La intención de estudiar este pasaje no es condenarte o llevarte a la comparación. Por el contrario, solo deja que la enseñanza de Pablo te llene de un profundo y transformador anhelo de seguir con entusiasmo la vida que Dios quiere para ti. Pídele a Dios que te ayude a verte a ti mismo como él te ve, a ver la gracia que él ha puesto sobre tu vida por la sangre de Jesús, para que puedas caminar más plenamente en el poder y la unción del Espíritu. Abre tu corazón a Dios y déjalo hacer una gran obra en ti. Él está cerca, listo para formarte y moldearte para que seas un discípulo lleno de su increíble amor y motivado por él. Que esta semana puedas descubrir la gracia y la perspectiva de Dios al examinar tu vida a la luz de este poderoso pasaje de la Biblia.

Alégrate y llora con otros

Pasaje Bíblico: “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran”. Romanos 12:15

Devocional:    

¿Alguna vez has experimentado el amor y la compasión de alguien justo en el momento en que lo necesitabas? ¿Te has reído o alegrado con amigos o familiares cuando quisiste celebrar algo grande? O, ¿alguna vez has tenido al lado un amigo llorando contigo en un momento de gran prueba y dolor? En Romanos 12:15, Dios nos ordena: “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran”. Estamos llamados a ser las manos y los pies de Jesús porque su corazón está lleno de compasión por las personas. David ejemplifica esta verdad en el Salmo 30:11 cuando dice: “Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta”. Pasemos tiempo hoy encontrando el misericordioso corazón de Dios para su gente y aprendamos cómo podemos compartir mejor con los demás el amor que se nos ha mostrado a nosotros.

Como hijos de Dios, somos llamados a la comunidad. Estamos llamados a alejarnos del camino de la ambición egoísta y sacrificar nuestras vidas por los demás de la misma manera que Jesús lo hizo por nosotros. A menudo, esta vida de sacrificio requiere simplemente que estemos cerca y disponibles para aquellos que Dios ha colocado en nuestras vidas en cualquier necesidad que pudieran tener. Colosenses 3:12-13 dice: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”. Dios nos llama a vestirnos con su corazón. Nos pide que seamos embajadores suyos compartiendo su amor con los demás. Filipenses 2:3 dice: “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos”. Jesús consideró nuestra redención más importante que su propia vida y “se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!”. (Filipenses 2:8). Y nos pide que seamos como él.

Entonces, ¿cómo podemos vivir nuestras vidas como Jesús? ¿Cómo podemos hace mejor esto de “[alegrarnos] con lo que están alegres [y llorar] con los que lloran?”. Todo comienza con encontrarnos con el corazón de Dios. Solo al ver la increíble compasión y el amor que Dios tiene para ti, podrás tener su corazón para los demás.

2 Corintios 1:3-4 dice: “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. Estamos destinados a amar a los demás con ese amor desmedido de Dios por nosotros. Él no te pide que tengas compasión y misericordia con tus propias fuerzas. Él sabe que esos son dones que vienen del Espíritu trabajando en nuestras vidas. Tú y yo no podemos hacer nada por nosotros mismos. Para compartir verdaderamente el corazón de Dios necesitamos su ayuda, y eso comienza simplemente con pasar tiempo encontrándolo y comprendiendo quién es él.

Después de estar lleno del amor de Dios, debes elegir humillarte ante los demás y salir de tu zona de confort para bendecir a otros. La humildad requiere fuerza, valor y la ayuda del Espíritu Santo. El Espíritu siempre te ayudará a compartir el amor de Dios con alguien. Sigue su liderazgo, pídele tener su corazón para esas personas que te rodean y sigue adelante con un amor valiente. Si tu meta es ver el corazón de Dios proclamado a través de tu vida, experimentarás más gozo y propósito de lo que puedas imaginar. Ser una persona que da su propia vida por el bien de los demás te llenará de una paz y una pasión que ninguna otra cosa en la vida te podrán brindar. Dedica tiempo hoy a encontrar el corazón de Dios, y camina en obediencia a su mandamiento: “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran”. Si lo haces, te encontrarás hoy lleno del conocimiento del amor de Dios y satisfecho de saber que proclamas el amor de Dios a través de tu vida.

Guía de Oración: 

1. Medita en el amor de Dios por ti. Pídele a Dios que te muestre cómo se siente él con respecto a ti en este momento.

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. 2 Corintios 1:3-4

2. Ahora pide tener el corazón de Dios para alguien más hoy. ¿Quiénes necesitan que te regocijes con ellos? ¿Quiénes te necesitan para llorar con ellos?

“Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran”. Romanos 12:15

“Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros”. Juan 13:34

3. Ahora mismo en tu propio corazón, humíllate ante las personas que Dios te ha mostrado. Elige en tu propio corazón considerarlos más significativos que tú. Y comprométete a compartir el amor de Dios con ellos de cualquier manera que el Espíritu te guíe.

No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos”. Filipenses 2:3

“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”. Colosenses 3:12-13

Elige amar a la gente hoy en cualquier situación en la que te encuentres. Ya sea que estés conduciendo, conversando, trabajando o simplemente descansando con alguien, siempre puedes considerar a los demás como más significativos que tú. Siempre puedes mostrar a otros el amor de Dios. Y mientras más encuentres el corazón de Dios por ti mismo, más natural te resultará compartir su amor con los demás. Comparte la alegría de colaborar con Dios para ver su reino, fundado en el amor, venir a la tierra hoy. No existe una vida mejor para vivir que la que pasamos trabajando con nuestro Padre celestial.

Lectura Complementaria: 2 Corintios 1

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