El otro día escuche a algunos amigos, compañeros creyentes, lamentándose acerca de varios problemas de la vida de la iglesia cristiana americana. Uno de estos era la tendencia de algunas personas, en pequeños grupos, a responder un llamado de oración con un requerimiento de oración para un asunto "silencioso". Mis amigos suspiraron en exasperación y voltearon sus ojos. Una vez sostuve la misma perspectiva de ellos, pero he cambiado mi mente. El Señor sabe que necesitamos que un montón de cosas cambien en la cultura cristiana americana, pero el requerimiento de oración silenciosa no es una de ellas.

Para ser justos, ha pasado un largo tiempo desde que he escuchado a alguien pedir un requerimiento de oración sin especificar de esa manera, pero durante el curso de mi ministerio he escuchado acerca de esto un montón. Terminaría una clase de escuela dominical o un retiro con un grupo pequeño preguntando acerca de qué deberíamos orar, para tener una o dos personas decir la palabra "silenciosa". Creo que deberíamos escuchar más esto.

El requerimiento de una oración silenciosa es, casi todo el tiempo y ante todo una petición de oración genuina, opuesta a un medio de comunicar los hechos a otros. Todos hemos estado en reuniones de oraciones donde cada detalle de un tratamiento para una erupción en la piel de un niño que hace honor a las buenas calificaciones de la universidad se ofrecen con el tipo de especificaciones que, al menos algunas veces, parece más una carta de navidad o una publicación de Facebook que una petición a Dios.  

La persona que solicita el requerimiento "silencioso", es casi siempre alguien genuino aferrándose a una carga o a un dilema. La carga es tan grande que él o ella ni siquiera se sienten listos para hablar de lo que trata. ¿Por qué no querríamos eso? Cuando la biblia nos dice que "llevemos las cargas del otro" (Gálatas 6:2), ¿por qué no querríamos llevar la carga de no saber cómo hablar de la carga o si hacerlo o no?

Después de todo, a veces quien hace el requerimiento se encuentra lidiando con un sentido de vergüenza o pensando acerca de cómo orar por alguien más sin avergonzar a esa persona o sin convertirlo en el blanco para los chismes. De hecho, todos tenemos requerimientos de oraciones "silenciosas". Una persona podría pedirte orar por la adicción a la heroína de su tía Flossie, pero sería terrible hacerlo en el show de la radio del pueblo cristiano. Deberíamos confesar nuestros pecados unos a otros (Santiago 5:16), así que es bueno que un cristiano le pida a sus amigos o a sus pastores que oren por su lucha con la pornografía. Ella no debería hacer el mismo requerimiento ya que es líder de la iglesia infantil. Cuando pienso en cómo perdonar a aquellos que me han dañado, no puedo solicitar un requerimiento de oración que podría ser un ataque hacia aquellos que estoy tratando de perdonar. ¿Sería mejor no pedir ninguna oración?  

Pero más allá de eso, el requerimiento de oración silenciosa está alineado con la forma en la que las escrituras nos llaman a orar. Jesús nos enseña cómo pedir nuestro pan diario, pero nos dice que no sigamos y sigamos, como se piensa que son nuestras "tantas palabras" que llaman la atención de Dios (Mateo 5-13). Eso es en parte porque nuestro Padre conoce lo que necesitamos antes de pedirlo (Mateo 6:33) y él, a diferencia de Baal, no es llamado por cantos o teatro (1 Reyes 18:27-29, 36-38).

Dios nos llama a hacer nuestras peticiones conocidas a Dios (Filipenses 4:6), y es bueno hacerlo juntos. Pero a menudo no es solo que Dios sabe lo que necesitamos antes de pedir, sino que Dios sabe lo que necesitamos antes de que lo hagamos. A menudo no sabemos orar como deberíamos, Pablo nos enseña que "Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" (Romanos 8:26). La persona que pide un requerimiento de oración silenciosa puede estar simplemente pasando su proceso, tratando de comprender cómo orar y qué pedir. Quizás él o ella necesitan oraciones para ser capaces de orar. Esto no es una señal de individualismo evangélico desenfrenado sino lo opuesto. Además, el requerimiento de oración silenciosa es a menudo una confesión de falta de poder, de vulnerabilidad. Dios no desprecia eso, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo.

A menudo oramos para que Dios reviva su iglesia, para respirar vida en esos huesos muertos. Quizás un día él sabrá que lo está haciendo cuando sepa que nosotros nos estamos alcanzando unos a otros y con lágrimas en los ojos diciendo la palabra "silenciosa".